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Las primeras noticias de la desobediencia de Olid las tuvo Cortés á la llegada del factor Gonzalo de Salazar, quien en la isla de Cuba se informó del suceso, y arribando á Veracruz lo puso en conocimiento de Cortés, el cual habla de ello á Cárlos V. en su carta de 15 de octubre de 1524, siendo muy de notar la brevedad de las comunicaciones entre Veracruz y la capital, pues dice en ella Cortés que hacia solos dos dias que Salazar habia llegado á aquel punto, y ya se habian recibido en Mégico las noticias que conducia. Con este aviso, Cortés aprestó en Veracruz dos buques con ciento y cincuenta hombres que despachó á las órdenes de su pariente Francisco de las Casas, que acababa de venir de España, el cual llegó con estas fuerzas al puerto del Triunfo de la Cruz, cerca del cual Olid tenia formada una villa del mismo nombre. Cuando Casas se presentó en aquel punto, Olid tenia consigo muy pocos soldados, habiendo despachado su principal fuerza contra Gil Gonzalez de Avila, que estaba conquistando en aquella misma provincia, por lo cual la audiencia de la Española, queriendo evitar los desastres que eran la consecuencia de estas guerras entre los conquistadores, habia enviado á su fiscal el Br. Pedro Moreno para intimar á Casas que se volviese á la Nueva-España, y á Avila y á Olid que cesasen en la guerra que se estaban haciendo, y tambien llevaba mandamiento para que Pedro de Alvarado, que se decia venia por tierra por órden de Cortés contra Olid, no pasase adelante.

Cristóbal de Olid, viendo que en un encuentro naval con Casas habia sido echada á pique una de dos caravelas que tenia y perdido algunos hombres, trató de entretenerle con propuestas de avenimiento, mientras llegaban las fuerzas que habia mandado contra Avila, á las que dió órden de retroceder; pero entre tanto la fortuna, que muchas veces lisongea para hacer mas segura la ruina, hizo que un norte violento que se levantó, diese al traves en la playa con las naves de Casas, quien cayó prisionero en manos de su contrario, el cual tuvo tambien la buena suerte de apoderarse de la persona de Avila. Aumentadas así sus fuerzas, pues á los soldados prisioneros los puso en libertad, exigiéndoles juramento de servirle contra Cortés si este intentaba atacarle, esperaba seguro en Naco, que era el pueblo principal del pais, la venida que ya se anunciaba de aquel.

Las fuerzas que acompañaban á Cortés eran ciento y cincuenta caballos y otros tantos infantes españoles la flor de los conquistadores, llevando consigo á los capitanes mas distinguidos y entre ellos á su fiel amigo Gonzalo de Sandoval, que no se apartó de él ni en la buena ni en la adversa fortuna. Acordó tambien llevar consigo á Cuautemotzin y á los señores megicanos mas principales, que hubieran podido causar algunas inquietudes en su ausencia, y ademas le acompañaron tres mil soldados de aquella nacion. El aparato de la marcha era bien diverso del modesto tren con que habia venido á la conquista y tenia cierto aire de la comitiva de un príncipe asiático, aunque

no por esto desmentia el valor y el sufrimiento de que tenia dadas tantas pruebas, y que ahora mas que nunca eran necesarios. Segun nos ha dejado escrito Bernal Diaz, que se unió en Goazacoalco á su general, este, ademas de varios capellanes, se habia hecho acompañar por mayordomo, maestresala, botiller, repostero, despensero, encargado de la bajilla de oro y plata que era considerable, camarero, médico, cirujano, muchos pages de su persona, dos pages de la lanza, ocho mozos de espuelas, dos cazadores alconeros, y en adicion á esta familia de un gran señor, llevaba tambien para su diversion cinco chirimias y sacabuches y dulzainas, y un volteador, y otro que jugaba de manos y hacia títeres, y para el cuidado de sus monturas y fardelage un caballerizo con tres acemileros españoles, y entre las provisiones de boca se contaba una gran manada de cerdos que iban pastanpor el camino.

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Con todo este gran tren se dirigió la marcha por Orizava á Goazacoalco, siendo Cortés recibido en todas las poblaciones por donde pasaba, con el mayor aparato y pompa. El ayuntamiento de Goazacoalco salió á encontrarle á treinta leguas de distancia, y para que pasase el rio tenian preparadas mas de trescientas canoas, atadas de dos en dos, y á la entrada de la villa estaban dispuestos arcos triunfales, y le festejaron con escaramuzas de moros y cristianos, fuegos de artificio y otras diversiones, que aun en este género de cosas manifiestan los adelantos que habia habido en cuatro años. Doña Marina, que acompañaba

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á Cortés en esta expedicion, (1) era nativa de estas inmediaciones; en su trato con Cortés habia tenido de él un hijo llamado D. Martin que veremos figurar, aunque de una manera desgraciada, en el curso de estas Disertaciones, y en un pueblo cerca de Orizava, se habia casado con un español de distincion llamado Juan de Jaramillo, á quien se dió un buen repartimiento. Estando Cortés en Goazacoalco hizo reunir á los caciques de aquellos contornos para hablarles sobre la religion y sobre el buen tratamiento que habia mandado se les hiciese, y entre ellos se presentó un hermano de Doña Marina llamado Lázaro con su madre. Esta reconociéndola, estaba llena de temor porque por predileccion á este hermano, habido en un segundo matrimonio, habia vendido á Doña Marina, siendo niña, á unos mercaderes de Jicalango que la llevaron á Tabasco, cuyo cacique la entregó á los españoles, de los cuales perteneció primero á Portocarrero, y por el viage de este á España quedó en poder de Cortés. Doña Marina, viendo llorar á su madre, la abrazó y consoló; disculpó la accion de venderla, diciéndole que no sabia lo que habia hecho y que se la perdonaba; y le hizo muchos presentes de joyas y ropa, todo lo cual prueba su buen corazon y le aseguró que era muy feliz siendo cristiana, y por tener un hijo de su amo y

[1] Gerónimo de Aguilar el intérprete, no acompañó á Cortés en este viage, pero no porque hubiese mucrto, como dice Bernal Diaz, pues en el cabildo de 28 de noviembre de

1525 pidió solar para construir casa en Mégico, de que se le hizo merced en la calle de Martin Lopez, que creo era la que ahora se llama de los bajos de Balvanera.

señor Cortés, así como por estar casada con un caballero tal como era su marido Juan de Jaramillo. Bernal Diaz, testigo presencial de este suceso, lo certifica con juramento y no deja pasar la ocasion de compararlo con la venta de José por sus hermanos, y con el reconocimiento que de él hicieron cuando fueron á comprar trigo á Egipto.

Esta es la vez postrera que la historia hace mencion de esta muger extraordinaria, que pasó probablemente el resto de sus dias con su marido en el repartimiento de este. Ella hizo grandes servicios á Cortés, que no hubiera podido egecutar sin ella su plan, fundado en las relaciones que contrajo con los habitantes del pais, dividiéndolos entre sí y poniéndolos en accion unos contra otros, para lo cual era indispensable un medio de comunicacion seguro, inteligente y fiel. Solis sospecha que la poco recatada intimidad de Cortés con su intérprete fué un medio, que aquel escritor justamente reprende, empleado por el conquistador para asegurarse la fidelidad y afecto de esta muger; pero ella se explica mas naturalmente, sin ocurrir á este artificio político, por la demasiada propension que Cortes tenia al bello sexo. Doña Marina por otra parte favoreció en todo á sus paisanos á quienes servia de medianera para con Cortés, y así logró adquirir grande influjo sobre ellos, y su memoria se conserva en las tradiciones y cantares populares con el nombre de la Malinche.

Desde la salida de Goazacoalco comenzaron á ex

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