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feccion del lenguaje, cada cual se la figura segun su inteligencia, y ésta suele ser segun su costumbre y modo de hablar.

1 Lo que yo pienso es que la lengua primitiva, y digámoslo así, original, tenía, entre otras, tres principales perfecciones. La una era la abundancia, la cual correspondia á lo mucho que se sabía. La otra la fuerza de la expresion, porque habiéndose impuesto los nombres con gran conocimiento de las cosas, las expresaban con suma claridad. Y la otra era una suma aptitud para pronunciarse los vocablos con la mayor suavidad. Adan, hombre lleno de profundísimo saber, vió delante de sí todos los animales, así terrestres como volátiles, los cuales Dios presentó á su vista; y conociendo las naturales perfecciones de todos, puso á cada uno de ellos el nombre más expresivo de su naturaleza ó propiedades. Esto que nos enseñan las Sagradas Letras (Genes., cap. II), me persuado yo que sucederia al considerar Adan las perfecciones de los animales; el cual, lleno de gozo y de la admiracion que le causaban las obras de Dios, no contento con darle las debidas gracias en lo interior de su ánimo, prorumpiria en voces, con que articulando los nombres de aquellos mudos animales, en nombre dellos daria humildes gracias al Criador del Universo. Porque siendo cierto que Adan no tenía compañía cuando impuso los nombres de los animales, ¿con quién sino con Dios habia de hablar? Despues que pudo ya comunicar á Eva sus pensamientos, imagino yo que le sucederia lo mismo cada vez que se le ofrecia y queria manifestarlos; de suerte que concibiendo las cosas con suma claridad, al querer explicarlas articulaba unas voces sumamente suaves, con las cuales expresaba lo que le parecia ; y Dios al mismo tiempo infundia en Eva una idea clarísima de cuanto le decia su marido. Y teniendo entrambos una memoria muy tenaz, repetian despues las mismas voces siempre que se ofrecia hablar de las

mismas cosas; y así enseñaban á sus hijos y descendientes. un mismo lenguaje, el cual permaneció hasta que Dios quiso humillar la soberbia de los hombres, multiplicando sus lenguas con tan ordenada confusion, que lo que unos hablaban, de ninguna suerte podian entenderlo como ántes los demas compañeros de la loca empresa de una torre, que, ideada como una gloria del poder humano, fué infame recuerdo de su vanísima soberbia. Y así los hombres se vieron obligados á separarse los unos de los otros, tomando cada familia diferente camino, para que por alta providencia se poblase toda la tierra, viniendo así el mismo castigo á ser un medio por el cual luciese en todo el Universo la inefable misericordia del Todopoderoso (Génes. cap. XI).

2. Aquellas lenguas, como infundidas por Dios, tambien fueron perfectísimas. Pensar que permanece hoy incorrupta alguna de ellas, es no hacer reflexion en lo que puede la injuria del tiempo en el largo espacio de tantos siglos ; no advertir, digo, las transmigraciones y várias mezclas de gentes de tan extrañas lenguas, el capricho de los hombres y la inconstancia de sus genios, no habiendo hoy siquiera una lengua de las vivas, que sea la misma que la que fué quinientos años atras. Son las lenguas como los rios, que porque conservan muy de antiguo sus nombres, se tienen por unos mismos; pero el agua que por sus cauces está ahora corriendo no es la misma que pasó; á diferencia del hombre, cuya forma sustancial, que es la que da el sér y perfeccion al compuesto, como espiritual, es invariable y siempre una. Si los caractéres de las lenguas antiguas, habiéndose grabado para perpetuar la memoria en piedras y metales, ó no duran hoy ó no se entienden, ¿cómo podrán permanecer las lenguas dependientes de la flaqueza é inconstancia de los labios? ¿Y quién osará afirmar que una lengua, cualquiera que sea de las que hoy se hablan en todo el mundo, es la misma que otra que antiguamente se habló,

si primero no tiene alguna idea de la antigua, la cual es cierto que no tenemos de las que Dios multiplicó en la Torre de Babel, porque no podemos recurrir á las memorias escritas, pues (sobre esto que tratamos) no las hay de aquel tiempo, y mucho ménos á la tradicion, por ser ésta una cosa de tal naturaleza, que no puede en ella tener lugar la tradicion; como no podemos saber si la música de hoy es como la antigua, por ser accion pasajera y no permanente?

3 Por estas razones, habiendo yo de tratar de los orígenes de la lengua española, que hoy hablamos, pienso seguir diferente método que otros. Y así, primeramente explicaré qué cosa es lengua, para que mejor se sepa qué deba entenderse por lengua española. Despues señalaré sus orígenes generales, á los cuales seguirán los principios y las reglas que se deben saber y guardar para averiguar los particulares. Y últimamente apuntaré las perfecciones que por sí tiene nuestra lengua, y las demas que puede recibir.

4 Empezando por lo primero, la palabra lengua propiamente significa el miembro que está en la boca de cualquier animal, con el cual se amasa la comida y se percibe el gusto de ella; y si hay órganos proporcionados, con ella tambien se forma y se articula la voz. Por metonimia (quiero decir, usando un nombre por otro) tambien llamamos lengua á la multitud de ciertos sonidos articulados, instituidos para unirse entre sí, de los cuales se sirve algun pueblo para significar sus pensamientos, y por ellos cuantas cosas hay. Declaremos esto.

es,

5 Los sonidos de una lengua deben ser articulados, esto formados de cierta manera, para que se distingan de los sonidos de los irracionales, que no son parte de lengua alguna, por más que haya dicho un conocido patrañero (1)

(1) Este Filostrato fué un retórico, natural de Lémnos, segun unos, de Aténas, segun otros, que enseñó retórica en Roma en el si

(Philostratus de Vita Apollonii, Lib. 4, cap. 1.) que Apolonio Tianeo (1) (taumaturgo imaginado para engañar á los gentiles), entendia el misterioso lenguaje, que suponia en el canto de las aves. Si ya no es que oyese algun papagayo, cuya voz entendemos mucho mejor que el mismo que la dice.

6 Deben los sonidos articulados unirse entre sí, porque los vocablos escritos en un diccionario sin trabazon ni correspondencia entre sí, son como las piedras y demas materiales que, separados unos de otros, no componen ni forman edificio alguno.

7 Tambien deben los sonidos ser instituidos para significar ciertas cosas, porque considerados en sí, quiero decir, en cuanto sólo son voces articuladas, son indiferentes para significar cualquier cosa, y el beneplácito comun es el que únicamente determina que la significacion sea una, y no

otra.

8 Estos sonidos deben ser ciertos, esto es, determinados, así en su raíz como en sus modificaciones ó variaciones;

glo III de J. C., y uno de los protegidos de Julia, esposa de Septimio Severo. Existen de él las obras siguientes: Vida de Apolonio de Tyana, Heróicas, Un diálogo entre Venitor y Fénix, Los cuadros (descripcion de setenta y seis pinturas que adornaban el pórtico de Nápoles), Las vidas de los sofistas, y setenta y tres cartas amorosas.

(1) Filósofo, natural de Tyana, en Capadocia, que vivió poco despues de J. C. y pitagórico austero. Visitó la Cilicia, la Panfilia, á Antioquía, Efeso y Babilonia, y penetró hasta en la India, acompañado de su discípulo Damis. Despues se estableció en Roma, de donde fué expulsado por Neron. Agregóse á Vespasiano, favoreció su elevacion al trono y estableció una escuela pitagórica en Efeso, en donde se cree que murió el año 97 de J. C. Se cuentan de él las más portentosas patrañas, pero fué indudablemente un hombre extraordinario. Taumaturgo viene de 0xúua-toc-tò, el milagro, y de provou, tò, obra. Se toma en buena y mala parte.

porque si cada uno digese los vocablos segun su capricho, ó valiéndose de los mismos de que se valen otros, los variase en los números y en los casos ó conjugaciones de cada tiempo, segun se le antojase, nadie hablaria como otro, y así los unos no entenderian á los otros. Por eso son regulares las declinaciones de los nombres y las conjugaciones de los verbos ; y si hay en ellas alguna irregularidad, esa misma irregularidad se tiene por regla para que todos la sigan como tal.

9 Ultimamente dige algun pueblo: y por esto, si hablamos de alguna lengua de las que llamamos vivas, debemos entender el pueblo que hoy es, no el que fué, porque puede haber habido diferentes lenguas en un mismo país.

10 Sabido ya qué cosa es lengua, sólo queda por decir, que por lengua española entiendo aquella lengua, que solemos hablar todos los españoles cuando queremos ser entendidos perfetamente unos de otros. Digo perfetamente, para distinguir la lengua española de la aragonesa, la cual podrá ser propia y perfeta en el reino de Aragon, pero no lengua general de España; siendo cierto que los doctos no convienen en que lo sea, sino la que por otro nombre llamamos castellana, por ser la propia de las Castillas y singularmente de la Vieja, donde se habla con mayor pureza por comerciar con ménos extranjeros. Y así el obispo de Tarazona, D. Fr. Pedro Manero (1), cuando escribió sus justamente celebradas paráfrasis de algunas obras de Tertuliano, si exceptuamos una ó otra frasi, en lo demas no habló como suelen los aragoneses, sino como los castellanos

(1) Fr. Pedro Manero, aragonés, natural de Cariñena, franciscano, autor de la Vida de la Serenísima Sra. Doña Juana de Valois, reina de Francia, fundadora de la religion de la Anunciata de la Vírgen Ntra. Sra., y de una Apología de Quinto Septimio Florente Tertuliano, contra los gentiles en defensa de los christianos. Murió en 1660

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