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VALDÉS. No me acuerdo de qué cosa quereis decir.

MARCIO. ¿Cómo? ¿No os acordais que os dije cómo de aquello que habíamos platicado, me era venida á la memo

rónimo Zorita, núm. 27, cuyas palabras son éstas: DIÁLOGO DE LAS LENGUAS. Es obra muy curiosa y digna de la estampa, por ofrecerse en ella muchas reglas para hablar con perfeccion la lengua española. Escribióse en tiempo del emperador Cárlos V, y guarda este MS. el Conde de San Clemente. Despues fué á parar á la librería de un librero de Zaragoza con otros libros manuscritos muy preciosos, los cuales compró el Bibliotecario mayor del Rey en el mes de Marzo de 1736, y luego que lo vió, le pareció dignísimo de la luz pública y de ser dirigido á quien se debia tan precioso hallazgo. En este MS. faltaba una hoja, que no pudo suplir con ninguna diligencia, porque áun cuando de paso vió en la real librería de San Lorenzo una copia de este Diálogo, probablemente era un simple traslado, como lo indicaba el carácter de la letra, mucho más moderno, y el faltarle lo mismo, y ademas la primera hoja. Acudió á los índices, y no pudo rastrear indicio alguno del nombre del autor.

Pero la mejor obra didáctica en prosa, muy superior á las demas de este período (dice Ticknor al tratar de la época literaria que comienza nco el siglo XVI y termina con el XVII, en su History of spanish literature, impresa en Londres en 1863, vol. II, páginas 19, 21), aunque desconocida é inédita hasta dos siglos despues, es la conocida generalmente bajo del sencillo título de Diálogo de las lenguas, obra que en cualquiera época llamaria la atencion por la naturalidad y pureza de su estilo, y peculiar, por esta causa, de este período de elocuencia formal y ya perfecta. «Escribo, dice su autor, como hablo: solamente tengo cuidado de que los vocablos signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible, porque, á mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectacion.» Ignórase quién sustentaba una opinion tan verdadera, pero tan poco comun en este tiempo. Probablemente era Juan Valdés, personaje español que se distinguió por haber sido uno de los primeros que abrazaron las doctrinas de la reforma, y el primero indudablemente que hizo cuanto pudo por divulgarlas. Estudió en la universidad de Alcalá, y hubo de tener, durante una época de su vida, no escasa importancia política, siendo muy allegado al Emperador, y enviado por él, como secretario y consejero de Toledo, el gran virey de Nápoles. Ignórase cuál fué despues su vida; pero se sabe que murió en 1540, seis años antes

ria una honesta curiosidad, en la cual muchos dias há deseo platicar con vos?

VALDÉS. Ya me acuerdo. No tenía cosa más olvidada.

MARCIO. Pues nosotros, por obedeceros y serviros, habemos hablado esta mañana en lo que vos habeis querido, y muy cumplidamente os habemos respondido á todo lo que nos habeis preguntado; cosa justa es que, siendo vos tan cortés y bien criado con todo el mundo, como todos dicen que sois, lo seais tambien con nosotros, holgando que hablemos esta tarde en lo que más nos contentáre (1), respon

que intentase Cárlos V establecer la Inquisicion en Nápoles, por lo cual es de suponer que no sería molestado mientras desempeñó allí los cargos referidos.

Los interlocutores del Diálogo de las lenguas son dos españoles y dos italianos, y el lugar en que se entabla, una casa de campo de la costa, cerca de Nápoles, versando, mediante una discusion ingeniosa, sobre el orígen y carácter del castellano. Parte es erudito, áun cuando en ella incurra el autor en ciertos errores; á veces ofrece animacion é interes, y otras notable buen sentido y sana crítica. El personaje principal, el que explica y expone todo, se denomina Valdés ; y así de esta circunstancia, como de algunos datos que ofrece el mismo Diálogo, puede inferirse que el partidario de la reforma es su autor, y que está escrito ántes de 1536, lo cual, á ser cierto, indica la causa de la obscuridad en que ha estado envuelto el MS., puesto que se trataba de un sectario de Lutero. De todas maneras, el Diálogo no se imprimió hasta 1737, por cuyo motivo, como modelo de estilo fácil y castizo, fué perdido para la época que lo produjo. Para nosotros es de la mayor importancia, porque manifiesta, con más claridad que ningun otro monumento literario de esta época, cuál era el estado del lenguaje español en el reinado del emperador Cárlos V.....

(1) Que hablemos esta tarde en lo que más nos contentáre.

El uso del verbo hablar con la preposicion en, sustituida hoy por de, sobre, acerca, en cuanto á, etc., es de orígen conocidamente latino, no hebraismo, como han sostenido algunos, ni por la analogía de este verbo con ocuparse, entretenerse, etc. Ya Ciceron dice in aliquam rem, lo mismo que nuestro autor, y así tambien Santa Teresa en La

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diéndonos y satisfaciéndonos á las preguntas que os propornémos, como nosotros habemos hecho á las que vos nos habeis propuesto.

VALDÉS. Si no adornárades esta vuestra demanda con tanta retórica, liberalmente me ofreciera á obedeceros; ahora, viéndoos venir ataviado en vuestra demanda con tantas razones, sospechando me quereis meter en cualque cosa enojosa, no sé qué responderos, si primero no me decís claramente qué es lo que quereis de mí.

MARCIO. Lo primero que queremos es que, sin querer saber más, nos prometais ser obediente á lo que os demandá

remos.

VALDÉS. Confiando en vuestra discrecion, que no querréis cosa de mí que no sea razonable y honesta, os prometo de ser obediente.

MARCIO. No me contento con eso, y quiero que á todos tres nos deis vuestra fe que lo haréis ansí.

VALDÉS. ¿A qué propósito me quereis obligar tan estrechamente? ¿Habéisos, por aventura, concertado todos tres para meterme en cualque cosa enojosa? Hora, sús, sea lo que fuere, digo que os doy mi fe, que responderé como supiere á todo lo que esta tarde me querréis preguntar. ¿Estais con

tentos?

MARCIO. Yo, por mi parte, estoy contentísimo.

CORIOLANO. A mí harto me basta.

TORRES. Pues para mí no era menester más que la primera promesa.

VALDÉS. Sús, pues, comenzad á preguntar, que me teneis

Vida, cap. XXXVI, no hablaba en otra cosa; Cervántes, en el Quijote, parte I, lib. III, cap. XXVII, le habian hablado en su negocio como en cosa sabida, y Boscan en su introduccion al lib. II, cuando dice Estando un dia en Granada con el Novajero..... tratando con él en cosas de ingenio de letras, y especialmente en las variedades de muchas lenguas.....

y

confuso hasta saber qué misterios son éstos que quereis entender de mí.

MARCIO. ¡Misterios! Y ¡cómo! Si bien supiésedes...

VALDÉS. Sea lo que fuere, acabad ya; por amor de Dios, decidlo.

MARCIO. Soy contento. Bien os debeis acordar cómo al tiempo, que agora há dos años, partístes desta tierra para Roma, nos prometístes á todos tres que conservaríades y entretendríades nuestra amistad, como habeis hecho, con vuestras contínuas cartas; agora sabed que, despues de vos ido, nosotros nos concertamos desta manera: que cualquier de nosotros que recibiese carta vuestra, la comunicase con los otros; y esto habemos hecho siempre así. Con ello habemos tomado mucho descanso, pasatiempo y placer, porque con la licion refrescábamos en nuestros ánimos la aficion de nuestro amigo absente, y con los chistes y donaires de que continuamente vuestras cartas venian adornadas, teníamos de qué reir y con qué holgar; y notando con atencion los primores y delicadezas que guardábades y usábades en vuestro escribir castellano, teníamos sobre qué hablar y contender; porque el señor Torres, como hombre nacido y criado en España, presumiendo saber la lengua tan bien como otro, y yo, como curioso della, deseándola saber así bien escribir como la sé hablar, y el señor Coriolano, buen cortesano, queriendo del todo entenderla, porque, como veis, ya en Italia, así entre damas como entre caballeros, se tiene por gentileza y galanía saber hablar castellano (1), siempre hallábamos

(1) En el Prólogo á la Elocuencia española, de Paton, se exponen varios hechos, que prueban lo extendida que estuvo en toda la Europa culta, en la época de nuestra grandeza nacional, la lengua española. En tiempo de Cárlos V se estudiaba, escribia y hablaba en Alemania, Flándes, Italia, Francia, y más tarde, desde el casamiento de Felipe II con María Tador, en la misma Inglaterra. Domenichi, en la traduccion del Razonamiento de Empresas militares, de Ulloa (Leon

algo que notar en vuestras cartas, así en lo que pertenecia á la ortografía, como á los vocablos, como al estilo; y acontecia como topábamos algunas cosas que no habíamos visto usar ya á los que los teníamos por tan bien hablados y bien. entendidos en la lengua castellana cuanto á vos, muchas veces veníamos á contender reciamente, cuándo sobre unas cosas, cuándo sobre otras, porque cada uno de nosotros, cuándo queria ser maestro ó no queria ser discípulo. Ahora que os tenemos aquí, pues que nos podréis dar razon de lo que así habemos notado en vuestra manera de escribir, os pedimos por merced nos satisfagais buenamente á lo que os demandáremos: el señor Torres, como natural de la lengua ; el señor Coriolano, como novicio della; y yo, como curioso della.

VALDÉS. Si me dijérades esto ántes de comer, pusierádesme en duda si lo decíades de toda verdad ó no; pero considerando que es despues de comer, y creyendo que con mostraros hombre del Palacio habeis querido celebrar vuestro convite, me resuelvo en no creeros nada de lo que decís; y digo que si quereis saber algo de mí, debeis dejar los donaires por ahora, pues sabeis que si yo tomo la mano, ganaréis conmigo lo que suele ganar un cosario con otro.

CORIOLANO. Mejor manera de burlar me parece la vuestra; pues queriendo hacer del juego maña, pensais libraros de la fe que nos habeis dado, y engañáisos, porque de ninguna manera os la soltarémos si primero no nos respondeis muy entera y cumplidamente á todo lo que os preguntáre

de Francia, 1551, tomo IV, pág. 175), dice del español que es lengua muy comun á todas naciones.

Richelieu, segun dice Havemann, pág. 312, era aficionado á escribir en español; y Margarita de Valois, hermana de Francisco I, asegura que le langage castillan est sans comparison mieux déclarant cette passion d'amour que n'est le françois (Nouvelle 24 del Heptameron).

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