Complemento al estudio de la gramática española

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Sáenz de Jubera, hermanos, 1892 - 469 páginas
 

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Página 371 - Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos...
Página 357 - Ese cuerpo, señores, que con piadosos ojos estáis mirando, fue depositario de un alma, en quien el cielo puso infinita parte de sus riquezas: Ese es el cuerpo de Grisóstomo, que fue único en el ingenio, solo en la cortesía, extremo en la gentileza, fénix en la amistad, magnífico sin tasa, grave sin presunción, alegre sin bajeza: y finalmente, primero en todo lo que es ser bueno, y sin segundo en todo lo que fue ser desdichado.
Página 352 - Sueña el rico en su riqueza, Que más cuidados le ofrece; Sueña el pobre que padece Su miseria y su pobreza ; Sueña el que a medrar empieza, Sueña el que afana y pretende, Sueña el que agravia y ofende, Y en el mundo, en conclusión, Todos sueñan lo que son, Aunque ninguno lo entiende.
Página 362 - ... dicen las letras, que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas...
Página 359 - El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y de contento.
Página 370 - ¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, desta manera?
Página 366 - ... el almaizar que le labres y la manga que le bordes, y se ponga el de su amiga con la cifra de su nombre, a quien le dé los cautivos cuando de la guerra torne; y en batalla de cristianos de velle muerto te asombres, y plegue Alá que suceda cuando la mano le tomes; y si le has de aborrecer, que largos años le goces que es la mayor maldición que pueden darte los hombres.
Página 357 - Servía en la venta, asimesmo. una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera.
Página 343 - Acude, corre, vuela, traspasa el alta sierra, ocupa el llano, no perdones la espuela, no des paz a la mano, menea fulminando el hierro insano.
Página 359 - Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer.

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