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jado las esperanzas de muchos de los defensores y decaido el ánimo de otros, que gran parte de ellos se fué á sus casas ó á juntarse con los que guardaban á Verona. Hubo no pocos que, considerándose como los que mas, instigaron á robar el dinero del Emperador, aparentando temer el castigo, se huyeron á los enemigos (1). En tres mil infantes, alemanes y españoles, computan los contemporáneos Guicciardini y Mocenigo, los que de Brescia se pasaron á los franceses y venecianos, dando tal vez ese consuelo á Navarro, y ese fatal ejemplo á los que guarnecian á Verona (2).

Mas no eran solo defensores los que faltaban en la plaza. Carecia de vitualla, y mayormente de pólvora, en términos de que al parecer no habia la suficiente para cargar diez veces la artilleria (3). Icart con todo no desmayaba. Modelo de alcaides y gobernadores de plazas sitiadas, y por tal ya reputado en su siglo (4), en medio

(1) Jovio, lib. 18, pág. 223. Multi quoque qui diripienda Casarianæ pecuniæ authores fuere dicebantur, judicium veriti ad hostes perfugerunt.

(2) Mocenicus, ibi., pág. 143. Germani et Hispani milites Brixiæ, ad tria millia desciverunt ad Gallos et Venetos.-Guicciardini, lib. 12... et per la medesima cagione tre mila fanti, parte Spagruoli, parte tedeschi pasarono nel campo Francese et venetiano. El mis

mo Guicciardini tratando mas adelante de como Odeto de Foix se retiró de delante de Verona, temeroso del socorro que se decia venirle, refiere que fué á pesar de "che di Verona fussimo passati à gli stipendii veneti piu di duo mila fanti Spagnuoli et tedeschi.—Jovio mas moderado cuenta que solo fué el capitan Maldonado con algunos.

(3) Jovio y Baeza, ibi.

(4) Diálogos de arte militar por Bernardino Escalante. Sevilla 1583. Diálogo 2.° que trata de las calidades que han de tener los Alcaides y orden que han de guardar en la defensa de sus fortale

de no ser fácil encubrir su peligrosa situacion, la disimulaba como español y prudente, y con tal maña, dice Paulo Jovio, que los enemigos pensaban ser menores los trabajos y mayor la guarnicion de la ciudad (1); mas si hemos de creer á Guicciardini, los venecianos que solo la computaban en unos seiscientos infantes españoles y cuatrocientos caballos, juzgando fácil tomarla de noche por sorpresa y antes de que llegasen los franceses; por no ser bastante largas las escalas, y haber mostrado gran valor los defensores, fueron rechazados con pérdida (2).

A vista de tal suceso, y habiéndoseles juntado Odeto de Foix con su gente, determinaron Trivulcio y él atacar la plaza por cinco partes á la vez, confiando en que repartidos por ellas los sitiados, habia de ser muy flaca en cada una la defensa. Cuando al cabo de cinco dias de incesante cañoneo, vieron ya casi arrasadas las murallas, asaltaron los sitiadores con repeticion, pero en vano, porque fueron denodadamente rebatidos. Avergonzados y queriendo con un golpe magistral poner término á su empresa, confiaron la ejecucion á las compañías mas escogidas y mejor armadas del ejército. Arremetieron con el mayor arrojo y pelearon muchas horas, aunque siempre sin efecto, "andando la pelea mas travada y peligrosa » por la parte que Pedro Navarro daba el asalto. De nada valió que sus navarros y gascones entrasen animosamen» te dentro de las murallas de la plaza, ni que entráran >> unos tras otros con los escudos sobre las cabezas que

zas etc., en donde encarece y nota como se hicieron famosos en
Brescia D. Luis de Icart y los españoles que le ayudaron á defender
á Brescia con tanta órden determinacion.
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(1) Ibid., cap. 21.

(2) Ibid., lib. 2.

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» parecian una pavesada;" por que los de la guarnicion además de pelear esforzadamente con saetas, arcabuces, lanzas y espadas, les arrojaban ollas llenas de resina y pólvora y unos botafuegos que echaban de si fuego ter»rible y mortal: con lo cual los soldados de Navarro se » turbaron y dando luego sobre ellos en aquella turba>> cion los enemigos fueron derribados por la batería (bre» cha) y retiraronse habiendo perdido algunos de los su>> yos y quedando muchos heridos y abrasados del fue» go (1)."

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Reflexionando entónces Icart, así en los cinco asaltos que en un mismo dia y tiempo habia sostenido, como en que de los suyos el que no estaba herido estaba traspasado de sueño, llamó á los capitanes y principales vecinos de la ciudad, y con su acuerdo y autorizacion trató y logró una capitulacion en la que no sola quedó salva la reputacion de la guarnicion sino las personas y propiedades de los habitantes que se hubiesen declarado por el Emperador. Cumplió Icart lo que les dijo de que no recibirian condiciones, sino que pareceria que las imponian; y asi fué que al salir por las puertas de Brescia con su gente " iba >> esta tan animosa y pasó tan ufana por medio de los es» cuadrones enemigos, que los franceses viendo cuan po» cos eran, porque apenas llegaban á setecientos solda>> dos armados, comenzaron á confundirse de vergüenza » y á bramar porque tan poca gente haciendo muestra de » que era mas, se habia defendido de la furia de dos

(1) El testo latino de Jovio dice... Sed ab ea parte quam Navarrus opugnandam acceperat, longe periculosum certamen fuit: nam Cantabri et Vascones intrepide murum subiere: actumque est utrinque audacter non missilibus tantum sed lanceis et gladiis quum scutis super capita positis veluti testudine facta succederetur etc.

» ejércitos. Quisieron mofarse de ellos y aun maltratarlos » de despecho, pero ellos que todo lo entendian pasaban » sin perder su órden y sin responder sino con risa y li» bertad en los semblantes," llevando en multitud de carros su equipaje y dirigiéndose á Alemania por las monta ñas de Trento (1).

(1) Jovio y Baeza, lib 18, cap. 23.-Mocenicus, ibi., página 144, y Bernadinus Aldinus De bello veneto, lib. 6, pág. 292. Dum que possessa violenter acriterque defensa mania relaxant. Ipsi interea jumentis carpentisque omnibus pretiosa supellectile sua oneratis... urbem egressi magno examine longisque carrorum ligneis Tridentinos saltus in Germaniam abiere.

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Brescia se rindió en 24 de mayo de 1516, y no fué la única plaza defendida en aquel siglo por los españoles, que al rendirla admiraron á sus enemigos. Tratando D. Cárlos Coloma que lo presenciaba de la rendicion de Amiens, dice en el libro 10 de sus Guerras de Flandes, pág. 477, año de 1597, "cumplido el plazo de los ocho dias salió la guarnicion á los 15 de septiembre en número de 600 soldados sanos y al pié de 800 heridos: cosa que admiró al Rey de Francia y mucho mas al ver despues cuales estaban las baterías y en particular la del rebellin, pues sin ayuda alguna subió por ella Madama Gabriela Duquesa de Beaufort dama del Rey y otras muchas señoras que habian acudido á ver á sus maridos en sabiendo que la guarnicion parlamenteaba. La salida fué con muy gran ostentacion, banderas tendidas y los demás requisitos de este género, y llevándose á los ojos del Rey hasta los mas viles despojos de aquella su nobilisima ciudad, tras seis meses y medio de sitio, en medio podemos decir de su reino."

SEPTIMA EPOCA.

Desde 1516 á 1526.

Ninguno de cuantos se mostraban despechados por la salida como triunfal de Icart y la guarnicion de Brescia, tenia mayor motivo para estarlo que el tornadizo Navarro. Nada le habia salido bien en aquella empresa. Desdeñando el ejemplo de los alemanes que, sirviendo al Rey de Francia se resistieron á ir contra los compatriotas y parientes que en Brescia estaban por el Emperador, estuvo en poco que cuando él menos escrupuloso caminaba contra los suyos, no cayera en manos, como ya referimos, de los que de la plaza habian salido á merodear. Sus minas, aquella su invencion tan terrible y tan cacareada, habian sido totalmente inutilizadas por las contraminas de los sitiadores, faltando tambien muy poco para que no pereciera en ellas. Sus escogidos gascones y navar ros bajos á pesar de sus mandatos y de haberlos adiestrado hasta en formar con paveses el testudo ó galápago, usado por los romanos para combatir las murallas (1), acaso. por no sentir en él aquel ardor patriótico que con los su yos le animaban, se habian mostrado flacos y débiles en

(1) Vegetius, De re militari, lib. 4, cap. 14.

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