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unido ya en julio, aunque con gran reserva, á la liga formada entre el Emperador, el Rey Católico, el duque de Milan y los suizos. Muchos de estos por consecuencia de lo capitulado entónces habian bajado á Milan para su defensa. El Papa con el mismo objeto habia enviado tambien á su sobrino Lorenzo de Médicis con la gente de armas de la Iglesia y de Florencia, pero aparentando á fin de engañar á Francisco I, que su objeto no era otro que proteger á Parma, Plasencia y Reggio con que se proponia aumentar el patrimonio de San Pedro. El virey Cardona por último, ateniéndose á las órdenes del Rey Católico, trataba de unirse con la gente de España á los suizos para dar juntos batalla cuando la ocasion llegase, á los franceses; mas tenian estos tantos y tan eficaces agentes y partidarios entre los suizos, que el virey andaba muy desconfiado. Temia que en vez de sinceros aliados no se encontrase algun dia con enemigos abiertos, y cogido entre ellos y los franceses; por lo cual se limitó á oponer al paso de estos á Próspero Colona, que cayó, como queda dicho, prisionero en Villafranca (1).

Desde allí y pasando por Turin se encaminaron los franceses á Milan. Antes con todo de entrar en aquel ducado, no queriendo el Rey Francisco dejar á su retaguardia nada que le fuese hostil, dispuso apoderarse de las plazas de Novara y Pavía. En tanto que él en persona y con gente suficiente se enseñoreaba de la última, Pedro Navarro con sus gascones se presentó delante de Novara. Sin dar la ciudad indicios de quererse defender se apresuraron los vecinos á rendirsela; pero como la guarnicion del castillo no se mostrára tan dócil, Navarro que deseaba

(1) Pedro Mártin, Epistola 649 y 553.-Guicciardini y Zurita, ibi.

adquirir nuevos laureles, plantó la artillería contra el castillo y le batió con tan arrebatada furia que, á las pocas horas viniendo á tierra y con grande estrépito lo mas alto de las murallas, bastiones y torre del castillo, amedrentado su alcaide se rindió con toda la guarnicion, salvas las vidas y equipajes (1).

Desde Novara hay quien dice que Navarro envió al virey Cardona la renuncia de su condado para que se la remitiera al Rey Católico (2). Tan excusada diligencia cuando estaba ya vengando sus injurias, nos descubre en Navarro un orgullo que contradice abiertamente cuanto refirieron otros de su pesar y lágrimas al saber las diligencias del Rey Católico para lograr su libertad y sacarle de la prision. Lo doloroso y triste en tal caso es ver que Navarro, aquel esforzado capitan que habia sobresalido entre todos en la guerra de Nápoles, que se habia mostrado valentísimo, así con su ingenio como con su persona, y que habia obrado como un valeroso soldado y fuerte y fidelisimo jefe, como el Rey Católico le llamaba en el título que le despacho del condado de Oliveto (3), pasase ahora por la humillacion y supiera la posterioridad que al conferir el Católico el mismo condado al virey Cardona en diciembre del mismo año de 1515, dijera que se le conferia por sus grandes y notorios servicios, y por la notoria rebelion é infidelidad de Pedro Navarro á quien se le habia antes concedido (4).

(1) Jovio, lib. 15... Navarro qui oppugnaret negotium dedit. Ille novi decoris cupidus, subvectis continuò tormentis, constitutisque operibus tanta vi etc.

(2) Ferreras, Sinopsis, etc., tom. 12, año de 1515.
(3) Véase la pág. 95 y el documento núm. 3.
(4) V. Documento núm. 30.

Dueño Francisco I de Pavía y de Novara, se adelantó con su ejército á Milan. Como hacia tiempo que trataba con los suizos para apartarlos de la liga, juzgó que acercándose á ellos, se los atraeria mejor. Eran veinte mil ó mas los que mandados por el cardenal Sedunense ó de Sion (1), hombre sumamente belicoso, estaban reunidos en Milan. Si Francisco I lograba separarlos de los demás coligados, daba desde luego por vencidos á estos, y en caso contrario lograba impedir, y eso le conducia al mismo objeto, que se uniese á ellos el virey Cardona con los españoles; siempre receloso, y no sin razon, así de la inconstancia de los suizos como de Lorenzo de Médicis general del Papa (2).

Tan astuta combinacion no tardó en producir su efecto. Apenas Cardona supo que el ejército francés habia llegado á Lodi, y los venecianos pasado el Adda para juntarse con él, que, temiendo ser derrotado en donde sc encontraba, proveyó á su seguridad. Retiróse al otro lado del Pó, pasándole al frente de Plasencia por un puente de barcas que dispuso y cuya defensa encomendó al valiente Juan de Urbina (5). Desesperados mientras tanto los suizos de que el virey y los españoles no se les unieran para dar juntos batalla al ejército francés que tan cerca tenian, reputando la inaccion como una afrenta á su valor y buen nombre, se fueron solos y altivos á buscarle (4).

(4) Sedunum, Sion, ciudad del Canton de Valais en Suiza. (2) Guicciardini, ibi.-Jovio, ibi.

(3) Jovio, ibi... Joannem Dorbinum ad tutelam cum cohorte et tormentis præfecerat etc.

(4) Guicciardini y Jovio refieren extensamente todos estos movimientos y como los suizos se amotinaron por falta de pagas, y se apaciguaron luego que recibieron el dinero que les enviaron el Papa y el Rey de España.

TOMO XXV.

17

La batalla de Marignano ó Mariñan llamada tambien de San Donato, que á semejante arrojo se siguió, pasó por la mas encarnizada tal vez que hasta entonces se hubiese visto en Italia. Despues de haber exhortado el cardenal de Sion á los suizos (1), presentándose delante de sus escuadrones con su capelo y ropa de grana, precedido de la cruz y montado en un caballo de guerra, y despues de haberlos absuelto de todos sus pecados por autoridad pontificia, acometieron á los franceses con un impetu que no es fácil describir. En los dias 13 y 14 de setiembre que duró el combate, ni aun por la noche se descansó. Hubo en ella encuentros parciales y la artillería estuvo sin cesar tirando. Si los esguízaros ó suizos despreciando á los franceses, tudescos y gascones ostentaron un valor que fué calificado de bárbaro; si atravesaron con asombrosa intrepidez las zanjas y fosos que rodeaban el campo enemigo; y si por último se lanzaron contra su artillería como se arroja el oso atravesado con el venablo contra el cazador que le hirió (2); los capitanes franceses dirigieron con grande acierto su gente y mostraron principalmente una docilidad y paciencia que no se les conocia todavía. Su Rey Francisco I que apenas contaba veinte y dos años, vestido con una sobrevesta Real de color azul sembrada de flor-delises de oro (3), apareció realmente tan animoso como Pirro, y no es temeridad decir que á su actividad, á sus valerosas excitaciones y ejemplo, y al mantenerse veinte y

(1) Guicciardini, ibi., refiere su larga arenga.

(2) Pedro Mártir, Epístola 556. Helvetii, tanquam ursi adversa venabuli hasta in vulnerantem venatorem, fossas transiliunt ubi tormenta erant gallica.

(3) Jovio, lib. 15, cap. 12 de la traduccion de Baeza, á quienes seguimos

siete horas á caballo, buscando á unos y llamando á otros, se debió en gran parte que se mantuvieran sus gentes unidas cuando comenzaban á dispersarse, y lo hubieran ejecutado á no contenerlas la oscuridad de la noche Ꭹ la íg. norancia de los caminos (1).

Pero quien sobre todos campeó en aquella jornada con brillo igual sino superior á las anteriores, fué el afrancesado Pedro Navarro, combatiendo ya contra su Rey, cuyo embajador Diego del Aguila acompañaba al cardenal y á los suizos. Juntando como siempre su valentía á su industria, se mostró á la vez ingeniero y general. Cor. respondió ampliammente á lo que el Rey Francisco se prometiera al atraérsele á su servicio; y el estrellarse en aquella ocasion contra su infantería gascona la tan afama. da de los suizos, ¿cómo se puede dudar de que se debió á la serenidad y conocimiento de su fuerza, que como en Ravena á la española, habia sabido inspirarle? Asi es que Paulo Jovio, su amigo, que conoció y trató á muchos de los que pelearon en Mariñan, y habló sobre ello con el mismo Rey Francisco, en la elegante y minuciosa descripcion de tan sangrienta batalla, no puede menos de referir la parte tan importante que á Navarro correspondió en aquel triunfo notable.

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Iban entre los suizos, dirémos siguiendo á su tra» ductor, algunos hombres de extraordinario esfuerzo, » aunque bárbaro y desatinado, conviene á saber; Pelegrino Landemberg, Cencio Amerer y Rodolfo el Largo. >> Tenian estos puestas en la delantera tres compañías de » aventureros, hombres valentísimos. Y en llegando á

(1) Pedro Mártir, ibi. Gallorum exercitus jam discindebatur, et ui rex ipse Pyrrho animosior acies circumcur:isset actum erat etc.

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