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NÚM. 20.

Carta del Gran Capitan al secretario Miguel Perez de Almazan, quejándose de que el Rey Católico para privarle indirectamente de su compañía de almetes y cubiertas ó sea de hombres de armas, queria que se embarcase para la empresa de los Gelves.

Valladolid 10 de marzo de 1510.

Muy magnifico señor-Pues casi todos los dias se ofrecen en daño mio cosas de necesario remedio, mas os debriades maravillar de continuarse que de mí importunaros; y si no me hubiéscdes mandado que lo hiciese y que puedo confiar en vos, tambien me sufriria sin enojaros como á otros que de continuo me dañan. Mas por obede. ceros y acabar de cumplir con lo que debo á mí y al mundo como lo he fecho en mas de mi debda, cuanto el espíritu me duráre, y en este ser he de recorrer á vos, señor, hasta que por obras y palabras me acabeis de desengañar de vos, como lo estoy de todo lo otro. Y por esto os recuerdo y suplico en lo de Montefrio nos olvideis, pues será iterum crucifige, y porque para mi solo es otro iterum. Al mandamiento que haceis á mi compañía que vaya á los Gerves, os hago, señor, saber que ha 28 años que S. A. me dió cargo desta gente, con que de mí ha recibido contra moros y cristianos mayores servicios, que de Pomar ni de D. Gerónimo Loriz, de que no hay mejor testigo que S. A., y yo he recibido muchas honras mercedes, y siendo así bien convenido tantos años, otro remate se esperaba que quitármela por vía indirecta, mandándome ir á Berbería por satisfaccion de Diego de

Vera y de Pedro Navarro, sin otro respeto. No quiero ser tampoco loco que deje de decir que á mí muchos se debrian tener. Pésame en el alma que por via indirecta, S. A. me la quite, aunque ya no es indirecta, si así se ejecuta. Beso los pies y las manos á S. A. mande revocar esto, y cumplir este número de otra gente, que para aquella jornada de mar é islas será mejor que la mia. Porque aquella es mejor para tierra firme, pues en esotra seria deshacella, porque no pueden ir sin dejar lo que tienen, ni dejallo sin perdello, y es deshacer la mejor y mas cumplida compañía de Italia. Ni me parece servicio de S. A. sacar la buena sangre de aquel cuerpo, pudiéndose cumplir con otra mucha á lo que los Gerves requieren; pues allí por la manera de los navios, y tierra y gente mas al propósito son stradiotes y ginetes, que almetes y cubiertas. Mas como la demanda y concesion sea de una mano, no se mirará en esta particularidad. Aunque así lo sospecho, no lo dejo de decir; y porque me querria engañar en algo y aun en todo, vuelvo á suplicar á S. A. humildemente mande dejar esta compañía donde mas y mejor pueda servir, y allí vayan otras que bastarán tanto y con menos daño suyo. Y á S. A. sobre ello escribo, y á vos, señor, infinitamente suplico lo acordeis y procureis, si merced me habeis de hacer. Y si no se hiciere, desde agora suplico á S. A. mande proveer de aquella capitanía á quien quiera; porque desde la misma hora yo me despido de serville por su capitan en esta ni otra, y aunque con lástima renuncio el nombre. Sus Reales manos y pies beso no quiera que yo goce de tantos improperamientos, pues Dios sabe, y en su juicio lo pongo, que nunca se lo mereci. Mas si todavía pasa ese mal que desto se sirve y yo 1.0 podré al hacer;

y sed cierto que terné sufrimiento para esto como para todo lo otro. Y sobre las mercedes que me habeis fecho os pido que me respondais lo que debo esperar desto. Quintana lo procurará: recomiendoslo, señor. Vuestra magnifica persona y estado guarde nuestro Señor y acre ciente como deseais. De Valladolid 10 de marzo.

De su malísima letra sigue: Señor, por menos enojaros esta va de otra mano; Vm. lo perdone. Y porque yo escribo al Rey nuestro señor que si esta merced no quiera hacer, vos, señor, le hablad en lo que sea mas placer de S. A: y mostrar suplicos le beseis la mano por mi , que á esta compañía mande nombrar otro capitan, y á mi mande tirar deste cuento y nombre, que yo quedaré contento y no sin esperanza en que con el tiempo S. A. me querrá tornar á cabo de escuadra. Y á todo suplico me mandeis responder, y quedo esperando vuestra respuesta, y á vuestro servicio-El duque de Terranova.

NCM. 21.

Garcilaso de la Vega en su segunda Egloga describe asi la heroica muerte de D. Garcia de Toledo en los Gelres:

Tras aqueste que digo se veía

El hijo Don Garcia (1), que en el mundo
Sin par y sin segundo solo fuera,

Si hijo no tuviera. ¿Quién mirára

De su hermosa cara el rayo ardiente,

(1) Fué hijo mayor de D. Fadrique de Toledo y padre del famoso duque de Alba D. Fernando.

Quién su resplandeciente y clara vista,
Que no diera por vista su grandeza?
Estaban de crueza fiera armadas
Las tres inicuas Hadas, cruda guerra
Haciendo allí á la tierra, con quitalle
A este, que en alcanzalle fué dichosa.
O patria lagrimosa! y como vuelves
Los ojos á los Gelves sospirando!
El está exercitando el duro oficio,
Y con tal artificio la pintura
Mostraba su figura, que dijeras,
Si pintado le vieras, que hablaba.
El arena quemaba, el sol ardia,
La gente se caia medio muerta;
El solo con despierta vigilanza
Dañaba la tardanza floja, inerte,
Y alababa la muerte gloriosa.
Luego la polvorosa muchedumbre
Gritando á su costumbre, le cercaba:
Mas el que se llegaba al fiero mozo,
Llevaba, con destrozo y con tormento,
Del loco atrevimiento el justo pago.
Unos en bruto lago de su sangre,
Cortado ya el estambre de la vida,
La cabeza partida revolcaban:
Otros claro mostraban espirando
De fuera palpitando las entrañas,
Por las fieras y extrañas cuchilladas
De aquella mano dadas. Mas el hado
Acerbo, triste, airado, fué venido:
Y al fin él, confundido de alboroto,
Atravesado y roto de mil hierros,

Pidiendo de sus yerros venia al cielo,
Puso en el duro suelo la hermosa
Cara, como la rosa matutina,

Cuando ya el sol declina á mediodia,
Que pierde su alegría, y marchitando
Va la color mudando, ó en el campo
Cual queda el lirio blanco, que el arado
Crudamente cortado al pasar deja,
Del cual aun no se aleja presuroso
Aquel color hermoso, ó se destierra;
Mas ya la madre tierra descuidada
No le administra nada de su aliento,
Que era el sustentamiento y vigor suyo:
Tal está el rostro tuyo en el arena,

Fresca rosa, azucena blanca y pura.

Fernando de Herrera en sus Anotaciones á las obras de Garcilaso de la Vega (Sevilla, 1580, 1 vol. 8.o) despues de hablar en la pág. 590 del origen de la palabra Gelves', de la situacion topográfica de esta isla, de sus producciones, etc. dice:

Despues que el conde Pedro Navarro ganó á Bugía y á Trípol, siendo ya espantoso con tantas victorias aquistadas en Africa, volvió las armas contra la isla de los Gel

la cual ganára fácilmente sin peligro y trabajo, si, por miserable y fatal calamidad de España, don García de Toledo, hijo mayor del duque de Alba don Fadrique, viniendo al mesmo procinto, no rompiera con su muerte los consejos al conde. Porque sabiendo el Rey Católico que Pedro Navarro habia espunado á Bugia, hizo merced de la tenencia della á don García, aunque Pedro Mártir afirma que al duque. Descoso don Garcia de gloria, pidió

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