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<«<Solian residir y tener casa ó palacio en la calle mayor del Call en el castillo que llamamos de Hércules, el cual por algunos edificios antiguos que tuvo se vino á decir el Castillo Viejo. Solian estar en él las cárceles reales. Así lo he oido decir á mis padres que casaron en el año 1569, y moraron en aquellos dias y algun tiempo bajo de ́este castillo viejo en las casas de Gualbes de la Boquería, enfrente de las paredes nuevas del monasterio de la Trinidad: y que desde aquella casa, por una senda subterránea ó bóveda, pasaban á este castillo, y que se hallaban en él algunas estancias ó aposentos que todavía duraban, con muchas señales de cárceles que habia habido en aquel lugar. El doctor en derechos Jaime Dalmau, ciudadano honrado de Barcelona en el año 1559, celebrando Cortes en esta ciudad el rey Felipe II de Aragon, alcanzó de Su Majestad, que por estar este castillo arruinado y no ser de provecho á su real patrimonio, se le diese á censo; pero fué con espresa cláusula y condicion, que ni él ni los que le sucedieren se pudiesen llamar en algun tiempo por este dominio vizcondes de Barcelona. Por donde clara y evidentemente parece, y con mucha razon se puede decir, que este castillo era el vicecomital y de posesion de los vizcondes. Quiso despues este doctor en el año 1614 abrir la pared de una gran torre para ensanchar su casa dentro de este castillo y hacer de dos una, y hallaron dentro enterrados gran multitud de cuerpos de hombres muertos envueltos entre la tierra y el polvo. No sé si estos cadáveres eran de gentiles, moros ó cristianos, mas sí que se juzgaba y conjeturaba que se habria derribado la bóveda de arriba por d'esgracia, y que les habria cogido debajo, muerto y enterrado á un mismo tiempo. El cuándo esto aconteciese, solo Dios lo sabe.>>

Hasta aquí Pujades. A sus datos puede añadirse que mientras estuvieron en aquel castillo las cárceles reales, las cuales despues pasaron al arco que habia en la bajada de la cárcel y hoy se hallan en el que fué convento del seminario, estuvieron presos en ellas varios personajes ilustres, entre otros el príncipe de Salerno don Carlos, hijo de Carlos de Anjou ó Carlos de Sicilia, el cual, habiendo caido prisionero del ejército de Pedro el grande en Sicilia, fué trasladado á esta capital, despues de haberle salvado generosamente la vida la esposa de don Pedro.

Otro de los presos en este castillo fué don Jaime, hijo de don Jaime III el desdichado, rey de Mallorca. Perdió este la vida y la corona en la batalla de Llucmayor, y su vencedor don Pedro IV

el ceremonioso ó el del puñal se trajo prisionero al hijo de su víctima, sepultándole en los calabozos del castillo que nos ocupa.

Varias tentativas se hicieron para que aquel desgraciado príncipe recobrase la libertad, pero no se consiguió otra cosa con esto sino que el cruel don Pedro redoblase para su prisionero los rigores del cautiverio. Tenian cargo de la guarda del infante diversas personas de confianza que se renovaban cada semana; los guardas no se apartaban de él un solo instante durante el dia, y por la noche se le encerraba en una jaula de hierro donde tenia su cama, durmiendo el alcaide en el mismo aposento en que estaba la jaula. Mas de doce años gimió en tan triste encierro el hijo infeliz de la víctima de Llucmayor, hasta que por fin los amigos de la casa de Mallorca tramaron una conspiracion para procurarle la fuga, lo cual consiguieron el 1.° de mayo de 1362, libertándose milagrosamente el príncipe y consiguiendo llegar á Nápoles, donde fué acogido por la reina Juana I, que no tardó en darle su mano.

Bueno será advertir ahora que este castillo al cual ya hemos visto que Pujades llama el Viejo, no es sino, por lo contrario, el que nuestras crónicas llaman el Nuevo. El castillo Viejo era el Castrum vetus, en el cual estuvo la corte ó el tribunal del veguer, situado en la plaza del Trigo y hoy del Angel, al comenzar la llamada bajada de la cárcel. Ya de él no existe vestigio alguno, como tampoco del Nuevo, segun dejamos dicho.

Creen algunos, con fundamento, que este castillo era romano, habiendo sido renovado en tiempo del conde Borrell, segun la noticia de Monfar, y tambien tal vez en épocas posteriores, viniendo de aquí el llamársele Nuevo. En sus primeros tiempos debió ocupar gran estension y bubo de ser una gran fábrica, pues una de sus torres estaba en la calle de la Boquería, y en ella asegura la tradicion que estuvo presa la taumaturga barcelonesa santa Eulalia. Entre los anticuarios historiadores, dice Bofarull, se ha denominado siempre este castillo torre de Caton, por creerse que, despues de la guerra de los lacetanos, durante la cual estuvo Marco Porcio Caton en Barcelona, quiso este, aprovechando la paz, ilustrar la ciudad con edificios que recordaran su nombre, siendo uno de ellos, y acaso el único, el gran castillo.

En la Rúbrica de Bruniquer se lee el siguiente dato :

«El 6 de junio de 1553 se cayó el castillo nuevo, cerca el Call, y derribó una casa que tenia enfrente.»>

TOMO I.

22

Otro de los recuerdos que inspira el Call es el de un hecho funestamente célebre. Queremos aludir á la matanza de los judíos en 1391.

El 9 de agosto de dicho año movióse gran tumulto en Barcelona, y el pueblo invadió la aljama, cegado por un falso celo religioso, entregándose á toda clase de escesos. Las casas de los judíos fueron pasadas à saco, y muchos de ellos miserablemente asesinados. Refugiáronse los infelices hebreos en el castillo Nuevo, abandonando sus moradas al furor y codicia de las turbas, pero ni aun allí tuvieron seguro asilo. El populacho, espoleado por el fanatismo religioso que es el mas ciego de los fanatismos, asaltó el castillo, y solo á duras penas los judíos alli refugiados pudieron salvar su vida en cambio del bautismo que se apresuraron á recibir.

Cuando las autoridades populares pudieron dominar el tumulto y restablecer el órden, trescientos cadáveres atestiguaban en la aljama y en el castillo Nuevo la ferocidad y rabia del populacho.

Muchos de los perturbadores fueron presos y rigurosamente castigados, y por orden del rey don Juan se mandó devolver á los israelitas todas las franquezas, libertades y privilegios de que anteriormente gozaban, eximiéndoles de tributos por tres años, y entre ellos del de proveer á la manutencion de la casa de fieras de Barcelona que corria por cuenta de la aljama. Sin embargo, desde 1392, que fué cuando se dictaron estas medidas, la aljama ó barrio de los judios quedó abierta con comunicacion para los cristianos.

La aljama de Barcelona, que ocupaba todo el espacio que se ha dicho, venia á formar un barrio aislado, no obstante tener contiguas las propiedades de los cristianos, las paredes de cuyas mismas casas les servian de muros. Tenia dos puertas ó entradas principales, una de ellas por el arco que habia enfrente del Castillo Nuevo, llamado posteriormente de San Ramon, y cuyo derribo ha tenido lugar en estos últimos años. Otra de sus entradas estaba en la calle de los Baños, donde hoy existe la bajada de Santa Eulalia. Era un barrio muy poblado y su interior se veia cruzado por varias calles, algunas de las cuales han ya del todo desaparecido, quedando subsistentes otras como la que hoy se llama de Santo Domingo, y entonces de la Sinagoga mayor ó de las carnicerías porque en ella estaba el templo principal de la religion judaica, y á su extremo se alzaba la casa ó tienda en donde se vendia la carne. La aljama barcelonesa tenia otros edificios públicos, como eran una segunda

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