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1522.-Pero contra quien se mostró mas fatal fué contra Pedro Navarro, de quien en todo el año anterior ninguna noticia hallamos. En el de 1522 y en medio de la actividad que Lautrech mostraba para reponer el ascendiente de los franceses en Italia vinieron á ella con un gran socorro de gente y dinero que por Génova recibió, el mariscal de Foix, Navarro y aquel caballero sin miedo y sin tacha llamado Bayard, á quien la suerte reservaba triste fin tambien con los españoles, que él sabia justamente apreciar en la guerra (1). A vista de tanto refuerzo y de capitanes tan ilustres como le acompañaban, persuadidos Colona y Pescara de que intentarian apoderarse de Milan, estrechándolos entre la ciudad y el castillo que todavía conservaban, se salieron al campo buscando sitio en donde si la ocasion se presentaba, pudieran batallar con ventaja. Conociéndolo los enemigos trabajaban cuanto podian para impedirlo, hasta que al fin en una tarde saliendo de Monza los imperiales plantaron sus tiendas en la Bicoca, casa de recreo y caza de los duques de Milan, situada como á una legua de aquella ciudad (2).

Tomada posicion con grande inteligencia y puesta á cargo de Colona la caballería y la infanteria al de Pescara que, sirviéndole de foso un camino, la colocó detrás de él junto con la artillería; ántes de emprender Lautrech nada contra ellos, encargó á Bayard y á Pedro Navarro que fueran á reconocerlos (5). Aseguran unos que Navarro en tan memorable jornada tuvo á su cuidado allanar

(1) Véase en Brantome y en su vida como estando para morir empuñó su espada, besó la cruz de ella en señal de la de JesuCristo y comenzó á rezar el Miserere mei Deus.

(2) Guicciardini, ibi.-Capella lib. 2, pág. 1269.

(3) Jovio, De vua Fernandi Davali, lib. 2, pág. 338.

con los zapadores las veredas que conducian al campo imperial (1), refiriendo otros haber sido de los que mas se opusieron á que se diera la batalla, opinando porque á los suizos que con sobrado orgullo insistian en que tuviera lugar, se pagase á los unos y se despidiese á los otros. Su dictámen y su experiencia ninguna acogida se dice que encontraron; porque Lautrech y sus capitanes que conocian la obstinacion de los suizos, y se consideraban perdidos si los despedian, prefiriendo el lance de una batalla á la derrota que en aquel caso suponian consiguiente, la emprendieron contra la opinion de Navarro.

Dada la orden de acometer, los suizos que menospreciaban á los franceses, en lugar de ejecutar el ataque simultáneo que sobre el frente y flancos de los imperiales habia Lautrech combinado, creyéndose suficientes para vencer, no quisieron detenerse en la arremetida. Fuerónse derechos á caer sobre el frente del campo imperial, en donde estaba, dice el historiador del marqués de Pescara, convenientemente ordenada la artillería delante del foso

la infantería distribuida en cuatro escuadrones con frentes iguales, mezclados unos con otros españoles y tudescos con espacios trocados. A los tudescos, los gobernaba Jorge Franisperg, hombre de gran cuerpo y de grandísimas fuerzas. Los arcabuceros puestos delante de la órden de las picas tenian toda la frente de largo, á los cuales mandó el marqués de Pescara con órden nueva y sotil y que fué despues dichosa, que no diesen fuego à los arcabuces, viesen darlo primero al capitan Volagne con hasta que viesen >> su comision y mandamiento. Despues mandó á los de primera órden que en habiendo descargado los arcabu

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(1) Daniel, François I, tom. 9, pág. 147.

Mr. de Lescun su general, conocido por el mariscal Foix, se obligó en 22 de mayo á evacuar la Lombardia, si dentro de cuarenta dias un ejército francés no pasaba el Pó y le socorria: de modo que no habiéndolo verificado, fué la cuarta vez que los franceses abandonaron la Italia (1).

Mientras tanto Colona y Pescara para asegurar mas su empresa, se encaminaron á Génova con unos veinte mil valientes veteranos alemanes, españoles é italianos, si. guiéndolos tambien el duque de Milan. Siendo Génova una ciudad opulenta y un puerto y entrada franca para los franceses mientras fuera Doge de aquella República Octaviano Fregoso cabeza de sus parciales, era del mayor interés que ocupáran su gobierno los Adornos cabezas del bando imperial. Frustrado el trato que en 1520 traia con aquel objeto y con Pedro Navarro nuestro embajador en Roma D. Juan Manuel, en tanto que al año si guiente el ejército coligado del Papa y del Emperador se dirigian contra Milan, la armada imperial compuesta de siete galeras sutiles, cuatro bergantines y algunas otras naves, se presentó sin efecto delante de Génova. Nadie se movió en ella en favor de los Adornos. El Doge Fregoso se habia prevenido oportunamente; y los dos mil veteranos españoles embarcados en Nápoles en la armada y los desterrados de Milan, que al presentarse aquella en las aguas de Génova, la amenazaban por tierra, todos se retiraron abandonando la empresa (2).

(1) Herrera, Comentarios, pág. 314.-Véase eu Brantome la curiosa noticia histórica de este Mr. de Lescun, hermano de Mr. de Lautrech y de Mr. de Lesparre 6 Lesparros, el que fué derrotado en Esquiros.

(2) Guicciardini, lib. 14.-Capella, De bello Mediolanensi, lib. 2,

Poníase ahora y en ejecucion sin embargo con mas decision y fuerzas. El marqués de Pescara, precedido de Gerónimo Adorno que le iba preparando viveres y transportes, se iba tambien acercando á la ciudad. Contemplándola Fregoso como perdida si los franceses no la socorrian, envió súplicas y mensajeros á Francisco I instándole con fervor á que cuanto antes lo ejecutase. Encontráronle profundamente afligido con la derrota de Bicoca y disponiéndose á repararla con un numeroso ejército; y en prueba de que conocia el riesgo que tan importante poblacion corria y las ventajas que de dominarla resultarian á sus enemigos, en tanto que él con su infantería y caballería se encaminaba á ella por los Alpes, ordenó á Pedro Navarro recien llegado de Italia que volára á su socorro con dos galeras segun unos y con tres ó cuatro segun otros.

Pero en tanto que Navarro llegaba, Génova estaba interiormente agitada entre Adornos y Fregosos, improperándose mútuamente la penosa situacion en que se veian; porque el marqués de Pescara habia ya derribado con la artillería gran parte de las murallas, é intimado la rendicion tres veces y por escrito. Los de la Balia ó ayuntamiento conociéndola inevitable, enviaron sus tratadores á los jefes imperiales. Conferenciábase en 30 de mayo, escriben algunos italianos, y ya estaba convenida con Colona la entrega de la ciudad al dia siguiente, cuando Pescara ansioso de acabar pronto tan gloriosa empresa, ordenó un asalto por aquella parte de la muralla que estaba destruida, y penetrando por ella sus soldados, en tanto que por la opuesta entraban Colona, el duque de Milan, los Ador

pág. 1271.-Uberti Folitæ, Histoire Genuensis, lib. 42, ad an. 1522, tomus I Antiquitatum Italiæ, etc. pág. 721 y 22.

nos y los desterrados genoveses que le acompañaban, entregaron la ciudad al mas horroso saco (1). Guicciardini indica que las conferencias para la rendicion se enfriaron por haber llegado Pedro Navarro con dos galeras sutiles enviadas por el Rey de Francia; pero que se volvió otra vez á ellas y con mayor eficacia, por haber de nuevo el marqués combatido las murallas con su artillería; y que cuando ya parecia que todo estaba arreglado, Prospero Colona por una parte, y el marqués por otra ordenaron el asalto, y se siguió el terrible saco que describe (2). Muratori cuenta que Pedro Navarro llegó á Génova con cuatro galeras y dos mil infantes embarcados en otros buques dos dias antes de que la cercasen los imperiales, y que, habiendo la artilleria del marqués derribado una torre, trató Fregoso de rendirse, pero que tomándose largas por si llegaba el socorro francés que esperaba, mientras en eso andaba entraron los españoles en la ciudad y la saquearon (3). Por lo contrario el abad de Nájera que estaba entre los sitiadores como comisario imperial, y que como tal asistió á las conferencias que mediaron entre los de afuera y los de adentro de la ciudad, participando al Emperador lo sucedido le escribia, que tratándose de concierto y habiéndose dado á los genoveses veinte y cuatro horas de término para rendirse, nada respondieron, porque á las veinte y dos les vino en socorro Pedro Navarro con tres galeras y una nave francesa en la que se decia que venian mas de mil infantes gascones y franceses: visto lo cual comenzó la artillería á tirar de

(1) Ubertus Folicte, ibi., pig. 725.

(2)Guicciardini, lib. 1... ma si raffreddò al quanto la pratica per la uenuta de Pietro Navarra etc.

(3) Muratori, Annal., tomo 10, año de 1522.

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