Imágenes de página
PDF
ePub
[ocr errors]

tiempo que aquí puso el doctor Carvajal con sus adicio«nes que yo noté donde dice doctor. El cual libro de Mar « de historias hizo imprimir en Valladolid el año de 1512, << el comendador Cristóbal de Santisteban, comendador « de Biezma, regidor de Valladolid, dirigido al Reveren<< dísimo señor D. Martin de Angulo, ilustre en sangre y <<< letras, dignísimo obispo de Córdoba, presidente de la «< córte y chancillería Real que reside en Valladolid, del Consejo de la Reina nuestra Señora, con privilegio de <«< cinco años." Tal es literalmente la nota de Lope Bravo puesta en este lugar.

Esta obra ó bien sea coleccion llamada Mar de historias se ha hecho ya tan rara que apenas se encuentra de ella sino rarísimo ejemplar (1); y como en esta ciudad no se hubiese podido descubrir mas que la noticia de haber existido uno en cierta librería, en cuyo índice antiguo se

(1) Citaron este rarisimo libro, como obra de Fernan Perez de Guzman, D. Gonzalo Argote de Molina en la Sucesion de los Manueles que puso al principio de su edicion del libro del Conde Lucanor del Príncipe D. Juan Munuel, en Sevilla, año 1575, suces. 3.*, y en la Nobleza de Andalucía (allí año 1588) fol. 49-Y por él D. Antonio de Leon Pinelo en el discurso de los Avellanedas al principio del libro de los Velos ó exposicion de la pragmática de las Tapadas pág. 28 (contando desde la portada, porque no está númerado); el P. Gabriel de Henao, Antigüedad. de Cantabria tom. 1.o, pág. 175, núm. 1. y pág. 177, núm. 4, impreso en Salamanca año 1689; Gil Gonzalez Dávila, Histor. de D. Felipe III, pág. 212, donde refiere algunos autores que escribieron sobre estatutos de limpieza y entre ellos à Fernan Perez de Guzman en el Mar de historias en la vida de San Pedro de Santa María; asi tiene (por Don Pablo de Santa María) un escritor indiligente y sin esmero, que enviaba los borradores á la imprenta y despues no los volvia á corregir, de que viene la inutilidad y mendacidad de casi todos sus escritos para no poder fiarnos de cosa que contengan. Ultimamente Gaspar de Uriarte, valisoletano, en sus adiciones mistas á la

apuntó, por lo que podia interesar á Monfort la noticia de aquella edicion de los Claros varones de Guzman anterior á la del señor Galindez, cuando se supo, vuelvo á decir que tenia bajo la prensa la crónica del Rey Don Juan II, á que es consiguiente andar unido el tratado, se le previno por medio de dicho su hijo con insercion literal de dicha nota y otras noticias del autor de ella, todo en un papel de siete hojas (no trece), que devolvió por habérselo así encargado el bienhechor de Valladolid; á fin de que con aquella luz se ingeniase procurando rastrear y haber á las manos algun ejemplar de la tal rara oora por Valencia ó Madrid, y enterarse á que se reducia si era cierto estar incluidos los Claros varones y hacer con ellos un nuevo cotejo semejante al de Bravo, para mostrar al público las variantes que hubiese de aquella edicion á la de Galindez y lo que pudiese mejorar la suya, como la obra es en sí misma excelente, siempre estimadísima, y por quien la hizo y por lo que ella se merece, digna de poner cualquier fatiga en su mayor ilustracion.

historia (tambien mista) de Vallad, del regidor Juan Antolinez de Búrgos, por los años 1646, dijo así: "El primero que escribió « de los Estatutos de limpieza, fué Cristóbal de Santisteban, veciano y regidor de Valladolid, comendador de Biezma en la historia « que intituló Mar de historias en la vida de D. Pablo de Santa << María, obispo de Cartajena." Este dió por autor al editor mirando solo á la portada y nada mas; y lo mismo parece sucedió á D. Nicolás Antonio que en el tom. 1.o de la Biblioth nov., pág. 192, col. 1., aplica á Santisteban el Mar de historias, con otra obra ciertamente suya, impresa en Zaragoza año 1503-De Santisteban podria yo dar muchas memorias, Vea el que guste al Sr. Sandoval, Histor. de Cárlos V, lib. 6, §. 2 y 10, y lib. 8, §. 11, 40 y 44, año 1520, donde refiere lo que él y su casa padecieron por su fidelidad en las turbulencias de las Comunidades.

En efecto le aprovechó la noticia; despertó, se puso en movimiento, buscó el ejemplar, le halló, y con él á las manos hizo el cotejo y verificó las variaciones de que informa al principio y fin de su nueva edicion, bien que el sabio prologuista (cualquiera que hubiese sido) falto de humanidad y buena crianza, á estilo de mula falsa, dió allí tambien en vez de gracias ó del silencio (pues nadie le ejecutaba por la publicacion de una noticia que no se comunicó por papel público sino en carta privada) su acostumbrado par de coces al autor de estas luces, convirtiendo contra él con descompuesto y descortés estilo la impugnacion ó reparos que en caso de ofrecerse justos debieron ser modestos y dirigidos al principal escritor de la noticia, Lope Bravo; pues el otro nada mas hacia que comunicarla en copia fiel, confesando no tener otra, y por lo tanto encargaba se averiguase á fondo, como se averiguó y salió cierta, solo sí que la porcion titulada de los Claros varones no es parte rigurosa de la obra Mar de historias, como Bravo la describe y como otros la han citado, sino tratado aparte con portada independiente, pero el agregado al fin y del mismo autor que la coleccion ó bien sea traduccion del Mar de historias: que es un valiente negocio para armarla y sacar á la pública tramoya á un pobre hombre, que se estaba en su rincon muy en paz sin mezclarse con nadie; y solo por ser misericordioso y hacer este poco de servicio al público tiene que sufrir estos baldones. Sí; sí; no hay sino continuar con ese método, que con él yo aseguro se invitarán bien los hombres de algun estudio á comunicar sus luces y noticias á los que se las pidan. Pero todo eso no quiere decir nada: el de las coces sobredichas cocéecelas, si puede; y sino las sufra. Y vamos á lo que im

porta, porque esto se dilata demasiado. No obstante entre tanto bueno será prevenir al autor de la expresada ciencia prologuística, que en adelante no sea tan arrebatado, que lea mas despacio y entenderá, pues tan de prisa lo quiso llevar y con tal voracidad, que sobre no discernir quien hablaba, de parte de quien y á quien y de que modo debia volver la respuesta en caso de tener alguna que dar, ni aun supo contar el buen hombre acalorado las hojas del papel que tenia en las manos, atribuyéndole seis mas.

¡A tanto llegaba su abochornamiento en aquella fatal influencia de no sé qué inclemente astro! Librenos Dios de calores de este género y nos conceda por su misericordia mas templanza. Tal ha sido, pues, la conducta del editor valenciano y tan meditados los informes que ha presentado al público en su prólogo. No hay sino fiarse ahora de ofrecimientos y promesas de este género de negociantes; comprometamos nuestro dinero en sus palabras, que yo aseguro no nos faltará trabajo para desagraviarnos si ellos quieren no cumplir y dejarnos burlados. Nadie tenemos que nos saque la cara en esos casos, y así cada uno se arrepiente tarde de haber sido tan crédulo. Demasiados chascos tenemos experimentados del género, para no precavernos en tiempo. El dinero de las suscripciones no se les debiera entregar hasta no ver como cumplen, todo lo demás es exponer á los pobres literatos á una burla.

¿A qué vendrá, ó para qué se habia de tolerar ya en el estado que estamos hoy, que este mal crítico nos volviese á inculcar en su prologote la era de los 39 años? ¿Por ventura ese capricho Mondejarense y Mayansiano no le reprimió en un solo golpe de pluma para que ja

más volviese á respirar el sabio M. Florez?¿ Pues qué? ¿Hemos de volver á versar en errores ya desbaratados? ¿Han de ser patrióticos, han de ser hereditarios de padres á hijos entre nosotros? No demos motivo á los extranjeros de ridiculizarnos, pues bastante se los toman ellos aun fingidos. ¿De qué sirve que desuden, que afanen los hombres sabios y celosos de la buena literatura de la nacion en restablecer la verdad contra el error, si despues de descubierta y allanada hemos de volver á las aprensiones pasadas? Véase, que consecuencia guardó con sus mismos dogmas el que ya tenia reconocido que seria muy notable falta en nosotros (términos del prologuista, pág. 17), no valernos de la ilustracion del dia para notar lo que conocemos y parece probamos lo necesita.

Estoy en que las censuras de los libros á lo menos de suscripcion, debieran hacerse no ántes de ir á la imprenta, sino al salir de ella para que comprendiesen el artículo de si se habia cumplido exactamente el contrato hecho con el público, y las ofertas que se le hicieron para cogerlo bajo de él. Y cuando resultára que los censores fueron en esta parte indulgentes, se habia de dar contra ellos la accion de la repeticion, pues hasta ahora nadie hay nombrado, que cele estos intereses de los suscriptores y compradores. Lo de papel fino y buena estampa, que es la repetida cantilena de los impresores, es un oropel muy bueno para deslumbrar ojos de niños, ó los de aquellos que muy preciados de exterioridades solo compran los libros para guapear, divertir sus ojos y adornar los estantes con hermosas impresiones. Los literatos (que es la clase atendible) lo que quieren en las ediciones no es sino exactitud, verdad, diligencia é ilustracion

« AnteriorContinuar »