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»di possit ostendere demillat ei» dem caritative.»

Si perdió Tarazona en esta segunda division por la parte del Ebro, en cambio sostuvo en ella sus limites naturales por la parte del Duero. Que los términos del obispado llegaban entonces hasta Garray, lo acredita la division que despues se hizo en Burgos, por la que perdió todo aquel terreno. Ademas debe notarse que los limites de Aragon y Castilla llegaban entonces hasta Garray. La division hecha en tiempo de Don Sancho el Mayor, al hablar de los confines de ambos reinos dice: «Usque ad flumen Tera >>ubi est Garahæ antiqua civi>>tate deserta, et ad flumen Due

>>ro. »

Natural era que los límites de Aragon y Castilla por aquella parte fueran tambien los de ambos obispados de Osma y Tarazona, trazando el Duero la linea divisoria. Por eso desde aquellos tiempos llevó Soria por divisa en sus armas aquella leyenda Soria pura, cabeza de Extremadura, no por relacion alguna á la provincia de este nombre, sino en cuanto que la palabra Extremadura (Extrema Durii) quiere decir remate, tér

mino ó frontera. Por eso tambien Don Alfonso el Batallador, tan gran político como guerrero, solia tener su corte en Soria, como punto apropósito para vigilar sus recientes conquistas de Aragon, y los territorios de Castilla, descontentos por su aciago matrimonio con Doña Urraca. Él fué el que organizó en gran parte la Comunidad de Soria bajo un pie análogo al de las otras dos de Calatayud y Daroca, que habia creado en sus fronteras de Aragon, y duró como aquellas hasta el año 1834.

Esta segunda division del obispado de Tarazona duró solamente unos veinte años, pues habiéndose apoderado Don Alonso el VII de Castilla de todo el territorio de Calatayud, Daroca, Tarazona y Zaragoza, á la muerte de su padrastro Don Alfonso el Batallador, y prevaliéndose de la funesta division de Aragoneses y Navarros, alteró las divisiones existentes hasta entonces.

El territorio de Calatayud y su Comunidad, que parece habia pertenecido al obispado de Zaragoza en gran parte, se lo adjudicó al Obispo de Sigüenza, siguiendo la abusiva disciplina

de aquel tiempo; de modo que le Obispo Seguntino tenia todo el territorio que bañan el Henares y el Jalon, desde Hita hasta Chodes. Su objeto cra extender la raya de Castilla hasta el Ebro, quitando, á los Aragoneses hoy, y mañana á los Navarros, lo que tenian aquende el rio. Para ello le convenia alterar la division eclesiástica, sujetando á la jurisdiccion espiritual de los Obispos de Castilla parte de los territorios que se anexionaba. Ademas de arrancar al Obispo de Zaragoza el territorio de Calatayud, los obispos de Osma y Burgos pretendian quitar al de Tarazona los territorios castellanos de Agreda y Alfaro.

Al fin se arreglaron estas desavenencias en el Concilio, que se celebró en Burgos hácia el año 1159, en el cual se hicieron las transacciones siguientes. A la Iglesia de Tarazona se le quitaron todo el territorio de Borovia y los términos de la ciudad de Soria al Norte del Duero, incluso el término de Numancia, ya conocido entonces por Garray, donde la fábula inventó poco despues un obispado. Pero conservó dentro de Castilla las vicarias de Al

faro y Agreda, extendiéndose esta á muchos pueblos de Castilla; y por las faldas del Moncayo y campos de Veraton hasta la frontera aragonesa. Habiéndose hecho algunas donaciones á la iglesia de Santa Maria de Tudela por los Reyes de Navarra, dándole al otro lado del Ebro algunos de los pueblos comarcanos, vino á tener el Obispo de Tarazona jurisdiccion episcopal sobre ellos, aunque la ordinaria la ejercia el Prior de Tudela.

En cambio de lo que se le quitaba á Tarazona en Castilla se le dió todo el arcedianado de

Calatayud, hasta el pueblo de Villafeliche inclusive, pues entonces era de aquella Comunidad, hasta que pasó á ser de señorio, por donacion al monasterio de Piedra.

El Obispo de Sigüenza quedó con la jurisdiccion espiritual en todos los pueblos aragoneses que no eran de la Comunidad de Calatayud, como Bordalva, Torre-hermosa, Monreal y el mismo pueblo de Ariza, por ser entonces de señorio y no de la Comunidad.

Segun se ve, la division que se hizo en aquel Concilio de Búrgos fué al acaso, sin regla

ninguna fija, sin consultar ningun precedente histórico ni geográfico, sino mas bien por los cálculos políticos é intereses del momento. No se consultó al Obispo de Zaragoza, á quien se despojó de una parte de su territorio, sin contar con él, ni tampoco con las iglesias del arcedianado de Calatayud; y por lo que hace al Rey de Aragon, patrono de aquellas iglesias por la Bula de Urbano III, ni aun se le notificaron tales conciertos; lo cual dió motivo á su justo resentimiento, como veremos en la vida del Obispo de Tarazona, que accedió á la transaccion sin haber contado con su legítimo Rey.

De resultas de aquella caprichosa division quedó el obispado de Tarazona dividido en dos partes que no tienen contacto alguno, como se ve por el adjunto mapa. Comprende la primera los territorios de Agreda, Alfaro, Borja, Tarazona y Tudela. La segunda contiene todos los pueblos de la Comunidad de Calatayud. Entre ambos territorios se introduce un recodo que forma el obispado de Zaragoza, yendo á tocar en el de Sigüenza, por entre ambos distritos, de modo que el Obispo de Tarazona tiene que ir á Calatayud por los territorios de Sigüenza ó Zaragoza; anomalia que debiera haberse enmendado.

CAPITULO TERCERO.

Descripcion de Tarazona y sus antigüedades.

A la manera que en la suerte de algunas familias influyen y predominan las condiciones de la localidad en que se criaron y viven, asi tambien la topografia de los pueblos trasciende en algunos casos á su vida social, y parece influir en las relaciones que tiene con los otros pueblos circunvecinos. En la historia de la Iglesia de Ta

razona trasciende hasta tal punto esta condicion de localidad, que viene á ser la clave de muchas de sus vicisitudes, mas bien adversas que prósperas; de manera que la descripcion que en otras iglesias pudiera ser de mera erudicion y lujo, es aqui de necesidad imprescindible.

Hállase situada Tarazona á

los 19 grados de longitud, y deándola con fuertes murallas, 4155 de latitud. Tolemeo la que marcaban lo que se llamanombra la primera entre las ba el Cinto, ó recinto principal ciudades de los Celtiberos, si- de la poblacion, de la poblacion, defendido por tuándola en los 1550-4120. Pli- los dichos muros. Domina una nio nombra á los Turiassonen- risueña y fértil campina, que ses entre los moradores de ciu- fecundan las abundantes aguas dades con privilegio de ciuda- con que la enriquece el próxidanos Romanos, que concurrian mo Moncayo. al convento jurídico de CæsarAugusta. Estrabon no la nombra, pero por la posicion que ocupa figuraban sus vecinos entre los que llamó aquel geógrafo Celtiberos Estolados, como se dijo en el capítulo anterior.

Queda ya manifestado que Tarazona era límite de la Celtiberia propiamente dicha, y colindante con los Vascones de Cascante y los Pelendones de Augustobriga, como es hoy tambien término de Aragon en los confines de Castilla y Navarra.

Hállase tambien situada à las faldas del Moncayo, del que dista solamente unas tres leguas y cuatro del Ebro. Baña sus muros el Queiles (Chalibs) por Mediodia y Oriente. Por la parte meridional su posicion es muy enriscada, y el deseo de aprovechar en poco recinto esta posicion estratégica hizo que se ciñera y aglomerase en aquel paraje la ciudad moderna, ro

Por lo que hace á sus antigüedades fabulosas no merecen ya ni aun nombrarse con seriedad. ¿Quién no se reirá del aplomo con que el bueno de Argaez la supone fundada por Tubal Cain, porque este fué herrero (mulleator et fuber in cuncta opera æris et ferri), y que el Moncayo contiene venas de hierro, y las aguas del Queiles son apropósito para templarlo? Pues qué, no hay venas de hierro en el Asia, ni tampoco en España otros puntos para forjar el hierro?

No son menos fabulosos los hechos de Baco y Hércules, y la muerte que este dió al ladron Caco en la cueva de Moncayo, y otros delirios de este jaez, inventados por los embusteros, que en Italia y España escribieron las supuestas Crónicas, que corren con los nombres de Beroso y Hauberto. La antigüedad nada cierto nos dejó

acerca de ello, y las primeras noticias se dieron hacia el siglo XIII. Lo mismo hay que decir de la vid que se conservó fresca durante la gran sequia de España, y de los hallazgos de huesos de gigantes, de altura de 18 palmos, ó sea cuatro varas y media, y los cuales se encontraron en las excavaciones que se hicieron en el siglo XVII, al abrir los cimientos para los conventos de la Merced y de Santa Ana. Sabido es que los llamados huesos de gigantes ha demostrado la ciencia que por lo comun son de megaterios, ú otros animales antediluvianos, ó quizá cetáceos de la época misma del diluvio. Lo que se dice de uno de aquellos gigantes, cuyo esqueleto se halló enroscado, contribuye á fomentar esta idea.

Los monumentos mas antiguos que se encuentran de Tarazona son las monedas Celtiberas, que acuñó en abundancia. En ellas se ve la cabeza de un jefe Celtibero con una letra que parece ser la inicial del nombre del régulo ó jefe en cuyo tiempo se acuñaron. Por el reverso tienen constantemente un ginele con lanza en ristre, y al pie las letras

AY~▷≤↑, las cuales, segun el sistema de nuestro compañero el señor Don Antonio Delgado, Anticuario de la Real Academia de la Historia, dicen Trsau, Triasu, radicales de la palabra Turiaso. Son comunes en tierra de Tarazona y Calatayud, lo cual indica conjeturalmente su origen, pues la abundancia de medallas, sobre todo de cobre, en un paraje, manifiesta que probablemente se acuñaron alli

cerca.

Fuera que los Celtiberos elidieran fácilmente las vocales, como los hebreos, ó que pronunciaran realmente Triasu, parece lo mas cierto que su nombre se suavizó en el de Turiasu y Turiaso, á la manera que del Celtibero Blblis hicieron Bilbilis, como veremos luego, pues no era posible que pronunciasen sin vocal las tres primeras letras (1).

Algunos hallan analogia entre la palabra Turiaso y la vascongada Iturria (fuente), creyendo que el nombre se derivase por alusion à la hermosa fuente de San Juan, una de las mas notables de España, y que brota con gran

(1) Véanse las medallas Celtiberas que está publicando dicho Sr. Delgado.

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