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curaron de responder con palabras, sino con flechas muy | espesas que comenzaron á tirar; y estando ansi peleando los delanteros con los indios, llegaron los dos capitanes de la retroguardia; y habiendo dos horas que es taban peleando todos con los indios, llegó el capitan Fernando Cortés con los de á caballo por la una parte del monte, por donde los indios comenzaron á cercar á los españoles á la redonda, y allí anduvo peleando con los dichos indios una hora, y tanta era la multitud de indios, que ni los que estaban peleando con la gente de pié de los españoles veian á los de á caballo, ni sabian á qué parte andaban, ni los mismos de á caballo, entrando y saliendo en los indios, se veian unos á otros; mas, desque los españoles sintieron á los de á caballo, arremetieron de golpe á ellos, y luego fueron los indios puestos en huida, y siguiendo media legua el alcance, visto por el capitan cómo los indios iban huyendo, y que no había mas qué hacer, y que su gente estaba muy cansada, mandó que todos se recogiesen á unas casas de unas estancias que allí habia, y después de recogidos, se hallaron heridos veinte hombres, de los cuales ninguno murió, ni de los que hirieron el dia pasado; y ansí, recogidos y curados los heridos, nos volvimos al real, y trujimos con nosotros dos indios que allí se tomaron, los cuales el dicho capitan mandó soltar, y envió ,y con ellos sus cartas á los caciques, diciéndoles que si quisiesen venir adonde él estaba, que les perdonaria el yerro que habian hecho y que serian sus amigos, y este mesmo dia en la tarde vinieron dos indios que parecian principales, y dijeron que á ellos les pesaba mucho de lo pasado, y que aquellos caciques les rogaban que los perdonase y que no les hiciese mas daño de lo pasado, y que no les matase mas gente de la muerta, que fueron basta ducientos veinte hombres los muertos, y que lo pasado fuese pasado, y que dende en adelante ellos querian ser vasallos de aquellos príncipes que les decian, y que por tales se daban y tenian, y que quedaban y se obligaban de servirles cada vez que en nombre de vuestra majestad algo les mandasen; y así, se asentaron y quedaron hechas las paces, y preguntó el capitan á los dichos indios, por el intérprete que tenia, que qué gente era la que en la batalla se habia hallado, y respondiéronle que de ocho provincias se habian juntado los que allí habian venido, y que segun la cuenta y copia que ellos tenian, serian por todos cuarenta mil hombres, y que hasta aquel número sabian ellos muy bien contar. Crean vuestras reales altezas por cierto que esta batalla fué vencida mas por voluntad de Dios que por nuestras fuerzas, porque para con cuarenta mil hombres de guerra poca defensa fuera cuatrocientos que nosotros éramos. Después de quedar todos muy amigos, y nos dieron en cuatro ó cinco dias que alli estuvimos hasta ciento y cuarenta pesos de oro entre todas piezas, y tan delgadas, y tenidas dellos en tanto, que bien parece su tierra muy pobre de oro, porque de muy cierto se pensó que aquello poco que tenian era traido de otras partes por rescate. La tierra es muy buena y muy abondosa de comida, así de maíz como de

1 Sobra la

fruta, pescado y otras cosas que ellos comen. Está asentado este pueblo en la ribera del susodicho rio, por donde entramos en un llano, en el cual hay muchas estancias y labranzas de las que ellos usan y tienen. Reprendióseles el mal que hacian en adorar á los ídolos y dioses que ellos tienen, y hízoseles entender cómo ha bian de venir en conocimiento de nuestra muy santa fe, y quedóles una cruz de madera grande puesta en alto, y quedaron muy contentos, y dijeron que la tendrían en mucha veneracion y la adorarian, quedando los dichos indios en esta manera por nuestros amigos y por vasallos de vuestras reales altezas. El dicho capitan Fernando Cortés se partió de allí prosiguiendo su viaje, y llegamos al puerto y bahía que se dice San Juan, que es adonde el susodicho capitan Juan de Grijalba hizo el rescate de que arriba á vuestras majestades estrecha relacion se hace. Luego que allí llegamos, los indios naturales de la tierra vinieron á saber qué carabelas eran aquellas que habian venido; y porque el dia que llegamos muy tarde, de casi noche, estúvose quedo el capitan en las carabelas y mandó que nadie saltase á tierra, y otro dia de mañana saltó á tierra el dicho capitan con mucha parte de la gente de su armada, y halló allí dos principales de los indios, á los cuales dió ciertas preseas de vestir de su persona, y les habló con los intérpretes y lenguas que llevábamos, dándoles á enten→ der cómo él venia á estas partes por mandado de vuestras reales altezas á lés hablar y decir lo que habian de hacer que á su servicio convenia, y que para esto les rogaba que luego fuesen á su pueblo, y que llamasen al dicho cacique ó caciques que allí hubiesen para que le viniesen hablar; y porque viniesen seguros, les dió para los caciques dos camisas y dos jubones, uno de raso y otro de terciopelo, y sendas gorras de grana y sendos pares de cascabeles; y ansí, se fueron con estas joyas á los dichos caciques, y otro dia siguiente poco antes de mediodía vino un cacique con ellos de aquel pueblo, al cual el dicho capitan habló y le hizo entender con los farautes que no venía á les hacer mal ni daño alguno, sino á les hacer saber cómo habian de ser vasallos de vuestras majestades, y le habian de servir y dar de lo que en su tierra tuviesen, como todos los que son ansi lo hacen; y respondió que él era muy contento de lo ser y obedecer, y que le placia de le servir y tener por señores á tan altos príncipes como el capitan les habia hecho entender que eran vuestras reales altezas; y luego el capitan le dijo que pues tan buena voluntad mostraba á su rey y señor, que él veria las mercedes que vuestras majestades dende en adelante le harian. Diciéndole esto, le hizo vestir una camisa de holanda y un sayon de terciopelo y una cinta de oro, con lo cual el dicho cacique fué muy contento y alegre, diciendo al capitan que él se queria ir á su tierra, y que lo esperásemos alli, y que otro dia volveria y traeria de lo que tuviese, porque mas enteramente conociésemos la voluntad que del servicio de vuestras reales altézas tienen; y así, se des pidió y se fué. Y otro dia adelante vino el dicho cacique como habia quedado, y hizo tender una manta blanca delante del capitan, y ofrecióle ciertas preciosas joyas de oro, poniéndolas sobre la manta, de las cuales, y

de otras que después se tuvieron, hacemos particular relacion á vuestras majestades en un memorial que nuestros procuradores llevaban 1.

Después de se haber despedido de nosotros el dicho cacique y vuelto á su casa en mucha conformidad, como en esta armada venimos personas nobles, caballeros hijosdalgo celosos del servicio de nuestro Señor y de vuestras reales altezas, y deseosos de ensalzar su corona real, de acrecentar sus señoríos y de aumentar sus rentas, nos juntamos y platicamos con el dicho capitan Fernando Cortés, diciendo que esta tierra era buena, y que segun la muestra de oro que aquel cacique habia traido, se creia que debia de ser muy rica, y que segun las muestras que el dicho cacique habia dado, era de creer que él y todos sus indios nos tenian muy buena voluntad; por tanto, que nos parecia que nos convenia al servicio de vuestras majestades, y que en tal tierra se hiciese 2 lo que Diego Velazquez habia mandado hacer al dicho capitan Fernando Cortés, que era rescatar todo el oro que pudiese, y rescatado, volverse con todo ello á la isla Fernandina, para gozar solamente dello el dicho Diego Velazquez y el dicho capitan, y que lo mejor que á todos nos parecia era que en nombre de vuestras reales altezas se poblase y fundase allí un pueblo en que hubiese justicia, para que en esta tierra tuviesen señorío, como en sus reinos y señoríos lo tienen; porque siendo esta tierra poblada de españoles, demás de acrecentar los reinos y señoríos de vuestras majestades y sus rentas, nos podrian hacer mercedes á nosotros y á los pobladores que de mas allá viniesen adelante. Y acordado esto, nos juntamos todos en concordes de un ánimo y voluntad, y hicimos un requerimiento al dicho capitan, en el cual dijimos que, pues él veia cuánto al servicio de Dios nuestro Señor y al de vuestras majestades convenia que esta tierra estuviese poblada, dándole las causas de que arriba á vuestras altezas se ha hecho relacion, que le requerimos que luego cesase de hacer rescates de la manera que los venia á hacer porque seria destruir la tierra en mucha manera, y vuestras majestades serian en ello muy deservidos, y que ansi mismo le pedimos y requerimos que luego nombrase para aquella villa que se habia por nosotros de hacer y fundar, alcaldes y regidores en nombre de vuestras reales altezas, con ciertas protestaciones en forma que contra él protestamos si ansí no lo hiciese 3. Y hecho este requerimiento al dicho capitan, dijo que darią su respuesta el dia siguiente; y viendo pues el dicho capitan cómo convenia al servicio de vuestras reales altezas lo que le pediamos, luego otro dia nos respondió diciendo que su voluntad estaba mas inclinada al servicio de vuestras majestades que á otra cosa alguna, y que no mirando al interese que á él se le siguiera si prosiguiera en el rescate que traia presupuesto de rehacer los grandes gastos que de su hacienda habia hecho en aquella armada juntamente con el dicho Velazquez; antes, posponiéndolo todo, le placia y era contento de hacer lo que

1 Quizá llevan ó llevarán.

Quizá que no convenia al servicio de vuestras majestades que en Tal tierra se hiciese, etc.

El manuscrito dice equivocadamente hiciesen.

por nosotros le era pedido, pues que tanto convenia al servicio de vuestras reales altezas, y luego comenzó con gran diligencia á poblar y á fundar una villa, á la cual puso por nombre la rica villa de la Veracruz, y. nombrónos á los que la delantes suscribimos 4, por alcaldes y regidores de la dicha villa, y en nombre de vuestras reales altezas recibió de nosotros el juramento y solenidad que en tal caso se acostumbra y suele hacer, después de lo cual, otro dia siguiente entramos en nuestro cabildo y ayuntamiento; y estando así juntos enviamos á llamar al dicho capitan Fernando Cortés y le pedimos en nombre de vuestras reales altezas que nos mostrase los poderes y instrucciones que el dicho Diego Velazquez le habia dado para venir á estas partes; el cual envió luego por ellos y nos los mostró, y vistos y leidos por nosotros, bien examinados, segun lo que pudimos mejor entender, hallamos á nuestro parecer que por los dichos poderes é instrucciones no tenia mas poder el dicho capitan Fernando Cortés, y que por haber ya expirado no podia usar de justicia ni de capitan de allí adelante. Pareciéndonos pues, muy excelentísimos Príncipes, que para la pacificacion y concordia dentre nosotros y para nos gobernar bien convenia poner una persona para su real servicio, que estuviese en nombre de vuestras majestades en la dicha villa, y en estas partes por justicia mayor y capitan y cabeza, á quien todos acatásemos hasta hacer relacion dello á vuestras reales altezas para que en ello proveyese 5 lo que mas servidos fuesen, y visto que á ninguna persona se podria dar mejor el dicho cargo que al dicho Fernando Cortés, porque demás de ser persona tal cual para ello conviene, tiene muy gran celo y deseo del servicio de vuestras majestades, y ansimismo por la mucha experiencia que destas partes y islas tiene, de causa de los cuales ha siempre dado buena cuenta, y por haber gastado todo cuanto tania, por venir, como vino, con esta armada en servicio de vuestras majestades, y por haber tenido en poco, como hemos hecho relacion, todo lo que podia ganar y interese que se le podia seguir si rescatara como tenia concertado, y 6 le proveimos, en nom. bre de vuestras reales altezas, de justicia y alcalde mayor, del cual recibimos el juramento que en tal caso se requiere; y hecho como convenia al servicio de vuestra majestad, lo recibimos en su real nombre en nuestro ajuntamiento y cabildo por justicia mayor y capitan de vuestras reales armas, y ansí está y estará hasta tanto que vuestras majestades provean lo que mas á su servicio convenga. Hemos querido hacer de todo esto relacion á vuestras reales altezas, porque sepan lo que acá se ha hecho y el estado y manera en que quedamos.

Después de hecho lo susodicho, estando todos ajuntados en nuestro cabildo, acordamos de escribirá vuestras majestades y les enviar todo el oro y plata y joyas que en esta tierra habemos habido de mas, y allende de la quinta parte que de sus rentas y disposiciones reales les pertenece, y que con todo ello, por ser lo primero,

4 Quizá á los que denantes suscribimos. 5 Sin duda proveyesen.

6 Sobra la y.

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1

sin quedar cosa alguna en nuestro poder, sirviésemos á vuestras reales altezas, mostrando en esto la mucha voluntad que á su servicio tenemos, como hasta aquí lo habemos hecho con nuestras personas y haciendas; y acordado por nosotros esto, elegimos por nuestros procuradores á Alonso Fernandez Portocarrero y á Francisco de Montejo, los cuales enviamos á vuestra majes tad con todo ello, y para que de nuestra parte besen sus reales manos, y en nuestro nombre y desta villa y concejo supliquen á vuestras reales altezas nos hagan merced de algunas cosas cumplideras al servicio de Dios y de vuestras majestades y al bien comun de la villa, segun mas largamente llevan por las instrucciones que les dimos; á los cuales humildemente suplicamos á vuestras majestades con todo el acatamiento que debemos, reciban y den sus reales manos para que de nuestra parte las besen, y todas las mercedes que en nombre deste concejo y nuestro pidieren y suplicaren las conredan; porque, demás de hacer vuestra majestad servicio en ello á nuestro Señor, esta villa y concejo recibirémos muy señalada merced, como de cada dia esperamos que vuestras reales altezas nos han de hacer.

En un capítulo desta carta dijimos de suso que enviamos á vuestras reales altezas relacion para que mejor vuestras majestades fuesen informados de las cosas desta tierra y de la manera y riquezas della, y de la gente que la posee, y de la ley ó seta, ritos y ceremonias en que viven ; y esta tierra, muy poderosos Señores, donde ahora en nombre de vuestras majestades estamos, tiene cincuenta leguas de costa de la una parte y de la otra deste pueblo ; por la costa de la mar es toda llana, de muchos arenales, que en algunas partes duran dos leguas y mas. La tierra adentro y fuera de los dichos arenales es tierra muy llana y de muy hermosas vegas y riberas en ellas, tales y tan hermosas, que en toda Es paña no pueden ser mejores, ansí de apacibiles á la vista, como de fructiferas de cosas que en ellas siembran, y muy aparejadas y convenibles, y para andar por ellas y se apacentar toda manera de ganados. Hay en esta tierra todo género de caza y animales y aves conforme á los de nuestra naturaleza, ansí como ciervos, corsos, gamos, lobos, zorros, perdices, palomas, tórtolas de dos y de tres maneras, codornices, liebres, conejos; por manera que en aves y animales no hay diferencia desta tierra á España, y hay leones y tigres á cinco le guas de la mar, por unas partes y por otras amenos 1. A mas va una gran cordillera de sierras muy hermosas, y algunas dellas son en gran manera muy altas, entre las cuales hay una que excede en mucha altura á todas las otras, y della se ve y descubre gran parte de la mar y de la tierra, y es tan alta, que si el dia no es bien claro no se puede divisar ni ver lo alto della, porque de la mitad arriba está todo cubierta de nubes, y algunas veces cuando hace muy claro dia se ve por cima de las dichas nubes lo alto della, y está tan blanco, que lo juzgamos por nieve, y aun los naturales de la tierra nos dicen que es nieve; mas, porque no lo hemos bien visto, aunque hemos llegado muy cerca, y por ser esta region tan cálida, no lo afirmamos ser nieve : trabajarémos de 1 Parece que antes de amenos falta alguna palabra, como campos ú otra equivalente.

saber y ver aquello y otras cosas de que tenemos noti cia para que 2 dellas hacer á vuestras reales altezas ver➡ dadera relacion de las riquezas de oro y plata y piedras, y juzgamos lo que vuestras majestades podian mandar juzgar segun la muestra que de todo ello á vuestras rea-; les altezas enviamos. A nuestro parecer se debe creer que hay en esta tierra tanto cuanto en aquella de donde se dice haber llevado Salomon el oro para el templo; mas como há tan poco tiempo que en ella entramos, no hemos podido ver mas de hasta cinco leguas de tierra adentro de la costa de la mar, y hasta diez ó doce leguas de largo de tierra por las costas de una y de otra parte que hemos andado desque saltamos en tierra, aunque desde la mar mucho mas se parece, y mucho mas vimos viniendo navegando.

La gente desta tierra que habita desde la isla de Cozumel y punta de Yucatan hasta donde nosotros estamos, es una gente de mediana estatura, de cuerpos y gestos bien proporcionada, excepto que en cada provincia se diferencian ellos mismos los gestos, unos ho→ radándose las orejas y poniéndose en ellas muy grandes y feas cosas, y otros horadándose las ternillas de lás narices hasta la boca, y poniéndose en ellas unas rue→ das de piedras muy grandes que parecen espejos, y otros se horadan los besos de la parte de abajo hasta los dientes, y cuelgan dellos unas grandes ruedas de piedras ó de oro, tan pesadas, que les traen 3 los besos caidos y parecen muy diformes, y los vestidos que traen es como de almaizales muy pintados, y los hombres traen tapadas sus vergüenzas, y encima del cuerpo unas mantas muy delgadas y pintadas á manera de alquizales moriscos, y las mujeres y de la gente comun traen unas mantas muy pintadas desde la cintura hasta los piés y otras que les cubren las tetas, y todo lo demás traendescubierto; y las mujeres principales andan vestidas de unas muy delgadas camisas de algodon muy grandes, labradas y hechas á manera de roquetes; y los mante nimientos que tienen es maíz y algunos cuyes, como los de las otras islas, y potu yuca así como la que comen en la isla de Cuba, y cómenla asada, porque no hacen pan della; y tienen sus pesquerías y cazas, crian muchas gallinas como las de Tierra-Firme, que son tan grandes como pavos. Hay algunos pueblos grandes y bien concertados, las casas en las partes que alcanzan piedra 'son de cal y canto, y los aposentos dellas pequeños y bajos muy amoriscados; y en las partes adonde no alcanzan piedra, hácenlas 4 de adobes y encálanlos por encima, y las coberturas de encima son de paja. Hay casas de algunos principales muy frescas y de muchos aposentos, porque nosotros habemos visto mas de cinco patios dentro de unas solas casas, y sus aposentos muy aconcertados, cada principal servicio que ha de ser por sí 5, y tienen dentro sus pozos y albercas de agua, y aposentos para esclavos y gente de servicio, que tienen mucha; y cada uno destos principales tienen á la entrada de sus casas, fuera della, un patio muy gran

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tas partes en nombre de vuestras reales altezas, para que tan gran fruto y merecimiento de Dios alcanzasen vuestras majestades, mandando informar, y siendo por su mano traidas á la fe estas gentes bárbaras, que, segun lo que dellos hemos conocido, creemos que habiendo lenguas y personas que les 7 hiciesen entender la verdad de la fe y el error en que están, muchos dellos y aun todos se apartarian muy brevemente de aquella ironía 8 que tienen, y vendrian al verdadero conocimiento, porque viven mas política y razonablemente que ninguna de las gentes que hasta hoy en estas partes se ha visto. Querer dar á vuestra majestad todas las particularidades desta tierra y gente della podria ser que en algo se errase la relacion, porque muchas dellas no se han visto mas de por informaciones de los naturales della, y por esto no nos entremetemos á dar mas de aquello que por muy cierto y verdadero vuestras reales altezas podrán mandar tener dello. Podráu vuestras majestades, si fueran servidos, hacer por cosa verdadera relacion á nuestro muy santo Padre para que en la conversion desta gente se ponga diligencia y buena órden, pues que dello se espera sacar tan gran fruto y tanto bien, para que su santidad haiga por bien y permita que los malos y rebeldes, siendo primero amonestados, puedan ser punidos y castigados como enemigos de nuestra santa fe católica, y será ocasion de castigo y espanto á los que fueren rebeldes en venir en conocimiento de la verdad, y evitarán tan grandes males y daños como son los que en servicio del demonio hacen; porque aun allende de lo que arriba hemos 9 relacion á vuestras majestades de los niños y hombres y mujeres que matan yofrecen en sus sacrificios, hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable pecado. En todo 10 suplicamos á vuestras majestades manden proveer como vieren que mas conviene al servicio de Dios y de vuestras reales altezas, y como los que en su servicio aquí estamos, seamos favorecidos y aprovechados.

de, y algunos dos y tres y cuatro muy altos con sus gradas pará subir á ellos, y son muy bien hechos, y con estos tienen sus mezquitas y adoratorios y sus andenės, todo á la redonda muy ancho, y allí tienen sus ídolos que adoran, dellos de piedra, y dellos de barro, y dellos de palos; á los cuales honran y sirven en tanta manera y con tantas ceremonias, que en mucho papel no se podria hacer de todo ello á vuestras reales altezas entera y particular relacion; y estas casas y mezquitas donde los tienen son las mayores y menores mas bien obradas y1 que en los pueblos hay, y tienenlas muy atumadas 2, con plumajes y paños muy labrados y con toda manera de gentileza; y todos los dias antes que obra alguna comienzan, queman en las dichas mezquitas encienso, y algunas veces sacrifican sus mismas personas, cortandose unos las lenguas, y otros las orejas, y otros acuchiHándose el cuerpo con unas navajas, y toda la sangre que dellos corre la ofrecen á aquellos ídolos, echándola 3 por todas las partes de aquellas mezquitas, y otras veces echándola hácia el cielo, y haciendo otras muchas maneras de ceremonias; por manera que ninguna obra comienzan sin que primero hagan alli sacrificio. Y tienen otra cosa horrible y abominable y digna de ser punida, que hasta hoy visto en ninguna parte, y es que todas las veces que alguna cosa quieren pedir á sus ídolos, para que mas aceptacion tenga su peticion toman muchas niñas y niños, y aun hombres y mujeres de mas 5 de mayor edad, y en presencia de aquellos ídolos los abren vivos por los pechos y les sacan el corazon y las entrañas, y queman las dichas entrañas y corazones delante de los ídolos, ofreciéndoles en sacrificio aquel humo. Esto habemos visto algunos de nosotros, y los que lo han visto dicen que es la mas terrible y mas espantosa cosa de ver que jamás han visto. Hacen estos indios 6 tan frecuentemente y tan á menudo, que segun somos informados, y en parte habemos visto por experiencia en lo poco que há que en esta tierra estamos, no hay año en que no maten y sacrifiquen cincuenta ánimas en cada mezquita, y esto se usa y tienen por costumbre desde la isla de Cozumel hasta esta tierra adonde estamos poblados; y tengan vuestras majestades por muy cierto que, segun la cantidad de la tierra nos parece ser grande y las muchas mezquitas que tienen, no hay año que en lo que hasta ahora hemos descubierto y visto, no maten y sacrifiquen desta manera tres ó cuatro mil ánimas. Vean vuestras reales majestades si deben evitar tan gran mal y daño, y cierto Dios nuestro Señor será servido si por mano de vuestras reales altezas estas gentes fuesen introducidas y instruidas en nuestra muy santa fe católica, y comutada la devocion, fe y esperanza que en estos sus ídolos tienen, en la divina potencia de Dios; porque es cierto que si con tanta fe y fervor y diligencia á Dios sirviesen, ellos harian muchos milagros. Es de creer que no sin causa Dios nuestro Señor ha sido servido que se descubriesen es

• Quizá son las mayores y mejores y mas bien obradas.

2 Quizá ataviadas.

El manuscrito dice y echándola.

4 Sin duda no se ha visto.

B Sobra de mas.

6 Tal vez hacen esto estos indios.

Con estos nuestros procuradores que á vuestras altezas enviamos, entre otras cosas que en nuestra instruccion llevan, es una que de nuestra parte supliquen á vuestras majestades que en ninguna manera den ni hagan merced en estas partes á Diego Velazquez, teniente de almirante en la isla Fernandina, de adelantamiento ni gobernacion perpetua ni de otra manera, ni de cargos de justicia, y si alguna se tuviere hecha, la manden revocar, porque no conviene al servicio de su corona real que el dicho Diego Velazquez ni otra persona alguna tenga señorío ni merced otra alguna perpetua ni de otra manera salvo, por cuanto fué la voluntad de vuestras majestades en esta tierra de vuestras reales altezas, por ser, como es, á lo que ahora alcanzamos y á lo que se espera, muy rica ; y aun allende de convenir 12 al servicio de vuestras majestades que el dicho Diego Velazquez sea proveido de oficio alguno, espera

7 El manuscrito dice le.

8 Quizá erronia.

9 Tal vez hacemos ó hemos hecho. 40 El manuscrito dice en todos.

11 Quizá fuere.

12 Tal vez de no convenir.

11

mos, si lo fuese, que los vasallos de vuestras reales altezas que en esta tierra hemos comenzado á poblar y vivimos, seriamos muy maltratados por él, porque creemos que lo que ahora se ha hecho en servicio de servicio de ord

Velazquez hizo y las mercedes que para él piden son
por indios que da á los procuradores, y no porque las
comunidades son dello contentas ni tal cosa desean; an-
tes querrian que los tales procuradores fuesen castiga-
dos; siendo á
de la vera tudos los vecinos y moradores desta vi
con el procurador deste concejo y nos pidieron y requi-
rieron por su requerimiento firmado de sus nombres,
que en su nombre de todos suplicásemos á vuestras ma-
jestades que no proveyesen de los dichos cargos ni de
alguno dellos al dicho Diego Velazquez; antes le man-
dasen tomar residencia, y le quitasen el cargo que 5 la
isla Fernandina tiene, pues que lo susodicho, tomán-
dole residencia, se sabria que es verdad y muy notorio;
por lo cual á vuestra majestad suplicamos manden dar
un pesquisidor para que haga la pesquisa de todo esto
de que hemos hecho relacion á vuestras reales altezas,
ansí para la isla de Cuba como para otras partes, por-
que le entendemos probar cosas por donde vuestras ma-
jestades vean si es justicia ni conciencia que él tenga
cargos reales en estas partes ni en las otras donde al
presente reside.

voastra ingestades en les envia, esten esta tierra liella
mos podido haber, no será su voluntad que ansí se hi-
ciera, segun ha aparecido claramente por cuatro cria-
dos suyos que acá pasaron, los cuales desque vieron la
voluntad que teniamos de lo enviar todo, como lo en-
viamos, ú vuestras reales altezas, publicaron y dijeron
que fuera mejor enviarlo á Diego Velazquez, y otras co-
sas que hablaron perturbando que no se llevase á vues-
tras majestades; por lo cual los mandamos prender, y
quedan presos para se hacer dellos justicia, y después
de hecha se hará relacion á vuestras majestades de
lo que en ello hiciéremos. Y porque lo que hemos visto
que el dicho Diego Velazquez ha hecho, y por la expe-
riencia que dello tenemos, tenemos temor que si con
cargo á esta tierra viniese, nos trataria mal, como lo
ha hecho en la isla Fernandina el tiempo que ha tenido
cargo de la gobernacion, no haciendo justicia á nadie
mas de por su voluntad y contra quien á él se antojaba
por enojo y pasion, y no por justicia ni razon, y desta
manera ha destruido á muchos buenos, trayéndolos á
mucha pobreza, no les queriendo dar indios, y tomán-
doselos á todos para sí, y tomando el todo oro que
han cogido, sin les dar parte dello, teniendo, como tie-
ne, compañías desaforadas con todos los mas muy á
su propósito; y por el hecho como sea gobernador y re-
partidor, con pensamiento y miedo que los ha de des-
truir, no osan hacer mas de lo que él quiere; y desto no
tienen vuestras majestades noticia ni se les ha hecho
jamás relacion dello, porque los procuradores que á su
corte han ido de la dicha isla son hechos por su mano
y sus criados, y tiénelos 2 bien contentos, dándoles in-
dios á su voluntad, y los procuradores que van al 3 de
las villas para negociar lo que toca á las comunidades,
cúmpleles hacer lo que él quiere, porqué les da indios
á su contento, y cuando los tales procuradores vuelven
á sus villas y les mandan cuenta de lo que ha hecho,
dicen y responden que no envien personas pobres, por-
que por un cacique que Diego Velazquez les da hacen
todo lo que él quiere, y porque los regidores y alcaldes
que tienen indios no se los quite el dicho Diego Velaz-
quez, no osan hablar ni reprender á los procuradores
que han hecho lo que no debian complaciendo á Diego
Velazquez, y para esto y para otras cosas tiene él muy
buenas 4, por donde vuestras altezas pueden ver que
todas las relaciones que la isla Fernandina por Diego

Sin duda todo el oro.

↑ El manuscritó dice y tiênculos.

3 Quizá à él.

▲ Aquí falta alguna palabra. Quizá muy buenas mañas.

Hanos ansimismo pedido el procurador y vecinos y moradores desta villa, en el dicho pedimento, que 6 en su nombre supliquemos á vuestra majestad que provean y manden dar su cédola 7 y provision real para Fernando Cortés, capitan y justicia mayor de vuestras reales alte zas, para que él nos tenga en justicia y gobernacion hasta tanto que esta tierra esté conquistada y pacífica y por el tiempo que mas á vuestra majestad le pareciere y fuere servido, por conocer ser tal persona que conviene para ello; el cual pedimento y requerimiento enviamos con estos nuestros procuradores á vuestra majestad, y humildemente suplicamos á vuestras reales altezas que, ansí en esto, como en todas las otras mercedes en nombre 8 deste concejo y villa les fueron 9 suplicadas por parte de los dichos procuradores, nos las hagan y manden conceder, y que nos tengan por sus muy leales vasallos, como lo hemos sido y seremos siempre.

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Y el oro y plata y joyas y rodelas y ropa que á vuestras reales altezas enviamos con los procuradores, demás del quinto que á vuestra majestad pertenece, de que suplica 10 Fernando Cortés y este concejo les hacen servicio, va en esta memoria firmada de los dichos procuradores, como por ella vuestras reales altezas podrán ver. De la rica villa de la Veracruz, á 10 de julio de 1519.

5 Debió decir que en.

6 El manuscrito dice y que.

7 Así el manuscrito.

8 Sin duda que en nombre.

9 Quizá fueren.

10 En vez de suplica, es probable que dijese el original su capilan.

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