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nuevo, y habiéndose roto las cureñas y encontrándose sin municiones para defenderse si llegaba el socorro francés, que se anunciaba, aprovechando la ocasion y no dando oidos á las condiciones que para ganar tiempo los genoveses proponian, ordenaron los jefes imperiales el asalto, y entrando los soldados en la ciudad, lograron un tan rico botin que se suponia montar á mas de un millon (de ducados) de oro (1).

En mala hora para Navarro así como tambien lo fué para Génova, entró en su puerto con el socorro de Francia. Cogiéronle los españoles, dice un historiador de aquella nacion, defendiéndose en la plaza mayor con algunos franceses que le acompañaban (2). Paulo Jovio dice que fué en el puerto buscando un esquife en que salvarse; mas el abad de Nájera con referencia al mismo Navarro cuenta que habiéndose embarcado en un esquife con el arzobispo de Salerno gobernador que habia sido de Génova y hermano de Octaviano Fregoso, fué tanta la gente que en el cargó que zozobró, y Navarro se salvó nadando. Llevado al marqués de Pescara, añade Jovio que recordando con respeto su antigua gloria y valor, le acogió con la mayor hnmanidad y sin tenerle de modo alguno por enemigo (3); antes de eso sin embargo su paisano y antiguo soldado el famoso capitan de infantería y maestre de campo entónces Juan de Urbina, acaso porque se

(1) Cartas del abad de Nájera desde el mismo Génova.-Véase documento núm. 35.

(2) Daniel, Histoire de France, tom. 9, pág. 154.

(3) Jovio, De vita Ferdinandi, lib. 3, pág. 349.-Petrus vero Navarrus dum scapham in portu quæreret ab Hispanis capitur, ductusque ad Piscarium, propter veterem toties spectatæ virtutis gloriam, singulari humanitate nequaquam ut hostis excipitur.

comendador Icart; el tiempo en lo concerniente á Navar ro, pues Octaviano murió luego, acreditó que no calcu laba con acierto el de la duracion de sus prisiones (1).

Por haber muerto en marzo de aquel año D. Ramon de Cardona el antiguo general de Navarro en Bolonia y en Ravena, era virey de Nápoles cuando los prisioneros Ilegaron á su capital, el flamenco Cárlos de Lannoy. Cumpliendo con las órdenes del Emperador los encerró en 18 de diciembre en aquel mismo Castel-nuovo que con admiracion general y mucha gloria suya habia volado con sus minas y asaltado en 1503 con la mayor intrepidez el mismo Pedro Navarro que entonces entraba tan humilla. do en él. A ser otra la causa que le habia traido á tan miserable estado podia haber tendido con orgullo la vista á todos los lugares que se descubrian desde el castillo y habian sido testigos de sus hazañas; y no que desertor, transfuga, desleal á sus banderas y falto sobre todo de la constancia y fortaleza de ánimo que debe ser la divisa de los grandes hombres no excitaba en los que le guardaban y por ventura habian militado con él, otro sentimiento que el de la mas comun y natural compasion.

Casi al tiempo que Navarro era encerrado en Castelnuovo, Soliman el Magnifico al cabo de un largo sitio durante el cual el Gran-Maestre y los comendadores y caballeros de la Orden de San Juan defendieron valientemente á Rhodas, se apoderó de aquella isla. Cúlpase ge neralmente de aquella pérdida á los Príncipes cristianos

(1) V. Documento núm. 37.-Guicciardini, lib. 14.-Pedro Mártir, Epístola 798, 1524. Mortus est Octavianus Fregosus jure belli captivus Marchionis Peschariæ. Pretio ducatorum duodecim millibus se redimebat. Amisit pretium Marchio, cui jacturam non placuisset pecuniæ illius nisi læsæ Majestatis crimine, credi potest.

que, divididos entre sí y mas atento á su engrandecimiento que al triunfo de su religion, no quisieron de modo alguno emplear sus fuerzas contra el atrevido Soliman Y las suyas. Los italianos que no podian sufrir que uno de aquellos extranjeros á quienes apellidaban bárbaros, hubiese sido elevado al solio pontificio, acusan principalmente al flamenco Adriano VI de que, ya fuera por escasez de dine. ro, ya por haber empleado en Lombardia los mil y quinientos infantes españoles que le acompañaron á Roma, ό ya por falta de actividad en aprestar la armada que en Sicilia y para socorrer á Rhodas se disponia, los sanjuanistas hubiesen tenido que capitular y dejar á los turcos aquel antiguo teatro de su gloria (1). Antes de eso, y cuando tan apurados se veian y á Francia demandaban socorros, parece que se dirigieron á Pedro Navarro como á persona de inteligencia y acreditado valor para conducir. los ó bien para ayudarlos en su animada y bien sostenida defensa. Las personas que le custodiaban, parece como que sospecharon que tal vez fuera ese un pretexto para alcanzar su libertad: tuvieron sin embargo de allí á poco razones para juzgar que se habia tratado seriamente de asunto lan trascendental y que Navarro ó puso condicio. nes ó pidió cosas que no hemos podido averiguar (2).

1523.- Así terminó para aquel desventurado prisionero el año de 1522, y entró el de 1523 sin apariencia ninguna, como sucedió, de que mejorase en él su situacion. Si, como Brantome refiere haber oido á los que le conocieron, tuvo Navarro alguna vez la idea de escribir

(4) Jovio, Epitome del lib. 24.-Guicciardini, lib. 15. --Soliman entró en Rhodas en 25 de diciembre de 1522.

(2) V. Documente núm. 38.

TOMO XXV.

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quiso sin reparar en su mengua y envilecimiento, volver al Católico con tal de que le pagára bien sus servicios (1). Enemigo de su patria pues que á eso equivalia en aquel tiempo introducir la enemistad entre el Emperador, el Príncipe D. Carlos y el Rey Católico, no temió declararse contra este y contra su política tan nacional, poniéndose á merced del Rey de Francia y de la suya, escandalizando á la misma Princesa Margarita gobernadora de Flandes y á los consejeros del Emperador en aquellos estados, en términos de que le pusieron preso en la fortaleza de Wil borde (2). Ese D. Juan Manuel fué por último el que arrebatado de su odio clamaba, cuando el Católico cabalmente trabajaba por engrandecer á Castilla con el reino de Navarra, que aquella estaba perdida sin remedio, y que si no acudian pronto á él se perderia tambien la casa de Austria (3): de modo que habiendo venido á Castilla con los que acompañaban y aconsejaban al Rey don Cárlos, despues de muerto su abuelo, se puede creer que

para

si no

(1) Ibidem., lib. 8, cap. 15, año de 158... y en este medio, D. Juan se fué camino de Flandes para "dar cuenta segun él de»cia al Rey de Romanos de lo que habia hecho en su servicio v » del Príncipe por cumplir con su honra: y como no fue allá tan » bien recogido como se creia envió á pedir al Rey una de dos co»sas que si se quisiese servir dél y volverle lo suyo y tratalle » como quien él era, le diese licencia para que se viniese, » holgaba dello ni que quedase en Alemania ó Flandes, volvién» dole su hacienda holgase que se fuese con su mujer é hijos á » Portugal, porque allí estaria á lo que ordenase. Pero no se sir>> viendo dél ni mandándole restituir lo que se le habia quitado, >> no podia dejar de hacer como desesperado la ofensa que pudiese » á todo el mundo; y como no se proveyó por el Rey en lo >> pretendia siguió desterrado etc."

que

él

(2) Zurita, ibi., lib. 10, cap. 70 y 86, años de 1513 y 1544. (3) Ibid., cap. 70.

D. Juan Manuel intercedia por Pedro Navarro ántes de ucabársele el aborrecimiento que habia concebido al nombre del Rey Católico, y desengañarse con el tiempo (1) y que habiéndose ya desengañado D. Cárlos y su consejo, ningun caso hicieron de la recomendacion de un transfuga en favor de otro, y mandaron que con Octaviano Fregoso fuese llevado à las fortalezas de Castel-novo ó Gaeta en Nápoles (2).

Desagradó esta resolucion à Pescara, pareciéndole que siendo alcaide de la fortaleza de Pavia, en la que tenia con buena guardia á Navarro y á Fregoso, era mostrar poca confianza mandar trasladarlos á otra. Creia además que con la traslacion iba á perder el grueso rescate que se prometia de Octaviano, y contaba con él

para acabar de pagar lo mucho que se habia empeñado en servir al Emperador, especialmente en aquella jornada (3). Sus reclamaciones en nada variaron lo resuelto. Los dos prisioneros, aunque tratados con miramiento y la debida seguridad, fueron confiados al abad de Nájera y llevados á Génova; en cuyo castillo fueron depositados con sumo des contento suyo, luego que entendieron que iban á ser trasla dados á Nápoles. Contemplábanse allí condenados á cárcel perpetua como prisioneros Reales, y privados por lo tanto de la esperanza de ser rescatados que mientras estuvieran én poder del marqués conservaban: mas habiendo sido embarcados en las galeras de D. Luis de Requesens y del

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(2) Pedro Mártir, Epistola 762, desde Victoria á 13 de junio de 1522... Capti ambo Duces fuerunt Octavianus Fregosus Urbis caput, et Comes ipse Navarrus militum pro Rege Gallorum Prætor, ductique Neapolim ubi sub tuta custodia servantur.

(3) V. Documento núm 36.

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