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ser el fundamento de la sangrienta historia de uno y otro reinado (1).

Poco antes de eso teniendo el de España Córtes en Zaragoza con los aragoneses, se le presentaron los mensajeros de el de Francia y del mozo Juan de Albret ó Labrit que se titulaba Rey de Navarra, pidiendo para este y en virtud del tratado de Noyon la restitucion de aquel reino. Cuantos consejeros consultó en aquella ocasion nuestro no menos mozo D. Cárlos, todos conociendo la importancia política aunque tampoco faltaba la justicia de semejante adquisicion se decidieron unánimemente por conservarla. De modo que junto el resentimiento de esa negativa con el que naturalmente derivaba de haberse declarado los dos Reyes de España y Francia pretendientes á la corona imperial, los colocó en actitud tan hostil que el mismo Leon X que poco ántes imploraba el auxilio de ambos contra los turcos, ya se recelaba acaso mas de los cristianos. Ni aun la armada española que antes con tanto empeño solicitaba, queria que pasase desde Cartagena á Nápoles (2).

Francisco I en tal estado las cosas, al paso que envió á la Dieta imperial sus embajadores cargados de dinero para ganar el voto de los electores, se esforzó grandemente conociendo su influjo en ellos, en captarse la benevolencia del Papa. Era para este temible cualquiera de los dos rivales en quien recayese la eleccion; el uno por sus

(1) Guicciardini, ibi. Acerca de la expedicion de D. Hugo de Moncada á los Gerbes, véase su vida en esta Coleccion.

(2) Pedro Mártir, Epístola 638 en Barcelona á 23 de febrero de 1519. ¿Qua nova formido est exorta repente? Paulo ante turcarum furores tremebatis, nunc nostra videmini extimescere. Escribiendo al legado y sacristan del Papa.

miras sobre Milan y Génova, y el otro sobre Nápoles, y algunas otras partes de Italia; y como de él pensaba Francisco que por ventura dependia la eleccion, deseando por una parte atraérsele, y aparentar por otra que queria desembarazarle del ascendiente de Cárlos, ordenó á Pedro Navarro darse á la vela con una armada de veinte galeras. y algunos otros buques con cuatro mil hombres de desembarco. En el caso de que al Papa le agradase, le or denó tambien ir con todas esas fuerzas á combatir los moros en las mismas costas de Africa (1); mas lejos de adelantar cosa alguna quedaron su valor y fama tachados. Un español afirma que habiendo en aquel año ido Navarro con la armada que equivocadamente llama de España, contra la ciudad de Africa en la provincia de Tunez, y combatidola reciamente, los moros que la defendian le obligaron á retirarse con mucho daño (2), al paso que otro francés le moteja de haber sido con sus correrías causa de que no se ganasen los Gerbes. Por que habiendo salido de Nápoles D. Hugo de Moncada con aquel intento y una buena armada, dice que, temiendo encontrarse con la de Navarro, cuyo designio ignoraba, renunció á la empresa y se volvió á Sicilia (3).

(4) Guicciardini, lib. 13... il Re di Francia ordino che Pietro Navarro uscisse in mare con una armata di venti galee, et d'altri legni et con quatro mila fanti pagati, sotto nome di reprimere le fuste di Mori etc.

(2) Mármol, Descripcion del Africa, lib. 6, cap. 28; pero ningun otro escritor hemos visto que refiera ese suceso.

(3) Daniel, Histoire de France, tom 9, pág. 82 y sig. François I; pero Argensola y otros, callando esta retirada de D. Hugo, cuentan por lo contrario que, despues de herido de un flechazo en la cara en un combate naval con los turcos, desembarcó en los Gerbes que se le rindieron y prestaron homenaje al Rey de España. Véase

Nuestro Rey D. Cárlos elegido al fin Emperador en 28 de junio de aquel año, fué tanta su alegría y júbilo como pena y tristeza sufrió su competidor Francisco. Los politicos de menos prevision convinieron desde luego en que el nuevo Emperador mas pronto ó mas tarde renovaria las pretensiones de su abuelo Maximiliano al ducado de Milan, y que Francisco I de rechazo agregaria á las manifestadas anteriormente al reino de Nápoles, sus recientes agravios por no cumplirse el tratado de Noyon en lo tocante á la restitucion del reino de Navarra. Quejábase tambien de que segun antiguas concordias no podia una misma persona reinar á la vez en Nápoles y en el Imperio; mas como Leon X se habia ya mostrado favorable á Cárlos, acabó su obra, dispensando en uso de su autoridad pontificia la incompatibilidad de las dos coronas (1).

1520.-Terminado en paz y sin hostilidades, á pesar de que se las esperaba, el año de 1519, acabó tambien sin ellas el de 1520. Aunque Navarro en él siguió con su armada cruzando por las costas de Italia, nada se cuenta que intentase contra los turcos, y menos contra los reinos de Nápoles y Sicilia. Aparece por lo contrario que en aquel estío y otoño ó aquejado del mal de la patria, ó descontento de los franceses que como era natural le miraban con despego, ó bien dominado de su altivez y orgullo, no pudiendo soportar que una armada que Francisco I preparaba en la Provenza, en vez de confiarla á su pericia y valor, tratase de entregarla al hermano de una de

acerca de la sujecion de los Gerbes la vida de D. Hugo y los documentos que la acompañan en el tomo 24 de esta Coleccion. (1) Daniel, ibi.

sus damas, solicitó la mediacion del Papa, para reconciliarse con el Rey de España.

Leon X, así por la antigua amistad como por conocer cuanto importaba separar de los franceses à un hombre del crédito de Navarro, se puso muy luego de acuerdo con D. Juan Manuel, nuestro Embajador en Roma. Recomendó este el asunto al Emperador, y mientras que su determinacion llegaba, comenzó á entenderse secretamente con Navarro. La negociacion iba tan adelante que de nada menos se trataba que de apoderarse el Emperador sin dar la cara ni gastar un real, de la ciudad de Génova, que siendo el punto por donde pasaban los franceses con toda seguridad á la Lombardia, y de cuya conservacion dependia la del ducado de Milan; no es difícil presumir lo que interesaria ganarla á quien preveia que aquel ducado vendria á ser muy pronto su principal campo de batalla.

Para salir con ese intento, trataba el Embajador con Navarro que, concertándose con los Adornos, que eran los cabezas de la faccion española en Génova, tomáran á su sueldo y acaso tambien del Papa, mil infantes españoles de los que habian vuelto de los Gerbes y andaban amotinados, que tenian gana de irse con Navarro. Cuando estuviera todo pronto habian de dar un golpe de mano á Génova que, arrancándola á los Fregosos, cabezas de la faccion sometida al Rey de Francia, la dejase á merced del Emperador, á quien no era cosa de gran monta lo que Navarro pedia por aquel'servicio. Contentábase con que algun dia, pues que habia de quedar enemistado con el Rey de Francia, le recibiera en el suyo; acerca de lo cual el embajador que le recomendaba y pedia al Emperador que en breve le respondiera, concluia con que Navarro

era para hacer otros hartos enojos á los franceses y servi cios à S. A. (1).

ya

Ya fuese veleidad de Navarro ó desacierto de un Don Francisco de Urrea, bastardo de la casa de Aranda que andaba en su compañía é intervenia en estos tratos, ó fuese que por los tiempos y acaso falta de provisiones no pudiera mantenerse en aquellos mares la armada en que andaba Navarro; nada se concluyó con él. Retirado á Marsella con Gurrea à preparar nuevos buques contra los infieles, es muy de sentir por cierto que los medios indirectos, que el embajador empleó para participarle la favorable determinacion del Emperador, ó no llegáran á su noticia, ó que llegándole en medio de la agitacion que entónces reinaba en España, le apartasen de un proyecto que restituyéndole á su patria, le hubiese salvado la honra y la vida. La sórdida avaricia y la escandalosa venalidad de aquellas esponjas chupadoras como con gracia y verdad apellidó Pedro Mártir á los flamencos que con Cárlos V vinieron á nuestra patria (2); sabido es que despues de embarcados con él en mayo de 1520 para ir á tomar la corona imperial, dieron lugar al alzamiento popular de los comuneros. Como en todos los tiempos de revueltas, y en la antipatia consiguiente entre los liberales y partidarios de las reformas y libertad nacional y los serviles y cortesanos, hubo exa

(1) Véanse las cartas del embajador en el documento número 33.-Guicciardini en el lib. 14 refiere en el año de 1521 el proyecto de presentarse en el puerto de Génova dos mil infantes españoles con Gerónimo Adorno.

(2) Epistola 619, en Zaragoza á 29 de mayo de 1518. Deus benè vertat: jam sunt omnia venalia: misera Castella mille modis depauperatur... Spongia sunt multæ parata ad Castellæ succum exkauricndum etc.

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