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LICENCIA DEL CONSEJO.

Don Miguel Fernandez Munilla, Secretario del Rey nuestro Señor, su Escribano de Cámara más antiguo, y de Gobierno del Consejo, Certifico: Que por los Señores de él se ha concedido licencia á Don Gregorio Mayáns y Siscár, Bibliotecario de su Majestad, para que por una vez pueda imprimir y vender un Libro que ha compuesto, cuyo título es: Origenes de la Lengua Española, con que la impresion se haga por el original que va rubricado y firmado al fin de mi firma, y que antes que se venda se traiga al Consejo dicho Libro impreso, junto con su original, y Certificacion del Corrector de estár conformes, para que se tase el precio á que se ha de vender, guardando en la impresion lo dispuesto y prevenido por las Leyes y Pragmáticas de estos Reinos. Y para que conste, lo firmé en Madrid, á veinte y cuatro de Marzo de mil setecientos y treinta y seis.

D. MIGUEL FERNANDEZ MUNILLA.

DIÁLOGO DE LAS LENGUAS).

MARCIO,
CORIOLANO,

VALDÉS,

TORRES.

MARCIO. Pues los mozos son idos á comer, y nos han dejado solos, ántes que venga alguno que nos estorbe, tornemos á hablar en lo que comencé á deciros esta mañana.

(1) Como es natural que los lectores de esta obra deseen saber quien sea su autor y en qué fecha se escribiera, datos ambos importantísimos, y que, cuando es posible, deben preceder indispensablemente á todo escrito, si, como dice Balmes en su Criterio, nos sirven sobremanera para ilustrar nuestros juicios, transcribimos á continuacion cuanto hemos podido averiguar sobre ambos puntos, no mucho en verdad, ni nuevo, ni decisivo, pero en suma lo bastante para acercarnos á la verdad, y en todo caso, lo que hasta ahora ha podido averiguarse con alguna certeza por literatos é historiadores.

D. Gregorio Mayans y Siscar dice (páginas 179, 180, tomo II de los Origenes de la lengua española, de la edicion de Madrid de 1737) que la copia de este Diálogo, que le sirvió de original en su impresion, es la misma que tuvo el historiador Jerónimo de Zurita, de cuya copia hizo mencion el Dr. Juan Francisco Andres de Ustarroz en los Progresos de la historia del reino de Aragon, que añadió y publicó el doctor Diego José Dormer, arcediano de Sobrarbe, en el cap. IV, donde se trata de Los vestigios de la librería manuscrita de Je

VALDÉS. No me acuerdo de qué cosa quereis decir.

MARCIO. ¿Cómo? ¿No os acordais que os dije cómo de aquello que habíamos platicado, me era venida á la memo

rónimo Zorita, núm. 27, cuyas palabras son éstas: DIÁLOGO DE LAS LENGUAS. Es obra muy curiosa y digna de la estampa, por ofrecerse en ella muchas reglas para hablar con perfeccion la lengua española. Escribióse en tiempo del emperador Cárlos V, y guarda este MS. el Conde de San Clemente. Despues fué á parar á la librería de un librero de Zaragoza con otros libros manuscritos muy preciosos, los cuales compró el Bibliotecario mayor del Rey en el mes de Marzo de 1736, y luego que lo vió, le pareció dignísimo de la luz pública y de ser dirigido á quien se debia tan precioso hallazgo. En este MS. faltaba una hoja, que no pudo suplir con ninguna diligencia, porque áun cuando de paso vió en la real librería de San Lorenzo una copia de este Diálogo, probablemente era un simple traslado, como lo indicaba el carácter de la letra, mucho más moderno, y el faltarle lo mismo, y ademas la primera hoja. Acudió á los índices, y no pudo rastrear indicio alguno del nombre del autor.

Pero la mejor obra didáctica en prosa, muy superior á las demas de este período (dice Ticknor al tratar de la época literaria que comienza nco el siglo XVI y termina con el XVII, en su History of spanish literature, impresa en Londres en 1863, vol. II, páginas 19, 21), aunque desconocida é inédita hasta dos siglos despues, es la conocida generalmente bajo del sencillo título de Diálogo de las lenguas, obra que en cualquiera época llamaria la atencion por la naturalidad y pureza de su estilo, y peculiar, por esta causa, de este período de elocuencia formal y ya perfecta. «Escribo, dice su autor, como hablo: solamente tengo cuidado de que los vocablos signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible, porque, á mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectacion.» Ignórase quién sustentaba una opinion tan verdadera, pero tan poco comun en este tiempo. Probablemente era Juan Valdés, personaje español que se distinguió por haber sido uno de los primeros que abrazaron las doctrinas de la reforma, y el primero indudablemente que hizo cuanto pudo por divulgarlas. Estudió en la universidad de Alcalá, y hubo de tener, durante una época de su vida, no escasa importancia política, siendo muy allegado al Emperador, y enviado por él, como secretario y consejero de Toledo, el gran virey de Nápoles. Ignórase cuál fué despues su vida; pero se sabe que murió en 1540, seis años antes

ria una honesta curiosidad, en la cual muchos dias há deseo platicar con vos?

VALDÉS. Ya me acuerdo. No tenía cosa más olvidada.

MARCIO. Pues nosotros, por obedeceros y serviros, habemos hablado esta mañana en lo que vos habeis querido, y muy cumplidamente os habemos respondido á todo lo que nos habeis preguntado; cosa justa es que, siendo vos tan cortes y bien criado con todo el mundo, como todos dicen que sois, lo seais tambien con nosotros, holgando que hablemos esta tarde en lo que más nos contentáre (1), respon

que intentase Cárlos V establecer la Inquisicion en Nápoles, por lo cual es de suponer que no sería molestado mientras desempeñó allí los cargos referidos.

y

Los interlocutores del Diálogo de las lenguas son dos españoles dos italianos, y el lugar en que se entabla, una casa de campo de la costa, cerca de Nápoles, versando, mediante una discusion ingeniosa, sobre el origen y carácter del castellano. Parte es erudito, aun cuando en ella incurra el autor en ciertos errores; á veces ofrece animacion é interes, y otras notable buen sentido y sana crítica. El personaje principal, el que explica y expone todo, se denomina Valdés; y así de esta circunstancia, como de algunos datos que ofrece el mismo Diálogo, puede inferirse que el partidario de la reforma es su autor, y que está escrito ántes de 1536, lo cual, á ser cierto, indica la causa de la obscuridad en que ha estado envuelto el MS., puesto que se trataba de un sectario de Lutero. De todas maneras, el Diálogo no se imprimió hasta 1737, por cuyo motivo, como modelo de estilo fácil y castizo, fué perdido para la época que lo produjo. Para nosotros es de la mayor importancia, porque manifiesta, con más claridad que ningun otro monumento literario de esta época, cuál era el estado del lenguaje español en el reinado del emperador Carlos V.....

(1) Que hablemos esta tarde en lo que más nos contentáre.

El uso del verbo hablar con la preposicion en, sustituida hoy por de, sobre, acerca, en cuanto á, etc., es de origen conocidamente latino, no hebraismo, como han sostenido algunos, ni por la analogía de este verbo con ocuparse, entretenerse, etc. Ya Ciceron dice in aliquam rem, lo mismo que nuestro autor, y así tambien Santa Teresa en La

diéndonos y satisfaciéndonos á las preguntas que os propornémos, como nosotros habemos hecho á las que vos nos habeis propuesto.

VALDÉS. Si no adornárades esta vuestra demanda con tanta retórica, liberalmente me ofreciera á obedeceros; ahora, viéndoos venir ataviado en vuestra demanda con tantas razones, sospechando me quereis meter en cualque cosa enojosa, no sé qué responderos, si primero no me decís claramente qué es lo que quereis de mí.

MARCIO. Lo primero que queremos es que, sin querer saber más, nos prometais ser obediente á lo que os demandá

remos.

VALDÉS. Confiando en vuestra discrecion, que no querréis cosa de mí que no sea razonable y honesta, os prometo de ser obediente.

MARCIO. No me contento con eso, y quiero que á todos tres nos deis vuestra fe que lo haréis ansí.

VALDÉS. ¿A qué propósito me quereis obligar tan estrechamente? ¿Habéisos, por aventura, concertado todos tres para meterme en cualque cosa enojosa? Hora, sús, sea lo que fuere, digo que os doy mi fe, que responderé como supiere á todo lo que esta tarde me querréis preguntar. ¿Estais contentos?

MARCIO. Yo, por mi parte, estoy contentísimo.

CORIOLANO. A mí harto me basta.

TORRES. Pues para mí no era menester más que la primera promesa.

VALDÉS. Sús, pues, comenzad á preguntar, que me teneis

Vida, cap. XXXVI, no hablaba en otra cosa; Cervantes, en el Quijote, parte I, lib. III, cap. XXVII, le habian hablado en su negocio como en cosa sabida, y Boscan en su introduccion al lib. II, cuando dice Estando un dia en Granada con el Novajero..... tratando con él en cosas de ingenio y de letras, y especialmente en las variedades de muchas lenguas.....

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