Obras, Volumen 1

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T. Sanz, 1895
 

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Pasajes populares

Página xcv - Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos.
Página 2 - Cubrir los bellos ojos con la mano que ya me tiene muerto, cautela fue por cierto; que ansí doblar pensast.es mis enojos. Pero de tal cautela harto mayor ha sido el bien que el daño; que el resplandor extraño del sol se puede ver mientras se cela. Así que, aunque pensastes cubrir vuestra beldad, única, inmensa, yo os perdono la ofensa; pues, cubiertos, mejor verlos dejaste.
Página lxviii - Como el triste piloto que por el mar incierto se ve con turbios ojos sujeto de la pena sobre las corvas olas, que, vomitando arena, lo tienen de la espuma salpicado y cubierto, cuando sin esperanza, de espanto medio muerto, ve el fuego de Santelmo lucir sobre la antena, y adorando su lumbre, de gozo el alma llena, halla su nao cascada surgida en dulce puerto...
Página 145 - Ponzoña que se bebe por los ojos; Dura prisión, sabrosa al pensamiento; Lazo de oro cruel; dulce tormento; Confusión de locuras y de antojos; Bellas flores mezcladas con abrojos; Manjar que al corazón trae hambriento; Daño que siempre huye...
Página 13 - Amor mueve mis alas y tan alto las lleva el amoroso pensamiento que de hora en hora así subiendo siento quedar mi padecer más corto y falto. Temo tal vez mientras mi vuelo exalto; mas llega luego a mí mi conocimiento y pruébase que es poco en tal tormento por inmortal honor mi noble salto.
Página 94 - Van las ondas do el viento las envía , Y las de mi vivir do quiere el hado. No hallan suelo al golfo, ni hallado Será cabo jamás en mi porfía ; En el golfo hay mil monstruos que el mar cria; Mi recelo mil monstruos ha criado. En el mar guia el Norte, á mi una estrella; Nadie se Da del mar, de nada fio; Vasealli con temor, yo temeroso.
Página 3 - No miréis más, señora, con tan grande atención esa figura, no os mate vuestra propia hermosura. Huid, dama, la prueba de lo que puede en vos la beldad vuestra. Y no haga la muestra venganza de mi mal piadosa y nueva.
Página lxxvii - COLLI» Soberbias torres, altos edificios, que ya cubristeis siete excelsos montes, y ahora en descubiertos horizontes apenas de haber sido dais indicios; griegos liceos, célebres hospicios de Plutarcos, Platones Jenofontes, teatro que lidió rinocerontes, Olimpias, lustros, baños, sacrificios; ¿qué fuerzas deshicieron peregrinas la mayor pompa de la gloria humana, imperios, triunfos, armas y doctrinas?
Página 110 - Pasando el mar Leandro el animoso, en amoroso fuego todo ardiendo, esforzó el viento, y fuese embraveciendo el agua con un ímpetu furioso. Vencido del trabajo presuroso, contrastar a las ondas no pudiendo, y más del bien que allí perdía muriendo, que de su propia vida congojoso, como pudo esforzó su voz cansada, ya las ondas habló desta manera, (mas nunca fue...
Página 67 - ¡i-Jichoso desear, dichosa pena, dichosa fe, dichoso pensamiento, dichosa tal pasión y tal tormento, dichosa sujeción de tal cadena; dichosa fantasía, de gloria llena, dichoso aquel que siente lo que siento, dichoso el obstinado sufrimiento, dichoso mal, que tanto bien ordena; dichoso el tiempo que de vos...

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