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nismo que tuvo una influencia tan considerable en espiritualizar el linage humano, y que mirado como sistema filosófico puede considerarse como la suma potencia á que ha podido elevarse el sistema de Platon. Entró despues el escolasticismo á revivir, ó mejor dicho á hacer degenerar las doctrinas de Aristóteles: la obra del escolasticismo fué sustituir la forma á la sustancia, y no dar forma á la sustancia como se propusiera el Estagirita: fué desterrar las cosas, y entronizar las palabras. Llegados á este término los filósofos, ¿cómo habia de existir la ciencia? ¿Cómo habia de creerse que existiese en la observacion de la naturaleza? Así que no es estraño que arribasen al punto de considerar á la Teología y la Jurisprudencia como las facultades por escelencia, bien que la Teología lo sea por la sublimidad de su objeto, dando desde luego un lugar distinguido, como el instrumento mas á propósito, como el arma indispensable para las contiendas literarias á la Dialectica, no precisamente á Lógica, y á la Metafisica, no precisamente á la Sicología; tratábase de vencer no de convencer. Apénas si se concedió un rincon á las ciencias naturales en el artificioso andamio del escolasticismo: todavía se notan vestigios de lo que fué: todavía se apellidan maestros en artes á los doctores en Filosofia. Y á la verdad que poco se perdia con empezar por la Lógica ó por la Física; porque todo era una maleza de frívolas palabrillas y distinciones ó un caos confuso de especulaciones metafisicas. (11) Hasta que vino al mundo el gran Verulamio para cortar con su pujante hacha tan enmarañada espesura, y con su antorcha refulgente alumbrar el camino que siempre va derecho á la verdad. De entónces acá datan los verdaderos progresos en todos los ramos del saber humano: sin que pretenda yo por un instante que los antiguos no adelantasen así en las ciencias como en las artes: (pues en estas ¿quién podrá acercarse á los griegos?) lo único que se deduce de lo dicho es, que no adelantaron todo lo que con su genio hubieran alcanzado, y aun se retrogradó de veras, pues hay mucha distancia entre los fundadores de la Filosofia griega, y los campeones del escolasticismo en cuyas manos degeneró hasta la buena semilla que en si llevaba la ciencia griega. Despues de Bacon no solo principiaron á estudiarse las ciencias por el debido método, sino con la debida separacion: tanto mas necesaria cuanto la mies iba siendo mas abundante. Así es que en todas partes se fundaron nuevas cátedras y se reformaron las antiguas, apareciendo los Cartesios, los Galileos, los Newtones, los Leibnitz, y dividiéndose y subdivi

(11) Tampoco debe echarse en olvido como otra causa de descrédito para las ciencias naturales en la edad media, el haber caido los pocos conocimientos esperimentales que se poseian en manos de gentes como los alquimistas, mágicos, y otros tales de este jaez.—Me queda el sentimiento que por consultar la brevedad he tratado este asunto como à saltos; pero advierta el lector que mas hubiera querido andar naturalmente que saltar: los límites de este papel no me permiten otra cosa.

diéndose cada vez mas los ramos del saber en manos de sus diversos cultivadores hasta el punto que vemos hoy por toda Europa. España empero no sintió tan presto los saludables efectos de tan fundamental reforma: estaba en su suelo harto arraigado el árbol del escolasticismo por várias causas especiales, que es cosa mas larga de contar, para que fuera fácil empresa el estirparlo; mas al fin llegaron á ella tambien los derrames de aquel torrente; siendo entre otras no débil prueba, apesar de lo establecido en sus Universidades, la prevencion del reglamento dado por la direccion general de estudios en 1825 para los colegios de Humanidades sobre cursar sus alumnos las ciencias naturales y matemáticas primero que las intelectuales y morales: (12) reglamento que se nos mandó tener á la vista, por la misma Real disposicion para conformar á él nuestro plan; y esta fué otra de las razones, bien que filosóficamente no tan fuerte como las anteriores, de que se hizo mérito en mi citada Advertencia. Es causa pues la presente, pasada en autoridad de cosa juzgada en todo el ámbito de la culta Europa.

Y pareciéndome con lo espuesto, no agotada, que no lo quedaria en un volúmen, pero si suficientemente examinada la cuęstion, omitiré recorrer una por una, otras especies que figuran en el comunicado. Ha sido mi ánimo hacer desaparecer en mi contestacion, ó sea mas bien esposicion, hasta la sombra de las personas para dejar el campo franco á las cosas: sobre una tan solo que me es personal osaré llamar la atencion, y eso en gracia de la justicia y del respeto que debo al público. Trátase de patentizar que no de ahora sino de muy atrás nie ha guiado en la adopcion de mis ideas el espíritu de exámen, y no la mera consideracion de ser invenciones modernas. Bien veo que el autor del comunicado no lo dice precisamente por mí (pues léjos de ello me prodiga escesivos elogios) sino mas bien por los otros individuos con quienes habia ántes empeñado el combate. Diré mas: á no haber estado persuadido por el tenor de su mismo papel, de su completa buena fe, de su síncero deseo por hallar la verdad, yo me hubiera abstenido de empuñar la pluma. Cabalmente conociendo yo la propension de la juventud á traspasarse á los estremos, quise poner un valladar Hamándole la atencion sobre el valor que merecen muchas de las ideas de los antiguos; repetidas pruebas de ello se encontrarán en el discurso de mi Elenco, y señaladamente en la proposicion 16 y en la 97 donde se lee:,,El silogismo no es mas que una forma del ,,discurso, ó un medio para la deduccion. Por consiguiente no de,cimos de él ni todo el bien que le atribuyeron los escolásticos, ni ,,todo el mal que le acumulan los modernos. El escolasticismo que

(12) En España misma, desde el siglo pasado ya se enseñaban las ciencias fisicas con entera independencia de las intelectuales, esto es, separadamente y sin preceder la Lògica: testigos los colegios de los cuerpos facultativos: otro testigo: el instituto asturino.

,,dó derrocado; y una revolucion verdadera siempre se escede en ,,su primer fervor. El tiempo es el que de todo hace justicia," Y la 97.-,,Es tambien una vulgaridad despreciar lo que dijeron los fi,,lósofos antiguos cuando no lo podemos comprender (que es el non ,,plus de la imparcialidad, si no es que peca en sobra de respeto). Mas de una vez nos ha enseñado la esperiencia que sus palabras ,,bajo el velo de la paradoja, envuelven grandes conceptos y pro,,fundas observaciones." En el citado Elenco se notará tan pronto defendida una opinion de Cartesio como impugnada otra; tan pronto estar del lado de los espiritualistas como de los sensualistas; ora aplaudiendo á los ideólogos, ora modificando, ora restringiendo, ora refutando sus doctrinas: en resolucion se ha procurado, pero con alma, vida y corazon, inspirar á la juventud el verdadero espíritu de la crítica filosófica, hasta el punto de predicarle con el consejo y el ejemplo;,,que un profesor entendido y de conciencia debe ,,proporcionar á sus alumnos los medios de juzgarle acostumbrán,,dolos á apelar á sus propias observaciones:" (véase la proposicion 95),,que el filósofo jamas debe prodigar su admiracion para ,,no hacerla degenerar en culto." (proposicion 96),,que no obs,,tante de parecer escusado el dictar precauciones contra la autori ,,dad en medio del siglo XIX, todavía se les repite y les inculca que ,,la autoridad es un protéo que se presenta bajo mil formas para ,,ejercer su maligna influencia: la novedad, la moda, el espíritu del ,,siglo, la ligereza, la presuncion, el amor propio no son mas que ,,ropages con que se viste la autoridad para avasallar nuestra ra,,zon." (Proposicion 94.) ¿Y quién puede dudar que el mas acérrimo enemigo de la reforma propuesta es la misma fantasma de la autoridad, apoyada en el derecho de prescripcion inmemorial á falta de otros títulos de mejor categoría? ¿Porque á nadie ni aun á los mismos opositores al nuevo plan, repugna ni ha repugnado que se enseñen las Matemáticas primero que las ciencias morales? porque habia tiempo que así se enseñaban.

Es necesario tener ya la razon sumamente fortificada para poder sacudir el yugo de la autoridad en cualquiera forma que se presente ¿y qué forma mas temible para el endeble entendimiento de los discípulos que las palabras del maestro? La autoridad es una planta que tiene su semilla en el corazon del hombre: ella le es tan característica como su misma fragilidad: el que no sabe andar es necesario que se apoye en el que ya camina, el que no ve bien claro necesita de guia que le alumbre. ¡Cuántas veces nos hemos burlado del magister dixit de los Pitagóricos, sin reparar que envuelve un documento precioso en la historia primitiva del espíritu humano! A los maestros se debe respeto; pero no fe. Lo primero está en el órden de la naturaleza, lo segundo ya está fuera de él: el principio es ùtil; la exageracion perjudicial. Mi ánimo ha sido á

un tiempo demoler la autoridad, y poner coto á la presuncion. Yo quisiera contribuir con mi óbolo para afincar el imperio de la razon, y ningun principio me parece mas adecuado al caso ni reasume mejor el espíritu de esta discusion, que el mismo que dictó mi Elenco; desde cuya portada hasta su fin no se lee otra cosa bajo diversas formas, sino,,Obest enim plerumque iis qui discere volunt auctoritas eorum qui docent."-Habana y Junio 8 de 1838.

APUNTES

PARA LA HISTORIA DE LA ISLA DE CUBA.

Aunque en nuestro número 17 y subsecuentes hemos dado una noticia del sitio y toma de esta plaza de la Habana por las tropas de S. M. B., traducida de originales ingleses, nos ha parecido conveniente relatar este mismo suceso, con las particularidades que lo hallamos escrito por nuestros antepasados, en que se incluyen circunstancias que allí no constan, y que por su importancia deben ocupar un lugar distinguido en nuestras páginas.

Sitio y toma de esta plaza por los ingleses.

Parece que á principios del año de 1762 ya se tenian en la Habana fundados temores de que los ingleses preparaban un armamento para la invasion de esta plaza, y aunque su Gobernador y Capitan general, que era entonces el mariscal de campo D. Juan de Prado Porto-Carrero, noticioso de tales preparativos, habia tomado ciertas providencias públicas y secretas, de las cuales algunas eran saber los hombres capaces de tomar las armas en el pais, y tambien los esclavos que podian destinarse á este objeto, sin embargo nunca dió crédito á la realidad de la invasion. Hallábase aquí de tránsito el Teniente general conde de Superunda y el mariscal de campo D. Diego Tabares, con quienes los gefes de tierra y mar, con los demas oficiales de graduacion tuvieron várias juntas; y aunque mucho se discutió sobre prevenciones importantes para poner la plaza en estado respetable de defensa, nada se redujo á práctica, ni jamas el Gobernador mostró estar convencido de la venida de los ingleses. Como tres meses duró esta irresolucion, hasta que el dia 6 de junio se tocó por barlovento una armada como de 250 velas, que todos creyeron la espedicion anunciada; escepto D. Juan de Prado, que supuso ser algun convoy de la Jamaica que hacia por desembocar. Empero, el pasó al Morro aquella mañana á observar los movimientos de la armada; y

como cuando bajó de la fortaleza encontrase la plaza sobre las armas, por orden del Teniente Rey D. Dionisio Soler; desaprobó semejante determinacion graduándola de imprudente, y dispuso que las tropas volviesen á sus cuarteles. Pero despues del mediodia dieron parte del Morro, que los navíos arribaban sobre la costa; y que segun sus maniobras iban á desembarcar tropa. Entónces mandó el Gobernador tocar al arma, acaso confundido de su incredulidad. La consternacion fué inesplicable al clamor de las campanas y estallido de los cañones, en medio de tanta desprevencion. Los vecinos que tenian armas acudieron con ellas, y los que no, se presentaron á pedirlas en la Sala Real, donde solo se encontraron como 3,500 fusiles, muchísimos descompuestos, algunas carabinas, sables y bayonetas, que se distribuyeron, viniendo á quedar por último mucha gente desarmada por falta de los aperos necesarios. Comenzáronse de nuevo las juntas compuestas del Gobernador, el Teniente Rey, el general de Marina marques del Real Transporte, el comisario D. Lorenzo Montalvo y el mariscal de campo D. Diego Tabares. Encargóse al coronel D. Cárlos Caro, resistir el desembarco por las playas de Cogímar y Bacuranao, donde el enemigo amenazaba; agregándose á su regimiento de Edimburgo el resto de la caballería de la plaza, várias compañías de infantería de ejército y milicia, y algunos lanceros del campo, componiendo todos hasta el número de 3.000 hombres; y al mismo tiempo se dispuso guarnecer de artillería la Cabaña. El dia 7 amanecieron en línea sobre el puerto los bajeles enemigos, de modo que pudieron contarse hasta 140. Despues se dividieron, y los que tomaron para barlovento rompieron el fuego desde el mediodia contra los fuertes de Bacuranao y Cogímar, que demolieron sin dificultad por su debilidad y escasa defensa, y continuaron batiendo el monte con metralla y bala hasta efectuar el desembarco de 8 á 10.000 hombres, parte de los cuales tomaron la villa de Guanabacoa sin mucha resistencia al siguiente dia, retirándose á la Habana el coronel Caro, que con las tropas de su mando la habia defendido. Este mismo dia fué grande la congoja del pueblo, causada por la entrada en dicha villa de los ingleses, cuyas banderas se vieron allí tremolar, y por el mandato del gobierno, para que sin pérdida de momento saliesen de la plaza para los campos todos los religiosos de ambos sexos, las mugeres y los niños, lo que se ejecutó sin permitir en las puertas de Tierra, que en clase de hombres pasasen ni aun los criados precisos para la conduccion de los equipages. Al mismo tiempo se destacó un piquete de 100 hombres al mando de un capitan, para escolta de las monjas. Aquel propio dia se mandaron incendiar los barrios estramuros, cuya estension de llamas publicaba la miseria de innumerables familias desgraciadas que vieron reducidos á cenizas sus

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