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habidos; porque Mayans, previendo la tormenta, las habia remitido al docto patriarca de Lisboa, D. Francisco de Almeida Mascareñas, quien cuidó de la impresion de la primera de aquellas obras.

Si esto acontecia en el siglo xvi, ¿qué no hubiera sucedido en el anterior á los que por medio de escritos hubiesen propalado que el culto de algunos santos no tenia otro apoyo que fábulas, y que los antiguos episcopologios de algunas iglesias habian sido fingidos por audaces impostores? Deduzca la consecuencia el lector.

El triunfo de los falsos cronicones embrolló la historia y la convirtió en un mar lleno de escollos é impracticable aun para los mas hábiles pilotos. Entre tantos males, un solo bien produjo, que fué el considerable número de historias particulares que poseemos. Los inventores de aquellos mentirosos anales, pródigos de lo que nada les costaba, concedieron á unos pueblos remota antigüedad, en otros fijaron la situacion de antiguas y renombradas poblaciones, en algunos silla episcopal, fundada por los mismos apóstoles, dando á manos llenas á casi todos santas vírgenes, ilustres mártires y confesores. El deseo de comunicar á todo el mundo tanta gloria, ignorada hasta entonces, hizo que los pueblos publicasen sus historias, y las iglesias las suyas. Verdad es que, por lo que toca á los tiempos antiguos, no tienen, por lo general, otro fundamento que aquellos falsos cronicones; pero no importa. Estos no comprenden mas que la antigüedad y los primeros siglos del Cristianismo, y las historias empiezan despues á apoyarse en monumentos mas auténticos, de que dan noticia ó insertan, sin descuidar tampoco los que existian de los pueblos que dominaron la Península, y de muchos de los cuales no tenemos hoy otra noticia que la que dan estas mismas obras.

En ellas no se encuentra solo noticia de los hechos externos, sino de otros que, sin serlo, no han dejado de influir menos en la suerte de los pueblos, en su cultura y civilizacion. Hallamos tambien la forma y constitucion del municipio, su desarrollo sucesivo, sus fueros y legislacion particular, y la noticia de documentos que arrojan infinita luz sobre el interesante período de la edad media. No tenian sus autores la instruccion ni la crítica necesaria para dar á conocer su importancia, pero ha llegado ya la época en que puedan ser estudiados, y debemos estarles agradecidos.

No es solo el municipio de las villas de realengo lo que en estas historias puede estudiarse, sino el estado de todas las clases que formaban la sociedad, desde los mas encumbrados magnates hasta los hombres de mas humilde condicion. En las historias de los pueblos de señorío y de abadengo se encuentran preciosos materiales, concernientes á nuestra aristocrácia, al clero y á las clases que de aquellas dependian.

Reconocida la necesidad del estudio de las historias locales, vamos á dar cuenta de este trabajo. Encargado por espacio de algunos años del servicio de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, he tenido muchas veces ocasion de notar la falta de conocimientos en este género de bibliografía histórica

de la mayor parte de los que allí concurrian, como á manantial perenne de nuestra historia. Deseoso de contribuir á la ilustracion de los demás, empecé á examinar con interés esta clase de libros, á tomar notas de ellos, llegando, al cabo de tres ó cuatro años, á reunir un caudal considerable de noticias, sin ánimo de formar una obra que pudiera darse á la prensa. Para complemento añadí una noticia de las historias relativas á nuestros antiguos reinos y provincias. Este trabajo, al propio tiempo que me ha servido de mucha utilidad, lo ha sido tambien á varias de las personas que entre nosotros se dedican al estudio de la historia.

Los apuntes mencionados no hubieran tomado forma, á no ser por el concurso público que se abrió en la Biblioteca Nacional en el año pasado de 1857, al cual concurrí, excitado por algunas personas que conocian este trabajo, mereciendo á la bondad de los ilustrados jueces de aquel el premio de bibliografía.

No tengo noticia de que exista en España un catálogo de la índole del que presento al público. Listas hay de obras del mismo género, con mas o menos método, pero todas de corta extension, y como hechas solo para uso de algun curioso, las portadas están extractadas y en todas omitido el nombre de los impresores. Cuando empezaba á dar á la estampa esta obra, el Sr. D. Felipe de Soto Posadas, caballero muy aficionado á nuestra literatura, me facilitó un índice de historias locales que habia hecho, mucho mas ámplio que todas las listas antes citadas, si bien redactado en la misma forma. De este trabajo he tomado alguna noticia, que cito con el reconocimiento debido á la generosidad del autor.

Muchas otras personas han cooperado igualmente al mejor éxito de esta obra, proporcionándome noticias y libros que no conocia. Agradecido á este singular servicio, he procurado consignar sus nombres en el lugar correspondiente. Faltaria tambien á un deber de gratitud si no tributase el homenaje de mi particular reconocimiento á los ilustres académicos de la Historia D. Pascual de Gayangos y D. Aureliano Fernandez-Guerra y Orbe. El primero, no solo me ha franqueado todos los libros que he necesitado de su preciosa biblioteca, sino que, en sus viajes al extranjero y á varias provincias del reino, ha procurado investigar noticias y tomar apuntes para enriquecer esta Bibliografía. El Sr. Fernandez-Guerra me ha franqueado con igual generosidad la curiosa coleccion de manuscritos que posee, y todos sus interesantes apuntes y trabajos sobre geografía antigua, que han de hacer progresar esta clase de estudios, restableciendo la luz sobre puntos y cuestiones en que reina hoy la mas completa oscuridad. La utilidad de los trabajos bibliográficos la reconocen casi todos; pero las fatigas que cuestan, solo las saben las personas estudiosas y los que se dedican á investigaciones históricas y literarias. Así es que no es de extrañar que algunos ignorantes desprecien este género de libros, como si fuese posible levantar un edificio sin andamios y construirlo sin materiales. Otros habrá que desde luego me acusarán por la omision de alguna obra histórica, error ó descuido. A estos contestaré con las palabras del sábio jesuita Burriel : «A quien forma una biblioteca sucede lo mismo que á quien levanta el mapa de un reino ó provincia;

por mas cuidado que ponga, es preciso caer en algunos yerros; siendo tantos los lugares, rios, montes, etc., y no pudiendo registrarlos todos por sí mismo, con todo eso, cualquier rústico puede notar en el mapa el yerro que se cometió en la situacion de su lugar ó su rio. De aquí nace cuán necio es quien se gloria vanamente de hacer tal cual reparillo en obras semejantes (1).»

Este Catálogo no tiene la perfeccion y madurez que fuera de desear. He detenido la impresion algunos meses, y si de mi voluntad hubiera dependido, no se hubiese hecho en dos ó tres años. Hay en él faltas nacidas de diferentes causas, y algunas del cuidado que he procurado emplear. Los que corrigen y confrontan trabajos que han hecho, no son siempre los mejores correctores, porque suelen leer mas con la memoria que con los ojos, y esto me ha sucedido, y antes que á mí á otros escritores de bibliografía, cuyos descuidos ó faltas no conocen todos. Las cometidas en este trabajo que se han advertido, las he procurado salvar en cuanto ha sido posible.

Los primeros trabajos sobre una materia determinada siempre dejan mucho que hacer á los que vienen detrás; sus autores, sin embargo, prestan un gran servicio al dejar sentada la primera base. Otros corregirán y ampliarán esta obra.

(1) Carta á D. Vicente Ximeno, inserta al principio del tomo п de los Escritores del reino de Valencia.

DICCIONARIO BIBLIOGRAFICO-HISTÓRICO

DE LOS

ANTIGUOS REINOS, PROVINCIAS,

CIUDADES, VILLAS, IGLESIAS, MONASTERIOS Y SANTUARIOS

DE ESPAÑA.

A

ABE

ABALOS, villa de la provincia de Logroño. Descripcion geográfico-histórica de la villa de Abalos, en la Rioja, por D. Martin Fer

nandez Navarrete.

MS. en 4.o, en la Academia de la Historia, E 173.- El autor, segun decia en el discurso que leyó á la mencionada Academia en 27 de noviembre de 1840, habia escrito este trabajo, no solo por ser Abalos el pueblo de su naturaleza, sino por curiosidad de averiguar si su fundacion era anterior al año 901, como lo indican el príncipe de Viana, Mosen Diego Ramirez Dávalos, en sus Crónicas de Navarra, y Alonso

Lopez de Haro, en su Nobiliario genealógico, ha

biendo conseguido probar su existencia en el siglo xi por las escrituras que citan Yepes, Sandoval y Sota, y en los años 1113, 1128 y 1182 por otras que existian en el monasterio de San Millan.

ABDALACIS (Valle de), cerca de Anteque

ra. (Véase el art. de esta ciudad, 12.) ABDERA, ciudad de la Bética, en la region de los Bastulos. (V. ADRA.)

ABEJAR, villa de la provincia de Soria.

Historia de la antigua y milagrosa imágen de Nuestra Señora, que con título del Camino se venera en la ilustre villa de Abejar, diócesis de. Osma. Insértanse en ella muchas noticias curiosas tocantes á la nobleza y hechos memorables de los antiguos Celtiberos, Numantinos, Arevacos y Pelendones, con otras especies muy útiles, así espirituales como morales y predicables, que promueven la

ACI

devocion de María Santísima. Su autor, el licenciado D. Bernardo la Torre, natural de la misma villa. - Pamplona, por Joseph Miguel de Ezquerro, 1766. En 4.°

Esta obra contiene noticias de la villa de Abejar y de algunos de los privilegios que la fueron concedidos por nuestros reyes.

ACCI, ciudad de la provincia Tarraconense, en la Bastitania. (V. GUADIX.).

ACINIPO, ciudad de la Bética céltica.

Disertacion sobre el teatro y ruinas de Acinipo, por D. Luis Josef Velazquez, marqués de Valdeflores.

MS. original en 4.o, 28 págs., con varios dibujos y vistas del teatro, en la Academia de la Historia, E 179. -El autor escribió primero este trabajo en forma de cartas que dirigió desde esta corte al P. Andrés Marcos Burriel, de la Compañía de Jesus, con fecha del 5 de noviembre de 1750. De ellas se deduce el objeto que el Sr. Velazquez se propuso al escribir esta disertacion.-« Primero, dice, hablaré á V. R. de la estructura y partes de este teatro, examinando de paso algunos puntos importantes, sobre que los anticuarios mas sábios aun no han convenido. Despues trataré de las inscripciones halladas entre estas mismas ruinas, y de las medallas que pertenecen á este antiguo pueblo. Sacaré de aquí su verdadero nombre, y concluiré deduciendo de todos estos monumentos, y los poquísimos ó casi ningu nos que nos han conservado los autores antiguos, la historia civil y natural de Acinipo desde su primera poblacion hasta el tiempo presente. El mé

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