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tria, la ciudad de Sevilla: extractó buen número de escrituras inéditas, como el testamento que cita del Rey D. Juan I, á la sazon no publicado, recogió documentos genealógicos tan poco disfrutados como los dos tratados que menciona de los Ayalas y Carrillos, el Nobiliario del conde D. Pedro de Portugal y otras memorias recónditas; y con estos auxilios ilustró cuanto pudo las crónicas que se propuso.

No sabemos si extendió á todas este insigne beneficio, ni si emprendió estos trabajos con ánimo de comunicarlos al público. Tal vez seria su ánimo reservarlos para su uso, sin propósito de darlos á luz. Que no eran indignos de ella, es lo que puede asegurarse con alguna satisfaccion. Las notas anteriores á la del cap. 293, año XX de la Crónica del Rey D. Juan II las tenia ya puestas cuando aun vivia y era Señor de Grajal el ilustre Juan de Vega, que despues de haber servido los grandes empleos de virey de Sicilia y de Navarra, murió presidente de Castilla en 19 de diciembre de 1558, como atestigua D. Antonio Martinez Salazar, con vista de los papeles de su propia secretaría del Gobierno del Consejo, y los del archivo de él (1). Y en la nota al cap. 186, del año XIII, cita las que habia hecho á la Crónica del Rey D. Juan 1; pero estas no sabemos el rumbo que habrán llevado. Tal vez descansarán retraidas en los estantes de alguna bien cerrada librería, que excitada ahora con este requerimiento descubra sus senos y las quiera entregar á las manos del público. ¡Oh! Dios quiera que sea así, y que nuestros pecados no lo desmerezcan.

(1) Coleccion de noticias del Gobierno del Consejo, impresa con mucho esmero en Madrid, año 1764, pág. 55.

Por ahora solo de las sobrepuestas á la del Rey Don Juan II, que gozamos originales, y presentamos al pié de la letra, podrémos hablar con fundamento y con noticia. Ellas por la mayor parte son genealógicas, y así no poco importantes á las grandes familias que tienen memoria en la crónica. Por ese tiempo en que Bravo las dictó, era preciso que fuesen distinguidamente apreciables, porque entónces aun no se habia cultivado en Castilla la ciencia importante de las genealogías con el esmero y arte que empezó mucho despues, y acaso acabó en el incomparable D. Luis de Salazar, tan honrador de esta delicada profesion y del sugeto de ella, la nobleza de España, que no es decible lo que una y otra le deben (1). Sin embargo, los progresos de este sabio aun en el dia no hacen inútiles las tareas del erudito sevillano. Antes creo los mejoran; y que si escribiera hoy el famoso D. Luis de Salazar, recibiera sus advertencias con mucho gusto y emendara varias cosas que por falta de luces no salieron á su modo. Contribuye en fin á la ilustracion de dicha crónica; y esto basta para que hoy que ésta se vuelve á imprimir con realces y accesiones estimabilísimas que nunca tuvo, no queden fuera de su compañía, espuestas, como hasta aquí, á la desgracia de perecer.

Las damos, pues, como son en sí mismas, guardado el estilo, y solo variada la ortografía, que ya hoy no es de momento. Tal vez para mayor ilustracion de algunas de ellas, ó de la misma crónica, ingerimos nuestras propias adiciones, produciendo en ellas, ya noticias conducentes,

(1) El mismo, para vindicarse de una injuria, recoge los elogios que le habian dado varios doctos hasta el año 1525, en aquella su discreta y sazonada apologia que tituló Satisfaccion de seda á cargos de esparto, pág. 74 y 75.

ya documentos inéditos, de que no nos pareció justo defraudar al público, teniéndolas nosotros preordenadas. En ocasiones agregamos las notas de dos anónimos, existentes las del uno en el mismo ejemplar, que fué del uso de Lope Bravo, y las del otro, en distinto ejemplar de la misma edicion, que fué del nuestro. Pero estas son pocas, y unas y otras van distinguidas. Las de estos anónimos llevan cada una al fin una A, en señal de que son suyas; las mias acaban con la F, inicial de mi apellido; y las de Bravo, con la B. principio del suyo.

El mayor trabajo de Lope Bravo está en el cotejo que hizo del tratado de las Generaciones y Semblanzas de los Claros varones de Fernan Perez de Guzman, señor de Batres (incorporado á esta crónica en la citada edicion de Logroño de 1517) con otra que del mismo tratado se babia hecho anteriormente en esta ciudad de Valladolid, á solicitud del comendador Cristóbal de Santistéban, regidor de ella, año 1512, juntamente con lo restante del Mar de Historias del mismo autor Fernan Perez, del cual es parte el tratado de las Generaciones y no obra de por sí, como se creyó hasta hoy. Este punto necesita explicacion, porque en el público hay muy poca noticia del Mar de Historias y de su edicion con inclusion del tratado.

Entre las muchas obras de escogida literatura que compuso el insigne crítico é ilustre caballero Fernan Perez de Guzman, señor de Batres, fué una (y por ventura la principal y de mas sustancia), la que él tituló Mar de Historias, cuyo objeto y planta verémos despues. De esta obra principalísima era parte el tratado que nombramos de las Generaciones y Semblanzas de los Claros varones de Castilla que él alcanzó: y así anduvo con ella, como la parte con su todo, hasta que el doctor Galindez le se

paró para la edicion de 1517. Consta que el Tratado le escribia Fernan Perez en el año 1450, como él lo expresa al cap. 4 en que forma el elogio de D. Enrique III. Con que si el Tratado es porcion del Mar de Historias, esta obra debe tener la misma fecha. Imprimióse el Mar como se ha dicho y con él el Tratado su miembro, en esta ciudad de Valladolid, en tomo en folio, el año 1512, por el citado comendador Cristóbal de Santistéban, cuyas memorias duran aun en las alteraciones populares del tiempo de Cárlos V (1). Este caballero editor dedicó la impresion á D. Martin de Angulo, obispo de Córdoba, y á la sazon presidente de esta Chancillería, ilustre, como él dice, en sangre y letras.

Es preciso convenir en que la citada edicion y aun la obra misma del Mar de Historias son rarísimas. Así puede inferirse de que habiéndose impreso en esta ciudad, donde el número de librerías excede al de sus comu

(1) Sandoval en la Hist. de Cárlos V, lib. 6, §. 2, y lib. 8, S. 11, año 1520, pone algunas noticias del comendador Cristóbal de Santisteban, regidor de Valladolid, y del apuro en que se vió con las gentes tumultuadas de la ciudad. Parece fué caballero erudito y acaso será suyo el manuscrito de las cosas de aquel tiempo, de autor anónimo que este cita, llamándole hijo de Valladolid, testigo de vista y participante de las desgracias que ocasionó el alboroto. Véase en el cit. lib. 6, §. 2 y 10, lib. 8, §. 40 al fin, y §. 44, tomo I.-D. Nicolás Antonio, que no conoció el verdadero autor del Mar de Historias, le atribuye á Santisteban, y con este motivo da noticia de otra obra suya de que yo no la tenia: Christophorus (dice) de Santistevan, Pincianæ urbis Decurio, Eques ordinis . . . et commendatarius de Viczma, scripsit sub Regibus Catholicis Ferdinando et Elisabetha-Mar de Historias. Item-Tratado de la sucesion de Gerusalem, Nápoles, Sicilia y provincias de Pulla y Calabria. Cæsarangustæ 1503, in 4.o, Biblioth. nov., tomo I, pág. 192, col. 1. No dice mas, y ya tratarémos luego de esto.

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nidades que no es corto), no se conserva en ellas ejemplar alguno, á lo menos á mí no me ha sido posible descubrirle hasta ahora, por mas que me he fatigado en revolverlas á menudo. No sé si adelante aflojará su ceño la fortuna, pero hasta el dia no hay novedad. Parecerá paradoja; y es cierto que ello parece que va fuera de los límites del crédito, pero nada mas deseamos que el que alguno nos desmienta. Dirá quien lo escuche: ¿Qué? Entre tantas comunidades como pueblan (ó despueblan) á Valladolid, ni una siquiera guardó un ejemplar del libro exquisito que se imprimió á la frente de sus ojos? Difícil es de creer, y al parecer repugnante; pero yo acolo con el mejor testigo, que es el suceso.

Solo en el índice de una se halló noticia de haber estado en ella el Mar de Historias de Fernan Perez de Guz man en un tomo folio; pero despues no sé á que tiempo desapareció al tiempo precisamente en que le necesitábamos.

Aun los autores que trataron de intento la literatura de Fernan Perez y formaron catálogo de sus obras, pasaron entre ellas en silencio la presente, sin duda porque no la conocieron: como sucedió á D. Nicolás Antonio, que vimos en la nota antecedente la aplicó al comendador Santisteban, que no fué mas que editor: á los PP. Sarmiento y Florez, y al erúdito anónimo que en 1775 nos dió la esmerada edicion del Centon Epistolario del Bachiller Ciudad Real, este tratado de las Semblanzas de Fernan Perez y los Claros varones y Cartas del Secretario Pulgar, con las vidas de todos tres, la razon de sus escritos y otras apreciables anécdotas que el público le agradece. Bien que no es esta la única obra de Fernan Perez que estos doctos omitieron, pues tengo à la vista

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