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pocas veces se vieron en trabajo, y esto paresce porque muy pocos hombres del campo murieron, ansi que plugo á nuestro Señor que como los capitanes y maestros de naos estuviesen apercibidos esperando tiempo para hacer vela é irse á la parte del castillo como el conde les habia mandado, y viesen venir la gente huyendo y los moros en el alcance, traen los bateles de las naos ¿pues qué dirémos de este embarcar? alli viérades en veniendo el batel media legua de la marina, echarse á nadar la gente por se embarcar, y no los querian los bateles rescibir sino eran de la gente que habia ido en la nao donde el batel era, é de esta manera algunos se ahogaban: viérades algunos que no sabian nadar, meterse al agua hasta la cinta, é otros mas, é otros menos, los galeones y galeras, fustas y bergantines, y todos los navios de remos, como estaban abajo á la guarda de la puente, ansí como dicho es, viendo el desbarate vienen ansimesmo á mucha prisa, aunque llegaron tarde á causa de estar lejos de alli por nuestro mal, que si las galeras estuvieran allí, é al tiempo del llegar tiráran algun tiro de artillería, los moros no solamente se detuvieran sin llegar á la marina, pero en oyendo el primero tiro huyeran, sin osar esperar: alli viérades al conde con los otros caballeros, llorando, preguntando por D. García, hasta que llegaron los que mas cerca dél se hallaron, y dijeron como era muerto, ca hasta entonces todos creian que era cabtivo. Venidas las galeras, el conde mandó que recogiesen en ellas y en los navíos toda la gente, y llevasen á cada uno á la mesma nao donde habia venido, mandando á los capitanes de las naos que los rescibiesen, ca no los querian rescibir á causa que cargaba tanta gente en especial en los navios que estaban cerca de tierra, que los hacian encallar en el sue

lo y desta manera se perdió un galeon y una carabela, que despues no se pudieron sacar, y ansí poco a poco em. á barcaron la mayor parte de la gente, pero como comenzaron tan tarde, no se pudieron tantos embarcar que no quedase aquella noche en tierra mas de tres mill hombres, donde algunos murieron y otros se fueron á los moros desesperados, y los otros mas medrosos que esforzados, sacando fuerzas de flaqueza se sostuvieron haciendo entre sí rebatos y tocando alarma porque la gente no se durmiese, porque si los moros viniesen no los hallasen desapercibidos, y si por el mal de sus pecados los moros aunque pocos vinieran, no quedára hombre dellos, porque no tenian armas con que pelear, y muy desmayados y perdidos de sed, y con esta pena se sostuvieron hasta la mañana. ¿Pero quién podrá decir el llorar y sollozar del conde, viendo quedar la gente en tanto peligro, sin les poder socorrer á causa de ser tan tarde é tan escuro? Pero como un leon que ve sus hijos perecer, se levanta otro dia ȧntes que amanezca y salta en una galera, y toma todas las otras galeras y fustas, bergantines y navios de remo, é presente él, hace á todos embarcar, cada uno en el navío en que habia venido, de coronel abajo no le querian rescibir, ni para ello bastaba persona, y esto á causa de la poca agua que habia en las naos de toda el armada, porque luego como la gente salió á tierra con mucha soberbia, de la cual Dios no se paga, pensando que no habia de haber detenimiento en ganar la isla, las mujeres que quedaron en los navios, consintiendo los capitanes y patrones comenzaron á enjabonar y lavar ropa, como si tuvieran fuente ó rios, de manera que gastaron la mayor parte del agua de todas las naos, por lo cual padesció la gente tanto detrimiento, que decian algunos que fué tanta

la gente que se ahogó y echaron á la mar de sed, como que murió en los Gelves.

la

Embarcada la gente, como dicho es, sábado postrero de agosto, este mesmo dia á hora de las nueve se levantó tan grandisimo viento norte que puso tanta fortuna, que no parescia sino que las naos se alzaban dos estados, é puso el armada en mucho peligro de se perder, y ansi se quebraron las amarras de tres navíos, que eran dos carabelas y un galeon, todos cargados de gente, los cuales dieron al través, sin poderse remediar á causa de la fortuna tan grande de la mar y del viento, aunque capearon y dieron voces por ser socorridos de bateles de las otras naos, mas en aquel tiempo tenia la gente tanto que hacer cada uno en entender en su navio que ninguno era señor de ponerse en pie para asomar á la orla de la nao, y esta fortuna causaba quel viento entraba por la boca de la mesma cañada que tenia la entrada á la parte del norte, de manera que estos tres navíos se fueron por la cañada hasta que llegaron á los bajíos y se encallaron en el suelo, y se hicieron pedazos, en los cuales se ahogaron muchas mugeres y mochachos y la mayor parte de todos los hombres y esclavos, salvo los que sabian nadar, aunque pocos, que con mucha pena iban á los navios mas cercanos, y aun no los querian acoger ni rescibir por la causa ya dicha; ansimesmo se salvaron algunos que se sostuvieron en los masteles de los mismos navíos, y de la mesma jarcia, hasta la tarde que viendo el conde que el tiempo no sosegaba y que la gente se iba á perder, porque la fortuna habia desasi (1) los masteles de la misma

(1) Desasido.

ya

Nota de Navarrete.

jarcia, y se iban á tierra, llorando que se le salia el alma, mandó á dos fustas gruesas que aventurasen á ir trás ellos antes que llegasen á tierra que los moros los matasen é cabtivasen, porque como los moros viesen levantada tan grandisima fortuna, luego se fueron hacia la marina, hacia la parte do estaban los navíos haciendo muy grandes algazaras y alegrías, andaban de una parte á otra, ansi de caballo como peones, corriendo y tirando tiros hacia el armada con el artillería que habia quedado, mas no porque daño hiciesen, por no saber como se armaban ni que tanta pólvora habian de echar, sino como hallaron armadas las piezas, ponianles fuego y desta manera ellos muy alegres estaban esperando cuando todos. los navios habian de dar al través, y no fuera mucho si Dios maravillosamente no los sostuviera, segun la grandisima fortuna que habia; é ansi iban las fustas á mucho peligro, y alcanzan aquellos que iban en los masteles que iban bien cerca de la puente, y tráenlos á la armada, Ꭹ de esta manera plugó á nuestra Señora de sostener hasta el mártes siguiente. Con estos y otros muchos peligros estuvieron allí, sin poder salir, salvo las galeras que salieron el domingo adelante despues de la rota, aunque con tiempo contrario, y se fueron la via de Nápoles, porque el Rey los habia inviado á llamar.

Septiembre.

Mártes siguiente, que se contaron tres de setiembre, plugo á nuestra Señora de calmar y cesar el tiempo malo, y vino un poco de viento poniente que llaman maestro, con el cual toda el armada se hizo á la vela y salimos de la cañada donde estabamos, y navegamos cuanto dos leguas, y como aun nuestra fortuna no habia acabado, vuelve levante,

tiempo contrario, y luego toda y la armada comenzó á derramarse, unos navíos por una parte y otros por otra, aunque el conde como iba á la sazon en un casa-con grande ginovés no pudo acabar de cabalgar á la punta de la cañada, porque era muy pesado de la vela, y ansi tornó á surgir á la punta de la isla y algunas naos con él, aunque pocas, y allí estuvieron hasta otro dia que calmó el tiempo, y aun entónces salieron con el mismo tiempo. forceando por no poder hacer otra cosa de causa que la gente se moria de sed, y ansí tomaron la vía de Tripol, y con mucha fortuna, y tiempo contrario y peligro de los moros tornaron á surgir á Trípol el Viejo, y viéndose en tanta fortuna de sed, ansi como aborridos, el conde los manda saltar en tierra, y los moros con ellos peleando, sacando fuerza de flaqueza, algunos tomaban alguna agua, y los otros no podiendo resistir á los moros dejaban las botas en tierra y se volvian á las naos, y desta manera muchas naos estuvieron hasta llegar á Tripol, y algunas naos que eran mas ligeras de la vela, llegaron tres dias ántes que el conde llegase con las naos que consigo traia, y estas tres naos hicieron agua de presto en los presto en los pozos que estaban junto á Trípol, y tornaron á salir á rescibir al conde antes que llegase con mas de diez leguas, é repartieron el agua que llevaban con todas las naos que venian, ansimismo otras naos no podiendo sofrir la grandísima sed que tenian con mucho peligro é aventura de sus personas, saltaban en tierra por buscar agua y se iban costa á costa por tierra de moros, no teniendo en nada ser muertos ó cabtivos de los moros, se iban hasta llegar á Tripol, ansimesmo otras naos llegaban á Trípol despues de diez dias, y otras mas, y otras menos, y otras que se apartaron del conde con la fortuna que todas las naos sa

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