Su programa. de sus primeros pasos. Empezó dando pruebas de El programa del ministro de Hacienda fué consignado en una esposicion que antes de encargarse del gobierno puso en manos de la reina gobernadora, Manifestaba en este documento su deseo de cons tituir un ministerio compacto, fuerte, homogéneo, y sobre todo responsable, que dedicase sus conatos y tareas á poner término, sin otros recursos que los and nacionales, á la guerra civil; á fijar de una vez y sin vilipendio la suerte futura de las comunidades religiosas; á consignar en leyes sábias todos los dere Medidas que para pa eincar las provin cias, chos que emanan y son el sosten del régimen representativo; á crear y fundar el crédito público, cuya fuerza asombrosa (decia el ministro) y cuyo poder mágico debe estudiarse en la opulenta y libre In»glaterra;» y en una palabra, á procurar y afianzar con las prerogativas del trono los derechos y los deberes del pueblo. «Estas leyes (añadia) levantarán »y darán concluido, segun lo ha prometido V. M., >>el magestuoso edificio de la libertad legal, y ele>>varán la nacion á aquel grado de gloria, de gran»deza y de poder que la Gran Bretaña debe à los »principios consignados en su carta magna y en su »celebrado bill de derechos. Notábase desde luego en estas palabras una predileccion marcada por la Inglaterra, en cuya influencia pretendia sin duda Mendizabal buscar hasta cierto punto la base de su poder. El programa por lo demas, aunque vago, era altamente liberal, en el buen sentido de esta palabra, y no podia menos de hallar favorable acogida en la opinion pública. Adolecia, sin embargo, del defecto de no haber sido redactado por un ministerio, sino por un ministro, lo cual si quitaba importancia al uno, se la daba no poca al otro, toda vez que el programa fué aprobado, como debia esperarse, por la corona. ע Lo primero que Mendizabal se propuso fué restablecer en las provincias la autoridad del gobierno sin acceder á todas las exigencias de las juntas, exigencias entre las cuales habia algunas de todo punto inadmisibles, como que tendian al establecimiento de un órden de cosas francamente revolucionario. Para realizar su propósito tuvo el buen tacto de no presentar á un partido como vencedor del otro: proclamando la union de los liberales todos, y manteniendo al trono en la posesion de sus prerogativas, ni alteró la forma de gobierno que habia encontrado existente, ni trató de buscar á las reformas que meditaba otro cimiento que el de la legalidad reco nocida por el Estatuto Real. Como paso preliminar para inspirar confianza, se apresuró el nuevo ministerio á levantar el estado de sitio en que habia sido declarado Madrid algunos dias antes por el gabinete depuesto. El ministro de lo Interior dirigió una circular á las autoridades de las provincias anunciando que S. M. se habia dignado mandar que las esposiciones que de diferentes puntos del reino se dirigian al trono, fuesen tomadas en consideracion y examinadas por los respectivos ministerios. En esta misma circular se esplanaban las ideas contenidas en el programa de Mendizabal, se protestaba contra toda especie de transaccion entre la causa de la reina y la de D. Carlos, y se concluia por inculcar la necesidad de realizar sin menoscabo de la dignidad real y de sus anteriores empeños la concordia de los españoles y el restablecimiento del órden legal y de la unidad del gobierno en la monarquía. Al propio tiempo se confirieron los cargos mas importantes, así militares como civiles, á personas altamente populares ó comprometidas en la causa de la revolucion por haber tomado parte en el pronunciamiento, y aun se sacrificó al prestigio de un nombre el interés del servicio público, como sucedió en Cataluña y Aragon cuyas capitanías generales se concedieron á los generales Mina y duque de Zaragoza, imposibilitados á causa de su edad y de sus achaques, de ejercer con la asiduidad necesaria empleos tam importantes. Publicóse tambien un real decreto en el cual se manifestaba la voluntad de S. M. de correr un velo que á nadie fuese licito descorrer sobre los pasados acon tecimientos, se derogaban las disposiciones adoptadas contra los pronunciados por el gobierno anterior, y se declaraba amplio, general y completo olvido de todos los sucesos ocurridos desde el primer momento de la escision. Palafox.. Con estas disposiciones y con las demas de que iremos hablando, coincidió la publicacion en la Gaceta de una série de artículos escritos á nombre del gobierno y señaladamente de Mendizabal con objeto de aplanar y popularizar las bases del progra |