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y económica de su nueva diócesis. Don Alfonso el Batallador habia concedido ya en 1123 á Don Miguel y á sus sucesores los diezmos de los pueblos de la mitra que tenia yure propio, y el cuarto de los otros de la diócesis y de los territorios que adquiriese en adelante. Los canónigos de la catedral vivian entonces como regulares, segun documentos que se citarán luego. La tradicion asegura que vivió entre ellos el célebre San Raimundo de Fitero (1).

Tambien eran canónigos regulares Agustinianos los que sostenian el culto en la iglesia de Santa Maria de Tudela, con los que hizo el Obispo Don Miguel la transaccion sobre los diezmos y rentas de aquella iglesia, segun queda dicho. La existencia de los canónigos regulares de Tudela consta ya en 1121, de manera que fueron instalados asi que se verificó la conquista de aquella ciudad. El Rey Don Alfonso el Batallador dió en 1121 al Prior y á los clérigos que servian á Dios en Santa Maria de Tudela los diezmos de todas las rentas reales

(1) Véase el capítulo relativo á los Santos de la diócesis, en el tomo siguiente.

en aquel territorio, inclusa la lezda, caloñas y productos de los hornos, baños y molinos. El Prior se llamaba Bernardo: «<et »>vobis Bernardo Priori et Cle»ricis ibidem Deo servientibus, »>etc.» »etc.» (1) Concede à la dicha iglesia de Santa Maria las mezquitas de Fontellas, Mosqueruela y demas pueblos que desde entonces formaron el priorato, y mas adelante deanato y obispado de aquella ciudad. Como la concesion de diezmos, mezquitas y rentas á la iglesia de Tarazona y al Obispo Don Miguel no se hizo hasta dos años despues (1125), no podia esta donacion perjudicar á la de Tudela.

La obra de la colegial estaba ya adelantada en 1125. De aquella fecha hay una donacion muy curiosa de una mezquita que el Abad, Prior y canónigos conceden á Don Sancho, secretario del Rey Don Alfonso, por lo que habia contribuido á la construccion del pórtico nuevo, que habian hecho cerca de la puerta mayor de Santa Maria. No es menos notable la donacion de otra mezquita, en

(1) Copiado del original en el archivo de la iglesia de Tudela. Apénd. n. 10..

1128, hecha por Don Iñigo, capellan del Rey Don Alfonso el Batallador, Abad y Rector de la Real iglesia de Santa Maria de Tudela. «Ego Eneco Dei >>gratia Domini Regis Adephon»si Capellanus et eyus authori>>tate Abbas et Rector Ecclesiæ » Regiæ Beatæ Mariæ Matris Do>>mini, quæ est apud Tute»lam.» (1) En ninguna de estas donaciones cuenta el Abad y Cabildo con el Obispo Don Miguel, cuya autoridad debia estar aun muy poco asentada en aquella iglesia. Quizá contribuyera para ello el favor que le dispensaban su Abad, capellan del Rey, y los otros varios personajes de la córte de aquel Monarca, á quienes se nombra en estas donaciones.

Pero á la muerte de su gran bienhechor el magnánimo Don Alfonso, la iglesia de Tudela se vió desfavorecida, pues D. Garcia, elegido Rey por los Navarros, al año siguiente de su elevacion al trono (1135), hace donacion de un huerto de berzas, en reparacion del agravio que él habia hecho violándola,

(1) Este y otros documentos relativos á la Iglesia de Tudela se insertarán en el tomo siguiente.

«et quam maxime quia violavi » Ecclesiam Sanctæ Mariæ de »Tudela, dono unum hortum de »berzas ipsi Ecclesiæ, et est illud »hortum infra muros juxta ju»>deos.>>

Del preámbulo que se puso en aquel mismo año al documento de la transaccion, que se hizo entre el Obispo Don Miguel y el Cabildo de Tudela, aparece que este y sus cosas habian sufrido varios atropellos, que el Obispo habia tenido que arrostrar disgustos y tribulaciones de parte de algunos malvados, que habian reinado disensiones entre los clérigos y los legos, y la iglesia habia gemido tiranizada por imperio laical. «Post multas itaque tribulationes >>et iniquorum quorumdam infes»>tationes, quas ego pro præfata » Ecclesia perpessus sum, post »mullas, quæ, antiquo hoste ins»tigante, inter Clericos et laicos »ortæ sunt disensiones, ne tira»nico vel laicali imperio prædicla Ecclesia eatenus subjaceret »ne ipsius Ecclesiæ facultates »improborum paterent, Cleri to>>tius ac populi assensu atque ro»gatu, ad conservandam Ecclesiæ »dignitatem, ad firmandam inter »nos unitalis concordiam, etc.»> Es de notar que en este do

cumento ya no figura entre las numerosas firmas que lo suscriben la del Conde de Alperche, señor antes de Tudela, y que suscribia los documentos precedentes. ¿Serian de su parte las tiranias que se lamentaban en las citadas líneas? Los trabajos que á la muerte de Don Alfonso acaecieron á la iglesia de Tudela debieron manifestar á esta, que si la independencia tiene ventajas, tambien tiene inconvenientes canónicos el vivir retraidos de los propios pastores, pues se huye de la autoridad legitima para caer en la tirania extraña, mucho mas pesada. La transaccion se hizo de acuerdo con el clero y el pueblo, mediando el Metropolitano San Olaguer y otros Obispos comprovinciales, como aparece de este importantísimo documento. Por ese motiyo no se puede menos de extrañar, que en uno de los violentos memoriales que en el siglo pasado se publicaron, durante las enconadas reyertas sobre la catedralidad de Tudela, se injuriase la memoria de este Obispo Don Miguel, virtuoso y sabio Prelado de Tarazona, pintándole como un intrigante entrometido, que solapadamente aprovecha

ba todas las ocasiones para ingerirse en las cuestiones del Cabildo de Tudela y asentar en él su autoridad, engañando hipócritamente al Cabildo en este y en otros casos. Ni aparece tal cosa de este documento ni de ningun otro, ni las circunstancias políticas eran apropósito para tales intrusiones. En 1135, al hacerse esta transaccion, las tropas castellanas de Don AlonSo VII ocupaban á Tarazona y Zaragoza, el Rey de Aragon, Don Ramiro, se veia precisado á defenderse en las montañas de Aragon de sus aliados enemigos. El nuevo Rey de Navarra, Don Garcia, aprovechándose de la ocasion, habia invadido el alto Aragon, poniendo sitio á Jaca y quemando sus arrabales, pero sufriendo allí mismo una derrota: al Obispo de Zaragoza se le habian quitado las Comunidades de Calatayud y Daroca para darle su jurisdiccion arbiirariamente al Obispo de Sigüenza. ¿Era esta ocasion para que el de Tarazona pensase en aumentar su jurisdiccion, y cuando quizá por entonces mismo le amenazaba el intruso de Brugedo, que le disputaba la silla al amparo de las armas castellanas?

La transaccion se hizo en el mes de Mayo, hacia la época en que tambien se andaba en tratos para llegar á una avenencia los Reyes de Aragon y de Navarra. El Obispo habla, no como quien suplica, sino como quien otorga, despues de haber arreglado la parte relativa á las rentas, quedándose el Cabildo con dos partes y el Obispo la tercera, segun la antigua discila antigua disciplina de España. Es notable que las iglesias de Alfaro y Cascante aparecen tambien transigiendo con el Obispo y como si tuvieran dependencia de Tudela. En ellas lleva el Obispo, no la tercera parte, sino la mitad de las rentas: «De ecclesiis vero >>vel parrochiis circumyacenti>>bus, unde ego accipio tertiam »partem, divido ut mediata sit >>mea et medietas illorum. Eas >>autem parrochias nominatim ex»primere debemus, scilicet Alfaro, Corella, Aracel, Caste»llon, Murel, Cabanellas, Cas>>cant.» Se ve pues que todas estas eran ya en 1155 dependientes del Obispo de Tarazona y meras parroquias (1).

No son menos notables las palabras con que establece lue

(1) Véase en el apénd. n. 13.

TOMO XLIX.

go la vida canónica Agustiniana con todo rigor, mandándoles que coman juntos, que duerman en una habitacion, y que vayan por la ciudad siempre acompañados, cosas todas que prueban la vida comun: «ci»>bum una capere, insimul dor»>mire....... per civitatem sub tes»timonio incedere.» Para dar ejemplo se declara canónigo de la iglesia, á fin de participar de todos los beneficios espirituales y temporales de la comunidad: «Me ipsum Ecclesiæ illius Ca»nonicum facio, benefitiorum il»lius tam corporalium quam spi«ritualium particeps esse cupio.»> ¿Si presumiria entonces Don Miguel que este rasgo de piedad habia de costar tan caro á sus sucesores, que se les habian de negar en siglos de ignorancia y orgullo los honores episcopales, sujetándolos, si entraban en aquella iglesia, á ser presididos por el Dean, como meros canónigos de ella?

Aun hubo que transigir con el Cabildo otras dos veces, en una sobre los diezmos de ajos, uvas, coles y legumbres y la pertenencia de algunas casas y heredades, y en otra sobre el nombramiento de Prior y capellan. Aquel le debian nombrar

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España Sagrada. el Obispo y el Cabildo de Tudela de comun acuerdo, pero el capellan ó cura lo deberia nombrar el Obispo siempre y para ello un canónigo: «Præte»rea statuit ut Episcopus, cum >>ad ipsum cura animarum pro>>prie pertineat, Capellanum »quem voluerit ponat, Canoni>>cum tamen eyusdem Ecclesiæ, >>virum honestum, si ibi inveniri >>potest.» Hizose este arreglo el año 1149, y lo suscribió el Obispo Don Miguel con el Arzobispo Don Bernardo de Tarragona y los Obispos de Barcelona, Pamplona y Calahorra (1). Moret copia este documento, pero discrepa en algunas cosas del original. Aquel mismo año se consagró la iglesia de Tudela, y es de extrañar que no firma Don Miguel entre los Obispos consagrantes.

Verificóse esta transaccion en un Concilio de Jaca, al que asistieron los Obispos citados. Aquel mismo año, estando con otros Obispos cerca de Lérida, firmó Don Miguel un privilegio en favor del monasterio de la Oliva (2). Con este motivo pre

(1) Véase el apénd. n. 13, ya citado anteriormente.

(2) Inserta este documento el M.° Angel Manrique en sus Anales Cistercienses.

Tratado LXXXVII.

ciso es ya tratar de las fundaciones de los dos magníficos é importantes monasterios de Fitero y Veruela, las cuales se hallan intimamente relacionadas con la vida y pontificado del Obispo Don Miguel; aun cuando de ellos se trate luego mas detenidamente.

El monasterio de Fitero existia en el monte Yerga en la Era 1178 (año 1140), segun consta por una donacion del Emperador Don Alonso, en que suscribe Don Miguel, Obispo de Tarazona, en union con Don Sancho, Obispo de Calahorra (1). Del documento ni aun puede inferirse con certeza que fuera monasterio. Hácia aquella época los Cistercienses vinieron á España, y habiéndose establecido en el monte Yerga, se trasladaron poco despues á Nienzabas, á dos leguas de allá y cuatro de Calahorra. Quedó allí de Abad el célebre San Raimundo, fundador del orden de Calatrava, canónigo que habia sido de la catedral de Tarazona.

Asistió San Raimundo con San Bernardo al Capitulo gene

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