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«nido en cierto modo á demostrar su verdad. Segun ellos, el Gé«nesis está mucho mas en armonía con los hechos últimamente « observados, que los sistemas creados por los mas hábiles ingenios de los tiempos modernos para explicar la formacion de la «tierra y del universo.» (Cosmogonie de Moïse comparée aux fails géologiques, t. I, pag. 222).

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Hé aquí el lenguaje solemne de algunos sábios legos que rinden homenaje al sagrado carácter del físico mas antiguo y mas verídico que ha habido en el mundo. Por lo demás, verémos en el curso de este trabajo que la narracion de Moisés no solo no está en oposicion con ningun hecho rigorosamente demostrado, ya de historia natural, ya de la cosmogonía ó de la geología, sino que no existe hecho alguno científico que no halle su explicacion natural y verdadera en la doctrina derivada del gran principio bíblico de que hablarémos en breve.

De consiguiente, lo repetirémos, es preciso volver á la revelacion. La Religion y la fe son las que inspiran los grandes pensamientos del genio; la Religion es la que dirige el vuelo que imprime al entendimiento, y la que asegura su marcha vacilante;' la Religion, finalmente, es la que, con la luz de Dios, ha creado las ciencias humanas con todas sus academias: en la primera parte de esta obra lo hemos probado suficientemente. Y cuando los sábios lleguen, en su impío orgullo, á desconocer esa potencia creadora, Dios los privará de sus luces, confundirá su sabiduría, y los abandonará á su propio espíritu : Auferetur ab impiis lux. (Job., xxxvIII, 15). Sapientia eorum devorata est. (Ps. cvr). Dios, dice Bossuet, conoce que la sabiduría humana es siempre escasa por algun lado: la ilumina, extiende sus miras, y la abandona despues á su ignorancia; la precipita, la ciega, la confunde por sí misma; ella se envuelve, se enreda en sus propias sutilezas, y sus precauciones le sirven de lazo.

Apoyados en la Biblia, procurarémos manifestar cuál fue el orígen del mundo y cuál es la ley que le rige. Discutirémos el valor de los principales sistemas cosmogónicos y geológicos emitidos hasta el dia, y emplearémos en este exámen crítico toda la imparcialidad que hay derecho á esperar de nosotros. Ningun interés humano ni personal nos mueve á preconizar tal sistema ó á

condenar tal otro. Absolutamente independientes, no podemos tener otro fin que derramar nuevas luces sobre las mas elevadas y difíciles cuestiones de que el siglo se ocupa en este momento. Estas grandes cuestiones, que se rozan con todas las ciencias, exigirian volúmenes para poder ser estudiadas á fondo. No es tal nuestro designio. Lo que deseamos es indicar el camino á hombres mas hábiles, á fin de que puedan encaminar otra vez las ciencias a Dios; sin lo que las veréis perecer tarde o temprano bajo un cúmulo de hechos que las embarazan y las ahogan.

A este efecto, es necesario acudir al principio de la unidad, y encerrar en él foda la ciencia, como lo comprendió tan bien el gran Képler. «Ya que Dios, decia, es una inteligencia única, el «< carácter de las leyes que dió al mundo debe ser la unidad y la << universalidad.» Esto es lo que procurarémos demostrar con el auxilio del gran principio de unidad que hemos deducido de la Biblia, y que es, en nuestro concepto, la suprema ley de toda la creacion. Ahora bien; este principio único y universal es la luz, ó mas exactamente la luz-fuerza ó la fuerza lumínica, cuyo efecto es la luz sensible ó fenomenal. Hé ahí la explicacion de nuestro epígraje: Lex lux, la luz es la ley. Ahí está toda la idea de nuestro trabajo bíblico sobre la Cosmogonía y la Geología.

Segun nuestra opinion, la astronomía, la física, la química, la cosmogonía, la geología y las demás ciencias físicas y naturales, no pueden hallar en otra parte, es decir, fuera del principio de la unidad, su completo y perfecto desarrollo. «La suprema inte«ligencia, dice Mr. Godefroy, debió hacer salir y depender el «<mecanismo entero de la naturaleza de una sola y misma causa. «Dios es uno, una su voluntad; el principio de sus operaciones «<debe ser único, y la sabiduría eterna no ha podido poner en jue«go mas que un solo y único resorte para animar la inmensa má<«<quina del mundo, porque la unidad es la mayor de todas las <«<perfecciones.» (La Cosmogonie de la révélation, 2.a edicion).

Como acaba de verse, promovemos las mas grandes y difíciles cuestiones: son abismos que apenas harémos reparar, porque nuestro objeto es solo excitar la atencion de los eclesiásticos, á fin de iniciarles poco á poco en los principios de la ciencia teológica de la naturaleza v del universo.

Todas las ciencias humanas necesitan ser revisadas y retocadas, y sobre todo animadas por el elemento religioso, por ese espíritu vivificador, sin el cual todas las concepciones de los hom-bres, aun los mas eminentes, permanecerán eternamente estériles. Las ciencias se corrompen, dice Bacon, sin el precioso aroma de la Religion. Aguardan al hombre que, con el poder de su genio y la autoridad de su nombre, pueda imponer al mundo ideas mas elevadas, mas bíblicas; en una palabra, una ciencia cristiana y teológica. Y, si ese hombre es católico, si es amigo de Dios, será la síntesis de su siglo.

Hé aquí ahora una idea del plan de la obra y de las principales materias que contiene:

-Nueva teoría del cáos, cuyas aguas generadoras han sido conocidas y de varios modos comentadas por la mas remota antigüedad. Los Caldeos, los Hebreos, los Estóicos, Thalés de Mileto, san Agustin, Dikinson, etc... nos hacen remontar á la filosofía antidiluviana.

-Refutacion de todos los sistemas cosmogónicos que se han dado á luz hasta el dia, desde los de Burnet, del abate Maupied, Buckland, Desdouits, Jéhan, etc..., hasta los de los plutonianos, sea cual sea la forma bajo la cual presenten la hipótesis de la incandescencia primitiva de nuestro planeta. Tales son Leibnitz, Descartes, Buffon, Laplace, Marcel de Serres, Ampère, Becquerel, Godefroy, y aun Mr. Chaubard, quien, seducido tambien por los descubrimientos de Herschell sobre las nebulosas, admite el estado gaseoso de la materia del cáos.

La organizacion del cáos data del momento en que fue producida la luz. — La luz sensible es el efecto de la potencia lumínica ó de la luz-fuerza, es decir, de la accion de Dios sobre la materia; esta luz física tiene su tipo en el órden de la gracia y en el de la gloria; porque la accion de Dios es esencialmente espontánea, fuerte y luminosa, así en el universo-copia como en el universo-tipo. A la fuerza lumínica una, indivisible é inmaterial, ley suprema del universo, debe la materia caótica la vida mineral, como todos los seres vivientes le deben la vida orgánica.

La ciencia no puede prescindir del gran principio de la unidad. Para demostrarlo, apelamos á las necesidades y confesiones de la

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astronomía, á las necesidades y confesiones de la fisica, á la imposibilidad de explicar los fenómenos del mundo material por la multiplicidad de los agentes de la ciencia, como el magnetismo, la electricidad, el calórico, la luz, etc...; apelamos, en fin, á la identidad de todos esos fluidos impouderables que todos se resuelven en la unidad bíblica.- Esta interesante materia se termina con una observacion importante sobre la pila voltaica ó fotógeno. Poder sin límites del fotógeno. Sus efectos prodigiosos, terribles, que no pueden preverse.- Un resúmen conciso y claro sobre la naturaleza del agente único y universal, el principio vital de toda la creacion terrestre.

Viene en seguida la descripcion y el modo de organizacion del cáos, la introduccion de las formas en la materia. - Descríbese el firmamento bajo un nuevo aspecto, como todo lo demás, es decir, la tierra, los mares, los vegetales, etc.- De paso, nos ha sido preciso refutar cuanto se ha dicho de todas esas formaciones, y dar el criterium de nuestra Cosmogonía en la constitucion de nuestro satélite. Se notará sobre todo la nueva teoría del espacio, de la atraccion, de las reacciones sidéreas, de la velocidad de los graves, y de la luz fenomenal, etc.; la de la constitucion del globo y de su temperatura; de los volcanes, de las lavas, etc...-La refutacion de las ideas de Poisson, Ampère, Davy, etc.

Primero con la Biblia, segun nuestra costumbre, y luego con los hechos, probamos que no pueden admitirse dos clases de luz. -Explicamos la luz de los tres primeros dias de la creacion despues de haber dado la teoría de los fenómenos mas recónditos de la ciencia, tales como la materia elementar del mundo actual, polvo cósmico, aurora boreal ó polar, nebulosas, cometas, estrellas cadentes, globos de fuego, aerólitos ó uranólitos, etc..., teo-ría verdadera porque procede del gran principio de la unidad.Este asunto nos obliga á demostrar lo defectuoso de las teorías mas acreditadas sobre la luz, y de las ingeniosas hipóteses de los señores Cauchy, Valz, etc... Por una distincion positiva entre la fuerza lumínica y las moléculas elementares, explicamos la velocidad de la luz, y trazamos el cuadro en el cual deben ventilarse las cuestiones de la refraccion, de la difraccion y de la polarizacion, que tanto embarazan á los sábios de la época.-Siempre con

la Biblia en una mano, y con la antorcha de la ciencia en la otra, exponemos la formacion de los astros, con sus movimientos, sus relaciones, y sus acciones positivas y negativas.

Al terminar la exposicion de los seis dias del Génesis, los animales nos suministran materia para algunas reflexiones sobre la vida animal, y sobre el magnetismo que reducimos á sus justas proporciones.

Hablamos, en fin, de la constitucion del cielo, del lugar del universo, del paraíso terrenal y de la pluralidad de mundos, materia muy en boga hoy dia. -Datos astronómicos que prueban que las estrellas fijas no son centros de sistemas planetarios.

En cuanto á la geología, nos ha sido forzoso impugnar todos los sistemas conocidos, entre otros los de Cuvier, de los señores Elías de Beaumont, Playfer, Marcel de Serres, Godefroy, C. Prevost, el abate Glaire, decano de la Facultad de teología de Parés, etc.-Despues de esto sentamos principios geológicos ciertos y apoyados en los hechos mas generales y positivos de la geognosia, de la mineralogía y de la geología. Entramos en una multitud de detalles sobre los aluviones, los fósiles y la fosilificacion, sobre la solidificacion, la penetracion, el metamorfismo, la situacion, etc., de las rocas, sobre las vetas metálicas, etc. - En fin, demostramos tambien con los hechos mas espinosos y menos explicados de la ciencia, que nuestra Cosmogonía y nuestros principios geológicos, fundados en la unidad de la causa bíblica, están perfectamente en armonía con la observacion.

Ahora bien; esta causa geológica única es el diluvio. Lo demostramos por la observacion de las capas terrestres y su desarrollo continuo, y por la Biblia. Refutamos en seguida con razones irrecusables, y con los hechos mas justificados, todos los autores que han sostenido, ya la parcialidad del diluvio, ya su multiplicidad; porque, por una contradiccion inconcebible, los geólogos, que, apartándose de Moisés, solo conceden al diluvio una accion capaz á lo sumo de producir la capa de terreno de transporte, conocida por ellos bajo el nombre de diluvium, llegan hasta admitir catorce y aun diez y siete cataclismos ó catástrofes, que designan con el nombre de épocas geológicas.

El abate Glaire, de Férussac, Godefroy, etc., hallan además

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