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le hiciésemos componer cualque diálogo de lo que aquí platicáremos.

MARCIO. Habéislo pensado muy bien; hágase ansí. Poned á mi Aurelio, que, como sabeis, es entendido en entrambas lenguas, y ordenalde lo que ha de hacer, mientras que yo voy á llamar á Valdés, que lo veo pasear muy pensativo (1); pero mirad que mandeis que el casero esté á la puerta, para que, si viniere alguno, sea quien fuere, diga que no estamos aquí, porque no nos estorben; y porque los que vinieren lo crean, y se vayan con Dios, mandad que los mozos se pasen á jugar á la parte de la mar, porque de otra manera no haríamos nada.

CORIOLANO. Decís muy bien : presto será hecho.

VALDÉS. Hora, sús; véisme aquí más obediente que un cordero manso.

MARCIO. Soy cierto que la plática no puede andar sino bien; y porque no perdamos tiempo, con licencia destos señores quiero yo tomar la mano.

TORRES. Yo, por mí, tanto recibiré merced, que vos hagais todas las preguntas principales ; de manera que nosotros dos andemos sobresalientes.

MARCIO. Acepto la merced; y comenzando á preguntar, digo, señor Valdés, que lo primero que querría saber de vos, es de dónde tuvieron orígen y principio las lenguas que

(1) Sobre la inverosimilitud de esta parte del Diálogo, habla largamente Mayans en sus Orígenes de la lengua española (párrafos 195 y 197). No es éste, sin embargo, pecado de gran monta, porque así como Jenofonte inventó y usó un método especial para copiar al oido los discursos de Sócrates, y Tiron otro para copiar los de Ciceron, se puede admitir, con un ligero esfuerzo de credulidad, que Aurelio fuera capaz de hacer lo mismo, puesto que la taquigrafía ó estenografía no se conoció hasta el siglo XVII en Inglaterra, desde donde el escoces Cárlos Ramsay la introdujo en Francia en 1684, en tiempo de Luis XIV.

hoy se hablan en España, y principalmente la castellana; porque, pues habemos de hablar dellas, justo es que sepamos su nacimiento.

VALDÉS. Muy larga me la levantais, tanto, que esto más es querer saber historias que Gramática; y pues vosotros holgais desto, de muy buena gana os diré todo lo que acerca desto he considerado. Estad atentos, porque sobre ello me digais vuestros pareceres; y porque la lengua que hoy se habla en Castilla, de la cual vosotros quereis ser informados, tiene parte de la lengua que se usaba en España antes que los romanos la enseñoreasen, y tiene tambien alguna parte de la de los godos, que sucedieron á los romanos, y mucha de los moros, que reinaron muchos años, aunque la principal parte es de la lengua que introdujeron los romanos, que es la lengua latina; será bien que primero examinemos qué lengua era aquella antigua que se usaba en España ántes que los romanos viniesen á ella. Lo que por la mayor parte los que son curiosos destas cosas tienen y creen, es que la lengua que hoy usan los vizcaínos es aquella antigua española. Esta opinion confirman con dos razones harto aparentes. La una es que así como las armas de los romanos, cuando conquistaban la España, no pudieron pasar en aquella parte que llamamos Vizcaya, así tampoco pudo pasar la lengua al tiempo que despues de haberse hecho señores de España, quisieron que en toda ella se hablase la lengua romana. La otra razon es la disconformidad que tiene la lengua vizcaína con todas las otras lenguas que al dia de hoy en España se usan; por donde se tiene casi por cierto que aquella nacion conservó, juntamente con la libertad, su primera lengua. Desta mesma opinion fuí yo un tiempo, y creí que cierto fuese así, porque la una razon y la otra me contentaron; pero habiéndolo "despues considerado mejor, y habiendo leido un poco más adelante, soy venido en esta opinion: que la lengua que se

hablaba antiguamente en España era así griega, como la que ahora se habla es latina; quiero decir, que así como la lengua que hoy se habla en Castilla, aunque es mezclada de otras, la mayor y más principal parte que tiene es de la lengua latina, así la lengua que entónces se hablaba, aunque tenía mezclas de otras, la mayor y la más principal parte della era de la lengua griega (1). En esta opinion he entrado por dos puertas: la una es leyendo los historiado

(1) Esta opinion del autor es tan notable por su singularidad y extrañeza, que casi puede decirse con seguridad que es exclusivamente suya. La influencia griega en España hubo de limitarse á las colonias que fundaron los griegos en la costa de Levante, sin pasar de ellas, porque ni la historia dice que se extendiera nunca á lo interior de la Península, ni se puede explicar ni comprender que por una especie de milagro, desconocido en la historia, se usase por los españoles que habitaban tierra adentro, y que componian la principal parte de la poblacion, una lengua que ignoraban por completo. Los fenicios y los cartagineses intervinieron tambien en España con sus armas y su comercio, y, sin embargo, nada, á lo ménos que se sepa, influyeron de una manera radical y perpétua en la índole de su lengua. Ni las naciones aceptan tan fácilmente los idiomas que se hablan en otras, por ricos y abundantes que sean, no sólo porque á cada una parece el suyo el más rico y el más abundante, sino porque la misma historia enseña que ningun pueblo abandona su lenguaje sino por la accion combinada y simultánea de la fuerza y de los años.

En cuanto á los vocablos griegos que hay en la lengua española, puede tambien afirmarse en general que los que no entraron en ella desde el Renacimiento de los estudios clásicos, y entonces y despues por el tecnicismo científico, vinieron á enriquecerla, sin género alguno de duda, por conducto de la lengua latina, que ya los habia hecho suyos. Lo mismo ha sucedido al frances, al inglés y al aleman. Las etimologías, prueba fútil en lingüística, que exponen á continuos errores, y con las cuales se han cohonestado los mayores absurdos, no son bastante fundamento para derivar una lengua de otra, ni mucho menos el español del griego. Lo que constituye y caracteriza la índole de un idioma es su gramática especial y el mayor nú

res, porque hallo que griegos fueron los que platicaron más en España, así con armas, como con contrataciones. Y ya sabeis que estas dos cosas son las que hacen alterar, y áun mudar las lenguas; cuanto más que se lee que griegos vinieron á habitar en España; por donde es de creer que no solamente guardaron su lengua, pero que la comunicaron con las otras naciones; las cuales, por ser, como es, rica y abundante, la debieron de aceptar. La otra puerta por donde soy entrado en esta opinion es la consideracion de los vocablos castellanos; porque cuando me pongo á pensar en ellos, hallo que muchos de los que no son latinos ó arábigos, son griegos; los cuales quedasen de la lengua antigua, así como quedaron tambien algunas maneras de decir; porque, como sabeis, el que habla en lengua ajena, siempre usa algunos vocablos de la suya propia, y algunas maneras de decir.

MARCIO. Cosa nueva es para mí, no lo que toca á las historias, sino lo que decís, que la lengua castellana tenga tanto de la griega; y si no me lo tuviésedes á mal, no lo querria creer hasta ver primero cómo lo probais.

mero de sus vocablos, y la gramática y el vocabulario del castellano son conocidamente de orígen latino.

Sin embargo, nada tiene de extraño, en último análisis, que nuestro autor califique de griega á la antigua lengua de España, más para singularizarse y para demostrar que conocia el idioma helénico, cuando en nuestros dias se ha sostenido que era de orígen hebreo.

Los modismos helénicos de Luciano, que nuestro autor cita en corroboracion de su idea, nada prueban tampoco, porque en mayor número, y áun más análogos á los de nuestra lengua, los hay en otras, mucho más diversas de ella que la griega.

Por lo demas, el mismo autor no da gran importancia á esta opinion suya, puesto que más adelante dice: «que la lengua latina es el principal fundamento de la castellana; y de tal manera, que si él hubiera respondido que el origen de la lengua castellana es la latina, se pudiera haber excusado todo lo demas que ha dicho.»>

VALDÉS. Aunque el creer sea cortesía, yo huelgo que de esto que os he dicho no creais más de lo que viéredes.

MARCIO. Aceptamos la licencia; y mirad que no os admitirémos los vocablos griegos que la lengua castellana ha tomado de la Sagrada Escritura, como son: escandalizar, atesorar, evangelio, apóstol, ni otros que son como anejos á esto, así como cementerio, martilojo, ni tampoco los que parece sean de la medicina, como son clistel, paroxismo, efimera, gargarismo, porque quiero que en sí muestren su antigüedad, porque de otra manera no valerá nada vuestra

razon.

VALDÉS. Bien me podría servir de algunos de los que habeis dicho; pero no quiero sino dejarlos, por no contender, y deciros algunos otros, que á mi ver muestran ser antiguos; así bien, que bastan harto para que creais que lo que digo es verdad. Estos son apeldar, por huir; malatia, por enfermedad; cillero, por el lugar donde ponen el harina; fantasía, por presumpcion; gazafaton, por cosa mal dicha; tio, rábano, cara, carátula, cadira, por silla. Tambien creo que quedase del griego trébedes y chimenea; y áun brasa, y abrasar; porque ẞpaw quiere decir hiervo; y açomar, masa, mozo, mes, cañada, barrio, cisne, pringado, artesa, tramar, truhan, mandra, celemin, gloton, tragon y tragar. Hay tambien algunos que comienzan en pan, y vienen del griego, como son pantuflos, pandero, panfarron, y otros muchos que debe haber, en que yo no he mirado. Hay tambien otros vocablos, que aunque tienen del latin, parece ser forjados á la significacion de otros griegos, que significan lo mesmo; destos es dexemplar, que en algunas partes de España usan por disfamar, el cual vocablo creo sea forjado desta manera, que soliendo decir, como el griego dice napaderya, que quiere decir exemplum, el español, queriendo hablar latin, habló á su modo, y dijo dexemplar, así como el frances; porque hablando su lengua, por sí, dice ouidà, cuando viene á

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