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«y de la materia ponderable.» (De la creac., pág. 90). En efecto, el éter está en posesion de un brillante papel en las teorías modernas. La física, para atenerse á lo cierto, no deberia hacer sino sustituir al éter el agente universal bíblico, y los dos pasajes siguientes, así como los dos que preceden serian exactos: «Si se <«<examinan, dice Person, los diferentes medios de producir el «calor, tales como las acciones químicas, la frotacion, etc., se «verá que en definitiva se reducen á operaciones en que los áto«mos deben tomar movimientos vibratorios mas o menos enérgi«cos.» (Elem. de fis., tom. 2, lib. 6). Y Young, nos da una idea de esas vibraciones en sus Lecciones de filosofía natural: «Se está << en la conviccion, dice, de que cada punto de un medio que «atraviesa un rayo de luz es movido por una série de movimien<«tos periódicos que aparecen á intervalos iguales, á lo menos «<500 millones de veces en un segundo.»>

Hé aquí declaraciones muy formales. Considerando la viva luz desarrollada en el vacío por las corrientes de una fuerte pila de Volta dirigidas sobre un carbon, Jehan se expresa así: « Los <«cuatro ó cinco flúidos, que fueron primero mirados como otros << tantos principios diferentes, no son sino un mismo principio, el <«< cual es susceptible de acciones y de movimientos multiformes, «segun su intensidad ó su cantidad.» (Nuevo Tratado de las ciencias geolog., 2.a edic., pág. 18).

Y Kæppelin extiende esta teoría hasta llegar á admitirla por la luz: «Este flúido, dice, análogo en su naturaleza á la electricidad «y sobre todo al calórico, sale comunmente de los mismos oríge«nes que este último.» (Curso de físic., 1846, P. 367).

«Los sábios, dice Godefroy, ya no separan el calor de la luz, «que convienen en mirar como una modificacion del mismo prin<< cipio; y se da razon de los fenómenos de la electricidad y del mag«<netismo por la ruptura y el restablecimiento del equilibrio de

1 Todos conocen este magnífico experimento; se hizo en público en Londres y en París. El carbon apagado, puesto en el punto de reunion de las dos corrientes de la pila, arde, sin alterarse, con una llama cuyo brillo y calor en nada ceden al brillo y calor del sol. El globo luminoso que resulta es tan brillante que se ha concebido la esperanza de iluminar nuestras ciudades por este medio incomparable.

«aquel fluido invisible en los diversos cuerpos de la naturaleza. «Se conviene en el dia en que basta un solo flúido imponderable «para explicar todos los fenómenos del calor, de la luz, de la elec<tricidad y del magnetismo; y todos los dias vienen nuevos des<< cubrimientos á revelar á los físicos que las operaciones mas se<«<cretas de la naturaleza son debidas á este elemento universal, «principio de todas las acciones de los cuerpos y de todas sus «<modificaciones, y que este principio desconocido es al alma lo «que el alma es al mundo moral.» (Cosmogonía de la revelacion, 2. edic., pág. 22, 1847).

Este principio desconocido, el elemento universal de que habla aquí Godefroy, es en mi concepto el agente universal bíblico ó la luz-fuerza, cuyo efecto inmediato es la luz sensible ó fenoménica. Dios dijo: Fiat lux, y la luz fue hecha. No dijo Dios: háganse los fluidos calórico, eléctrico y magnético; háganse las leyes ó las fuerzas de atraccion, gravedad, afinidad, etc. Todas estas fuerzas ó estas leyes no fueron enumeradas, es decir, distinta y separadamente creadas, porque todas derivan del principio único y universal, esto es, de la luz, ó mas bien de la causa que produce la luz. Esta causa, pues, es la luz-fuerza ó la fuerza lumínica. Así, cuando Dios profirió su primera palabra fiat lux, la luz fue hecha y nació la vida. Repentinamente, bajo el imperio de esta vivificante palabra, la materia adquirió las propiedades, recibió la organizacion, la colocacion, la combinacion, el órden armónico y la vida.

Tal es el principio de la unidad, al que en adelante es preciso referirlo todo, si se quiere entrar en la via del verdadero progreso. Y vemos que la ciencia se dirige á él eminentemente. Así, en conclusion, ella admite en general que los efectos de una corriente eléctrica son los mismos que los del calor, de la luz y del magnetismo. Atribuye la potencia magnética del globo á corrientes eléctricas, y las vetas metálicas de su costra á su accion. La ciencia prueba que todos los cuerpos son susceptibles de acciones y de reacciones eléctricas (Arago, Teoría del magnetismo en movimiento), y confiesa: «que es muy probable que el flúido mag<<nético sea una manera de ser del flúido eléctrico.» (Koppelin, op. cit.).

Es necesario, pues, admitir la identidad de todos los fluidos imponderables de la ciencia, y distinguir, en el agente único y universal, su incesante accion sobre todos los astros como sobre cada molécula, por sus dos propiedades adversas positiva y negativa. Esto va á ser mas evidente en el párrafo que sigue.

S VI.-Explicacion de los hechos por el agente universal de la Biblia.

La identidad de los flúidos llamados imponderables, es decir, el magnetismo, el galvanismo, la electricidad, el calor, la luz, está probada por los experimentos de Morichini, quien imantó agujas exponiéndolas simplemente á la luz solar, por los hechos que observó Gassendi, y que prueban que las barras de hierro adquieren la propiedad magnética por la sola exposicion al aire libre.

Es sabido que la percusion y la frotacion imantan el hierro; las limas y los martillos de los cerrajeros se hallan en estado magnético constante. La percusion puede calentar al rojo oscuro un pedazo de hierro en manos de un hábil obrero. Todo hierro imantado pierde esta propiedad cuando se le pone rojo.

El rayo altera los imanes, y hasta trastorna sus polos 1. Todo fenómeno eléctrico obra sobre la aguja imantada. Las auroras boreales ejercen sobre la brújula una influencia bastante considerable para producir en ella enormes alteraciones, aun á grandes distancias. No es ya posible establecer una línea de demarcacion entre las corrientes eléctricas y las corrientes magnéticas del globo. Su identidad está de otra parte probada por los imanes construidos por medio de corrientes eléctricas. Estas se desarrollan bajo la influencia del calórico, como bajo la de los reactivos quí

'Hé aquí un hecho, del que fuí testigo : Un rayo penetró de noche en la tienda del tornero de la casa por un agujero de la pared, vitrificando sus bordes. Nada quedó desordenado, pero todas las herramientas estaban tan bien imantadas, que al dia siguiente la primera que se tomó atrajo á todas las demás. El paso del rayo estaba marcado por un polvo negro que dejó sobre el hierro. En fin, dos gubias que se hallaron cruzadas estaban soldadas en el punto de su contacto.

2 Tampoco exceptúo el fenómeno para el cual se ha creado la palabra termoeléctrico, y que consiste en la produccion de una corriente eléctrica en un

micos, y tantas cuantas veces se establece un trabajo molecular, aun en el hielo que se derrite.

Por fin, el rayo aéreo, el rayo subterráneo, los metéoros, las trompas marinas, todos los fenómenos mas allá de la atmósfera, en la misma atmósfera y en el globo, dependen del agente universal lumínico y á él son debidos. Esta materia, demasiado vasta para ser tratada aquí, hallará sin embargo las aclaraciones necesarias en los capítulos siguientes. Debo á lo mas posible ceñirme á las generalidades, so pena de escribir volúmenes.

Pero un hecho que, por sí solo, resume todo cuanto puede decirse sobre la identidad de los flúidos imponderables, es la polarizacion. Es necesario, á la vista de un hecho tan universal, admitir un agente único que se manifiesta en todo, por todas partes y siempre, por dos acciones adversas: un agente que es siempre el mismo, y siempre completo en los cuerpos enteros como en sus divisiones; porque todas las partes constituyentes de la materia, animadas por aquellas dos acciones, cuando forman individualidades minerales, se confunden íntimamente en el todo que componen. Compréndese el valor de este hecho contra la hipótesis de dos flúidos en el iman. Lo mismo sucede tocante á la hipótesis de los dos flúidos de la electricidad.

Así, pues, el universo visible tiene sus dos?polos; cada astro tiene sus polos, la tierra tiene los suyos; y cada reunion molecular, cada cuerpo tiene tambien sus dos polos como el iman; y, aunque este cuerpo ó este iman no tenga sino dos polos, si se le rompe en mil pedazos, cada pedazo ofrecerá igualmente dos polos; aun mas, cada molécula aislada ofrece dos polos; porque, tocante á la polarizacion de los átomos, debemos seguir las ideas de Ampère con preferencia á las de Chaubard. Es evidente que siendo inmaterial la fuerza lumínica que anima la materia, debe animar todos los átomos de sus dos acciones adversas á fin de hacerlas propias á todas las combinaciones para las cuales han adquirido aptitud; y no puede negarse que en una disolucion quí

punto de los conductores de la pila, cuando este punto llega á calentarse. Este fenómeno no difiere del de la pila sino porque su causa directa no es aquí mas que la reaccion molecular ó la coccion modificada por la accion excitante del calórico.

mica de dos cuerpos, reducidos al estado atómico, sus átomos no se rechazan y no se atraen por sus propios polos, para combinarse, ya sea en virtud de un órden de cristalizacion constante, ya sea en virtud de otra forma de combinacion que con ella se roza siempre mas o menos, segun las circunstancias.

La polarizacion no es, pues, otra cosa que la accion atractiva y repulsiva ejercida por la fuerza lumínica sobre la materia elementar ó atómica y sobre los cuerpos, en razon directa de sus masas. Porque la atraccion sidérea no es sino la atraccion molecular ó la afinidad; es solamente mas activa de toda la cantidad de acciones atractivas moleculares de cada masa. Ejerciéndose esta accion por medio de corrientes, se hace repulsiva entre los cuerpos de desigual volúmen desde el momento en que las corrientes del cuerpo mas grande han equilibrado la accion del mas pequeño; este se acerca al mas grande hasta tanto que ha llegado á adquirir un exceso de fuerza lumínica, que al punto lo aleja. Los experimentos de Coulomb sobre las esferas electrizadas lo probaron así.

La fuerza lumínica es llamada positiva siempre que se manifiesta en un cuerpo relativamente de mayor tamaño que otro, y negativa siempre que se hace sentir en el cuerpo de un volúmen siempre menor relativamente á otro; de suerte que menos son acciones adversas que una desigualdad de potencia. Este es el resultado de todos los experimentos sobre la electricidad positiva y negativa; es tambien el resultado de todos los fenómenos de la polarizacion, porque la polarizacion, en cada cuerpo en que se observa, es debida á la reunion de las acciones atractivas y repulsivas, que, en las masas como en los átomos que las componen, se manifiestan en las dos extremidades por corrientes positivas y negativas, dando su nombre á los polos por donde ellas se escapan (polo positivo, polo negativo).

Se ofrece aquí una observacion importante: y es que la fuerza lumínica que anima á la materia, no se manifiesta igualmente en todos los cuerpos. Ignórase todavía la razon de esta desigualdad, pero puede desde luego atribuirse al estado de reposo mas ó menos perfecto de las moléculas. Hé aquí el por qué :

El lector puede ya entrever que el calórico latente con que la

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