Imágenes de página
PDF
ePub

otras provincias en las mesmas naves que sacasen de España, y así se excusaría mucho gasto y trabajo.

ñaladas diez ó doce de los suyos en el cabo de Santo Domingo, que es antes de llegar al estrecho de MagaHanes. Otro año siguiente envió allá ciertas naos don Gutierre de Vargas, obispo de Plasencia, por amor y consejo del mesmo don Antonio, su cuñado, y pensando enriquecer mas que otros; pero tambien se perdieron sin llegar á ellos; aunque una nao de aquellas pasó el estrecho de Magallanes y aportó en Arequipa, y fué la primera que dió certidumbre de la costa que hay de aquel estrecho hasta Arequipa del Perú. Fueron asimesmo á buscar estas islas por hacia el norte Gaspar Cortes Reales, Sebastian Gaboto y Estéban Gomez, segun al principio contamos.

Del paso que podrian hacer para ir mas breve á las Malucas.

Empeño de la Especiería.

Como el rey de Portugal don Juan el Tercero supo que los cosmógrafos castellanos habian echado la raya por donde nombramos, y que no podia negar la verdad, temió perder el trato de las especias, y suplicó muy de veras al Emperador que no enviase á Jofre de Loaisa ni á Sebastian Gaboto á las Malucas, porque no se arregos→ tasen los castellanos á las especias, ni viesen los males y fuerzas que á los de Magallanes habian hecho sus capitanes en aquellas islas, lo cual él mucho encubria; y pagaba todo el gasto de aquellas dos armadas, y hacia otros grandes partidos; mas no lo pudo acabar con el Emperador, que bien aconsejado era. Casó el Emperador con doña Isabel, hermana del rey don Juan, y el rey don Juan con doña Catalina, hermana del Emperador, y resfrióse algo el negocio de la Especiería, aunque no dejaba el Rey de hablar en ella, moviendo siempre partido. El Emperador supo de un vizcaíno que fué con Magallanes en su nao capitana, lo que portugueses hicieron en Tidore á castellanos, y enojóse mucho, y confrontó al marinero con los embajadores de Portugal, que lo negaban á pié juntillas, y que uno dellos era ca

Es tan dificultosa y larga la navegacion á las Malucas de España por el estrecho de Magallanes, que hablando sobre ella muchas veces con hombres pláticos de Indias, y con otros historiales y curiosos, habemos oido un buen paso, aunque costoso; el cual no solamente seria provechoso, empero honroso para el hacedor, si se hiciese. Este paso se habia de hacer en tierra-firme de Indias, abriendo de un mar á otro por una de cuatro partes, ó por el rio de Lagartos, que corre á la costa del Nombre de Dios, nasciendo en Clagre, cuatro leguas de Panamá, que se andan con carreta; ó por el desa-pitan mayor y gobernador en la India cuando portuguadero de la laguna de Nicaragua, por do suben y ba- guéses prendieron los castellanos en Tidore, y robaron jan grandes barcas, y la laguna no está de la mar sino tres los clavos, canela y cosas que traian en la nao Trinió cuatro leguas: por cualquiera destos dos rios está guia- dad para él. Mas como fué grande la negociacion del do y medio hecho el paso. Tambien hay otro rio de la Ve- Rey y nuestra necesidad, vino el Emperador á emperacruz á Tecoantepec, por el cual traen y llevan barcas ñarle las Malucas y Especiería para ir á Italia á coronar ́de una mar á otra los de la Nueva-España. Del Nombre se, año de 1529, por trecientos y cincuenta mil ducade Dios á Panamá hay diez y siete leguas, y del golfo dos y sin tiempo determinado, quedando el pleito en el de Uraba al golfo de Sant Miguel veinte y cinco, que son estado que lo dejaron en la puente de Caya; y el rey don las otras dos partes, y las mas dificultosas de abrir; Juan castigó al licenciado Acebedo porque dió los dinesierras son, pero manos hay. Dadme quien lo quiera ros sin declarar tiempo. Empeño fué ciego, y hecho muy hacer, que hacer se puede; no falte ánimo, que no faltará contra la voluntad de los castellanos que consultaba el dinero, y las Indias, donde se ha de hacer, lo dan. Para Emperador sobre ello; hombres que entendian bien el la contratacion de la especiería, para la riqueza de las provecho y riqueza de aquel negocio de la Especieria, Indias, y para un rey de Castilla, poco es lo posible. Impo- la cual podia rentar en un año ó en dos, y fueran seis, sible parescia, como de verdad era, atajar veinte leguas mas de lo que daba el Rey sobre ella. Pero Ruiz de Vide mar que hay de Brindez á la Belona; mas Pirro y Mar- llegas, que fué llamado al contrato dos veces, una á Graco Varron lo quisieron, y tentaron para ir por tierra de nada y otra á Madrid, decia ser muy mejor empeñar á Italia á Grecia. Nicanor comenzó de abrir cien leguas y Extremadura y la Serena, ó mayores tierras y ciudades, mas que hay de tierra, sin los rios, para portear espe- que no á los Malucos, Zamatra, Malaca y otras riberas cias y otras mercaderías del mar Caspio al Mayor ó Pón- orientalísimas y riquísimas y aun no bien sabidas, por tico; empero como lo mató Tolomeo Cerauno, no pudo razon que se podria olvidar aquel empeño con el tiempo cjecutar su generoso y real pensamiento. Nitocres, Seó parentesco, y no estotro, que se estaba en casa. En sostre, Samnietico, Darío, Tolomeo y otros reyes in- conclusion, no miró el Emperador lo que empeñaba, tentaron echar el mar Bermejo en el rio Nilo, abriendo ni el Rey entendia lo que tomaba. Muchas veces han la tierra con hierro, para que sin mudar navíos fuesen dicho al Emperador que desempeñe aquellas islas, pues y viniesen con las especias, olores y medicinas del Océa- con la ganancia de pocos años se desquitara, y aun el no al Mediterráneo; mas temiendo que anegaria la mar año de 1548 quisieron los procuradores de cortes, es á Egipto si reventase las acequias ó creciese mucho, lo tando en Valladolid, pedir al Emperador que diese al dejaron, y porque la mar no estragase el rio, pues sin reino la Especiería por seis años en arrendamiento, y él no valdria nada Egipto. Si este paso que decimos se que pagarian ellos al rey de Portugal sus trecientos y hiciese, se atajaria la tercia parte de navegacion. Los cincuenta mil ducados, y traerian el trato della á la que fuesen á los Malucos irian siempre de las Canarias Coruña, como al principio se mandó, y que pasados los allá por el Zodiaco y cielo sin frio, y por tierras de Cas- seis años, su majestad la continuase y gozase; mas él 'tilla, sin contraste de enemigos. Aprovecharia eso mis-mandó desde Flandes, donde á la sazon estaba, que ni mo para nuestras proprias Indias; ca îrian al Perú y á lo diesen por capítulo de cortes ni hablasen mas en

ello; de lo cual unos se maravillaron, otros se sintieron, y todos callaron.

De cómo hubieron portogueses la contratacion de las especias. Haciendo guerra los portogueses á los moros de Fez, reino de Berbería, comenzaron á costear y guerrear la tierra de Africa del estrecho afuera, y como les sucedia bien, continuaronlo mucho, especialmente don Enrique, hijo del rey don Juan el Bastardo y Primero. Hallaron la mina de oro en Guinea y contratacion de negros el año de 1471, siendo rey don Alonso V; el cual, como navegaba mucho por allí y sin contradicion casi ninguna, propuso de enviar al mar Bermejo, y haber la contratacion de las especias para sí. Antes de armar envió á Pedro de Covillana y Alonso de Paiba, el año de 1487, á buscar y saber el precio y tierra de la Especiería, y medicinas que de India venian al mar Mediterráneo por el Bermejo. Envió estos porque sabian arábigo, desconfiando de otros que antes enviara, que no lo sabian. Dióles dineros y crédito, y una tabla por do se rigiesen, que sacaron el licenciado Calzadilla, obispo de Viseo, el doctor Rodrigo, maestre Moisen y Pedro de Alcazaba, de un mapa que debia ser de Martin de Bohemia, y de un memorial que quizá era el mesmo de Cristóbal Colon, donde se ponia el camino por poniente. Ellos fueron á Hierusalen y al Cairo, y de allí á Aden, Ormuz, Calicut y otras grandes ciudades y ferias de aquellas mercaderías, en Etiopia, Arabia, Persia é India. Paiba murió luego andando por su cabo, y Covillana, como lo detuvo el Preste Gian, no pudo volver, mas escribió al Rey lo que pasaba sobre la Especiería. Rabí, Abraham y Josepe de Lamego, zapatero, fueron á Persia y dieron nuevas al Rey del trato de las especias. El los tornó á enviar en busca de Covillana, y volvieron con cartas y avisos dél. El rey don Juan el Segundo de Portugal, que rescibió las cartas de Covillana, siendo ya muerto el rey don Alonso, su padre, envió carabelas en busca de la Especiería, año de 1494, pero no pasaron el cabo de Buena-Esperanza hasta el de 97, que don Vasco de Gama lo pasó, y llegó á Calicut, pueblo de grandísimo trato de medicinas y especias, que era lo que buscaban. Trajo muchas dellas á buen precio, y vino maravillado de la grandeza y riqueza de aquella ciudad, y de los muchos navíos, aunque chicos, que habia en el puerto; ca eran cerca de mil y quinientos, y todos ó los mas andaban en el trato de las especias y medicinas. Mas no son buenos para navegar sino es con viento en popa, ni para pelear con nuestras naos, que dió avilanteza á los portugueses de tomar aquella contratacion; ni tienen aguja de marear, ni buenas áncoras, ni velas, en respecto de las nuestras. Año de 1500 envió el rey don Manuel doce carabelas con Pero Alvarez á Calicut, y trajo el trato de las especias á Lisbona, y ganó después á Malaca, extendiendo su navegacion á la China. Don Juan, su hijo, la ha mucho acrecentado. En la manera y tiempo que digo, se trujo á Portugal el trato de la Especiería, y se renovó la navegacion que antiguamente tenian los españoles en Etiopia, Arabia, Persia y otras tierras de Asia, por causa de mercaderías, y principalmente, segun creo, por especias y medicinas.

Los reyes y naciones que han tenido el trato de las especias. Españoles traian antiquísimamente especias y medicinas del mar Bermejo, Arábigo y Gangético, aunque no en tanta cantidad como agora; que á eso iban allá, segun muchos, con mercaderías y cosas de nuestra España. Los reyes de Egipto tuvieron la contratacion de las especias, olores y medicinas orientales mucho tiempo, comprando de alárabes, persas, indianos. y otras gentes de Asia, y vendiéndolas á scitas, alemanes, italianos, franceses, griegos, moros y otros hombres de Europa. Valia el trato de la especiería al rey Tolomeo Auleta, padre de Cleópatra, la de Marco Antonio, doce talentos, segun Estrabon, cada un año, que son siete millones de nuestra moneda. Romanos tomaron aquel trato con el mesmo reino, y dicen que les valia mas; empero fuése disminuyendo con la inclinacion del imperio, y en fin se perdió. Mercaderes que corren mar y tierra por la ganancia, hicieron la contratacion en Cafa y otros lugares de la Tana ó Tanais; pero con grandísimo trabajo y costa, ca subian las especias por el rio Indo al rio Uxo, atravesando á Bater, que es la Batriana, en camellos. Por Uxo, que agora dicen Camu, las metian en el mar Caspio, y de allí las llevaban á muchas partes; mas la principal era Citraca, en el rio Ra, dicho al presente Volga, donde iban por ellas armenios, medos, partos, persianos y otros. De Citraca las subian á Tartaria, que antes era Scitia, por la Volga, y en caballos la ponian en Cafa, que antiguamente se dijo Teodosia, y en otros puertos allí cerca de la Tana. De donde las tomaban alemanes, latinos, griegos, moros y otras gentes de nuestra Europa. Y aun poco há iban allí por ellas venecianos, ginoveses y otros cristia➡ nos. Trajeron después las especias y otras mercaderías de la India, que llegaban al mar Caspio, á Trapisonda, bajándolas al mar Mayor ó Póntico, por el Hásis, que agora nombran Faso. Mas perdióse la contratacion con aquel imperio, que deshicieron los turcos poco há. Entonces las portearon por Eufrates arriba, que cae dentro del mar Pérsico, y por cargas desde aquel rio á Damasco, Alepo, Barut y otros puertos del mar Mediterráneo, y los soldanes del Cairo tornaron el trato de las especias al mar Bermejo y Alejandría por el Nilo, como solia ser, pero no en tanta abundancia. Los reyes de Portugal la tienen al presente, por la via y negocia→ cion que oistes, en Lisbona y Anvers, no sin invidia de muchos codiciosos y ruines, que importunan al Turco y á otros reyes que se lo estorben y quiten; mas con ayuda de Dios no podrán. Pablo Centurion, de Génova, fué á Moscovia, el año de 20, á inducir al rey Basilio que trujese á su reino el trato y mercadería de las especias, prometiéndole grande ganancia con poco gasto; empero el Rey no lo quiso tentar, cuanto mas hacer, entendiendo el grande camino y trabajo que seria; ca las tenian de subir por el Indo á tierra de Bater, de allí en camellos al Camu, y por aquel rio á Estrava, y luego á Citraca, que están en el Caspio. De Citraca llevarlas por la Volga á Oca, rio grande, y después á Mosco, siempre rio arriba, porque todos tres vienen á ser uno hasta Moscovia, ciudad; y de allí por su tierra al mar Germánico y Venedico, donde son Ribalia, Riga, Danzuic, Rostoc y-Lubec, pueblos de Li

y

bonia, Polonia, Prusia, Sajonia, provincias de Alemaña que gastan muchas especias. Mas molidas y estragadas vinieran por este camino las especias que no vienen en las carabelas de Portugal, que no se tocan hasta Lisbona desde que las cargan en la India. Digo esto porque afirmaba este ginovés corromperse las especias en tan larga navegacion.Soliman, turco, ha tambien procurado echar de Arabia y de la India los portugueses para tomar él aquel negocio de las especias, y no ha podido; aunque juntamente con ello pretendia dañar á los persianos, y extender sus armas y nombre por allá. De manera pues que Soleiman, eunuco, Basá, pasó galeras del mar Mediterráneo al Bermejo y al Océano por el Nilo y por tierra. El año de 37 fué á Dio, ciudad é isla cabe el Nilo con flota y ejército; sitióla, combatióla reciamente, y no la pudo ganar, ca los portugueses la defendieron gentilmente, haciendo maravillas por tierra y por agua. Era medroso como capado, y cruel como medroso. Llevó á Constantinopla las narices y orejas de los portugueses que mató, para mostrar su valentía.

Descubrimiento del Perú.

De mil y trecientas leguas de tierra que ponen costa á costa del estrecho de Magallanes al rio Perú, las quinientas que hay del estrecho á Chirinara ó Chile costeó un galeon de don Gutierrez de Vargas, obispo de Plasencia, el año de 44, y las otras descubrieron y conquistaron en diversas veces y años Francisco Pizarro y Diego de Almagro y sus capitanes y gente. Quisiera seguir en este descubrimiento y conquistas la órden que hasta aquí, dando á cada costa su guerra y tiempo, segun continuamos la geografia; mas déjolo por no replicar una cosa muchas veces. Así que, trastrocando nuestra propuesta órden, digo que residiendo Pedrarias de Avila, gobernador de Castilla de Oro, en Panamá, hubo algunos vecinos de aquella ciudad codiciosos de buscar nuevas tierras; empero unos querian ir hácia levante, al rio Perú, á topar con las tierras que debajo la línea Equinocial están, imaginando sus muchas riquezas; y otros querian ir hácia poniente, á lo de Nicaragua, que tenia fama de rica y fresca tierra, con muchos jardines y frutas; que tal informacion y lengua tuvo Vasco Nuñez de Balboa, y aun para ir allá habia hecho y comenzado cuatro navíos. Pedrarias se inclinó mas á Nicaragua que á lo oriental, y envió allá, segun después dirémos, aquellos navíos. Diego de Almagro y Francisco Pizarro, que ricos eran y antiguos en aquellas tierras, hicieron compañía con Hernando Luque, señor de la Taboga, maestre escuela de Panamá, clérigo rico, y que llamaron Hernando loco, por ello. Juraron todos tres de no apartar compañía por gastos ni reveses que les viniesen, y de partir igualmente la ganancia, riquezas y tierras que descubriesen y adquiriesen todos juntos y cada uno por sí. Entró en la capitulacion, á lo que algunos dicen, Pedrarias de Avila; mas salióse antes de tiempo por las ruines nuevas que de las tierras de la línea trajera su capitan Francisco Becerra. Concertada pues y capitulada la compañía, ordenaron que Francisco Pizarro fuese á descubrir, y Hernando Luque quedase á granjear las haciendas de todos, y Diego de Almagro que anduviese á proveer de

gente, armas y comida al Pizarro, donde quiera que descubriese y poblase; y aun tambien que conquistase él por su parte, si hallase coyuntura y disposicion en la tierra que llegase. Año pues de 1525 fueron á descobrir y poblar, con licencia del gobernador Pedrarias, segun dicen algunos, Francisco Pizarro é Diego de Almagro. El Pizarro partió primero con ciento y catorce hombres en un navío. Navegó hasta cien leguas, y tomó tierra en parte que los naturales se le defendieron, y le hirieron de flecha siete veces, y aun le mataron algunos españoles; por lo cual se volvió á Chinchama, que cerca es de Panamá, arrepentido de la empresa. Almagro, que por acabar un navío partió algo después, fué con setenta españoles á dar en el rio que llamó de Sant Juan, y como no halló rastro de su compañero, tornó atrás. Salió á tierra, donde vió señales de haber estado alli españoles, y fué al lugar que hirieron á Pizarro, y porque peleando le quebraron los indios un ojo y lo maltrataron su gente, quemó el pueblo, y dió vuelta á Panamá, pensando que otro tanto habia hecho Pizarro. Mas como entendió que estaba en Chinchama, fuése luego allá para comunicar con él la vuelta á la tierra que habian descubierto; ca le paresciera bien y con oro. Juntaron allí hasta docientos españoles y algunos indios de servicio. Embarcáronse con ellos en sus dos navíos y en tres grandes canoas que hicieron. Navegaron con muy gran trabajo y peligro de las corrientes que causa el continuo viento sur en aquellas riberas. Mas á la fin tomaron tierra en una costa anegada, llena de rios y manglares, y tan lluviosa, que casi nunca escampaba. Viven allí los hombres sobre árboles, á manera de picazas, y son guerreros y esforzados; y así, defendieron su tierra matando hartos españoles. Acudian tantos á la marina con armas, que la hinchian, y voceaban reciamente á los nuestros, llamándolos hijos de la espuma del mar, sobre que andaban, ó que no tenian padres; hombres desterrados ó haraganes, que no paraban en cabo ninguno á cultivar la tierra para tener qué comer; y decian que no querian en su tierra hombres de cabellos en las caras, ni vagamundos que corrompiesen sus antiguas y santas costumbres; y eran ellos muy grandes putos, por lo cual tratan mal á las mujeres. Son todos muy ajudiados en gesto y habla, ca tienen grandes narices y hablan de papo. Ellas andan tresquiladas y fajadas y con anillos solamente. Ellos visten camisas cortas, que no les cubren sus vergüenzas, y traen coronas como de frailes, sino que cortan todo el cabello por delante y por detrás, y dejan crescer los lados. Traen asimesmo esmeraldas y otras cosas en las narices y orejas; sartales de oro, turquesas, piedras blancas y coloradas. Pizarro y Almagro deseaban conquistar aquella tierra por la muestra de piedras y oro que los naturales tenian; mas como la hambre y la guerra les habia muerto muchos españoles, no podian sin nuevo socorro. E así, fué Almagro á Panamá por ochenta españoles, con los cuales y con la comida y refresco, que tambien trujo, cobraron ánimo los hambrientos que vivos estaban. Habíanse mantenido muchos dias con palmitos amargos, marisco, pesca, aunque poca, Ꭹ fruta de manglares que es sin zumo ni sabor, y si alguno tiene, es amargo y salado. Nascen estos árboles

ribera de la mar, y aun dentro en ella y en tierras salobres. Llevan muy gran fruta y pequeña hoja, aunque muy verde. Son muy altos, derechos y recios; por lo cual hacen dellos mástiles de naos.

Continuacion del descubrimiento del Perú.

Estaban los españoles tan flacos y desesperados en aquellos manglares, y sentíanse tan desiguales para con los naturales de allí, que, aun con los ochenta compañeros recien venidos no se atrevieron á guerrearlos; antes se fueron luego á Catamez, tierra sin manglares, y de mucho maiz y comida, y que restauró á muchos la vida, y alegró á todos, porque los de allí traian sembradas las caras de muchos clavos de oro; ca se las horadan por muchos lugares, y meten un grano ó clavo de oro por cada agujero, y muchos meten turquesas y finas esmeraldas. Ya pensaban Pizarro y Almagro fenescer alli sus trabajos y enriquecer sobre cuantos españoles en Indias habia, y no cabian de gozo ellos ui los suyos; mas luego se les destempló su placer con la muchedumbre de indios armados que á ellos salieron, y ni osaron pelear con ellos ni estar allí, sino que sobre acuerdo Almagro tornó á Panamá por mas gente, y Pizarro á la isla del Gallo á lo esperar. Andaban los españoles tan medrosos, descontentos y ganosos de Panamá, que renegaban del Perú y de las riquezas de la Equinocial; é quisieran muchos dellos irse con Almagro; mas no los dejaron ir ni aun escrebir, porque no infamasen aquella tierra, y estorbasen el socorro por que Almagro iba. Empero ni pudieron encubrir á los de Panamá los trabajos y muertes que les habían sucedido en aquella mala tierra, ni estorbar las cartas de nuevas y quejas que algunos escribieron; porque un Sarabia, de Trujillo, envió cartas de ciertos amigos suyos, ó como dicen otros, una suya firmada de muchos, á Pascual de Andagoya, envuelta en un gran ovillo de algodon, so color que le hiciesen dél una manta, que andaba desnudo. Contenia la carta todos los males, muertes é trabajos pasados en el descubrimiento; agravios y fuerzas y quejas de los capitanes, que les impedian la vuelta. Era, en fin, peticion para que les diese licencia é mandamiento el Gobernador, que no les forzasen á estar allí, y al pié de la carta puso:

Pues, señor gobernador, Mirelo bien por entero; Que allá va el recogedor,

Y acá queda el carnicero.

y por ser pocos se pasó á una islà despoblada, seis leguas de tierra, que llamó Gorgona, por sus muchas fuentes y arroyos. En la cual se sustentaron sin pan ningu→ no, comiendo cangrejos leonados de tierra, cangrejos de mar, culebras grandes, y algo que pescaban, hasta que tornó de Panamá el navío de Almagro; y luego que fué vuelto, navegó Pizarro para Motupe, que cae cerca de Tangarara; de allí volvió al rio Chira, é tomó muchas ovejas cervales para comer, yalgunos hombres para lengua, en los pueblos que llamaban Pohechos. Hizo salir á tierra en Túmbez á Pedro de Candía, que volvió espantado de las riquezas de la casa del rey Atabaliba; nuevas que alegraron mucho á todos. Pizarro, que habia hallado. la riqueza y tierra tanto por él deseada, se fué luego á Panamá para venir en España á pedir al Emperador la gobernacion del Perú. Dos españoles se quedaron allí, no sé si por mandado de Pizarro, para que aprendiesen la lengua é secretos de aquella tierra, entre tanto que él iba y venia, ó si por codicia del oro y plata que Candía certificaba; mas sé decir que los mataron indios. Anduvo Francisco Pizarro mas de tres años en este descubrimiento, que llamaron del Perú, pasando grandes trabajos, hambre, peligros, temores y dichos agudos

Francisco Pizarro hecho gobernador del Perú.

Como Pizarro llegó á Panamá comunicó con Alma→ gro y Luque la bondad y riqueza de Túmbez y rio Chira. Ellos holgaron mucho con tales nuevas, y le dieron mil pesos de oro, y aun buscaron emprestada buena parte dellos. Porque, aunque todos eran de los mas ricos vecinos de aquella ciudad, estaban pobres con los muchos gastos que habian hecho aquellos tres años en el descubrimiento. Vino pues á España Francisco Pizar➡ ro, pidió la gobernacion del Perú, presentando en consejo de Indias la relacion de su descubrimiento y gasto. El Emperador lo hizo por ello adelantado, capitan general é gobernador del Perú y Nueva-Castilla ; que tal nombre pusieron á las tierras allí descubiertas. Francisco Pizarro prometió grandes riquezas y reinos por sus mercedes y títulos. Publicó mas riquezas que sabia, aunque no tanta como era, porque fuesen muchos con él, y embarcóse muy alegre y acompañado de cuatro her→ manos, que fueron Fernando, Juan y Gonzalo Pizarro, y Francisco Martin de Alcántara, hermano de madre. Fernando Pizarro era solamente legítimo, Gonzalo Pizarro y Juan Pizarro eran hermanos de madre. Entraron los Pizarros en Panamá con gran fausto y pompa; mas no fueron bien recebidos de Almagro, que muy

Era ya venido á Panamá por gobernador, cuando Almagro llegó, Pedro de los Rios; el cual dió manda-corrido y quejoso estaba de Francisco Pizarro; porque miento, y envió á su criado Tafur, para que cada uno de los que con Pizarro estaban en la isla del Gallo, pudiese libremente volverse á su casa, poniendo grandes penas á quien se lo impidiese. Con este mandamiento de Pedro de los Rios, huyeron de Almagro todos los que querian ir con él, que gran tristeza le fué; é de Pizarro cuantos con él estaban, sino fueron Bartolomé Ruiz de Moguer, su piloto, y otros doce, entre los cuales fué Pedro de Candía, griego y natural de aquella isla. Cuanto pensamiento y pesar cargó desto á Pizarro no se puede contar. Dió muchas gracias y promesas á los que se quedaron con él, loándolos de buenos é constantes amigos,

siendo tan amigos, lo habia excluido de los honores é títulos que para sí traia; y porque siendo compañeros en los gastos, queria echarlo de la ganancia como de la honra, pues no le dejaba parte en el mando ni gobierno; y lo que mucho sentia era, que habiendo él puesto mas hacienda y perdido un ojo en el descubrimiento, no lo habia dicho al Emperador. Decia, en fin, que queria mas honra que hacienda. Francisco Pizarro se le desculpaba con que no habia querido el Emperador darle nada para él, aunque se lo habia suplicado. Prometia de negocialle otra gobernacion en la mesma tierra, y renunciarle luego el adelantamiento, y de no apar

tar compañía; y decia que, siendo compañeros, era tambien él gobernador; y así, podria mandar y disponer de todo como le pluguiese. Mas aun con todo esto no se aplacaba nada Diego de Almagro. Tanto era su odio, ó queja que con razon le parescia tener, y creyendo que todo era palabras de cumplimiento é imposible, y como tenia en su poder la poca hacendilla que habia quedado, hacia padescer mucha necesidad á los Pizarros, que traian grande costa y pocos dineros. Fernando Pizarro, que mayor de todos era, sentia mucho aqueHo, tomando por afrenta que Almagro los tratase así. Reprehendió al Gobernador, su hermano, porque lo sufria, é indignó á los otros hermanos y á muchos contra él. De donde nació un perpetuo rancor entre Almagro y Fernando Pizarro, que sus hermanos mas blandos y amorosos eran. Francisco Pizarro deseaba mucho tornar en gracia de Almagro, porque sin él no podia ir á su gobernacion tan presto, ni tan honrosa ni provechosamente, y buscó medios para la reconciliacion. Entrevinieron en ella muchos, especial de los nuevamen¬ te venidos de España, que ya se habian comido las capas, y concertáronlos en fin con medios de Antonio de la Gama, juez de residencia. Almagro dió setecientos pesos y las armas y vituallas que tenia, y Pizarro se partió con los mas hombres é caballos que pudo, en dos navíos. Tuvo contrario viento para llegar á Túmbez, y desembarcó en la tierra propiamente del Perú; de la cual tomaron nombre las grandes y ricas provincias que şe descubrieron y conquistaron, buscando á ella sola. Quien primero tuvo nueva del rio Perú fué Francisco Becerra, capitan de Pedrarias de Avila; que partiendo de Comagre con ciento y cincuenta españoles, llegó á la punta de Piñas; mas volvióse de allí, porque los del rio Jumeto le dijeron que la tierra del Perú era áspera, y la gente belicosa. Algunos dicen que Balboa tuvo relacion de cómo aquella tierra del Perú tenia oro y esmeraldas. Sea así ó no sea, es cierto que habia en Panamá gran fama del Perú cuando Pizarro y Almagro armaron para ir allá. Era tan mala tierra donde Pizarro salió, y llevaba ojo á la de Túmbez, que no paró allí. Siguió la costa por tierra; que, como es áspera, se despeaban en ella hombres é caballos. E como tiene muchos rios, á la sazon crescidos, se ahogaron algunos que no sabian nadar, y aun Francisco Pizarro, segun cuentan, pasaba los enfermos á cuestas ; que muchos adolecieron luego con la mudanza de aires y falta de comida. Andando así, llegaron á Coaque, lugar bien proveido y rico, donde se refrescaron asaz cumplidamente, y hubieron mucho oro y esmeraldas; de las cuales quebraron algunas para ver si eran finas, porque hallaban tambien muchas piedras falsas de aquel mesmo color. Apenas habian satisfecho al cansancio y hambre, cuando les sobrevino un nuevo y feo mal, que llamaban berrugas, aunque, segun atormentaban y dolian, eran bubas. Salian aquellas berrugas ó pupas á las cejas, parices, orejas é otras partes de la cara y cuerpo, tan grandes como nueces, y muy sangrientas. Como era nueva enfermedad, no sabian qué hacerse, y renegaban de la tierra y de quien á ella los trajo, vién¬ dose tan feos; pero como no tenian en qué tornarse á Panamá, sufrian. Pizarro, aunque sentia la dolencia y

muertes de sus compañeros, no dejó la empresa. Antes envió veinte mil pesos de oro á Diego de Almagro para que le enviase de Panamá y de Nicaragua los mas hombres, caballos, armas y vituallas que pudiese, y para abonar la tierra de su conquista, que tenia ruin fama. Caminó tras este despacho hasta Puerto-Viejo, á veces peleando con los indios y á veces rescatando. Estando allí vinieron Sebastian de Benalcázar y Juan Fernandez, con gente y caballos, de Nicaragua; que no poca alegría y ayuda fueron para pacificar aquella costa de PuertoViejo.

La guerra que Francisco Pizarro hizo en la isla Puna.

Dijeron á Francisco Pizarro sus lenguas, que eran Filipe y Francisco, natural de Pohechos, cómo cerca de allí estaba Puna, isla rica, aunque de hombres valientes. Pizarro, que tenia ya muchos españoles, a acordó ir allá, y mandó á los indios hacer balsas en que pasar los caballos y aun hombres. Son las balsas hechas de cinco ó siete ó nueve vigas largas y livianas, á manera de la mano de un hombre, porque la madera de medio es mas larga que las otras por entrambas partes, y cada una de las otras es mas corta cuanto mas al cabo está. Van llanas y atadas, y es ordinario navegar en ellas. Al pasar de tierra á la isla quisieron los indios cortar las cuerdas á las balsas y ahogar los cristianos, segun á Pizarro avisaron sus farautes; y ansí, mandó á los españoles que llevasen desenvainadas las espadas, por meter miedo á los indios. Fué Pizarro bien y pacíficamente rescebido del gobernador de Puna; mas no mucho después ordenó de matar los españoles por lo que hacian en las mujeres y ropa. Pizarro lo prendió luego que lo supo, sin alboroto ninguno. Los isleños cercaron otro dia en amaneciendo el real de cristianos, amenazándolos de muerte si no les daban su gobernador y hacienda. Pizarro ordenó su gente para la batalla y envió corriendo ciertos de caballo á socorrer los navíos, que tambien los indios combatian en sus balsas. Pelearon los indios, como esforzados que eran, por cobrar su capitan y ropa; empero fueron vencidos, quedando muchos dellos muertos y heridos. Murieron tambien tres ó cuatro españoles, y quedaron heridos muchos, y peor que ninguno Fernando Pizarro en una rodilla. Con esta victoria hubieron mucho despojo en ropa y oro; la cual repartió luego Pizarro entre los que tenia, porque después no pidiesen parte dello los que venian de Nicaragua con Fernando de Soto. Comenzaron tras esto á enfermar los españoles, como la tierra los probaba, á cuya causa y porque se andaban los isleños con balsas entre los manglares sin hacer paz ni guerra, determinó Pizarro de ir á Túmbez, que cerca estaba; pero antes que digamos lo que le avino allá, es bien decir algo desta isla, pues en ella tuvo Pizarro la primera nueva de Atabaliba. Puna boja doce leguas, y está de Túmbez otras tantas. Estaba llena de gente, de ovejas cervales y de venados. Eran los hombres amigos de pescar y de cazar; eran esforzados, y en la guerra diestros y temidos de sus comarcanos. Peleaban con hondas, porras, varas arrojadizas, hachas de plata y cobre, lanzas con los hierros de oro. Visten algodon de muchas colores. Ellos traen por caperuzas unas made

1

« AnteriorContinuar »