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verdad que hay algunos que aunque saben latin, son tan descuidados en el escribir, que ninguna diferencia hacen en escribir de una manera ó de otra; y todavía es mi opinion que la ignorancia de la lengua latina que en los tiempos pasados ha habido en España, ha sido muy principal causa para la negligencia que habemos tenido en escribir bien la lengua castellana (1).

MARCIO. Sin falta debe ser así; mas he notado en nuestras cartas que en algunos vocablos poneis a al principio y otras no, diciendo ceradado y aceradado, sentado y asentado, dónde y adónde, llegado y allegado, ruga y arruga, vezado y avezado (2).

VALDÉS. Si habeis mirado en ello, hallaréis que pongo a cuando el vocablo que precede acaba en consonante, y no la pongo cuando acaba en vocal; y así diciendo este refran, la pongo, diciendo Haz lo que tu amo te manda, y sientate con él á la mesa, y no asiéntate. Tambien éste El abad, de donde canta, de allí yanta, y no de adonde; pero si no precede vocal, veréis que siempre pongo la a, como aquí:

(1) Ésta es una gran verdad, hoy quizás más cierta que en la época en que era enunciada por el autor. Cuando se conoce bien el latin, y se leen y estudian nuestros buenos hablistas castellanos, se observa que casi todas sus principales bellezas de diccion son hijas, sabiéndolo ellos ó ignorándolo, de la lengua latina. La libertad que campea en su lenguaje, su armonía y rotundidad, y las licencias que usan, no son generalmente otra cosa que traslaciones ó imitaciones en castellano, de lo que era propio y peculiar del latin. Al contrario, la esclavitud del moderno castellano, su falta de vigor y de armonía, provienen indudablemente en gran parte de la sustitucion que se ha hecho en nuestros tiempos del frances por el latin.

(2) Cuando se añade la letra a á ciertas palabras, se comete la figura de diccion, llamada prótesis por los gramáticos. Antiguamente se usaba con más frecuencia que ahora, áun entre personas cultas. El uso, jus et norma loquendi, como dice Horacio, la sostiene en ciertas voces, habiéndola desterrado de otras, y hasta ha hecho variar por este apéndice inicial el significado de algunas.

¿Adónde irá el buey que no are? Y aquí, Allégate á buenos, y serás uno dellos.

TORRES. Mucha observancia es ésa, y mucho cuidado es menester para guardarla.

VALDÉS. Así es verdad; y áun por eso no os digo yo lo que otros hacen, sino lo que yo procuro guardar, deseando ilustrar y adornar mi lengua. El que no quisiere tomar este trabajo, déjelo estar; que no por eso se irá al infierno (1). TORRES. Bien está; pero vos juzgaréis que el que no guarda lo que vos guardais, no escribe bien castellano.

VALDÉS. Cuanto á eso, yo sé bien lo que haré.

MARCIO. A mí tanto no me suena bien una a que algunos de vosotros poneis en ciertas partes, como será diciendo A tan bueno; y como dice vuestro Cancionero general: ¡Oh! qué dichos á tan vanos! Yo no sé cómo os suena á vos esto, que nunca os lo veo usar.

VALDÉS. Pues eso os debe bastar por respuesta; y sabed que aquella a es superflua, y que en coplas la ponen por henchir el verso los ruines trovadores.

MARCIO. Bien me place eso; pero ¿por qué escribís trujo, escribiendo otros trajo?

VALDÉS. Porque es á mi ver más suave la pronunciacion, y porque así lo pronuncio desde que nací.

MARCIO. Vos ¿no veis que viene de traxit latino?

VALDÉS. Bien lo veo; pero cuando escribo castellano, no procuro de mirar cómo escribe el latino.

(1) Cuando las lenguas se encuentran en su período de elaboracion y de perfeccion, es sin duda loable, como hace el autor, el contribuir individualmente al mejor éxito de esta obra; pero cuando están ya perfectas y formadas, no es lícito á cualquier escritor, so pena de caer en una anarquía lingüística de consecuencias trascendentales, el alterar á su arbitrio el idioma. Las academias que existen en todos los pueblos cultos son las corporaciones encargadas del cuidado y conservacion del lenguaje.

TORRES. En eso teneis razon, porque yo siempre me acuerdo oir decir Fué la negra al baño, y trujo qué contar un año, y no trajo.

MARCIO. No oso admitiros este trujo.

VALDÉS. ¿Por qué?

MARCIO. Porque veo y siento que muchos cortesanos, caballeros y señores dicen y escriben trajo.

VALDÉS. Por la misma razon que ellos escriben su trajo, escribo yo mi trujo; vosotros tomad lo que quisiéredes.

MARCIO. Bien está; así lo harémos; pero decidme, ¿por qué vos poneis e donde otros ponen a?

VALDÉS. ¿En qué vocablos?

MARCIO. En éstos: decís rencor, por rancor; renacuajo, por ranacuajo; rebaño, por rabaño.

VALDÉS. Á esto no os sabré dar otra razon sino porque así me suena mejor; y he mirado que así escriben en Castilla los que se precian de escribir bien.

MARCIO. ¿Por qué en los vocablos que comienzan en es, unas veces poneis e, y otras no? ¿hacéislo por descuido, ó por observacion?

VALDÉS. Ántes es una de las cosas principales en que miro cuando escribo; porque no apruebo lo que hacen los que queriendo conformar la lengua castellana con la latina, en los semejantes vocablos quitan siempre la e donde la latina no la pone. Ni tampoco lo que hacen los que siempre la ponen, porque tengo por mejor para conservar la gentileza de mi lengua, hacer desta manera, que si el vocablo que precede acaba en e, no la pongo en el que sigue, y así digo: Casa desgremidores, y no de esgremidores; y El 80curro Descalona, y no de Escalona; y si el vocablo precedente no acaba en s, póngola en el que se sigue, y así digo: De los escarmentados salen los arteros (1).

(1) No hay razon alguna para aprobar esta innovacion, porque

MARCIO. Bien me satisface eso; y primor es digna de ser alabada; pero ¿á qué propósito poneis unas veces en esta, este, esto, e al principio y otras no, aunque el vocablo que precede no acabe en e?

VALDÉS. Yo os diré: porque, como sabeis, unas veces este, esta y esto son verbos y tienen una sinificacion, y otras veces son pronombres demostrativos, y tienen otra sinificacion. Hame parecido, por no hacer tropezar al lector, poner la e cuando son pronombres, porque el acento está en ella, y quitarla cuando son verbos, porque estando el acento en la última, si mirais en ello, la primera e casi no se pronuncia, aunque se escribe.

CORIOLANO. Mostradnos eso por algunos ejemplos.

VALDÉS. Soy contento: si tengo de escribir En salvo está el que repica, El que bien está no se mude, no escribo ésta; pero si tengo de escribir Si tras éste que ando mato, tres me faltan para cuatro; ó, Si desta escapo y no muero, nunca más bodas al cielo, no escribo esté, ni está.

CORIOLANO. Ya lo entiendo muy bien.

MARCIO. A la fe que es gentil primor éste, porque á mí tanto muchas veces me ha hecho tropezar leyendo el no saber así de presto conocer si aquel esta es pronombre, ó verbo, especialmente que algunas veces vienen á caer dos juntos, de los cuales el uno es pronombre y el otro verbo, que os hacen desatinar, como aquí: Está esta tierra tan estragada.

TORRES. No os puedo decir sino que aunque no lo he visto sino á vos, me parece bien; pero no me obligaria á guardarlo.

MARCIO. En eso vos haréis lo que quisiéredes; basta que

áun cuando se escriban las dos ee, no se pronuncia más que una, que se hace larga, y se conserva la natural ortografía, cuando de otra manera pareceria la segunda palabra diferente de lo que es en realidad; en suma, sería crear una dificultad más sin razon que la abo

nase.

os parezca bien. En algunos vocablos habemos mirado que algunos de vosotros poneis i donde otros ponen e.

VALDÉS. Decid algunos.

MARCIO. Vanedad ó vanidad; envernar ó invernar; escrebir ó escribir; aleviar ó aliviar; desfamar ó disfamar.

VALDÉS. Si bien habeis mirado en ello, en todos esos pongo yo siempre i, y no e, porque me parece mejor, y siempre la he usado así; y veo que los más primos en el escribir hacen lo mesmo. Los que hacen lo contrario, ¿por ventura es por descuido?

MARCIO. Por descuido no puede ser, porque Lebrija en su Vocabulario lo escribe con e.

VALDÉS. No me alegueis otra vez para la lengua castellana el autoridad de Lebrija, andaluz, que me haréis perder la paciencia.

MARCIO. Soy contento; pero tampoco vos no os atufeis porque el hombre os diga lo que le hace dudar, pues al fin se conforma con lo que vos decís.

VALDÉS. En eso tanto ninguna razon teneis; vos quereis que os sufra yo vuestras preguntas malas ó buenas, y no me quereis sufrir á mí mi cólera, sin razon ó con ella.

TORRES. Sea desta manera, que vos nos sufrais á nosotros nuestras preguntas, y nosotros os suframos á vos vuestra cólera: ¿sois contento?

VALDÉS. Contentísimo, porque os hago saber que para mi no hay igual tormento que no poderme enojar ó mostrar enojo, por lo que oigo ó veo, que no es segun mi fantasía.

MARCIO. Bien es que nos declareis vuestra condicion; y pues así es, dejad hacer á mí. ¿Cuál es mejor decir taxbique 6 texbique? ¿fraila ó freila? ¿trasquilar ó tresquilar?

VALDÉS. Yo, en estos vocablos y en los semejantes, por mejor tengo usar la a que la e; y si habeis mirado en ello, siempre la uso; y creo cierto hacen lo mesmo los que escriben con cuidado.

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