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históricos son tantos, que seria preciso hacer contra esta supercheria mas de diez reparos gravísimos y concluyentes todos. ¿Qué español conocedor de los fueros de Soria y su Comunidad, podria fingir que Don Alfonso, cuya dominacion en aquel pais fué pasajera, pudiese llevar á los de Garray en su ejército por tanto tiempo que los niños de pecho se hicieron hombres de armas tomar, para lo cual debian pasar lo menos 16 años? ¿Qué campaña de Don Alfonso el Batallador duró por espacio de tan largo tiempo?

Pero oigamos algunos trozos de esta fábula inmoral, en latin, pues el decoro no permite traducir algunos de ellos.

«Temporibus namque ipsius » (Prudentii) Aragonensis Rex Il»dephonsus volens equitare su»pra Sarracenos regali edicto »præcepit ut singuli viri de sin»gulis domibus eum contra hos»tes Fidei sequerentur.»

¡Qué idea tendria de la formacion de ejércitos en el siglo XII el patrañero que escribió esta cláusula!

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»Dori habens nomen Garraya.»>

«Ut præfati sumus, fere om»nes viri istius castelli secuti sunt » exercitum Regis. In ipso castro »erant sacerdotes non pauci, qui »plus diligebant mundum et lu»brica mundi, quam servare fi»dem Catholicam et mandata »Fidei.»

Aqui se ve la mano del monje afrancesado, infamando al clero secular español. En todos los embustes galicanos de los siglos XII y XIII se ve siempre la idea de rebajar al clero español, cuyos diezmos solian comerle. Un monje español hubiera tenido probablemente mas conocimiento de las cosas del pais y sus leyes y costumbres: un clérigo secular no hubiera inventado una fábula tan indecorosa para su estado. Y ¿cómo era posible que en la escasez de clero de aquella época hubiera tantos curas en Garray?

«Aragonensis Rex Ildephon>>sus tam longo tempore cum »exercitu suo in Sarracenos exer»citando extitit quod filii relicti »a patribus lactantes ad matrum »ubera juvenes crescendo adulti »in finibus Sarracenorum geni»tores suos scrutarentur. »

El año 1108 casó Don Alfonso con Doña Urraca: en 1111

:

ya estaba en guerra este monarca con los Castellanos por las liviandades de su mujer, y entonces aun no se habia conquistado á Tarazona. ¿Cómo pudo Don Alfonso llevar á la gente de Garray por espacio de diez y seis años en su ejército contra los moros, cuando sus ba tallas eran muchas veces contra los Castellanos?

«Interea antiquissimus hostis, »>qui semper conatur decipere » hominem mortalem, sic decepit >>Sacerdotes istius castri, quod »turpi et illicito amore succensi >>>virorum illorum conyuges in »propriis domibus reciperent..

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Los de Garray, perseguidos y derrotados por sus propios hijos, hubieron de refugiarse en Moncayo, donde se fortificaron, y salian todos los dias á pelear desde allí con sus hijos. El falsario no sabia que desde Garray al Moncayo hay, por la parte mas corta, doce leguas, lo cual dificulta mucho las batallas diarias.

«Inter hæc mortuus est Rex »Aragonum et dissensio in reg»no, auctore diabolo, multos annos perduravit.»

El falsario ignoraba que Don Alfonso el Batallador, años antes de morir, habia entregado sus estados de Castilla á su entenado Don Alfonso VII. Tambien es falso que la disension durase en Aragon muchos años despues de la muerte de Don Alfonso. Por otra parte, Garray era de Castilla y no de Aragon.

San Prudencio no logró poner en paz á los padres con sus hijos de Garray. «Dissensio ista >erat in provintia et in Episco»patu B. Prudentii.»

Viniendo en esta ocasion todos los Arzobispos y Obispos por mandado del Papa al Concilio de Beziers en Francia, el Arzobispo de Toledo paró en Tarazona con sus sufragáneos,

y fueron hospedados por San Prudencio.

¿Qué Concilio de Beziers es al que asistieron los Obispos de España? No siendo general ¿qué tenian los Españoles que hacer alli? ¿Cuándo ha tenido el Arzobispo de Toledo que asistir á los Concilios provinciales ni nacionales de Francia? Aqui se ven dos cosas: la mano galicana, y la época de la falsificacion. A principios del siglo XIII tuvo varias veces que ir el Arzobispo Don Rodrigo Jimenez de Rada, por motivos particulares, á Roma y á Francia, con objeto de asistir á Concilios generales, y aun murió al regresar de uno de ellos. Estas idas y venidas á Francia del Arzobis

po Don Rodrigo, dieron lugar á que al falsario, hombre de escasa inventiva, se le antojase suponer, que lo mismo habia ocurrido cien años antes. De paso se fijaba la costumbre de que hubieran de acudir los Españoles á Francia hasta para los Concilios nacionales de allí. San Prudencio contó al Arzobispo y á sus huéspedes lo que le pasaba con los de Garray, y acordaron ir allá para exhortarlos á la paz.

Los de Garray vendieron á

los criados de los Obispos carne de gatos y perros, por burlarse de ellos. Al bendecir San Prudencio los manjares de la mesa, saltaron de los platos los gatos y los perros resucitados. Aterrados el Arzobispo y los Obispos (nimio timore perterriti), y eso que el caso era para risa mas que para miedo, huyeron á uña de caballo (equos petierunt et cum festinatione fugerunt). Al llegar á Serralva, monte que domina á Garray y sus inmediaciones, el Arzobispo y los Obispos se revistieron con paramentos, como para celebrar, y desde allí maldijeron á Garray y á todos sus habitantes, de cuyas resultas les entró una plaga de garrapatas, que acabó con ellos, haciendo el lugar inhabitable.

De esta manera se echó un borron, ó por mejor decir, se levantó un padron de ignominia, sobre el respetable suelo que cubre las cenizas de la inmortal Numancia, de grato recuerdo para todos los buenos Españoles. ¡Vergüenza y oprobio para el necio que inventó tan ridícula, estúpida é indecente fábula, profanando las cenizas de la ciudad invicta! A ningun español le parecerá inconveniente la dura

y fuerte calificacion que se acaba de estampar contra el inventor de ella, calificacion que no se permitiria en otro caso. El mismo P. Yepes dice acerca de ella, en su Crónica de San Benito (1).

«Yo me desobligara de contar >> algunos milagros que andan en andan en >>su vida, porque no merecen >>ver luz, como otras muchas >>cosas extraordinarias que se >> cuentan en vidas de Santos, >> de que ellos (si volvieran á es>> la vida resucitando) se corrie»ran, y cubrieran el rostro de >> vergüenza de ver que se cre>>yeran de ellos semejantes pa>>trañas. Afrentan al pueblo de >>Garray, tan famoso en tiempos >>pasados, por creerse que es>>tuvo allí la ciudad de Numan>>cia, ó cerca, y en esta histo>>ria mal concertada hacen que >>>San Prudencio y otros Obispos >>maldigan al pueblo. >>

Esto escribia aquel sabio Benedictino hacia el año 1617, en que se imprimió su tomo V. Con todo, treinta años despues (1647) publicaba el P. Bivar sus Comentarios á Dextro, apoyando desvergonzadamente aquel monton de feos é inmorales em

(1) Tomo 3.o

bustes. Las consecuencias fueron desastrosas. El P. Argaez, despues de haber combatido vigorosamente aquella grosera fábula, sintiendo bula, sintiendo que un embrollo de los falsos Cronicones quedara sin su apoyo, concluyó su párrafo con las siguientes estupendas palabras:

«Conque no hay lugar para »admitir tal San Prudencio, Y >>asi me persuado que este su»ceso de Garray sucederia á uno » de los dos Santos, cuya vida »>hemos escrito.>>

¡Es hasta donde puede llegar la ceguedad!

¿A quién le ocurre que tales cosas pudieran suceder en España el año 500, antes de la conversion de Constantino, ni el año 577 antes de la de Recaredo? Con todo, el suceso de los gatos se ve representado en el frontal de plata del altar mayor de la catedral de Tarazona. Asi las fábulas llegan á manchar hasta los altares.

El P. Bivar, para defender este hecho, se forjó ridículos argumentos, que pudiese desatar fácilmente, huyendo el cuerpo al principal, que era el de la existencia de Don Miguel Coronel como Obispo de Tarazona, durante la vida de Don Al

fonso el Batallador; y eso que él sabia que las tierras de Garray encubrian las respetables cenizas de Numancia. Vicus enim Garray, qui ex ruinis Numantinis coaluerat, dice el ya citado Bivar al principio del SIV, pág. 544. Quizá no sabia tanto el falsario, pues en el siglo XIII opinaban algunos que Numancia habia estado en Zamora. Supone Bivar que el Concilio donde iban los Obispos españoles era el de Pisa, celebrado en 1134, y que el Arzobispo que iba era Don Raimundo, cuando fué por el cuerpo de San Eugenio à Paris. Otra maraña galicana!

Y aun exclama Bivar hipócritamente: ¡Quid quæso in hac narratione fabulosum! Y con todo, Bivar conocia el episcopologio de Tarazona, pues cita á Carrillo y Martinez del Villar. ¡No faltaba mas sino que intentara probar que la narracion era decente y honrosa para el clero! El objeto de la fábula se ve bien claro y en seguida; á saber, que las reliquias de San Prudencio en Nájera son las de San Prudencio de Garray, y las que se veneran en el monasterio de su órden en Monte Laturce, son las de San Prudencio el ver

dadero. De este modo, si las de San Prudencio de Garray eran apócrifas, resultaba que las del monasterio de su órden eran las ciertas. ¿Será necesario aventurar mas conjeturas acerca del origen, sitio, objeto y época con que se fraguó esta supercheria?

Desembarazados ya de mentiras, vamos á examinar otros documentos con mas visos de verdad, y el paradero de las reliquias del verdadero San Prudencio.

CUESTIONES ACERCA DE LAS RELIQUIAS DE SAN PRUDENCIO.

Renida batalla tenian los monjes de Monte Laturce con los de Nájera acerca del paradero de las reliquias de San Prudencio. Parece ser que el Rey Don Garcia, el V de Navarra, edificó, el año 1052, el Real monasterio de Santa Maria de Nájera, dotándolo con gran munificencia, enriqueciéndola con muchas reliquias y preciosas alhajas, y erigiéndole en panteon Real para sí y para su familia y descendientes. Para honrar mas su nueva fundacion trasladó á este monasterio las reliquias de San Prudencio, el verdadero Obispo

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