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NÚM. 22.

Relacion de los sucesos de las armas maritimas de España en los años de 1510 y 1511, con la toma de la ciudad y puerto de Tripol por el conde Pedro Navarro; y jornada de los Gelves, en que se perdieron los nuestros, y murió D. García de Toledo, hijo del duque de Alba, con otros muchos acontecimientos de las varias expediciones que se emprendieron contra infieles.

Al fin de este documento hay la siguiente nota autógrafa:

Hállanse todos estos sucesos de los años 1510 y 1511, en la forma copiada, al principio de un códice en folio de miscelaneas ij. U. 4. de la Biblioteca alta del Escorial. La letra es de principios del siglo XVI de bastante dificultad. No aparece el nombre del autor; pero parece que su intencion era continuar la Relacion de los sucesos hasta el año de 1558, aunque en lo que sigue copiado aquí no llega sino hasta 1512. Se ha dejado de copiar lo demás por no tener tanta conexion con nuestro objeto. Confrontóse en este Real Monasterio á 18 de noviembre de 1791.-Martin Fernandez de Navarrete. Hay una rúbrica.

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Año de mill y quinientos é diez fué tomada Bugía á seis dias del mes de enero, é luego como fué sabido en Spaña se cargó una nao en el puerto de Málaga, ansi de bastimentos como de gente, en que habia trecientos hombres é mill y quinientos quintales de bizcocho, docientos barriles de pólvora, ciento y cincuenta botas de vino, y muchas botas de carne salada, muchos barriles de anchoua Ꭹ de mucho aceite esta nao, aunque con mucho trabajo de tempestades, llegó al puerto de Bugia viér

nes de la Cruz, que fué primero de abril, pero no entró dentro á causa que estando ya á la boca del puerto, que serán casi dos millas de Bugía, vuelta la proa para entrar en el puerto nasció un viento de un rio muy grande, que está una milla de Bugía, que entra en la mar, é en tanta manera creció el viento que de necesidad hubieron de surgir á la mesma boca del puerto, donde perseveró el dicho viento desde la mañana hasta tres horas de la noche, tanto que pensaron que se quebráran las gumias (1) y que la nao diera al través, ó en alguna sierra, ó en algun lugar de moros que habia muchos ellos (2) estando en esta tormenta invió el conde Pedro Navarro un batel con tres hombres á saber que nao era aquella, los cuales venidos y sabido cuya era, dan vuelta con mucho peligro y trabajo por causa del viento que venia de tierra, tanto que llegaron á tierra casi muertos. de remar. Como el conde supiese que venia la nao con gente y vituallas, luego otro dia sábado en amanesciendo, víspera de Pascua de Resurreccion, mandó á todos los capitanes de las naos que estaban en el puerto, que serian hasta 25 entre grandes y pequeñas, que invien las barcas y esquifes para ayudar á meter la nao en el puerto; pero como la nao era grande é venia muy cargada, nunca por mas que tiraron, ni por cosa que hicieron la pudieron meter, y á esta causa acordaron de echar toda la gente que en ella venia fuera, y sacar en los barcos lo mas que pudieron de la provision é dexarse la nao sola á la boca del puerto, é ansi fué hecho; pero plugo á Dios que otro dia á la mañana se izó viento levante é ella se

(4) Quizá gúmenas.

(2) Acaso dellos.

entró é desembarcó todo lo que en ella estaba. El conde repartió entre todos, segun el estado de cada uno, y es la verdad que vino á tan buen tiempo, que habia cerca de un mes que el ejército que staba en Bugía tenia tanta necesidad que comian ratones, gatos y caballos, porque á la sazon no habia en la cibdad de provision sino un poco de tocino muy malo y muy dificil de haber.

y

Postrero dia de Pascua, que se contaron tres de abril, vinieron á la cibdad de Bugía nueve hombres de caballo todos moros, entre los cuales venia un jeque, nosotros decimos señor de vasallos, el cual podia ser de diez y ocho ó diez y nueve años, é otro que otro tiempo habia sido Rey de Bugía, el cual venia ciego, é como llegaron con su bandera de seguro, segun es uso traer los que á contrarios vienen, fueron mny bien rescibidos del conde de toda la gente, é como allí estuviesen ciertos dias, el conde preguntó al que habia sido Rey, como venia y á que. El respondió: Señor, yo seyendo Rey desta cibdad salí á unos lugares comarcanos y por mas seguridad dejé la cibdad en guarda deste que á esta sazon que tu la tomaste reinaba, el cual es mi tio, y como él me viese fuera de la cibdad, tuvo manera como se alzar con ella, é con todo el reino; é yo volviendo sin sospecha, fuí dél preso, é viéndome en su poder, con una barra ardiendo que me hizo poner sobre los ojos me cegó, y ciego me tuvo preso ocho años hasta que agora los moros viendo la cibdad perdida y el Rey desbaratado, me soltaron é hui á los aduares como los otros, donde he estado hasta agora con estos amigos que conmigo vienen. Nuestra venida ha sido por tomar venganza de quien tanto mal me hizo, y es que nosotros sabemos que el Rey que desbaratestes tiene asentado su real siete leguas de aquí, entre dos ТоиO XXV.

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sierras donde os puedo dar industria que sin ser sentidos os aprovecheis dél é de todos los suyos. Despues que el conde hubo larga informacion dellos de todo lo que en este caso pudo saber, preguntó al Rey ciego si sentia los ojos quebrados: él respondió que nó, que las niñas sentia sanas, pero que creia que con la calor del fuego se le avian ajuntado los párpados. Entonces el conde le preguntó si se consentiria curar: él dijo que no deseaba otra cosa. Luego el conde mandó venir todos los médicos у cirujanos que en el ejército habia, é lo mas sotilmente que pudieron con una navaja le cortaron los párpados, é en tal manera fué curado que luego vió, cosa maravillosa y que casi que trae consigo misterio para notar que en siendo este, aunque infiel, en ayuda de nuestra fé, le quiso Dios restituir aquello de que por sus pecados le habia privado.

lo

Como el conde tuviese cuidado de poner en ejecucion

que los moros le habian dicho, acordó inviar dos moros é dos cristianos para que mirasen la desposicion del camino, y viesen en que manera estaba el real y que gente entraba y salia; é ansi se salieron los espías de Bugia á la boca de la noche, é llegaron encima de una sierra que está siete leguas de la cibdad, é vieron que el real estaba asentado en unos prados que se hacen entre aquella sierra é otra cuesta de la otra parte, ansi que pudieron ver toda dispusicion del real, é por no ser sentidos acordaron de tener allí aquel dia, é luego á prima noche dan la vuelta é amanescieron en Bugia, donde informaron al conde de todo lo que habian visto. Habida el conde informacion, manda luego apercibir la gente que tenia acordado de llevar, y luego viérnes á la noche que se contaron 13 de abril mandó salir de la cibdad hasta mill

é quinientos hombres de ordenanza en seis escuadrones, é despues de puesto el sol comienza á caminar con mucha órden por no ser sentidos. Iba delante de todos por guion el Rey moro con fasta 12 de caballo é otros tantos peones, é tambien por matar los moros que en el camino topasen, por que la gente no fuese sentida, aunque ninguno toparon, é ansí anduvieron casi que seis leguas hasta que llegaron á un rio tan grande y aun mayor que Guadalquevir, por donde pasaron los escuadrones delanteros, é pasados los hicieron detener casi un cuarto de hora hasta que los otros pasasen, é luego comenzaron á caminar casi que al punto del alba, é yendo adelante ya se oya el almuédano del real que hacia la cala, de manera que con mucho sosiego comenzaron á caminar por estar tan cerca como estaban, que seria casi media legua del real. Llevaban los escuadrones delanteros Diego de Vera, capitan del artillería, é Samaniego; é como llegasen á unos prados que se hacian como á la entrada de un valle, en la misma entrada habia unos árboles que se llaman garrobos, é como no era bien de dia pensaron que eran las tiendas de los moros, y con este pensainiento dan al arma y arremeten todos hácia los garrobos disparando escopetas, é como se viesen burlados, tomaron por acuerdo de correr todos hasta las tiendas que estarian de allí cerca de media legua; pero como los moros hubiesen sentido los atambores cuando daban al arma é los tiros de pólvora, espantados que el conde se atreviese á entrar tanta tierra adentro tuvo el Rey moro lugar de huir con otros jeques y alárabes, de lo cual pesó mucho al conde y á todos; pero como la gente hubiese corrido mucho, aunque estaban armados, y aunque llegasen muy cansados, los moros todos no tuvieron lugar de huir; e

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