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situacion y viendo que ni con la vergüenza ni con el estimulo los podia contener, pucs que estaban todos ame drentados, determinó acudir de los primeros á las galeras, ya para salvarlas de que en el desórden se hundiesen, ya para recoger á los que sin atender mas que á sí mismos á todo se precipitaban, y hasta de las mismas galeras eran inhumanamente rechazados; aconteciendo entónces que si hubo muchos que se ahogaron con el ansia de embarcarse hubo todavía muchos mas que aun despues de embarcados murieron de sed. Las mujeres y mozos que ha bia en la armada, contando con la conquista segura de la isla, habian gastado el agua dulce en lavar la ropa y otros usos; y eran tales los extremos que segun Mármol se observaron en los sedientos que hubo muchos soldados que perdieron el juicio y andaban haciendo visajes y locuras. peligrosas (1).

En tan aciago dia y entre las personas que peleando valientemente murieron con D. Garcia de Toledo, padre que fué del gran duque de Alba, se contaron García Sarmiento, Cris óbal, Velazquez, Loaysa, y segun el Cura de los Palacios hasta sesenta hijosdalgo de casas generosas que le acompañaban (2). En los otros escuadrones murieron tambien de entre las caballeros y personas señaladas D. Alonso de Andrade, Santangel, Melchor Gonzalez, hijo del conservador de Aragon, y los capitanes Saavedra, Sotelo y otros. Nuestra pérdida en muertos y cautivos la computaron algunos en cuatro mil hombres (5). La redujeron otros á tres mil y aun á dos mil, quedando qui

(1) Descripcion del Africa, lib. 6, cap, 41.
(2) Historia ms. de los Reyrs Católicos, cap 227.
(3) Zurita ibid.-Mariana, lib. 29, cap. 25.

nientos cautivos (1); y no falta quien, refiriéndose á los que de estos se rescataron despues, escriba que solo fué de mil y quinientos; los mil de sed y los restantes entre muertos de heridas y cautivos, siendo casi todos de los que á la entrada del palmar se desmandaron á los pozos (2).

En cuanto á Pedro Navarro, que tantas pruebas de ánimo y valor dió en aquella ocasion, se le acusó de va rios modos; siendo así que su mayor y acaso su única falta fué, conociendo la inexperiencia de D. García, haber. le confiado el primer puesto del ejército, atendiendo solo y con demasiada cortesanía á que era sobrino del Rey Católico como nieto de una hermana de su madre (5). Motejáronle los unos de haber perdido la jornada por no ha ber sacado de los buques de comer y beber, beber, habiéndole quitado la confianza en el triunfo el juicio que siempre tuvo muy acertado (4); y otros de haber dejado la gente en el campo, de haberla desembarcado muy lejos del lugar mas importante de la isla y de no haberse fortificado en el punto que desembarcó. Se dijo de él que si bien era uno de los grandes capitanes de su tiempo y habia mostrado entónces valentía, no así el consejo conveniente para el campo y gobierno de un ejército, en que por falta de Diego de Vera en el Real se habia notado mala órden Ꭹ poco castigo; llegando por último hasta decirse de él que

(1) Sandoval, ibid.

(2) Mármol, ibid.

(3) Pedro Mártir, lib. 23, epistol. 443.... renuit comes quamdiu potuit. Ad veteranos cam provinciam attinere, sub veteranorum ducum regula, rem militarem prius experiatur quam se tanto periculo exponat, etc.

(4) Sandoval, ibi. §. 41.-Mariana, lib. 29, cap. 25.

con ser nacido de muy baja suerte era, como dice Salustio de Mario, soberbio y feroz (1).

Hablóse tambien mal de Gerónimo Vianelo. Atribuyósele ser quien guiaba á Navarro con sus consejos y le conducia á empresas vanas y peligrosas, y que en cambio de eso le daba siempre Navarro la delantera y el mejor lugar en las acciones, agraviando á Diego de Vera y otros que tenian por afrenta á la nacion ser antepuestos por un extranjero. Vianelo con efecto lo era, pero tan distinguido en nuestra milicia que ya era caballero de Alcántara por los servicios prestados en ella (2), cuando esa distincion no significaba tan poco como en los siglos posteriores al XVI. Y si por acaso se quiso con eso acusar á Vianelo de haber sido quien indujo á Navarro á la empresa de los Gerbes, el mismo historiador Sandoval, cuyo juicio en ella no es muy favorable, afirma que siempre estuvo en el ánimo del Rey Católico arrojar á los corsarios de aquella isla, y que si el Gran Capitan no lo puso por obra en 1501 al regresar de Cefalonia fué por haber sobrevenido la segunda guerra de Nápoles (3).

Tal fué la infeliz jornada de que en Castilla parece haber derivado el dicho de los Gerbes madre malos son de ganar (4), y ese será el término de todas en las que no presida el valor con la prudencia en los que manden y la mas ciega subordinacion y disciplina en todos al frente del enemigo. "Los "Los que á las inaccesibles Oran, Bugia y Tripo

(1) Zurita, ibi. Y véase á su abreviador Abarca en los Anales de Aragon, cap. 19, núm. 5, que está mas duro.

(2) Asi le llama Sandoval, ibid.

(3) Historia de Cárlos V, lib. 1, §. 38.-V. el Documento número 21.

(4) Ibid., §. 41.

»li, poderosas por mar y tierra las tomaron por fuerza, >> esclamaba Pedro Mártir al referir aquella derrota, y » con sus manos creian poder ya conquistar el cielo, caye» ron muertos á centenares con las hoces de unos ochenta » isleños casi desarmados (1)": consumiéndose al fin casi por completo una multitud de diez mil hombres fuertes y tan gloriosos por sus victorias y trofeos como por sus conquistas, á quienes hasta entonces no habian podido resistir ni las poderosas torres ni los muros casi diamantinos de muchas ciudades (2). Pedro Navarro sin embargo cumplió en dia tan desgraciado, como debia esperarse de su acreditado valor y experiencia, y los contemporáneos y testigos no le acusan; pero la suerte estaba echada, y la muer te desgraciada de D. García de Toledo y la derrota consiguiente fueron como el primer origen de sus desgracias (3), asociándosele tömbien hasta los elementos como entónces se decia.

Tan crueles se le mostraron, que recogidos en la armada tres mil hombres que con el coronel Pierna gorda pasaron la noche en tierra (4); apenas se habian dado to

(1) Epístola 445.

(2) Ibid., epistola 448.... consumpta est tandem universa decem millium virorum fortium gloriosa trophæis et spoliis epimis multitudo, cui nec validæ potuerunt resistere turres hactenus, nec multarum ferè adamantina urbium mania.

(3) Alvarus Gomez, De rebus gestis, etc., lib. 4, fol. 124. Hinc Navarro prima mali labes nam cum ejus fraude, id accidisse vulgo jactaretur, rex Ferdinandus ut Albano regulo gratificaretur; tertio deinde anno Navarrum, cruento illo prælio ad Ravenum habito, captum neglexit.

(4) Gonzalo Fernandez de Oviedo, tratando en su Quincuagena primera, Estanza XXX, de este coronel Pedro de Lujan, llamado Pierna gorda, cuenta de él en la parte que nos concierne que “se

dos á la vela en la mañana del sabado 31 de agosto que sobreviniendo una furiosa tempestad tuvo la armada que regresar al fondeadero que acababa de dejar. Cuanto alli sufriria la gente, faltándole el agua que sin prevision, como ya referimos, se habia gastado lavando la ropa, no es dificil de inferir ni tampoco las amarguras de Navarro. Serenóse al fin el tiempo y enviados primero al Rey Católico el maestro Alonso de Aguilar y Gil Nieto para informarle de lo sucedido, volvió Navarro á darse á la vela en 3 de setiembre para experimentar nuevos desastres y tormentas. Tan furiosa fué la que asaltó en el segundo dia de viaje á su armada, que perdió cuatro naos con toda su gente, llegando por fin à Trípoli al cabo de muchos dias de penas y sufrimientos en el 19 de aquel mes (1).

Navarro en aquella ciudad y puerto que tan gloriosos

>>halló en el año de 1510 en aquella jornada de los Gerbes en donde >> los moros mataron á D. García de Toledo y como el D. García era >> general y sin experiencia adelantóse con ciertos ginetes y caba>>lleros mancebos que le siguieron delante de los escuadrones que » iban en la Ordenanza. Y los infieles viendo que eran pocos esos >> delanteros, atendiéron los de tal manera que á D. García Y á los que >> le siguieron los mataron, y como los desbarataron el escuadron >> delantero viendo aquello huyó y vino á dar en el segundo y ambos >> en el tercero y el tercero en el cuarto del cual era coronel Pier»na-gorda, y desque vido la cosa en tan mal estado como hombre >> de grande ánimo apeóse de su caballo é puso mano a la espada y >> procuró de hacer detener la gente él y el conde Pedro Navarro é >> no los pudieron detener hasta llegar á la costa del mar donde se >> embarcaron los que pudieron y quedaron mas de tres mil en la cos» ta esa noche y el coronel Pierna-gorda con ella y el día siguiente él » y los demás se embarcaron.... y ninguno de los hombres de cuenta » y señalados quedó mas honrado en aquella jornada que Pierna» gorda, etc. MS. en la Bibliot, nacion.

(1) Zurita, ibid.-Sandoval, ibi., § 43; pero véase principalmente el Documento núm. 22.

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