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JACINTO (calle do san).

No hallamos otra cosa que decir de esta calle, sino que arranca de la de Corders para ir á desembocar en la plaza de Isabel II.

JAIME I DE ARAGON (calle de).

Abrióse esta calle, que comienza en la plaza de la Constitucion ó de San Jaime y termina en la del Angel, con la doble mira de una mejora urbana y de una idea política. Como mejora urbana, se hizo una calle hermosa, con altas y soberbias casas, con lujosas tiendas y con mucha ventaja para el tránsito y comodidad del público. Como mira política, se tuvo la idea de facilitar la entrada á la plaza de San Jaime, punto que acostumbra servir de baluarte en las conmociones populares. Con la abertura de la calle de Jaime I y la prolongacion de la de Fernando VII, perdió la plaza de la Constitucion su importancia estratégica.

Cuando se abrió la calle que nos ocupa, desaparecieron otras y quedaron cortadas algunas que atravesaban el sitio hoy cruzado por esta. Entre las desaparecidas hay que contar la den Fivaller, dels Cofrers, den Xivinell y de las Molas, que todos estos nombres tuvo sucesivamente una misma, y la plazuela de las Cols ó de las Coles, que correspondia al punto de terminacion de la hoy calle de Jaime I, y en la cual desembocaban las del Aguila, Trompetas y bajada de la Leche.

Tambien en el estremo de dicha calle, por la plaza del Angel, ha

bia, antes de hacerse la apertura, la casa del gremio de los Merceros ó vendedores al pormenor, cuyo patron era san Julian.

Por lo que toca á la desaparecida plazuela de las Coles, importa decir algo de una tradicion histórica que recordaba su existencia. Dicen las antiguas crónicas de nuestro pais que, antes de haber en él soberanía independiente, era conde gobernador, nombrado por el rey franco, el caballero Wifredo de Arria ó de Riá. Yendo un dia este con su pequeño hijo Wifredo desde el Puche ó Podio de Santa María á otro lugar de Francia, fué asesinado por otro caballero llamado Salomon, el cual no tardó en ocupar el puesto de conde-gobernador de éste pais. Asegúrase que el niño Wifredo, testigo de la muerte de su padre, juró sobre el cadáver de este que no se habia de cortar el cabello ni las barbas hasta haber conseguido vengar su asesinato con la muerte del matador. Pasaron años y mas años sin que Wifredo olvidara su juramento de venganza, hasta que por fin se le presentó ocasion de cumplirlo.

Wifredo, á quien llamaban el velloso ó el velludo (Jofre '1 pelós en catalan) á causa de su larga cabellera y desmesurada barba, se concertó con otros caballeros amigos de su difunto padre, y con ellos salió un dia de casa de su madre la condesa Almira, dispuesto á matar al asesino de su padre doquiera que le hallase.

«Mostróse de esta suerte el gallardo mancebo á todos los de la ciudad, dice el cronista Pujades, y hasta al mismo Salomon, á quien halló bajo el castillo de la plaza llamada de las Coles, que conforme parece por antiguas escrituras, era aquella plazuela frontera de la plaza del Rey y al lado de la bajada del Horno de Busoto, al otro lado de la calle de la Daguería ó cuchillería. Este castillo fué un tiempo la casa de los Lalls de aquella generosa cepa que produjo á la madre de Luis de Boxadors, generosa y antigua familia que hoy la habita. Hallado que hubo el conde Wifredo á Salomon en dicha plaza, tan pronto como le encontró, metió mano á su espada, y con ella le hirió tan fuerte, que luego cayó en el suelo.»>

Sobre el mismo cadáver del conde Salomon fué proclamado Wifredo el velloso conde de Barcelona, siendo el primer soberano independiente que tuvo este pais, y datando de aquel dia la nacionalidad catalana.

Consignado este recuerdo, digamos algo ahora del nombre que lleva la moderna calle que nos ocupa. Túvose al abrirla el buen acierto de darle el de Jaime I de Aragon, en memoria de aquel cé

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