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tras que el error es favorecido y adoptado por tantos. Y así habiendo entrado á escribir inmediatamente despues del cronista Castro, el médico de Valladolid Bravo de Sobremonte, vemos los disparates que juntó y como volvió al vómito. Bien que tampoco él solo.

El Señor D. Francisco Ramos del Manzano, nombre célebre entre los españoles por su bien limada pluma y no vulgar erudicion, aunque no hijo de la ciudad de Salamanca, como vulgarmente se ha creido, sino de la villa de Vitigudino, del partido de Ledesma, en aquel obispado (1), en sus Reinados de menor edad, que presentó en el año 1672, á la Reina madre de Cárlos II para la instruccion de este jóven Príncipe, y por el autor, la materia y el objeto se ha creido una de las piezas mas bien castigadas de aquel tiempo, trató tambien este asunto del modo que aquí extractarémos por no perder nada de los pensamientos de este grande hombre.

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En la página 135 se explica así: "Y tampoco se pueden excusar estas memorias á la de haber por este « mismo tiempo el Rey D. Alonso (deseoso de que en sus << reinos á los ejercicios militares que entónces florecian, « acompañasen los de las letras, y de añadir, como otro « Salamon, á quien le compara D. Lúcas, al templo edifi<«< cado á Dios, teatro á la sabiduría) fundado y dotado <«< escuelas públicas ó estudio general en la ciudad de Pa« lencia, y conducido con gruesos estipendios para maes

(1) Donde nació dia 2 de marzo del año 1604, hijo del licenciado Francisco Ramos y de María de Portillo, y nieto de Juan Martin y de María Gonzalez, todos vecinos de aquella villa, no sabiéndose por donde les hubiese venido el apellido Ramos. Por lo cual debe enmendarse á D. Nicolás Antonio que le publicó domo ex Salmantica urbe natus, educatus inter studia gymnasii istius amplissimi etc.

«tros y profesores de las ciencias, los mas eminentes en << ellas, que entonces se conocian en Italia y Francia, con <«< cuya imitacion ó noble emulacion pocos años despues el <<< Rey D. Alonso de Leon, su primo, contado por el IX, instituyó el ínclito Estudio general de Salamanca, que <«< tan esclarecidamente lo es y ha sido, y conservándose despues de unidas las coronas de Castilla y Leon, entre los cuatro generales de la cristiandad."...

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Y pág. 179: "Entre tantas empresas militares á << que le llevaba su espíritu y el de su siglo, dió principio y ejemplo á la profesion de las artes honestas de la <<< paz y á la felicidad interior de sus reinos con haber abierto y dotado escuelas públicas en Palencia para la << juventud de Castilla."

Y de San Fernando, su nieto, pág. 193: “Para << ennoblecer sus vasallos con las letras, ennobleció y << acrecentó con privilegios el insigne Estudio general de <«< Salamanca, fundacion no suya, sino del Rey D. Alon« so, su padre."

Esta última advertencia va dirigida contra los pocos, que habian atribuido la primitiva ereccion al Santo, sin contar con su padre D. Alonso IX de Leon, que le precedió, sino en fundar de primera mano aquellos estudios, como han creido el Sr. Ramos y los mas, á lo menos en favorecer los ya fundados de tiempo anterior, como lo hizo D. Alonso VIII con los de Palencia. Por lo demás, este autor pone la historia limpia de las dos universidades, sin mezclar la especie de la traslacion, ni demás fábulas con que otros la han corrompido, porque, como sabio, debió conocer que no tenian fundamento; en lo cual, aunque pocos, no le faltaron compañeros, de que á su tiempo se hará la merecida digna memoria.. He aquí

en lo que se distinguen los sabios que saben meditar de los rastreros morosos, que corren allá atolondrados tras de cualquier rumor popular, sin saber de donde remaneció, ni quien le hubiese levantado.

Despues de estos autores publicó D. Diego Ortiz de Zúñiga sus célebres Anales de Sevilla en aquella ciudad año 1677, en los cuales habiendo dicho en la pág. 46, col. 1, hablando de D. Alonso IX de Leon que "bastaba <«< á hacer famoso al Rey el principio que dió cerca del << año 1200 á la famosa universidad de Salamanca, á imi<< tacion de la que comenzaba en Palencia el Rey D. Alon<«< so de Castilla su suegro;" prosigue en la pág. 52, número 23, tratando de S. Fernando: "Las universidades << comenzadas por el Rey D. Alonso de Leon, su padre, en << Salamanca, y por el Rey D. Alonso de Castilla, su abuelo «< materno, en Palencia, redujo á una este año (1239) San « Fernando en Salamanca, á que en los siguientes favo<«<reció con muchos privilegios, estableciendo de esta vez <<< aquella insigne Academia de letras tan provechosa á sus « reinos." Uno de cuyos privilegios (de que todos hablan y hablarémos nosotros á su tiempo) dado en Valladolid á 6 de abril de 1243, especifica luego en la pág. siguiente diciendo, aunque me parece que contra sí: "En Valladolid <«< se hallaba á 6 de abril de 1243 en que despachó privilegio en que mandó asentar Escuelas generales en Sala« manca como las puso el Rey D. Alonso su padre, cuyos << privilegios le confirmó, recibiéndola en su amparo y «< honrándola con muchas prerogativas." Donde solo hay <«< que notar en la expresion Escuelas generales que la palabra generales no la contiene el privilegio (1), sino solo

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(1) Véase impreso por Chacon, pág. 8, tom. 48, del Semanar. erudit., y despues de otros por Dorado, pág. 177 y 178.

escuelas. Zúñiga se la añade de gracia, y con tales gracias harémos decir á los pasados lo que no pensaron. Pero no son buenas gracias estas para hallar la verdad, sino desgracia de ella para no ser hallada. El escritor ha de ser sincero, y sino deje de ser sincero y escritor á un mismo tiempo. Por lo demás no me parece que es buena señal de certidumbre mandar San Fernando sentar escuelas en Salamanca año 1243, mantener en ese mismo año Palencia las suyas por testimonio del arzobispo D. Rodrigo, y haber sido estas trasladadas allá en 1239. Estas consecuencias hilan mal, por ir hiladas al torno de unos escritores que hilaban sin lógica. Sin embargo la lógica de ellos era esta; y segun eso mucho hemos mejorado en la lógica nosotros.

Hasta el clarísimo D. Nicolás Antonio, príncipe indubitablemente de todos nuestros escritores, á quienes ellos deben la gloria de ser llevados por Europa en hombros de su inmortal Biblioteca, donde vivirán eternamente muchos de ellos, mas que por el mérito de sus propias obras, cayó en las insidias de esta engañosa traslacion escolástica, bien que por confiarse con demasiado buena fe á la del P. Mariana; lo que no debiera haber hecho un hombre de tanta sabiduría, porque no era menor su autoridad que la de Mariana, para establecer diferente opinion, con esperanza de hacerla mas acepta. No sé lo que diera por verle fuera de este catálogo; mas en fin contra todos mis deseos, él en lib. 8.o, cap. 2, núm. 21, de su Bibliothec. Vet. Scriptorum Hispan., que escribia en Roma año 1679, como de ella misma consta (1) citando á este autor escribe la fundacion de la universidad de Palencia

(4) En el tom. 2, pág. 203, núm. 686 de la 1.a edicion.

TOMO XX.

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por D. Alonso VIII en el año 1210, y despues su traslacion á Salamanca post aliquos annos.

Aquí entraria el historiador propio de Palencia D. Pedro Fernandez del Pulgar, que daba fin á su historia en este mismo año y el siguiente 1680, si no hubiera tenido la debilidad de abatirse por congraciar con ambas opiniones á la pueril condescendencia de que el estudio de su patria se dividiese en dos pedazos, uno para aquietar á Valladolid, y otro para contentar á Salamanca: determinacion nada propia de un hombre de su carácter grave y austero. Pero en esta ocasion le faltó aquel vigor, aquella constancia, aquella presencia de ánimo, que manifestó en todos los demás empeños de su asunto: tanto puede aun con las almas mayores el imperio tirano del error, cuando ha llegado á ensancharse demasiado y á encadenar muchos prisioneros. Entónces, aunque un pecho de estos perciba dentro de sí ciertas sensaciones enérgicas de la verdad, se acobarda, las sepulta en su seno, teme pasar por singular, teme ser víctima de una inmensa turba de ilusos. De otro modo un hombre como Pulgar no pudiera haberse encogido así.

Salgamos ya del siglo pasado y vengamos al presente, en el cual tendrémos menos que correr, porque ya el error parece que se va cansando y aflojando; bien que para mudar de domicilio y pasarse á otra parte transformado en otro. Dejamos hecho ver que en este siglo se puso en mayor valimiento la opinion de la traslacion del estudio de Palencia á Valladolid, y que á proporcion que esta fué tomando cuerpo, fué decayendo de autoridad la que le trasportaba á Salamanca. Sin embargo, no fué tan absolutamente que todavía no quedasen algunos seclarios del antiguo error, como no suele ser regular, que

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