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que

la ignorancia de todos los inventos que habian hecho una revolucion completa en el arte de la guerra en Europa, y de todos los adelantos que habia habido en las ciencias y consiguientemente en las artes, se verá el nuevo mundo no estaba en manera alguna en estado de entrar en lucha con el antiguo; que su descubrimiento no seria mas que la señal de su dependencia, y que habia de ser necesariamente la presa de la primera nacion de Europa que tuviera conocimiento de su existencia.

Este conocimiento no podia estar oculto ya por mas tiempo. A medida que los gobiernos europeos habian adquirido estabilidad y poder, las ciencias habian hecho considerables progresos, y estos, unidos á los adelantos prácticos de la navegacion, debian precisamente conducir á un conocimiento perfecto de la figura del globo que habitamos, de la posibilidad de la navegacion al rededor de él y de la probabilidad de encontrar nuevas tierras en el inmenso espacio hasta entónces ignorado: habia llegado ya el siglo en que, cumpliéndose la célebre profecía del trágico español, el Occéano rompiese las prisiones que impedian el conocimiento de las verdades físicas ocultas en su tiempo, en que se descubriese un gran continente, y en que la diosa de los mares diese á conocer un nuevo mundo.

Cuanto mas medito sobre estas palabras de Séneca en el coro con que termina el 2o acto de su Medea, mas y mas me convenzo que ellas no son una figura poética, ni un recuerdo de la Atlántida de Pla

ton.

El Ariosto y el Tasso pudieron anunciar en sus poemas las navegaciones y conquistas de los españoles por una figura poética despues de sucedidas; pero un anuncio tan positivo, tantos siglos anticipado, confirmado por otra parte con igual aseveracion en las cuestiones naturales del mismo autor, no puede ser obra sino de una fuerte conviccion, fundada en el conocimiento físico del globo, que habia alcanzado aquel filósofo. El predecia lo que veia claramente en su razon, y yo no tengo duda que á Séneca no le faltó para realizar en sus dias las glorias futuras de su nacion, cuando las anunciaba como un triunfo del arte de la navegacion, mas que el uso de la brújula la audacia del navegante genoves.

y

No entra en el plan de estas disertaciones extenderme sobre las dificultades que D. Cristobal Colon tuvo que superar para hacer comprender sus ideas y para llevarlas á egecucion. El Sr. Fernandez de Navarrete, en su inapreciable coleccion de viages y descubrimientos de los españoles desde fines del siglo XV, ha publica lo todas las noticias y documentos concernientes á los cuatro viages de aquel célebre navegante, y el Sr. Yrwing ha agotado la materia dándole todo el brillo de su pluma. Bástenos decir, que persuadido Colon de la redondez del globo que habitamos, é inducido á error, por un cálculo equivocado, acerca de los grados de longitud que los portugueses habian corrido en sus navegaciones hacia el Oriente, que habian tenido por objeto hacerse dueños del comercio que los venecianos hacian con la India

por el

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mar rojo é istmo de Suez, creyó que navegando hácia el Occidente podria alcanzar en breve la extremidad del continente del Asia por aquel rumbo. Este fué el proyecto que presentó á diversos gobiernos de Europa, que todos tuvieron por quimérico y que comprendió y ejecutó la reina Isabel de Castilla. A sus expensas se armó la pequeña escuadra con que Colon dió la vela del puerto de Palos, y el dia 12 de octubre de 1492 será para siempre memorable por haberse descubierto en él la primera tierra de América en la isla de Guanahani, llamada por Colon de San Salvador, que es una de las islas turcas en el canal viejo de Bahama.

En el estado actual de los conocimientos astronómicos y cosmográficos, cuando el estudio de los principios de estas ciencias es uno de los elementares de una educacion algo atendida, es motivo de admiracion la dificultad que tuvo D. Cristobal Colon para hacer comprender y adoptar sus ideas, que hoy no solo están al alcance de todos, sino que ni aun podemos concebir como se pudieron tener nunca otras diversas; pero todavía es mas extraña la confusion que habia en estas mismas ideas en el espíritu del célebre almirante de las Indias. Asombrado al ver en su tercer viage las impetuosas corrientes de agua dulce que pasan entre la isla de Trinidad y la costa de Paria, causadas por las bocas del Orinoco, por este fenómeno y otras observaciones, vino á dar en la suposicion de si bien el mundo es redondo, segun lo que

habia creido y confirmaba Ptolomeo y otros escritores,

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