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ben latin el abreviadura que hacen escribiendo XPO. con p y con x, no pronunciándose la una letra ni la otra (1).

MARCIO. Teneis mucha razon; y dejando esto, nos decid: ¿de dónde viene que algunos españoles en muchos vocablos, que por el ordinario escribís con z, ellos ni la pronuncian ni la escriben?

VALDÉS. Ése es vicio particular de las lenguas de los tales, que no les sirven para aquella asperilla pronunciacion de la x, y ponen en su lugar la s, y por hacer dicen haser, y por razon, rason, y por recio, resio. ¿No os parece que podría pasar adonde quiera por bachiller en romance, y ganar vida con estas bachillerías?

MARCIO. Largamente.

CORIOLANO. Aunque no querais, me habeis de decir qué significa bachiller, y qué cosa son bachillerías.

VALDÉS. Maravillome de vos, que no entendais qué cosa es bachiller y bachillerías, que lo entienden en buena fe en mi tierra los niños que apénas saben andar.

CORIOLANO. Tambien en la mia entienden algunos niños de teta algunos vocablos que vos no entendeis.

VALDÉS. Teneis razon: bachiller, en romance castellano, quiere decir lo que baccalaureus en latin (2).

CORIOLANO. Agora lo entiendo ménos. Vos me quereis enseñar lo que no entiendo por lo que no sé.

VALDÉS. Bachiller, ó baccalaureo, es el primer título de

(1) Es extraño que el autor, tan inclinado al griego, no enseñase aquí á Marcio que éstas son letras griegas, no latinas, y abreviatura de Χριστός, Cristo.

(2) Baccalaureus, de latin no clásico, es una palabra compuesta de bacca, æ, que es la baya ó fruto del laurel, y laurus, i, que es el mismo laurel. Como las coronas de laurel con bayas, que hoy se usan tambien para premiar el mérito artístico ó literario, eran una de las insignias del bachiller, de aquí que se usase esta palabra para designar á los que probaban cierta clase de conocimientos.

ciencia que dan en las universidades de España á los que con tiempo y estudio hacen despues licenciados, doctores y maestros; y porque éstos presumen por el ordinario más de lo que saben, cuando alguno hace muestras de saber, lo llamamos bachiller, y á las tales muestras llamamos bachillerías. ¿Entendéislo?

ૐ.

CORIOLANO. Agora sí.

MARCIO. Sirva esto por una manera de paréntesis, y pasemos á lo que hace al caso. Al principio dijistes que la lengua castellana, demás del a, b, c latino, tiene una j larga, que vale lo que al toscano gi, y una cedilla, que puesta debajo de la ç, hace sonar así como z (1). Una tilde puesta sobre la n vale lo que al latino y al toscano g. Querria que nos dijésedes lo que observais acerca destas letras ó señales. VALDÉS. Cuanto á laj larga, me parece haberos dicho lo que se puede decir.

TORRES. Así es verdad.

VALDÉS. Cuanto á la cedilla, que es una señaleja que ponemos en algunos vocablos debajo de la ç, digo que pienso que pudo ser que la ç con la cedilla antiguamente fuese una

z entera.

MARCIO. Cuanto que eso no os lo sufriré. ¿Quereis decir que el tiempo corta las letras como las peñas?

VALDÉS. Donoso sois. No quiero decir que las corta el tiempo, sino que los hombres, por descuido, con el tiempo las cortan; pero eso no importa; séase como fuere, lo que importa es decir quel a se ha de poner cuando juntándose la c con a, con o, con u, el sonido ha de ser espeso, diciendo çapato, coraçon, açúcar.

(1) La cedilla, ç, de uso constante en la ortografía del tiempo del autor, ha desaparecido por completo de la moderna. En frances se ha conservado en algunas palabras.

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TORRES. Y cuando se ayunta con e y con i para decir cecear y cimiento, ¿no se ha de poner la cedilla?

VALDÉS. No, que no se ha de poner.

TORRES. ¿Por qué?

VALDÉS. Con cedilla ó sin ella, siempre pronunciais esos vocablos de una mesma manera y los semejantes á ellos, pues pudiéndoos ahorrar la cedilla, indiscrecion sería ponerla.

TORRES. Teneis muy gran razon; yo me la ahorraré de aquí adelante.

CORIOLANO. ¿Cómo sabré yo cuándo he de poner esa cedilla (ó como la llamais) debajo de las letras, y cuándo no? VALDÉS. La mesma pronunciacion os enseñará.

CORIOLANO. De manera que para saber escribir es menester saber primero pronunciar bien.

VALDÉS. ¿Quién no lo sabe eso? La tilde generalmente sirve en el castellano del mesmo oficio que en el latin, y particularmente puesta sobre la n, vale lo que en el toscano la g cuando está cabo la n; y así, donde el latino escribe ignorancia, el castellano iñorancia; y adonde el toscano escribe segnor, el castellano señor.

TORRES. Porque no penseis que os lo sabeis vos todo, quiero yo tambien sutilizar mi parte, y decir que la tilde no hace, ó por mejor decir, no debria hacer más sobre la n que sobre las otras letras, porque así suple por n en ésta, como en cualquiera de las otras; pero por evitar un frio sonido que al parecer hacen dos enes juntas, la una se convirtió en g, y hízose aquella manera de sonido que sentís.

VALDÉS. No me desplace eso.

TORRES. Tambien creo que lo que agora decimos mañas con tilde, sea lo mesmo que maneras, sino que la tilde los ha diferenciado, porque, como sabeis, cuando queremos escribir maneras abreviado, lo escribimos de la mesma manera que mañas; y así creo será lo mesmo decir: El que malas

mañas ha, tarde ó nunca las perderá, que El que malas maneras ha. De la mesma manera creo haya acontescido en daño y año; y en algunos otros, adonde primero valia la tilde lo que en el latin damnum y annus; y despues habemos hecho que suenen de otra manera; de suerte la tilde que que servia ántes por n ó por m, con el tiempo habemos hecho que sirva por g, cuando la hallamos sobre la n. ¿Parésceos que digo algo?

VALDÉS. Parésceme que si honra se gana en estas pedanterías, os habeis hecho más honra con esto solo que habeis dicho, que yo con todo lo que he parlado; y por mí os digo, que nunca habia mirado en estos primores.

TORRES. Agora que veo que os contenta á vos, empezaré á tenerlos por primores, que hasta aquí no osaba tenerlos por tales; y porque veais que soy hombre de tanta conciencia que no quiero vender la hacienda ajena por propia mia, sabed que esto no lo saqué de mi cabeza, sino que lo aprendí de un hombre que todos conocemos, cuyo nombre callaré por no lastimar á alguno.

VALDÉS. Aunque me maravillaba que fuese aquel primor de vuestra cosecha, como os tengo por hombre de tanto ingenio, que con él podais suplir la falta de letras, todavía creí que fuese vuestro.

MARCIO. Dejad estar esas vuestras cerimonias españolas para los que se comen las manos tras ellas, y decidnos de qué sirve la tilde sobre cómo y sobre muy.

VALDÉS. Solamente se pone por ornamento de la escritura.

MARCIO. ¿Y un rasguillo que poneis delante de la o?
VALDÉS. De lo mesmo.

MARCIO. ¿De manera, que quien las dejase de poner no gastaria la sentencia?

VALDÉS. No, de ninguna manera.

MARCIO. Y unos rasguillos que vos poneis sobre algunos

vocablos, sirven lo mesmo que los que se ponen en el griego y toscano?

VALDÉS. De lo mesmo, porque muestran al lector que falta de allí una vocal, la cual se quitó por ayuntamiento de otra que se seguia ó precedia.

MARCIO. ¿Por qué no ponen todos estos rasguillos?

VALDÉS. Porque no todos ponen en el escribir corretamente el cuidado que sería razon.

MARCIO. Y los que no los ponen ¿dejan de escribir las letras que vos dejais?

VALDÉS. Ni las dejan todos, ni las dejan todas.

MARCIO. Y los que las dejan ¿señalan con aquel rasguillo las que dejan?

VALDÉS. No todos.

MARCIO. ¿Por qué?

VALDÉS. Pienso que por no mirar en ello, como hacia yo ántes que tuviese familiaridad con la lengua griega y con la italiana; y si os parece, será bien poner fin á estas inútiles pláticas.

MARCIO. ¿Cómo inútiles?

VALDÉS. Porque estas cosas son de las que entran por una oreja y se salen por otra.

MARCIO. Muy engañado estais si creeis esto así como lo decís; porque os prometo me bastaria el ánimo á repetiros todo lo substancial que aquí habeis dicho.

VALDÉS. Y aun no haríades mucho, pues lo substancial se podria escribir en la uña.

MARCIO. Aunque lo decís así, yo sé bien que lo entendeis de otra manera.

VALDÉS. Si no quereis creer lo que digo, creed lo que quisiéredes y preguntad á placer.

MARCIO. Decís muy bien, y así lo harémos. En vuestras cartas habemos notado que algunos vocablos, adonde otros ponen en, vos poneis a.

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