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ficacion. Como los que hablaban latin se tenian por bien hablados, los que se tenian por tales se llamaron ladinos en nueva significacion, la cual se hizo tan comun, que por el uso vino á ser propia y á dar fundamento á nueva translacion. Y así decimos que un moro que habla castellano es ladino respeto de otro que habla en algarabía. Pero esto no es propio del asunto que tratamos, sino de la retórica, de la cual, queriéndolo Dios, publicaré un nuevo sistema que contenga todos los otros y mucho más. Tampoco es propia de lo que vamos tratando la observacion de que algunas veces el plural se convierte en singular, como antemnæ, entena; cancelli, cancel; Parisii, París; scale, escala; scobæ, escoba; reliquiæ, reliquia. Lo que sería muy del caso es que, á imitacion de la induccion que yo he hecho en las letras (la cual en más ocio sería más copiosa y cumplida), se hiciese otra en las sílabas. El método que en esto debe practicarse es proponer primeramente toda la silabacion española, y aplicar despues los ejemplos deste modo.

163 Muchas veces se añade una ó más sílabas al principio del vocablo, como se ve en mina, almena; gracia, desgracia.

164 Otras veces se entrepone una ó más sílabas, como de cuso decimos gusano.

165 Otras veces se añade al fin de la diccion una ó más sílabas, como ape, abeja; acu, aguja; corde, corazon; mane, mañana; ove, oveja.

166 Se cortan las palabras, quitándoles una ó muchas sílabas, en el principio, medio ó fin.

167 En el principio, como en ictericia, tericia. El vulgo dice Mingo y Menga por Domingo y Dominga.

168 En el medio, como cuando de capitastro, palabra italiana, que significa encabezamiento, dicen catastro; de magis formamos más; de navigio, navío; de vera iconica, Verónica; de vinum acre, vinagre.

169 En el fin, como cuando decimos de mille, mil; de perdonanza, anticuado, perdon.

170 A veces se truecan sílabas ó en el principio de la diccion, ó en el medio, ó en el fin.

171 En el principio, como cuando de albud, árabe, decimos laud; de Xisto, Sixto.

172 En el medio, como avel-lana, ave-llana.

173 En el fin, como semper, siempre; ordine, órden; virgine, vírgen.

174 En el principio y medio Ilerda, Lérida.

175 En el medio y fin ante annum, antaño; ante óculos, antojos.

176 En el principio y fin, como sentio, siento; vidua, viuda.

177 En el principio, medio y fin, potione, ponzona.

178 Segun todo lo dicho, para observar bien los orígenes se ha de averiguar y distinguir bien el número de las letras españolas, que señaló muy bien el maestro Lebrija en sus Reglas de Ortografia, y propuse yo en mis Reflexiones explicando el abece ó Cartilla de las Letras españolas, cuya ignorancia es causa de que se ignoren muchas etimologías, y el verdadero y uniforme modo de escribir.

179 Bien distinguido todo esto, se observará que no hay letra que no se mude en otra ; pero que no cualquiera letra se muda en cualquiera, y que más fácilmente se mudan las vocales que las consonantes, como se ve en el vocablo gandeja, del cual dice el escoliador de Juvenal, sobre la sátira V, gandeja genus navis, quo Afri utuntur. Nosotros, mudando las tres primeras vocales, y de las consonantes únicamente la j en 7, que es muy frecuente, decimos góndola.

180 En lo que toca á la silabacion, se ha de observar que la castellana es muy diferente de la latina, y así muy otra que la que propuso la Real Academia. En mi Abece español, queriéndolo Dios, se verán todas las combinaciones

posibles segun la pronunciacion, que de cinco siglos á esta parte tiene la lengua española. Y procuraré dar ejemplo de cada sílaba, porque por necesaria induccion sale que sólo son sílabas españolas aquellas de que se puede señalar ejemplo en las dicciones que tiene recibidas la lengua española, cosa que me admiro que no haya observado la Real Academia.

181 Bien ejecutadas todas estas diligencias, que piden un gran conocimiento de la lengua, mucha meditacion y un genio observador y reflexivo, se advertirá que en los tránsitos que hacen las dicciones de unas lenguas á otras se añade ó se quita una ó muchas letras, segun la naturaleza y genio de cada lengua. Porque si el vocablo propio de la lengua matriz tiene alguna letra ó silabacion de la cual carece la otra lengua que ha de recibir el vocablo, es preciso que se omita aquella letra ó silabacion, ó á lo ménos que á la 'tal silabacion ó union de letras se le quite ó mude alguna de ellas, ó se añada otra para que la sílaba sea conforme á la pronunciacion de la lengua. Estas añadiduras ó quitamientos de letras ó de sílabas se hacen al principio, ó al medio, ó al fin de las dicciones. Hacer de todo esto una perfecta induccion, pedia, como dije, haber trabajado un diccionario etimológico, obra propia de una larga y no ociosa vida, ó de la aplicacion de muchos á un mismo tiempo.

182 Tambien es propio de quien trata en particular de los orígenes de alguna lengua, observar las finales de los vocablos para la mudanza conveniente. Así vemos que los vocablos que en otras lenguas acaban en b, c, f, g, h, k, m, p, t, u, rarísimas veces permanecen con esas finales. Por lo cual, ó se les añade, ó se les quita, ó se les muda alguna letra. Por eso llamamos Jacob al Patriarca, nombrándole con nombre peregrino, y á los que toman su nombre ó de alguno de los Apóstoles los llamamos Jacobo. Dijeron nuestros mayores de bac, baque, y hoy muchos de Joseph 6 Jo

sef, por razon de la suavidad, José ó Jusepe. De Diag, an-ticuado, decimos Diego; de Elch, Elche; de almanak, almanaque; de Absalom, Absålon; de Adam, Adan; de Petrochim, vocablo hebreo, pitanza; de julep, persiano, julepe; de ardit, lemosin, ardite; de mot, voz tambien proenzal, que significa texto poético glosado, mote, y de ahí motete, como de són, sonete y sonsonete; de gelu decimos yelo.

183 Las etimologías mejor se hallan en unos casos que en otros, y mejor en unas personas que en otras. Esto es lo mismo que decir que se han de buscar en las raíces, de donde nacen los vocablos de nuestra lengua, las cuales no siempre son los nominativos y primeras personas del presente indicativo de los verbos, porque en los nombres sustantivos, que tienen el ablativo desemejante al nominativo, la raíz suele ser el ablativo, ahora se decline el nombre por la segunda, ahora por la tercera declinacion, como adulter, ablativo, adúltero, en español adúltero; ars, ablativo, arte; baculum, ablativo, báculo; bilanx, ablativo, bilance, la balanza; callus, ablativo, cal-lo, ca-llo; caro, ablativo, carne; dæmonium, ablativo, dæmonio, demonio; definitio, ablativo, definitione, definicion; edictum, ablativo, edicto; eclipsis, ablativo, eclipse; fortum, ablativo, furto, hurto; falco, ablativo, falcone, halcon; gal-lus, ablativo, gal-lo, gallo; gigas, ablativo, gigante; hamus, ablativo, hamo; habitatio, ablativo, habitatione, habitacion; imaginatio, ablativo, imaginatione, imaginacion; imperium, ablativo, imperio, etc. En los nombres declinados por la cuarta y quinta sucede lo mismo, porque la cuarta declinacion es muy semejante á la segunda, y la quinta á la tercera. Y así, el modo de sacar las etimologías es éste : arcus, ablativo, arcu, arco; dies, ablativo, die, dia. En los nombres que se declinan por la primera, lo mismo es decir que la raíz es el nominativo que el ablativo, porque la terminacion es uniforme. Y así decimos sin distincion de casos: absentia, ausencia; beneficen

tia, beneficencia; clementia, clemencia; diligentia, diligencia, etc. De lo dicho infiero una curiosa observacion, y es que, como los nombres de la tercera declinacion, por razon del aumento suelen alargar la o en los casos oblícuos, y como es cosa frecuente quitar del ablativo la vocal final, quitada ésta, aunque la diccion quede con las mismas letras y sílabas que tenía en el nominativo, el acento de la final española es largo, aunque fuese breve en el nominativo latino, como amor, ablativo amore, amor; benefactor, ablativo benefactore, bienhechor; calumniator, ablativo calumniatore, calumniador; declamator, ablativo declamatore, declamador; educator, ablativo educatore, educador; fabricator, ablativo fabricatore, fabricador; gubernator, ablativo gubernatore, gobernador; habitator, ablativo habitatore, habitador; incitator, ablativo incitatore, incitador, etc. Sabidas las reglas antecedentes respecto de los nombres sustantivos, en cuanto á los adjetivos, sólo queda por hacer la misma aplicacion de dotrina. Porque, ó el adjetivo tiene una, ó dos, ó tres terminaciones. Si tiene tres, la primera y tercera se varian por la segunda declinacion, y la segunda terminacion por la primera declinacion. Y por consiguiente, la raíz es el ablativo, como absurdus, absurda, absurdum, ablativo absurdo, absurda, absurdo, en español absurdo ó cosa absurda. Si el adjetivo tiene una ó dos terminaciones, ambas van por la tercera declinacion; y así la raíz de las etimologías se ha de buscar en la primera terminacion de sus ablativos, como absens, ablativo absente, vel absenti, ausente; acris, vel acre, ablativo acre, vel acri, acre.

184 En los verbos mejor suelen hallarse las etimologías en el infinitivo que en la primera persona del indicativo, como eo, ire, ir.

185 El dar, pues, las verdaderas etimologías no es cosa que se logra tanto con el ingenio como con una larga leccion acompañada de mucha reflexion, juicio y discrecion.

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