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algunas Memorias de su arte y ciencia ó alguna historia de lo que habia visto en su tiempo, jamás tuvo ocasion mas á propósito (1). La soledad, el ocio y aun el mismo castillo que le servia de cárcel y en el que habia entra do sin la esperanza de volver á salir, todo le incitaba á tarea tan útil como sabrosa. En el caso de que la intentára no nos consta que se divulgára nada especialmente y en lo concerniente á las minas, acerca de los principios que le dirigieron en su ensayo y en la perfeccion à que las elevó en sus dias. Por su desgracia aun vivió muchos mas, y habiendo logrado para su mal volver otra vez á la guerra, no tardarémos en verle acabar trágica y lastimosamente.

En medio de la guerra intestina que el fraccionamiento en tantos estados causaba en la desventurada Italia, continuaba cada vez mas encarnizada la que se habian declarado el Emperador Cárlos V y Francisco I. Dañábanse cuanto podian; y como si el teatro en que hasta entonces se habia hostilizado fuera pequeño, convirtieron en campo de batalla todos los puntos por donde sus dominios se tocaban. En Italia, á donde principalmente dirigia Francisco I sus ambiciosas miras, todo le salia mal. Sin contar las ligas que en ella se formaron contra él entre el Emperador, los venecianos, el duque de Milan y el archiduque Fernando de Austria, y entre el mismo archiduque, el Emperador, el Papa y el Rey de Inglaterra, la rendicion del fuerte castillo de Milan al Emperador por la peste y falta de lo necesario que consumia su guarnicion, le disgustó sobre manera. Ansioso como siempre de

(1) Vies des hommes illustres et capitaines etrangers etc. Don Pedro de Navarro.

dominar en aquel estado, que el Einperador habia cedido á Francisco Sforcia su antiguo duque, á pesar del desconcierto que en sus proyectos quiso introducir el condestable de Borbon desertando sus banderas y pasándose al Emperador, envió á el almirante Bonnivet á Italia con tan poderoso ejército, que Paulo Jovio le computa de cuarenta mil infantes y diez mil caballos (1).

1524.-Entró en esto el año de 1524 en el que la suerte de las armas se mostró tan dispuesta y favorable á los imperiales, como varia se habia mostrado en el anterior, así en las fronteras de los Paises-bajos como en las de España por el lado de Fuenterrabia. Muerto Próspero Colona general del ejército imperial, con quien el marqués de Pescara, por disidencias entre ellos, no militaba, le sucedió en el mando del ejército el virey de Nápoles Carlos de Lannoy. Al ver el estado tan abatido en que los franceses se encontraban, no obstante el numeroso ejérci to con que habian entrado en la Lombardia, queria el Emperador instado por el condestable de Borbon, á quien habia nombrado su lugar teniente, pasar los Alpes y penetrar en Francia. Como el marqués de Pescara ya en el ejército, se desdeñára de estar á las órdenes de Borbon, habiéndosele declarado capitan general para aquella guerra, se encaminaron los dos por Niza á la Provenza en la que habiéndose apoderado de Aix, pasaron luego á sitiar á Marsella. Los sitiados tanto por la fortaleza de la ciudad y su desafecto á los españoles como por el recuerdo de haberse un siglo ántes apoderado de su ciudad y sa

(1) Jovio, Epitome del libro 22.-Guicciardini, lib. 15, dice que Próspero Colona murió en 1523, stato gia ammalatto otto mesi non senza sospetto di veleno ó di medicamento amatorio.

-TE.

queádola furiosamente Alonso V de Aragon y su gente, pasando de Gaeta á Cataluña; se defendieron con sumo valor. Al cabo de cuarenta dias de estrecho asedio y cuando el marqués por ventura se habia lisonjeado con que tendria Marsella á sus pies como dos años antes á Génova; por haber acudido el Rey de Francia á su socor. ro con numeroso y lucido ejército, emprendió en 29 de setiembre una retirada que por lo trabajosa y bien sostenida que fué, pasó por una de las mas famosas de aquel tiempo (1).

1525. Francisco I entónces viéndose con tanta y tan florida gente, como menguados, descalzos y casi destruidos por las enfermedades y fatigas de Marsella, se retiraban los imperiales, tuvo por cierto que si andaba con celeridad, podria llegar ántes que ellos á Milan. Logrado eso creia que, estando aquel ducado á la sazon indefenso y casi abandonado de soldados, se apoderaria facilmente de él, y no encontrarian tropiezo sus proyectos hasta de dominar en Nápoles. Todo era para él agradables y lisonjeras esperanzas; junto á lo cual la ardorosa impaciencia del almirante Bonnivet y aun la suya, segun un escritor francés, de volver á la vista de una dama milanesa de singular belleza (2); caminaron con tal celeridad que en

(1) Guicciardini, lib. 15.—Jovio, ibi.-Sandoval, lib. 11, §. 27. -Brantome. D'aucunes retraites de guerre... et comment elles valent bien autant quelquesfois que les combats.—Zurita, lib. 13, capítulo 22, tom. 3, año de 1423 á 19 de noviembre la toma de Marsella por Alonso V.

(2) El señor de Bourdeille, abad secular de Brantome, con la libertad de un soldado del siglo XVI y con la que le daban las licenciosas costumbres de la corte de Francia, despues de contar una aventura barto galante atribuida á Mr. de Bonnivet, sigue con que podia muy bien acometer aquella empresa por amor de la

traban en Milan por una puerta cuando Pescara salia por la otra. Fueron luego á sitiar á Pavía en donde se inmortalizó Antonio de Leiva; y al cabo de larga tarea y varias tentativas para apoderarse de ella, dada el 24 de febrero de 1525, la famosa batalla de Pavía, cayó en manos del guipuzcoano Juanes de Urnieta aquel rozagante y voluptuoso Rey de Francia, y vino preso á Madrid (1).

Enlazada la vida de Navarro con estos antecedentes de nuestra historia militar tan gloriosos como dignos de no olvidarse, nos hemos detenido algun tanto en ellos;

» persona a que á estaba muy sometido: porque era muy hermoso y » y de buena gracia, habiendo sido él solo quien aconsejó al Rey >> Francisco pasar los montes y seguir á Mr. de Bourbon, que ha>> bia dejado á Marsella; no tanto por el bien y servicio de su >> amo, como por volver á ver una gran dama de las mas hermosas >> de Milan, que habia tomado por señora (maistresse) algunos años »ántes, se habia solazado con ella, y queria solazarse ampliamen>> te otra vez. Se dice que era la Signora Clerice, tenida entonces >> por una de las damas mas hermosas de Italia: he ahí lo que le >> conducia á ella. Oi referir este cuento á una gran dama de aquel » tiempo, y aun que él habia encarecido aquella dama al Rey, y >>escitádole al deseo de verla y acostarse con ella (coucher avec » elle); y he ahí la principal causa que no todos conocen de aquel » paso del Rey de modo que la mitad del mundo no sabe como la » otra vive, y nosotros nos cuidamos a nuestro modo de las cosas » que suceden de otro, y así es que Dios que todo lo sabe se burla » de nosotros." La Signora Clerice ó Clarisa á que se refiere Brantome debe de ser la misma Madonna Chiara famosa per la forma egregia del corpo ma molto piu per il sommo amore che gli portaba Prospero Colonna general del ejército imperial, á la cual el admirante Bonnivet antes de abandonar á Milan, dice Guicciardini, que procuro che Galeazo Visconte dimandasse facultà di andarse à vedere.

(1) Ibi.-Sandoval, lib. 12, §. 3.-Robertson, Historia de Cárlos V, lib. 3.-Guicciardini, lib. 15, en donde refiere como Francisco I huyendo de encontrarse con su madre que iba desde Aviñon à persuadirle que no pasara los montes y dejase la guerra á sus capitanes, movió arrebatadamente el ejército.

pareciéndonos además ser de suma importancia su recuerdo tanto para admirar las vicisitudes humanas como para penetrar el ánimo de que jamás debemos entregarnos á la desesperacion. Sirva de ejemplo Navarro que habiendo entrado en Castel-nuovo con el presentimiento de que no saldria de él jamás; ni aun dando fe á los sueños mas lisonjeros, podia de modo alguno esperar que igualándole la suerte con su Rey adoptivo, en lo de ser prisionero de un guipuzcoano si él lo fué de un alavés, le igualára tambien en alcanzar su libertad cuando el mismo Rey la alcanzase. Siendo grande y muy grande como de monarca puro y antojadizo el ansia que por ella y volver á sus galanteos tenia Francisco I, duros fueron tambien las condiciones á que hubo de someterse para lograrlo. Creyendo como en nuestros dias y en Bayona mostraron Fernando VII y su padre que la fortaleza y la constancia no son atributo de los Reyes, sin tomar por modelo al sabio é inmortal Alonso V de Aragon, que prisionero de los genoveses y llevado ante la miserable plaza de Ischia, que el general vencedor le pedia para ponerle en ella en buena guarda, ni aun cuando pensase que le arrojaban al mar, dijo que no mandaria entregar una piedra de ningun lugar de su Señorío (1): el liviano Francisco bien que para no cumplirlo, y aun en eso es reprensible, no solo cedió provincias enteras y renunció sus pretensiones á Nápoles, Milan, Génova y otros estados, sino que se obligó, y fué lo mas importante, á que Enrique de Labrit que se titulaba Rey de Navarra dejase las armas y título de tal, y á no darle en adelante ningun auxilio para recuperarla (2).

(4) Zurita, lib. 44 de los Annales, cap 28, año de 1435, tom. 3. (2) Sandoval, lib. 14, S. 13.-Robertson, ibi. lib. 4.

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