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TERCER SAN PRUDENCIO

APOCRIFO.

Año 573.

Este Santo fué inventado por los falsarios que fingieron en Toledo el Cronicon de Máximo, en el cual se hallan las palabras siguientes relativas al año 575: «Post Didimum in Se» de Turiassonense sequitur Sanc»tius, et post hunc Sanctium in »eadem Sede præst Pruden>>tius.>>

El falsario, en este como en otros parajes, no tuvo habilidad para remedar el latin de los Visigodos, que decian Tyrassonense y no Turiassonense, como él puso. Bien es verdad que los defensores de estas patrañas, cuando se les echaban en cara, salian del apuro alegando que seria error de los copiantes.

si Episcopo enucleata disquisitio (1).

Para probar la existencia de este San Prudencio, y en aquella fecha, publicó el P. Bivar dos actas, á cual mas disparatadas. La primera es una vida de San Prudencio, escrita por el arcediano Pelagio, su sobrino. La segunda, relativa al San Prudencio de Garray, de quien se hablará luego, es aun mucho mas disparatada que la otra.

El P. Bivar pone á las primeras actas este epígrafe: « Vita Sancti Prudentii Episcopi Tyrassonensis, à Pelagio eyus nepole et Archidiacono edita, extracta ex quatuor codicibus Ferrariensi, et Sti. Prudentii et Buxensi, qui est apud me et Lectionario Cisterciensi.» Aun asi quitó de ellas algunas cosas que no le convenian.

Los Padres Bolandistas copiaron esta vida de San Prudencio en el tomo 3.° de Abril, al dia 28, pero dudando justamente de su autenticidad. ¿Por qué dice Bivar que la extractó de cuatro códices, nombre que se da á los manuscritos anti

Sobre el fundamento de este falso Cronicon, que se suponia enviado del monasterio de Fulda, cuyos monjes negaron tener semejante cosa en su monasterio, escribió una larga disertación el P. Bivar en sus notas á la mentida continuacion de Dextro, titulándola de Sancto Prudentio Tyrassonen- Madriti ap. Carrera, 1631. fol. 519.

(1) Marci Maximi Episcopi &c acuratissimis opera et studio Fr. Francisci Bivarii.

guos? ¿Estaban todos conformes en la narracion? El mismo dice que les quitó algunas incoherencias y anacronismos.

Los Bolandistas notaron ya en estas actas muchas palabras y cosas que acreditan no ser escrita por Pelagio y coetánea de San Prudencio. En efecto, el nombre de Ximeno, muy comun en la edad media, es desconocido y exótico entre los Godos. 2. Al Ebro se le llama Ebrus, siendo asi que en tiempo de aquellos se le llamaba Iberus. 5. Siendo los Visigodos pastores, mas bien que labradores, es absurdo el suponer que en un escrito del tiempo de los Godos se pudiera llamar á la vida pastoril errática, inmunda y bestial. Por otra parte, el convertir en una noche á los pastores, enseñarles la fé católica la palabra de Dios, corregir sus malas costumbres y enmendarlos mucho, traspasa los límites de lo verosimil. 4. La eleccion de San Prudencio para Canónigo de Calahorra, de Calahorra, por revelacion divina, es falsa, pues entonces no habia Canónigos en las Iglesias de España. Al mismo Bivar le disonó en tales términos, que puso al márgen «mallem Clericum cuam Ca

nonicum»: mas quisiera que le llamara Clérigo que no Canónigo. 5.° La frase siguiente de que voló su fama per urbes et castella, tiene cierto sabor moderno y feudal: acaso los Godos vivian encastillados como los señores del siglo XIII. 6. El dejar el canonicato de Calahorra para ir á esconderse entre los sacristanes de la catedral de Tarazona, tan próxima y unida con aquella, es inverosimil; mucho mas teniendo en cuenta la disciplina de aquella época, que no permitia mudar de residencia tan fácilmente, ni admitir en una iglesia los clérigos de otra, sin cartas formadas. 7.° La forma de eleccion y consagracion de San Prudencio para Obispo de Tarazona no es conforme à la disciplina visigoda, y todo lo que se dice del entierro del Obispo á los siete dias, etc., es contra lo dispuesto en el cánon IV del Concilio de Valencia, en 546, que como provincial Tarraconense y de fecha muy próxima á la que se supone á este San Prudencio, era obligatorio en Tarazona. Dispónese allí que el Obispo mas próximo acuda á visitar á su hermano enfermo, que asista un Obispo al entier.

ro del difunto, á lo cual llama alli costumbre antigua, y otras cosas que ignoraba el que fingió esta vida, atribuyéndola al arcediano Pelagio, sobrino de San Prudencio. 8. Los Bolandistas notaron tambien que lo que se decia del toque de campanas para tercia, y despues lo del completorio ó completas, es un anacronismo. Los canonistas discuten prolijamente acerca de la época en que se fueron introduciendo las horas canónicas: algunos alargan su origen hasta el siglo IX; otros dudan que fuesen conocidas en las Galias en el siglo VI, y generalmente opinan que en España principiaron aun mas tarde. Los cánones de aquella época hablan solamente de maitines y vísperas. (Vesperas et Matulinas, Cán. 7.° de Tarragona del año 516.) A las completas solian llamar Lucernarium.

Finalmente, dejando á un lado otras palabras y cosas que tambien parecen modernas, es muy notable que el arcediano Pelagio hable siempre en tercera persona. En lugar de decir: Yo Pelagio, arcediano del Beato Prudencio escribí su vida, dice como si fuera otra persona: «Pelagius humilis eyus

»>in vita et obitu Archidiaconus, »plus humili et veraci stylo, »>quam sublimi sermone et com»posito, hæc de vita eyus brevi«ter DESCRIPSIT.» Lo mismo sucede siempre que habla de sí mismo: al describir la subida al monte Laturce, en pos de la mula que llevaba el cadáver de San Prudencio, en vez de decir: «ibamos cansados, temerosos, admirados, etc.,» dice asi:" «Præibat animal: Archidiaconus »et alii Clerici vestigia eyus SE»QUEBANTUR, fatigali, lassi, cru»ciati, paventes atque mirantes, »quomodo mulus cum tali impe>>tu illum terribilem locum as»cendere possit.» Lo que omitió Bivar, segun dice él mismo, de que se refugiaban los moros en aquella cueva, acaba de revelar el origen moderno de la ficcion.

Creo pues que estas actas son apócrifas, y fingidas en alguno de los monasterios cuyos códices dice el P. Bivar que vió. La Iglesia de Tarazona, afortunadamente, nada tiene que ver con estas patrañas. Es verdad que las lecciones de su antiguo Breviario, única cosa que yo creo admisible acerca de San Prudencio, coinciden con esta llamada vida del Santo, escrita por Pelagio. Pero es muy no

será este el único embuste que hallemos procedente de aquel monasterio, pues vamos á citar otro mucho mas grosero.

table
que ninguno de los nueve
reparos, ó sean pruebas contra
la autenticidad de la llamada
vida escrita por Pelagio se re-
fiere á las lecciones del Bre-
viario, las cuales se hallan lim-
pias de estos anacronismos. Por
ese motivo es de creer, que há-
cia el siglo XIII, época en que
se llenaron de embustes los ar-
chivos de los monasterios de
Rioja y otras provincias septen-
trionales de España, contagia-
das por los monjes galicanos,
que no hacian escrúpulo de es-
tos fraudes; pareciéndoles di-
minutas á los Cistercienses de
San Prudencio las lecciones del
rezo de aquel Santo, las am-
pliaron á su capricho, escri-
biendo esta vida al gusto de
aquel tiempo, y con supina ig-
norancia de las costumbres y
disciplina de la Iglesia española
en el siglo VI, y aun del mis-
mo lenguaje y estilo visigodos.
Creo que los monjes de San
Prudencio fueran los autores
del fraude, por hallarse allí uno
de los códices de que habla Bi-
var, porque á ellos interesaba
el fraude mas que á las otras
tres iglesias y monasterios que
alli se citan, y en derecho se
presume causante del dolo el
mismo á quien aprovecha. No

CUARTO SAN PRUDENCIO
APÓCRIFO, EL DE GARRAY.
Hácia 1120.

TOMO XLIX.

Del mismo monasterio de San Prudencio de Laturce sacó el P. Bivar unas disparatadisimas actas de un San Prudencio, Obispo del siglo XII, en tiempo de Don Alfonso el Batallador. Entre los muchos documentos apócrifos que he visto durante mi vida, no recuerdo ninguno mas inverosímil, absurdo, estrafalario, y aun indecente y depresivo del estado clerical. Dicen algunos escritores modernos de literatura francesa, que los monjes á veces hacian que sus estudiantes escribieran algunas composiciones sobre vidas de Santos y tradiciones históricas, para que se acostumbraran á escribir, las cuales, halladas despues entre sus papeles, fueron tenidas por historias. Sea de esto lo que quiera, que yo no lo hallo tan general como se ha querido suponer, es lo cierto que las llamadas actas de San Prudencio

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لا

de Garray carecen hasta de sentido comun, y son tambien de lo mas estúpido que puede leerse. Y con todo el P. Bivar no solamente las publicó cual rico hallazgo, sino que tuvo la audacia de defenderlas, que de audacia y aun temeridad se puede calificar la defensa de tan estrafalaria ficcion. Los Pa-. dres Bolandistas, que imprimieron la vida de San Prudencio, escrita por el supuesto Pelagio, con algunas observaciones, no quisieron imprimir estas otras actas y las impugnaron ligeramente, declarándolas fingidas, y conociendo que son una de aquellas cosas tan mal fundadas, que se caen de su peso, sin que nadie las combata. Una cosa parecida se hará aqui. Principia el falsario alegando la tradicion, «Memoriæ traditum est; » refiriéndose á los tiempos de Don Alfonso el Batalla dor, y calculando que para alegar estos tiempos y hablar por tradicion de una cosa ocurrida poco despues de la muerte de aquel Rey, que falleció en 1134, basta algo menos de un siglo, podemos fijar el origen de esta patraña, como el de la anterior, å fines del siglo XII ó principios del XIII, esto es, hácia los

tiempos de la venida de los Cistercienses, ó poco despues, en que la historia de España se llenó de ficciones, contribuyendo á ello en gran manera monjes españoles sus discípulos.

Que fuera Don Alfonso el Batallador el que reinaba cuando sucedió lo de la maldicion de San Prudencio á los de Garray, es claro, pues fué el primero y único Rey de Aragon que imperó en Soria y en Garray, y con esto queda ya probada hasta la evidencia la fábula y el atroz anacronismo de poner por Obispo de Tarazona á San Prudencio, cuando el Obispo puesto por el Rey Don Alfonso se llamaba Don Miguel, cuyo pontificado duró desde la reconquista de Tarazona, en 1118, hasta el año 1151, durante los reinados del Batallador, Don Ramiro el Monje, Alonso VII de Castilla, conquistador de aquel pais, y Don Ramon Berenguer, como veremos luego. Con esto queda probada hasta la evidencia la falsedad de esta ridícula, inmoral y absurda patraña, inventada por el mas torpe é ignorante de los muchos falsarios torpes é ignorantes de aquel tiempo. Ademas, los errores geográficos, juridicos é

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