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más puros y de los dos hermanos (tambien aragoneses), el secretario Lupercio Leonardo de Argensola, y el doctor Bartolomé, dijo Lope de Vega (en la aprobacion que dió á sus rimas), que parecia que vinieron de Aragon á reformar en nuestros poetas la lengua castellana.

11 Entendiendo, pues, nosotros por Lengua Española la castellana ó la general que hoy se habla en España, y comunmente entienden con gran facilidad todos los españoles ménos los vizcainos, si no es que la aprendan muy de propósito, es cierto que aunque muchos siglos ántes de ahora haya habido en España alguna lengua general (lo cual hasta hoy nadie ha probado), esta que ahora hablamos no es la misma que aquella; porque si mutuamente nos hablásemos ó escribiésemos los que antiguamente vivieron, y hoy vivimos, es cierto que no nos entenderiamos. Y así los orígenes de una lengua no son los mismos que los de la otra.

12 Para hablar, pues, con claridad debemos primero distinguir las lenguas, empezando por la primitiva de España y acabando en la que hoy está en uso, cuyos orígenes generales pienso señalar.

13 Cuál haya sido la primera lengua de España, nadie puede afirmarlo ni áun valiéndose de probables conjeturas; porque la tradicion que alegan muchos españoles, no tiene la antigüedad que requiere una legítima probanza, ni en los términos en que se supone, es posible.

14 En tiempo de Estrabón, príncipe. de los geógrafos (1), el cual vivió debajo del imperio de Octaviano Au

(1) Célebre geógrafo griego, natural de Amasea, en Capadocia, que nació hácia el año 50 ántes de J. C. Despues de recibir una educacion distinguida, viajó por el Asia Menor, el Egipto, la Grecia y la Italia; vivió mucho tiempo en Roma, y murió en los últimos años del reinado de Tiberio. Habia escrito unas Memorias históricas,

gusto y escribió su geografía en el año cuarto del imperio de Tiberio César, se hacia juicio (Strabo, Rerum Geographicar., lib. 3.) de que los turdetanos eran los más doctos de los españoles. Estos usaban del arte de escribir, y tenian escritos monumentos de la antigüedad, y poesías y leyes ajustadas al metro desde seis mil años atras, segun ellos decian. Esta antigüedad de que los turdetanos se jactaban, era fabulosa si computaban los años de la manera que nosotros, pues el mundo áun ahora no ha llegado á tan larga edad, siendo ya caduco. Pero el testimonio de Estrabón á lo ménos prueba que los españoles sólo eran bárbaros de la suerte que dijo San Pablo (I. ad Cor. 14): Si yo no supiere la significacion de la voz, seré bárbaro, respecto de aquel con quien hablo; y el que á mí me hablare, será bárbaro para conmigo: sólo digo, eran ó parecian bárbaros los españoles por la extrañeza que su lengua causaba á los griegos y romanos, pues vemos que los turdetanos usaban del arte de escribir, que es la puerta de las ciencias, y que tenian leyes con que se gobernaban en justicia; y esas en verso, que probaban la cultura de sus antepasados: y finalmente, memorias de la antigüedad, que atestiguaban las gloriosas hazañas de sus progenitores. Añade Estrabón (lib. 3), que los demas españoles tambien usaban del arte de escribir, y que todos no tenian una forma de letra, como ni un solo lenguaje. Habia, pues, en España muchas lenguas. Y no es mucho, pues habia muchas dominaciones, de cuya diversidad es consecuencia la variedad de costumbres y tambien de las lenguas. De manera que si hubiera habido en España un solo reinado, un gobierno uniforme y bien unido, hubiera sido impenetrable al poder romano y de todo el universo,

que se han perdido, y una Geografía en diez y siete libros, cuya mayor parte se ha conservado. Esta obra y la de Ptolomeo son las mejores de su género que nos ha legado la antigüedad.

por haberla murado por una parte y ceñido de agua por otra la misma naturaleza. Merece trasladarse aquí la autoridad de Estrabón por ser muy del caso (lib. 3). «El haberse esparcido los griegos entre las gentes bárbaras, parece que lo causó el destrozo en partes pequeñas, y el señorío de aquellos que, por la altanería no podian unirse entre sí ni mantener sus alianzas, de donde nació el no poder ser iguales en fuerzas á los que de fuera venian á embestirlos. Esta contumacia fué mucho mayor entre los españoles, añadiéndose la astucia de su natural y la variedad engañosa, porque esos hombres, habiendo seguido un género de vida aplicado á asechanzas y robos y siendo atrevidos para lo malo, sin haber emprendido cosa grande, no hicieron caso de establecer un gran poder, manteniéndose en sociedad. Los cuales si no hubieran rehusado defenderse, uniendo sus fuerzas, ni los cartagineses haciendo su invasion hubieran podido sojuzgar, sin que nadie lo impidiese, la mayor parte de España; ni ántes que ellos los tirios y los celtas, que ahora se llaman celtiberos y vetones; ni despues el ladron de Viriato, ni Sertorio, ni otros cualesquiera que hayan tenido intencion de estender su imperio sobre los españoles. Y los romanos, por partes, fueron embistiendo ya este señorío de los españoles, ya el otro, y domando á otros en otras ocasiones, fueron pasando mucho tiempo hasta que, finalmente, los redugeron todos á su poder, y para eso fueron menester más de doscientos años.» Hasta aquí Estrabón. Pero volviendo á lo que deciamos de la multitud de lenguas que antiguamente hubo en España, como no quedan hoy aquellas memorias que refiere Estrabón, así por la mudanza de las mismas lenguas, como por la injuria del tiempo que todo lo consume; es preciso que mendiguemos algunas noticias de los extranjeros, pero con la cautela de tener por sospechosos maestros de la verdad á muchos de los escritores griegos, inclinados á mentir y muy ignorantes de nuestras cosas.

15 Herodoto, padre de la historia griega (1), el cual nació en el año primero de la Olimpiada setenta y dos, escribió en su Melpomene que en el reinado de Darío, padre de Jerjes, nadie habia investigado á Europa ni en la parte del oriente ni del aquilón, ni sabian si la ceñía el mar. El mismo refiere que Coleo, natural de Samos, pasó las colunas de Hércules, y entrando en el Océano, desembarcó en Tarteso; lo cual sucedió, segun el cómputo de Userio (2), en el año de la creacion del mundo MMM.CCCLXIII, ántes de la era cristiana DCXLI. Y es de advertir que solamente cierto Sostrato habia precedido á Coleo desembarcando en Tarteso, emporio hasta entónces desconocido, y que por esto mismo dió ocasion á grandes negociaciones. Tan tarde como esto se introdujeron los griegos en España. No es, pues, de maravillar que el mismo Herodoto, aunque

(1) Historiador griego, que nació el año 484 ántes de J. C. en Halicarnaso, viajó mucho y escribió durante su destierro su celebérrima historia. El principio de ella fué leido por su autor á los griegos en los juegos olímpicos (456 ántes de J. C.), y excitó el mayor entusiasmo, sobre todo en Tucídides, el más grande de los historiadores. Doce años despues leyó toda la obra á los atenienses en la fiesta de las Panateneas, recibiendo en recompensa una suma de 10 talentos (unos 190.000 rs.). La obra está distribuida en nueve libros, cada uno de los cuales lleva el nombre de una de las Musas, en dialecto jónico, y en estilo poético y elegante. Su objeto principal es referir las guerras médicas, pero narra tambien la historia de muchos pueblos de la antigüedad. Su encantadora sencillez no ha sido hasta ahora superada.

(2) Usher (Jacobo), prelado anglicano, nacido en Dublin en 1580, muerto en 1656, catedrático de teología en Dublin, canciller de la iglesia de San Patricio, obispo de Meath, arzobispo de Armagh y miembro del consejo privado, fanático contra los católicos, por cuyo motivo al estallar la revolucion de Irlanda, en 1648, tuvo que refugiarse en Inglaterra, en donde murió ocho años despues. Es célebre como historiador y como cronologista. Escribió los Annales Veteris et Novi Testamenti, y otra obra titulada Britannicarum ecclesiarum antiquitates.

historiador tan diligente, escribiese que el Istro nacia (1) donde estaban los celtas cerca de los ginetas de España, y que atravesaba toda Europa hasta entrar en Citia. Pero esto mismo nos manifiesta cuán ignorantes de nuestras cosas vivian los griegos, estando tan mal informado el príncipe de sus historiadores.

16 Aun los contemporáneos de Alejandro Magno tenian poquísima noticia de Europa, y por eso son tan ridículos cuando hablan de las cosas de ella.

17 Polibio, escritor gravísimo y prudentísimo (2), que vivió en tiempo de Cipion el Menor, confiesa (Historiar. libro 3) que en su edad apénas se conocian las tierras que se hallaban entre Narbona y el Tanais, que es lo mismo que decir que les era desconocida toda la parte septentrional de Europa. El mismo Polibio, que escribió despues de haber estado en España, dice hablando de Europa (ibidem) que la parte que se extiende por el mar Mediterráneo hasta las

(1) Es grave el despropósito, porque el Ister antiguo ó Danubio moderno nace en el gran ducado de Baden, atraviesa el Wurtemberg, la Baviera, el Austria, la Hungría, separándola de la Valaquia, la Moldavia y la Besarabia de la Bulgaria, y desemboca en el mar Negro.

(2) Historiador griego, de Megalópolis, en donde nació 206 años ántes de J. C. Fué amigo y compañero de Filopemen, el último griego, mandó un cuerpo de caballería aquea en 174, y fué enviado en rehenes á Roma, permaneciendo en ella diez y siete años. Contrajo amistad con los dos hijos de Paulo Emilio, sobre todo con el segundo Escipion el Africano, á quien acompañó al sitio de Cartago. Viajó por Africa, por España y por las Galias, desempeñó diversas embajadas de los romanos, y murió en el año 124, á los 82 de edad. Escribió la Vida de Filopemen, la Guerra de Numancia, una Táctica y una Historia general en cuarenta libros. Sólo se conservan los cinco primeros libros de ésta y algunos fragmentos. Es historiador notabilísimo por su exactitud, buen juicio é imparcialidad, y porque investiga y analiza las causas de todos los sucesos que cuenta.

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