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dacion suya, y así desde el año 1252 á 1284: Fundó, dice, en la ciudad de Palencia la universidad que hoy está en Salamanca (4): y habiendo debido pasarse algun tiempo para que floreciesen en Palencia y se trasladasen á Valladolid, yo no veo que tiempo se pueda tomar que no venga muy estrecho al año 1346, en que ya no los da en esta ciudad la primera opinion. La primera opinion, digo, porque la mia, si se ha de llamar opinion una demostracion instrumental, ya se ha visto que si no los remonta, los iguala al tiempo mismo en que el Bobadilla supone fundados los de Palencia.

Pero ah! bien está, no bagamos caso de un autor iluso, un autor equivocado, un autor que en dias de rebentar aquella vasta é indigesta mole değerudicion, que tuvo á bien nombrar Política de Corregidores, cuidadoso de ver como habia de salir de este espantoso parto, plurimis intentus escribia con cierto atolondramiento, confundiendo especies con especies, y Reyes con Reyes, como por ella misma se ve, y aun en el caso presente, pues cita al márgen al P. Fr. Juan Benito Guardiola, monje erudito de Sahagun, sin reparar que este no hablaba de D. Alonso el Sabio, sino de D. Alonso VIII, su bisabuelo, como en él podrá verse. A mas que el Bobadilla no dice que la traslacion haya sido á Valladolid sino á Salamanca, en cuya universidad se lisonjea en otra parte (2) haber estudiado y hecho aquellos prodigios de adelantamiento, que no espera que le encarezcan otros. Bien que si no han sido mejores que los que muestra en la deduccion del orígen y antigüedad de las escuelas mis

(1) Lib. 1, cap. 10, núm. 35, de su Polític.

(2) Id., cap. 7, núm. 22.

mas, en que ganó tanto caudal de literatura, no habrá para que tomar mucha codicia por ellos.

Pero tómese ó no, lo cierto es la especie que él apunta, que antes de esta opinion que nos trae á Valladolid los estudios palentinos, hubo otra muy valida, de mucho séquito, y que aun hoy mismo no se halla del todo abandonada, que se los llevaba á Salamanca. Y en vano fué que algunos buenos, aunque pocos, hubiesen salido á interrumpirla, porque todavía ni por esto dejaron los demás de hacerse sordos y seguir adelante con la opinion que ya una vez habia empezado á sonarles gloriosa. Verdad es que, aunque en el dia no se haya del todo exterminado, ella con el tiempo no dejó de irse resfriando bastante, y perdiendo terreno á proporcion que le fué ganando esta otra, que en el intermedio se inventó por Valladolid, que es la que hoy podemos decir ser la dominante, estar en valimento y llevarse las atenciones; pues acaba de salir en 1788 la magnífica edicion valentina del P. Mariana, y en ella notado este autor por sus sabios editores de haber trasportado los estudios de Palencia á Salamanca, y no á Valladolid, teniendo este artículo por demostrado. Bien que no así el célebre viajero Ponz, que pocos años ha tuvo la gracia de notar todas las cosas malas de Valladolid, omitiendo las mas de las buenas; el cual publicando en el mismo año 88 el tom. 11 de su viaje, á la pág. 181, núm. 37, tratando del convento de Santo Domingo de Palencia, dijo: "En sus in« mediaciones se crée estuvo la famosa y célebre uni«versidad de Castilla, cuya translacion, si fué hecha á « Valladolid ó á Salamanca, todavía parece que no está <«< bien averiguado." Tan diferentes somos los hombres en los juicios.

Con protesta, pues, de que á su tiempo tambien examinarémos la opinion salmanticense, ahora debemos insistir en la valisoletana y ver lo que hay en este punto, que es el de nuestro objeto principal. Y de paso podrá observarse la conducta de nuestros escritores, de verdad mejor ella para compadecerla que para imitarla.

El Salazar de Mendoza ha sido el primer inventor de esta opinion. No hay que pensar hallarla en otro antes de él; pero repárese su modo. Este autor (y mucho de historiador genealogista y anticuario, doctor y primer penitenciario de la Santa Iglesia primada de Toledo, con otras campanillas) en la Monarquía de España que escribió en 1601, y no salió impresa hasta nuestros dias, en el año 1770, en el tom. 1, pág. 147, col. 1 y 167, col. 2, habia dicho con los mas, y repetido por dos veces hablando de S. Fernando: "Trasladó á la ciudad de Sala<<< manca el estudio general y escuelas de todas facultades << que habia fundado en la de Palencia el Rey D. Alonso « el Bueno, su abuelo, movido por estar Salamanca en << sitio donde con mucha comodidad podian concurrir «< castellanos, toledanos, leoneses, andaluces, gallegos « y extremeños, y tambien por juntarla con unos prin<«< cipios de universidad, que el Rey de Leon, su padre, << (Alonso IX) habia hecho en la misma ciudad, para que « á sus vasallos no les fuese forzoso acudir á Palencia." Dios se lo perdone, pero á mí me parece hacen una ofensa al Santo Rey donde piensan hacerle un elogio.

Este autor, pues, que en 1601 escribió lo referido, ofreciéndosele escribir obra diferente en 1625 que fué la Crónica del Cardenal Mendoza, y tratar en ella la fundacion de este colegio mayor de Santa Cruz, en el lib. 2, cap. 1, pág. 261, se explicó de este modo. Despues de

un breve elogio de Valladolid, que no necesitamos por ahora, dijo así: "Su universidad es la de Palencia fun

«

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<< dada por el Rey D. Alonso el Bueno de Castilla y de « Toledo el año de 1200. La primera fué de estos reinos, « y en ella estudió Santo Domingo, Patriarca de los Pre<«<dicadores. Despues en su competencia se instituyó la <«< de Salamanca para el reino de Leon. Como se juntaron <«< estos reinos y se juzgó Salamanca por lugar mas con« veniente, acrecentáronla mucho los Reyes, aplicándole <«< muchas rentas, y no olvidaron á Palencia. Porque dejaron mucho en aquella ciudad para los estudios que en <«<ella quisieron permaneciesen. El arzobispo D. Rodrigo « dice que duraba en su tiempo. En el de D. Sancho el <«< Bravo ya se habia pasado la universidad de Palencia á « Valladolid. Así parece por un privilegio suyo, en que « concede á la universidad de Alcalá de Henares todos <«<los privilegios de Valladolid. Tambien se saca de aquí <<< que es mas antigua la universidad de Alcalá de lo que << se ha entendido. Demás de esto, el arzobispo D. Alonso « Carrillo de Acuña dejó mucha hacienda para aumentar « la universidad de Alcalá, que ayudó al cardenal Jime<< nez de Cisneros para ponella en la alta cumbre á que ha llegado. El Rey D. Joan el 1.a favoreció particularmente « la universidad de Valladolid, y su nieto D. Joan el 2.° « la dotó y aumentó. Con lo cual se puso en muy grande predicamento, y en mayor con la fundacion de el colegio, que le faltaba, para acrecentar su grandeza y autoridad."

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Discorda, pues, este autor no solo de los otros sino de sí mismo, y abre un camino nuevo que nadie habia trillado. Lo mismo parece mudaban opiniones que camisas. Mas él en todo caso hace mal en querer acotar la especie

de la traslacion con el privilegio de D. Sancho IV, que no contiene tal cosa, como se ha visto, sino solo que concede al estudio de Alcalá las franquezas del de Valladolid, sin decir que este haya venido de Palencia, que es lo que necesitábamos ,y lo que le hace decir, sin habérsele pasado ni aun por la imaginacion. Tal es la conducta de estos antecesores.

Pero de cualquier modo que este escritor haya procedido, ello es que bastó el que él hubiese rompido por delante, para que ya despues le siguiese una inmensa turba. Regularmente sucede así, que en habiéndose dicho algun error por alguno, no pára en uno solo, pasa á muchos, á muchos ilude, envuelve y ofusca, y así se propaga y va tomando vuelo como la moneda falsa, que á buena fe pasa de mano en mano, hasta que pára en la de alguno que abre los ojos y descubre la maula.

Ille sinistrorsum, hic deorsum abit:

Unus utrique error,

Sed variis illudit partibus omnes.

El que lo hubiese dicho Salazar bastó en un tiempo en que se numeraban los votos, no se pesaban, para que escribiendo Antolinez su Historia de Valladolid, no dada hasta ahora á luz, como unos quince años adelante hácia 1640, vertiese la especie y con tanta satisfaccion suya el buen señor, que le pareció hacia un gran favor á la universidad de Valladolid el saludarla con ella.

Sucedieron en 1651 los comisarios que ella misma diputó para arreglar sus estatutos y cuidar de su impresion. Y estos diputados, que fueron el licenciado Don Sancho de Villegas, colegial del mayor de Santa Cruz,

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