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SEGUNDA EPOCA.

Desde 1499 á 1504.

Ese Navarro que acabamos de ver perseguido como pirata, y vertiendo su sangre por robar, no á los infieles solamente, sino á los portugueses sus hermanos y cristianos como él, vamos á verle en la segunda y ya mas segura época de su vida, admirando á Europa con su valor y pe ricia militar. Afiliado en el ejército del Gran Gonzalo de Córdoba, serán teatro de sus hazañas al lado de tan insig ne capitan, Cefalonia en el archipiélago de Grecia, y en Nápoles y su reino, las plazas, castillos y campos de Manfredonia, Canosa, Taranto, Castellaneta, Altamura, Conversano, Castel-Ovo, Gaeta, Roca-Guillerma, MonteCasino, Roca-Secca y Garellano. Ora derribando murallas rindiendo las fortalezs con sus tremendas minas, defendiéndolas con su indomable esfuerzo, ó bien peleando en batalla al frente de la infantería española que salió invencible de su escuela, Navarro aparece siempre como un guerrero singular à quien no se encuentra copia. Mast como sus hazañas estan en todo relacionadas con la politica de nuestra nacion en el tiempo á que hemos llegado, tenemos por oportuno dar alguna noticia de esta, y de circunstancias y personas que amenicen algun tanto la sequedad de nuestra narracion.

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Muerto en abril de 1498 Carlos VIII de Francia, que tan mal parado saliera en el año anterior de su empresa sobre Nipoles, Luis XII que le sucedió, aunque le sobrepasaba en el ansia de conquistar aquel reino y de domisar á Italia, aparentó al Rey Católico deseos de llevar á cabo la concordia y paz que Carlos su antecesor habia comenzado à negociar. Ambicioso sin embargo y dando cidos à los lisonjeros de su corte, tardó poco en titularse Rey de Jerusalen y de una y otra Sicilia, y mostrando desden por el Rey Católico y sus aliados, penetró en Itala en 1499 de concierto con los forentines, los venecianos y el Papa Alejandro VI 1 ̧.

La poca resistencia que encontró en Génova y en Milan, le persuadió de que con igual facilidad llegaria à Napoles y se apoderaria de aquel reino. Sosteniale en su ilusion contemplarle por un lado desapercibido para la defensa, y privado por otro de la pericia y denuedo del Gran Gonzalo de Cordoba, que en junio del año anterior habla regresado á España. Todo en realidad era propicio à sus proyectos, y no hubiera tardado en realizarlos à no haberselis frustrado la sagacidad del Rey Católico, primero con negociaciones en que con destreza le insinuó los derechos de la casa de Aragon á Nápoles, y proponiëndole despues el repartimiento de aquel reino 2.

Para salir el Rey Católico adelante en su proyecto interesó al señor de Larius, gran favorito de Luis XII, ofre ciendole con el titulo de marques la ciudad de Cctron, que aun retenian los españoles en Calabria. Con tal secreto se negoció, que hasta que los Reyes de España en

(1) Bernaldez.—Cura de los Palacios, cap. 168.-Guicciardini al principio del 15. 4.—Zanta, lib. 3, cap. 19, 21, 25 y 26. (9) Zurita, 101, cap. 27, 39 y 40.

noviembre de 1500 le ratificaron en Granada, nadie tuvo noticia de un tratado (1), del que resultó, segun con gracia escribia Pedro Mártir, que el Rey D. Fadrique de Nápoles, desgraciado cachorrillo metido entre dos leones hambrientos, se quedase sin su reino, fallo de medios para resistirlos (2).

Antes de publicarse el tratado el Rey Católico siempre previsor apoyándose en lo convenido, y so pretexto de auxiliar á los venecianos acosados de los turcos, habia mandado salir de Málaga para Sicilia una numerosa armada. Iba en ella de general el Gran Gonzalo de Córdoba, que tanta fama habia adquirido en su primera expedicion á Nápoles. Aunque los escritores varian así en el dia de su salida como en el número y clase de buques que la componian, habiendo algunos que la suponen hasta de sesenta velas entre naos, carabelas y fustas. Los mas convienen en que llevaban trescientos hombres de armas y otros tantos ginetes ó caballos ligeros, y treinta piezas de artillería, variando igualmente en el número de peones, que unos cuentan de siete mil, otros de cuatro mil, agregando algunos otros cuatro mil mas de mar (3).

(1) Zurita, lib. 4, cap. 22.-Guicciardini, lib. 5.-Zurita dice. que el tratado se firmó un dia ántes de que partiera de Granada la Reina de Portugal Doña Maria, segunda muger del Rey D. Manuel, que fué á 23 de septiembre; pero Giannone, mejor informado, cuenta en su Istoria civile del regno di Napoli que fué en 11 de noviembre de 1500: lib. 29, cap. 3, pág. 459.

(2) Epistolarum, lib. 14, epistola escrita á 16 de febrero de 1501..... Facile factum puto ut infelix Federicus regno spolietur. Catellus namque solus, duobus famelicis leonibus, haudquaquam potis erit obsistere.

(3) El canónigo Pedro de Torres en sus Apuntes, pág. 12, y el Cura de los Palacios, cap. 174, en su historia, aquellos y esta MM. SS. dicen que la armada salió de Málaga el 4 de julio de 1500.

1500.-Entre los caballeros y soldados de fama que en busca de honra y fortuna acompañaban al Gran Gonzalo en aquella expedicion, cuenta la Historia á D. Diego Lopez de Mendoza, hijo del Gran Cardenal de España, á Zamudio, Villalba, Pizarro el padre, Diego García de Paredes, Luis de Herrera, mosen Peñalosa, el comendador Mendoza, mosen Foces, y al giboso Pedro Paz que iba con la compañía de D. Juan Manuel, y se señaló en aquellas guerras tanto por la exigüidad de su persona como por su extraordinario valor (1). A tan ilustre cuadrilla verémos muy luego asociado á nuestro Pedro Navarro, sobresaliendo en unas ocasiones por su arrojo y en otras por su serenidad, y principalmente por su industria y

astucia.

Tocó la armada en Mallorca en donde el Gran Capitan solemnizó con su presencia la procesion del Corpus. Siguió á Cerdeña, y desde allí por causa de los calores tar

La Crónica del Gran Capitan, impresa en Alcalá en 1584, refiere que fué en 5 de junio, y otros suponen que en mayo. Difieren igualmente en cuanto al dia de su llegada á Mesina, y al número de buques que salieron de Málaga. Paulo Jovio, en su Historia del Gran Capitan, traducida por Blas Torrellas en 1584, lib. 1, pág. 22, cuenta que eran cuatro carracas genovesas bastecidas de toda municion de guerra, y que la mayor dellas llamada la Camila, era la capitana, y allende destas fueron otras treinta y cinco naves de carga, siete bergantines armados, ocho galeras y cuatro fustas, llevaudo en ellas cerca de ocho mil infantes escogidos y mil y doscientos caballos.

(1) Gibber, le llamó Paulo Jovio alguna vez, y Brantome que le coloca entre los grandes capitanes extranjeros, refiere que cuando cabalgaba metido en las grandes sillas usadas en su tiempo, iba tan escondido que con dificultad se le veia, y cuando se preguntaba por él, si iba á caballo, respondian como por risa, que se habia visto pasar un caballo bien ensillado y embridado, pero que nadie iba encima.

dó trece dias en llegar á Mesina, habiendo muerto de sed en el intermedio algunos hombres y muchos caballos (1); indicio cierto de no navegarse entonces ni con la pericia ni con la prevision que despues. Mientras que en Mesina reparaba el Gran Capitan esas y otras faltas de la armada, observando, y era su principal encargo, los movimientos de los franceses en Nápoles, recibió á Francisco Florido, embajador de Venecia, rogándole en nombre de aquella república que cuanto antes la ayudase con su gente y sus navíos á recobrar las islas que en el Adriático le habian tomado los turcos.

Accedió el Gran Gonzalo á la demanda, y reforzado con unos dos mil peones españoles muy escogidos que vagaban por Italia, y entre otras naves con cuatro barcas vizcainas, en las que creemos que estaba Navarro, se dirigió con muy recio temporal á Corfú. Desde aquella isla se trasladó á la de Zante, á la que tambien llegaron dos carracas con ochocientos hombres enviados por el Rey de Francia en auxilio de los venecianos; y á luego de eso la armada de estos mandada por el general ó proveditore Benedicto Pésaro (2).

Presuntuoso y vano en conservar el nombre y autoridad de la república mas de lo que sus fuerzas permitian, pretendió como sus capitanes pasarse sin saludar las ban

(1) Zurita, ibi, cap. 11, dice que llegó la armada á Mesina en 48 de julio; otros que en 1.° de agosto.

(2) El Cura de los Palacios refiere que las dos armadas se juntaron en 28 de octubre, y Zurita por lo contrario, que salió de Mesina la española en 27 de setiembre, llegó á Corfu el 2 de octubre, volvió á salir el 3 y llegó el 7 á Zante, que el llama Jassanto, lib. 4, del Rey D. Fernando, cap. 19, 24 y 25, y Crónica del Gran Capitan, lib. 1, cap. 9.

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