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marqués de la Padula (1), y Gaspar de Pomar, que murieron de sus heridas; y entre otros capitanes y caballeros que no abandonaron el campo de batalla el señor Hernandez de Alarcon, que tambien fué gravemente herido (2). El cardenal y Navarro enviados desde luego á Bolonia, fueron recibidos en ella afrentosamente. A Navarro sobre todo le ultrajaron con los mas injuriosos dicterios y amenazas la chusma pueril y los artesanos que salian de sus talleres á verle pasar. No faltaron tambien algunos vecinos de perversa reputacion que al cardenal le insultasen con palabras atroces; pero acogido benevola

(4) Guicciardini le llama Marqués della Palude, lib. 10.

(2) Don Antonio Suarez de Alarcon, que nunca se muestra propicio á Navarro en sus Comentarios de los hechos del señor Alarcon, tratando de la prision de Navarro dice que conoceria entónces no era el mas conveniente su voto en esta batalla por mas que le esforzó su porfía ó su empeño de singularizarse de los demás. Pero este escritor ó no leyó bien la historia contemporánea ó meditó poco sobre ella: porque habiéndose debido la libertad de Italia, como luego verémos, á la gente que salvó Navarro y á los valientes que siguieron su ejemplo, Fabricio Colona y los demás que huyeron y se encontraron prisioneros con él debieran entonces conocer que si le hubiesen imitado, ó no estarian en aquel caso, ó á lo menos habrian salvado su reputacion. En este caso puede ponerse al señor Hernando de Alarcon, de quien cuenta que "habien>> do sido herido de muerte y lanzado del caballo entre los cuerpos » muertos con riesgo de ser atropellado de la caballería; se metió >> entre ellos lo mas que pudo..... y allí al fin hubiera muerto de>> sangrado si un negro criado suyo llamado Diego, habiendo ob>>servado donde cayó no le hubiese buscado y conducido aquella >> noche inmediata cubierto de sangre y hecho una llaga de heridas >> á Imola donde fué entregado á las tropas del duque de Ferrara, >> quedando su prisionero junto con Fabricio Colona y D. Juan de >> Cardona etc.," lib. 7, pág. 169 y 171.

mente por los Bentivoglios, antiguos amigos de su familia, de nada llegó á carecer (1).

Celebradas solemnes exequias en Bolonia al desgraciado Gaston de Foix, duque de Nemours, Navarro, el cardenal y otros muchos nobles prisioneros fueron trasladados á Milan (2). Allí se encontraba ya el cadáver de Nemours, á quien los suyos preparaban un pomposo funeral. Querian que tuviera todo el aire de un antiguo y magnífico triunfo romano; y con ese ánimo y el de realzarle cuanto fuera dable, en medio de su abatimiento, ordenaron que le acompañasen el cardenal, Pescara y otros prisioneros; pero que sobre todos Navarro, tanta era la fama de que gozaba, fuese delante de las andas del cuerpo muerto y entre los estandartes cogidos del Rey de España y del Papa (3).

Terminada esa tan magnifica como lúgubre ceremonia, se comenzó á tratar de la suerte de los prisioneros. Desconocíase entonces y aun tardó en introducirse en Europa el órden y método hoy seguido de que cada nacion guarde y conserve como suyos los prisioneros tomados sin

(1) Jovius, De vita Leonis X, lib. 2, pág. 47. Ipse vero medices legatus, Petrusque Navarrus captivi, Bononiam mittuntur. Navarrum transeuntem pueri et multitudo opificum spectandi studio, effusa indignatione contumeliis affecere. Nec legato defuere improbi noti cives qui atrocibus verbis insultarent etc.

(2) Ibidem.

(3) Jovio, De vita Ferdinandi Davali cognomento Piscarii, lib. 4, pág. 302... Nec multo post quum Gastonis Imperatoris cadaver... Mediolanum deferretur, eo etiam Piscarius cum multis captivis est perductus. Inter eos fuit Joannes Medices..... et Navarrus tanti nominis dux, qui ad cohonestandas victoris exequias inter capta vexilla Hispaniæ regis atque pontificis, feretri lecticam precedebat etc.-La Historia del marqués de Pescara.-Zurita y Branto. me en la vida de Mr. de la Pallice.

distincion de clases al enemigo, hasta el fin de la guerra ó hasta que en virtud de convenios especiales ó de otro modo sean canjeados unos por otros. Asi fué que siendo en aquel tiempo los prisioneros de quien los tomaba en la batalla ó de otro modo justo, y reputándose como una propiedad suya enajenable y permutable á su voluntad (1); acontecia como muy justamente observa el historiador inglés Hume, que los Príncipes y nobleza iban muy desventajosamente entónces à la guerra, porque si eran prisioneros, ó lo estaban toda la vida, ó adquirian su libertad al precio que acomodaba á los vencedores, y con frecuencia reducia su casa á la indigencia (2).

En las guerras que á fines del siglo XV y principios del XVI hubo entre españoles y franceses, especialmente

(4) En la Crónica de Enrique II año 9.o, de 1374, cap. 8, se lée que en aquel año pagó aque! Rey lo "que montó la compra que » fizo á Mosen Beltran (Du-Guesclin) de la cibdad de Soria é las » villas de Almazan é Atienza é los otros logares que le habia dado » en 240,000 doblas, e dello le págó en dinero é dello le dió prisio»neros en pago. Antes le habia dado el Rey de Napol por cien mil >> francos de oro (*) e dióle agora el conde de Peñabroch en otros >> cien mil francos de oro. E el conde fué entregado á Mosen Bel>>tran e antes que le pagase los cien mil francos de su rendicion, » morió el conde en poder del dicho Mosen Beltran de su muerte >> natural. E dióle mas el Rey D. Enrique al dicho Mosen Beltran >> en cuenta de la paga veinte e seis prisioneros caballeros ingleses que >> fueron tomados con el conde de Peñabroch: e otrosí le dió otros »prisioneros que tenia..... en precio de 34,000 francos."

(2) Hume, History of Ingland, Henri VI, tratando en el año de 1440 de que el duque de Orleans, que hacia veinte y cinco años que estaba prisionero en Inglaterra, ofrecia por su rescate 54,000 nobles, equivalentes á 36,000 libras del dia.

(*) En la Crónica del Rey D. Pedro año de 1367, cap. 35, se dice que el Rey D. Enrique envió al Rey de Napol preso desde Burgos al castillo de Curiel e despues fué rendido por 80,000 doblas que pagó la Reina doña Juana de Napol su muger por él.

en la segunda expedicion del Gran Capitan á Nápoles, se estipuló y concertó entre ellos que cada infante ó peon prisionero hubiera de dar por su rescate la paga de un mes; el hombre de armas la de tres; el capitan de infanteria y su alferez la de seis; el capitan de una banda de caballos la de un año; y los capitanes y aventureros de la clase de nobles al arbitrio de cada general (1). Mas al tiempo de la batalla de Ravena parece que el Rey de Francia ordenó que ningun capitan, oficial ó soldado » de su ejército soltára á ningun prisionero de buen nom»bre y apellido sin consultarlo primero con él, para que » sabido el nombre y quien era, y pagando primero cierta » cantidad al soldado que le hubiese cogido, le quedase » entera libertad de retenerlo en su poder ó de ponerlo en la cárcel pública (2).

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Por consecuencia de esta medida que constituia al Rey de Francia árbitro de la libertad ó encierro de los generales ó jefes enemigos suyos, al marqués de Pescara prisionero con Navarro, como ya hemos referido, se le puso en una fortaleza. Los que sabian la aversion que su padre y toda la familia de Avalos, mostraron siempre á los franceses, llegaron á temer que Luis XII su Rey le encerrára en mas estrecha prision, ó á caso le condenase á cárcel perpetua en Francia. Afortunadamente para el

(1) Jovius, De vita Consalvi etc., lib. 2, pág. 339... Cæteri duces ex ordine nobilium si caperentur ex summi ducis arbitrio penderent. etc.-Crónica del Gran Capitan, lib. 2, cap. 53, pag. 78.-Zurita, lib. 2, del Rey D. Fernando, cap. 16, año de 1495 y lib 5, cap. 14 y 22, año de 1503.

(2) Historia del marqués de Pescara, lib. 1, cap. 4.-Brantome en la vida del mismo marqués, refiere que por causa suya dió el Rey de Francia aquella órden, despues de haberle concedido la libertad.

marqués, militaba entonces en los ejércitos de aquella nacion el milanés Juan Jacobo Trivulcio, casado con su tia Doña Hipólita Dávalos. Su crédito y la estimacion en que le tenia Luis XII eran tales que le premió hasta con el titulo de mariscal de Francia, y tantas fueron sus súplicas y ruegos por el sobrino, que al fin consiguió ponerle en libertad. No la obtuvo sin embargo de balde. Seis mil ducados pagó á los hombres de armas franceses que le prendieron, y si el rescate no fué mayor, nos cuentan los biógrafos del marqués haber sido, por creerse que no » valia mas el de un soldado mozo y sin barba que por la primera vez que habia tomado las armas quedaba bien

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» castigado además con las heridas recibidas en la bata» lla (1)."

Pero la situacion de Navarro era de todo punto distinta. Hombre oscuro ó soldado de fortuna, como con desden se solia llamar á los que sin el esplendor del linaje alcanzaban por su mérito y valor los primeros cargos militares, tenia mas reputacion y mas émulos que el marqués, al paso que carecia de su riqueza. El Rey de Francia que sabia lo que valia, aunque no fuera mas que por lo que destrozó su ejército en Ravena haciéndole pagar tan cara la batalla como si la hubiese perdido (2), le impuso veinte mil ducados de rescate y se le guardó. Careciendo de ello Pedro Navarro á pesar de su condado de Oliveto, de tantas campañas y servicios y de tanto como al tiempo de la expedicion de Oran le tacharon de interesado y

(1) Jovio, De vita Ferdinandi Davali, etc.- Historia del marqués, Brantome, ibi.

(2) Brantome, en la Vida de Luis XII. Mais quel gain fut-ce? ek de la batalla de Ravena un qui cousta aussi cher qu'eust faict une autre perte.

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