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retaguardia las de los coroneles Marques y Vianello. Como á las dos horas de haber caminado con las precauciones que su situacion requeria, se apareció Abderramen amagando á los últimos con unos 350 de á caballo y como dos mil de á pié; mas al ver el órden con que se caminaba, y que la espingardería al acercarse le alejaba y no le permitia introducir el desórden que buscaba, apeló á una estratagema que repetido mas tarde fué bien funesto á otro jefe y soldados españoles (1). Juntó una gran manada de camellos, mandó hostigarlos con furia para que cayendo de tropel sobre la retaguardia la abriesen y desordenasen, facilitándole con eso su destrozo, que reputaba tanto mas seguro cuanto que los nuestros tenian que pasar dos rios, uno de los cuales el Huet-el-quivir ó Zinganor iba entonces muy crecido, por el derretimiento de las nieves (2). Era cabalmente aquel el punto en donde con el amparo de los camellos esperaba Abderramen completar su proyecto, y lo lográra sin duda si Navarro adivinando su intencion no hubiera tomado las mejores medidas. Colocó oportunamente y por las orillas del rio cien ballesteros á una mano y cien espingarderos á la otra. Ordenó á cincuenta de ellos que cuando la manada de camellos se les acercase como á cincuenta pasos disparasen sus armas contra ellos; y tan acertada fué esta

(1) En 1581 el gobernador de Angra en las Islas Terceras, habiendo desembarcado D. Pedro Valdés antes de que llegára D. Lope de Figueroa, que apoderado Felipe II de Portugal iba á tomar posesion de aquellas islas, soltó por consejo de un fraile una manada de vacas contra Valdés y su gente, que desordenada dejó mas de 400 hombres en poder de los portugueses y solo con dificultad pudo embarcarse el resto.- Ferreras, tom. 16, pág. 291.

(2) Mármol, Descripcion del Africa, tom. 2, cap. 60.

disposicion que aturdidos los animales los unos con el ruido y los otros con las heridas, todos se dieron à huir sin atreverse uno solo á entrar en el rio (1).

Al ver esto Diego de Vera, Gerónimo Vianello y Francisco Marques enviaron alguna gente contra los camellos, y se dieron tan buena mano que siendo unos 500 de todos se apoderaron. Dada la órden de recogerse y emprendido otra vez el paso del rio volvieron los moros á amenazar de nuevo con unos cien de á caballo y 300 peones. Por fortuna ni los espingarderos ni los ballesteros, puestos antes por Navarro en la orilla, la habian abandonado todavía, y con su proteccion pasó el rio y llegó á salvo la camellada. Pasóle tambien la gente que reunida y siguiendo su marcha ordenadamente llegó de noche à Bugia, sin mas pérdida á pesar de haber continuado los amagos del enemigo, que los de un hombre, pero cansados todos, y muy lastimados de unos cardos tan punzantes como abrojos que abundaban en aquellos campos (2).

El asombro que en nuestra patria y principalmente en la corte causó la noticia de haber Navarro ganado una ciudad tan importante, nos le deja presumir el que manifestaba Pedro Mártir, al comunicarla al conde de Tendilla. ¡Oh hazaña digna de alabanza! le decia. Nada hay ya arduo ni dificil á los españoles; nada acometen al azar; atemorizaron al Africa y la llenaron de espanto (3). El Rey Católico gozoso con la conquista y deseoso de con

(1) Zurita, ibi.

(2) Zurita, Mármol y Sandoval, ibi.

(3) Epistola 434, lib. 23, desde Madrid, el 10 de las Calen das de febrero (23 de enero de 1510). O laude dignum facinus! Nil jam Hispanis arduum, nihil aggrediuntur incassum. Africam formidine repleverunt.

servarla con el menor dispendio posible, envió á Bugía á Alonso de Rabaneda, encargándole de entenderse al intento con Abderramen y Abdalla que simultáneamente buscaban su favor. Llegado allá Rabaneda y unido á Gonzalo Marino de Rivera, á quien Navarro nombró su lugarteniente, arreglaron un tratado que entre otros artículos comprendia el de que los españoles pudieran levantar dos fortalezas y poner guarnicion en ellas; que para su manutencion se les hubiera de suministrar anualmente y á precio equitativo tres mil y seiscientas fanegas de trigo, mil cargas de cebada y otras tantas de leña, mil carneros, cincuenta vacas y otras tantas fanegas de habas, y que Abderramen, como mas rico enviára de parias al Rey de España en cada año tres halcones, tres caballos y tres camellos (1),

Consecuencia tambien fué de la conquista de Bugia y del espanto que como decia Pedro Mártir impuso Pedro Navarro á los africanos, que los de Argel, pueblo entónces muy poderoso, sin mas que enviarles un comisionado intimándoles la sumision al Rey Católico y la libertad de cuantos cautivos tuvieran, no solo to ejecutáran sin replicar, sino que dos de sus mas principales ciudadanos se trasladaron á Bugia á concertarse con Navarro sobre lo les habia intimado. De sus resultas en 31 de enero de aquel año de 1510 se firmó un pacto en que Navarro en nombre y como representante del Rey Católico se obligaba á conservarles sus leyes, privilegios y tributos, y los argelinos se reconocian vasallos y tributarios del mismo Rey, á quien enviarian dos moros de los mas señalados á prestarle la obediencia, como efectivamente lo efectuaron en Zaragoza en 24 del siguiente abril (2).

que

(1) Sandoval, ibi., §. 36 y 22. (2) Zurita, ibi., cap. 2 y 13.

Muley Yahia, bey de Tunez, que ya en otro tiempo parece que se ofrecia por vasallo del mismo Rey Católico si le protegia contra el Rey de Fez su hermano, lo puso en ejecucion al ver los triunfos de Navarro. Por un solemne tratado que entre los dos se celebró en Bugía á 23 de mayo del mismo año de 1510, se obligó Muley Yahia, además de otras cosas de menos interés, á servir al Rey Católico en la guerra como su vasallo, pagándole la gente; á prestarle en parias y en reconocimiento de ese vasallaje dos caballos y cuatro halcones en cada año; á entregar en rehenes dentro de otro á su hijo ó á dos personas de cada lugar de su reino; á poner en libertad á todos los cautivos cristianos, y á tratar bien y proveer á la salvacion de todos los navíos de cristianos ó de moros vasallos del mismo Rey Católico, que dieran de través ó se perdiesen en las costas de sus dominios. Igual vasallaje reconocieron los moros de Tredeliz ó Ted-Delez á diez leguas de Argel y en su provincia y costa, y muchos otros pueblos y ciudades de la misma y de la de Oran, en donde al tiempo en que Navarro se disponia á salir de Bugía, andaba en tratos el Alcaide de los Donceles con el Rey de Tremecen y los habitantes de Mostagan (1). ¿Qué extraño es pues que al ver nuestros mayores tan grandiosos resultados que nadie logró despues, oyeran con gusto que su Rey pensaba continuar la guerra hasta ganar la casa santa (2), y que el Rey visto lo que Navarro habia conseguido con un puñado de gente, creyera que con mejores fuerzas pudiese conquistar el Africa (3).

(1) Mármol, lib. 5, cap. 53.-Zurita, ibi., cap. 15 y 32. (2) Zurita, lib. 9, cap. 4.

(3) Pedro Mártir, lib. 23, Epístola 435. De Madrid el 16 de las Calendas de abril (17 de marzo) de 1510.

Tan persuadido estaba de eso, que teniendo por de la corona de Aragon las conquistas que Navarro acababa de alcanzar, y creyendo ser los mas beneficiados con ellas los reinos y señorios dependientes de aquella corona, determinó pedirles auxilios para llevarlas adelante. Convocadas Cortes á Monzon con aquel objeto y abiertas en abril, aunque el Rey en persona les pidió lo necesario para la conservacion de Bugia, y para lo que aun faltaba que hacer en Tunez y aun en el mismo Bugia, no parece que encontraba segun Pedro Mártir muy resueltos á los aragoneses. Libres Libres y enteramente gobernados por sus leyes y no por mandato del Rey, mostrábanse algun tanto dudosos (1); pero Zurita afirma, que habiéndoles dicho " "que » por una parte confiaba en que no olvidarian que sus antepasados pospusieron siempre su interés al de sus Reyes; y en que por otra jamás se vió que se perdiera » nada de lo que una vez se habia conquistado por los » Reyes de Aragon; fué de sus resultas, añade aquel an» nalista, el servicio que se le hizo por estos reinos y principado de Cataluña el mas señalado y aventajado » que se concedió en los tiempos pasados porque le sir» vieron con quinientas mil libras (2)."

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Navarro mientras tanto, teniendo entendido que el Rey Católico habia nombrado para sucederle con el man. do de Bugía á D. García de Toledo, primogénito del duque de Alba; aunque su deseo era dejarle en posesion de su cargo, al ver que D. García no llegaba, que en Bugia no se podia subsistir por falta de vituallas, y que la peste

(1) Epist. 438. De Monzon pridie Idus Maii. Ha sunt horum ambages, qui liberi patriis legibus nil imperio Regis gubernantur. (2) Zurita, lib. 9, del Rey D. Fernando, cap. 14.

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