S tanto lo que debemos à nuestro esclarecido Patron el Apostol Santiago, y tan innumera→ bles los beneficios que el Cielo comunica desde esa Santa Iglesia, no solo à nuestros Reynos, sino à todoslos del Orbe Catolico, que debiendose orde→ nar nuestros desvelos à mayor gloria de Dios por la del Santo Apostol; no puedo yo imaginar mejor Pa+ trono para ofrecerle mis conatos, que la mediacion de V. S. I. à cuyo honor se dedican: por no haber en este Libro mas asunto que el de publicar las prerogativas, las excelencias, las glorias, que el Cielo, los Papas, y los Reyes han depositado en esa Iglesia: el Cielo, escogiendola entre todas las de España y del Mundo, para engrandecerla por su escogido Apostol: los Papas, concediendola honores, no solo con la expresion de que à imitacion de la Santa Sede goce de Cardenales, sino eximiendola de quien no sea Vicario de Jesu Christo, y dandola jurisdiccion sobre Iglesias que tocaron à diversas Provincias. Los Reyes, haciendo tributario suyo à todo el Reyno, ensalzandola con Donaciones verdaderamente Reales, Villas, Islas, Iglesias, Condados, Siervos, y Vasallos, con que asi la Dignidad de la Mitra, como el Cuerpo de ese Apostolico Cabildo, engrandezcan su decoro, y tributen à Dios cultos de los mas distinguidos. Los Prelados, que Dios ha colocado como Soles en ese Firmamento, son aqui blanco de la principal observacion y si antés aparecian entre nubes, creo se disipan ya, y brillarán sin lunares de sombras. Los Astros del Cuerpo Capitular aparecen desde lo antiguo con tanta magnitud, que en lo visto hasta aqui no me acuerdo haber leído, que ningun Rey tratase de Grandé à otro Cabildo sino à ese de V. S. I. (*) Y realmente despedian tal resplandor, que repetidas ve : (*) D. Ordoño II. aqui, pag. 110. col. Loppis, I ces ces se tomaban de aí para presidir è ilustrar otras Iglesias, saliendo no uno ù otro, sino à pares, como todo lo afianza el proceso de estas Memorias, con individualidades honorificas, que debo remitir à quien las lea, por el motivo de no omitir ninguna. Yo las ofrezco todas à V. S. I. con el mas reverente rendimiento, nacido de un vivisimo deseo de contribuir à divulgar la antiguedad de sus prerogativas, la grandeza de sus excelencias, los favores del Cielo, las honras de la tierra, y que todos engrandezcan à Dios en esa Santa Iglesia, y à mí me reconozcan por el menor esclavo del Apostol, y de sus Ilustrisinios Ministros. PARA EL QUE LEYER E. EL orden alfabetico que dirige la continuacion de estos Libros, nos ofrece ahora la Santa Iglesia de IRIA, à quien perteneció desde lo antiguo todo el ámbito de Galicia por la parte Occidental y Boreal del Continente. Su mayor fama y aumento provino del Celestial Tesoro con que Dios la dotó, honrandola con el Cuerpo del Apostol Sanlevantantiago. Esta mayor excelencia atrajo à sí la menor, dose con la Sede, y dandola el Apostol su nombre. Con esto se conocerá, que lo mismo es Silla Iriense, que la actual de Santiago. Al principio no fue mas que Episcopal: pero despues de manifestar el Cielo la preciosa Margarita que encerraba aquel campo, y quando ya se fueron disipando las guerras, la elevó la Sede Apostolica al honor de Metrópoli. Por ahora tratamos unicamente del estado antiguo, en lo que hay desde el primero hasta el ultimo Obispo. fuese Este es el tiempo mas obscuro y menos surtido de instrumentos para el público. Yo me lisonjeaba de adelantar que el Ilmo. mucho la materia, por haber tenido la honra de y Apostolico Cabildo mandase franquearme quantos documentos fuesen conducentes à mi asunto. En efecto, diputó para el fin à uno de los mas condecorados Señores Capitulares, con quien empecé à seguir correspondiencia. Pero ya por muchas ocupaciones, ya por falta de salud, se me pasaron tres años sin lograr documentos en la conformidad necesaria para el fin : y viendo que mi Obra no podia detenerse tan notablemente, resolví sacarla à luz con los pocos documentos que tenia, fiando à mejor fortuna los progresos. El Ilmo. Cabildo deseó resarcir despues estos perjuicios: pero habien do |