Imágenes de página
PDF
ePub

toda la noche á pesar de la nieve que caia, del viento im petuoso que la llevaba á los ojos de los hombres y de los caballos, y de un tiempo en fin el mas horroroso que pueda describirse, que al amanecer del dia siguiente se encontró dentro de Bolonia con seis mil infantes y trescientas lanzas segun unos, con setecientos caballos y cinco mil infantes segun otros, y con mil y trescientas lanzas de hombres de armas, y una numerosa infantería de varias clases segun otros (1).

Esta operacion que los escritores de aquel tiempo recomiendan como una de las mas famosas y resueltas que se habian visto, se practicó con tanto silencio como descuido y culpable negligencia de los españoles. Un dia y una noche estuvieron sin 'saber que hubiese entrado el socorro; durante cuyo tiempo pensó Nemours combatirlos por los tres puntos que ocupaban, y no lo hizo por haberse opuesto los principales capitanes de su ejército y sobre todos el gobernador de Bolonia Mr. d'Allegre. Cuando al fin, por un stradiota griego ó albanés, 'caballo ligero, que habiendo entrado en aquella plaza con el socorro, salió á reconocer nuestro campo y fué prisionero, se supo aquel resultado, juntó el virey Cardona su consejo de guerra, y en él se determinó la pronta retirada de la artillería á favor de la niebla espesa que habia, y que á la primera noche la siguiera todo el ejército. El conde Pe

(1) Pedro Bembo, escritor contemporáneo en su Historia Veneta, lib. 12. Fojus... Mediolano cum equitibus septingentis, militi bus quinis millibus incredibili celeritate, nivosis lutossissimisque itineribus, Bononiam profectus ita se tacitè in oppidum intulit ut Hispanos, etc.-Pedro Mártir, Epístola 481, en Búrgos á 10 de marzo.Zurita, ibi., cap. 47.-Aleson dice que el socorro entró en Bolonia el 2 de febrero y no el 4.

dro Navarro fué quien mas promovió esta determinacion, y la cumplió con tanta puntualidad y tan extraordinario silencio, que si grande fué la sorpresa de los españoles al saber la entrada del socorro, no debió de ser menos la de los franceses cuando despues de ejecutada supieron la retirada de nuestro ejército. Al amanecer, la artillería que habia caminado por lo llano cubierta por la gente de armas, y protegida por Navarro y la suya que marchaban por la sierra, se encontraba ya al otro lado del rio que corre á una milla de Bolonia, no habiendo tenido otra pérdida que la de algunos soldados que descuidados ó dormidos al levantarse el campo, fueron muertos por los boloñeses, , que salieron á reconocer el lugar en que estaba (1). De San Lázaro en donde por el pronto sentó su Real el virey Cardona se trasladó dos dias despues al pueblo nombrado Castillo de San Pedro. A Navarro con su infantería se le destinó á Viminiano y á Fabricio Colona con la gente de armas, y los otros capitanes se les alojó en los lugares del contorno. Segun sucedió en todos tiempos, cuando las cosas militares no salieron tan bien como se deseaba, en tanto que el duque de Nemours, sus capitanes y parciales encarecian el haber hecho levantar el sitio á un ejército tan afamado como el español y en que militaban caudillos tan esclarecidos como Fabricio y Navarro (2), en nuestro campo y entre oficiales y soldados se murmuraba

(1) Guicciardini, Zurita, Aleson, ibi. Esta retirada dicen unos. que se verificó el 6 de febrero, y no falta quien diga el 7. (2) Jovius, De vita Leonis X, lib. 2, tratando del socorro, dice: Accidit autem id qua nihil ætate nostra admirabilius in re bellica fortasse contingit, ut nihil prorsus sentientibus hispanis... Bononiam sit ingressus: quum Fabritius et Navarrus vigilantissimi homines, tot equitum turmas... nihil de ejus adventu præsensissent,

la

altamente de cuanto en el sitio habia ocurrido. Acusába. se al virey del tiempo que perdió al principio dando lugar á los boloñeses para repararse y ser socorridos, y de lo poco que tomó en cuenta la dureza de la estacion y l dificultad de ser abastecidos. Decíase de Navarro que habia muy mal dirigido las minas y se habia mostrado muy confiado en ellas y en sí mismo, y acriminaban por último la falta que hubo de vigilancia y de espías para dejar pasar al duque de Nemours sin dar aviso de su venida (i).

A estas agregaban otras acusaciones y quejas que apa. recieran mas fundadas, si en aquel ejército no hubiesen militado, además de Pedro Navarro, cuyo dictámen solia preferir el virey, capitanes y hombres de guerra tan prácticos como Antonio de Leiva, el capitan Alvarado, Gaspar de Pomar, D. Juan de Cardona y el marqués de la Padula que todos eran del consejo. Mas aunque las quejas no fueran del todo infundadas, y que en tanto como hablan los soldados en algo hubieran de acertar, no faltaban algunos que en lo concerniente al virey le escusaban con que á frustrarse la empresa de Bolonia habia mas que todo contribuido el carácter avieso Ꭹ terrible del papa Julio II que todo lo queria mandar y disponer á su modo, habiendo pretendido que hasta se emprendiera el sitio sin que llegára la artillería, contando con que con solo avistar el ejército la ciudad se la rendirian sus parciales; que ni los venecianos habian cumplido lo pactado ni llegado los suizos que se esperaban; y que á pesar de esa falta y del rigor de la estacion, si el socorro se hubiese retardado dos dias, los boloñeses se hubiesen rendido (2).

(1) Zurita, ibi.

(2) Tratándose del Papa dice Zurita, que queria gobernar á su

Mientras tanto el virey llevando Fabricio Colona la vanguardia con ochocientos hombres de armas, el mancebo marqués de Pescara mil caballos ligeros, que no era poco para quien salia por primera vez á campaña (1), y Navarro cinco mil infantes, se encaminó con algunas piezas de artillería á Cento y la Piebe, y él se fué á situar en Butri. Foix por su parte habiendo dejado á Bolonia custodiada con trescientas lanzas y cuatro mil infantes, se dirigió á toda priesa contra Brescia, cuya importante fortaleza habia caido en poder de los venecianos en el dia ántes de que socorriera á Bolonia (2). Toca á la historia general referir cuantos sucesos mediaron en aquel tiempo y la diferente tendencia que de resultas de haber sido favorables á los franceses, se mostraba en cada ejército y sus respectivos generales; en el francés todo era deseo de combatir con el español y derrotarle ya que no lo habia conseguido en Bolonia, y en el español por lo contrario en nada se pensaba mas que en conservarle sin arriesgar batalla ni suceso alguno que no se tuviera desde luego por seguro (3).

No faltaba sin embargo quien, como Fabricio Colona, al ver que los franceses se encaminaban á Brescia, opina. se porque ó se les persiguiese en aquel camino, ó se emprendiera otra operacion que los forzase á dejarle; mas aunque habia muchos que sostenian la opinion de Fabricio en el consejo, el virey no varió de dictámen. Respondió

modo avieso y terrible en lo que corria mayor peligro y á donde los no sufrian enmienda era su condicion mas intolerable y por yerros ella se aventuraba á perder mucho. Lib. 9, del Rey D. Fernando, cap, 47. (1) El Mro. Valles en su Historia, ibi.

(2) Guicciardini, lib. 10.

(3) Zurita, ibi, cap. 52.

siempre que si los franceses iban por la posta él queria irse despacio (1); acomodándose enteramente á lo que el Rey Católico le habia anticipadamente prevenido acerca de que en lugar de convenir con las priesas del Papa, obrase por lo contrario con detencion y que se situára en un lugar fuerte y acomodado para recibir vituallas; porque acaso en ese intermedio sucediera que en las negocíaciones en que entendia, se tornasen contra los franceses y se llegase á vencerlos sin comprometer la suerte del ejército (2),

Con la idea de inculcar en el ánimo del virey y demás capitanes del ejército este proyecto que aludia á la alianza que realizó el Rey Católico con el de Inglaterra para atacar á los franceses por la parte de Guipúzcoa y Navarra, tan luego como supo que Gaston de Foix habia retomado á Brescia y derrotado á los venecianos, mandó partir para Italia á Hernando Valdés, capitan de su guardia. Despues de haber visto al Papa en Roma y alentadole en su abatimiento por los triunfos del francés, pasó al cuartel general del virey Cardona, en donde reunidos en su presencia el virey, Fabricio Colona, Pedro Navarro y los demás capitanes, habiéndoles primero enterado de lo que el Rey Católico trataba con los ingleses, suizos y venecianos, les intimó de órden suya que "si las cosas » de Italia no ayudasen para proseguir la guerra con se guridad, se procediese de modo que nada se aventurase » hasta que se rompiera por la Guiena: que por esa razon » cuando se puso el cerco á Bolonia tuvo harto descon

[ocr errors]

(1) Zurita, ibi., cap. 55.-Petrus Bembus, Historia Veneta,

lib. 12.

(2) Zurita, ibi., cap. 56.

« AnteriorContinuar »