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la expedicion que preparaba contra los africanos (1), ó Navarro en último resultado sacrificó sus afectos y deberes para con el Gran Capitan á la dureza de la subordinacion militar. Ello es que en vez de atenuarse con las noticias de Navarro las desconfianzas del Rey Católico, aparece que por lo contrario crecieron despues de su venida á España; llegando al punto, cualquiera que fuese su origen, de que resuelto á sacar de Nápoles al Gran Capitan y asegurarse de su persona, solo confió el secreto y el proyecto á su hijo natural el arzobispo de Zaragoza que le habia de suceder en el vireinato, á Pedro Navarro que habia de ser el ejecutor, á D. Ramon de Cardona y á un tal Alberico Terracina, hombre muy popular en Nápoles que le habia de ayudar (2).

1506.-Ya estaba concertado embarcarse en Tortosa el arzobispo, Alberico y Navarro; y ya estaba tambien convenido que al llegar á Nápoles en tanto que Alberico cautivaba secretamente á los populares de mas influjo, ofreciéndoles en el gobierno de la ciudad otros tantos votos como tenian los nobles, Navarro entrando con igual secreto por la puerta falsa del Castel-nuovo, se apoderaria del Gran Capitan, que allí moraba; cuando el Rey Católico mudó de parecer. En lugar de traer á España por medios tan extraños como violentos á un caudillo tan ilustre y que tantos recelos le inspiraba, determinó ir personalmente á tomar posesion del reino de Nápoles, considerándole propio suyo como dependiente del de Aragon; determinacion consiguiente al convenio celebrado con su yerno en junio de aquel año de 1506, de

que resultó

(1) Zurita, lib. 7, cap. 6.-Mariana, lib. 28, cap. 18. (2) Ibid, ibi

que

dar enteramente apartado de toda intervencion en los negocios de Castilla (1).

Al embarcarse en 4 de setiembre siguiente en Barcelona y en las galeras que mandaba D. Ramon de Cardona, aunque ya en Castilla se quejaban del desgobierno de D. Felipe, de sus parciales y sus flamencos, iban muy lejos así el Rey Católico como Navarro, que le acompañaba, de pensar en la mudanza que se verificaria en ella. El mancebo y hermoso D. Felipe falleció muy pocos dias despues en Burgos (2); y á pesar de que al Rey su suegro le alcanzaron la noticia y las cartas de algunos Grandes que le llamaban á Castilla ántes de llegar á Nápoles, no desistió de su propósito. Siguió resuelto á aquella capital en donde fué magnificamente recibido, y en ella dictó entonces y despues para ella y para la pacificacion del reino tales leyes, que el historiador Giannone, que escribia 'cuando ya no pertenecia á España, ni habia porque adular á los sucesores del Rey Católico, las llamó leggi tute provvide è savie; añadiendo que en el establecimiento de otras semejantes para gobernar fuera de su patria, ningunos imitaron y siguieron á los romanos mejor que los españoles (3).

De las dictadas entonces por el Rey Católico, la concerniente algun tanto á nuestro objeto fué la que mandó restituir á los barones anjoinos, ó como hoy diriamos. afrancesados, los estados y bienes que perdieron por serle contrarios y con los cuales se habia premiado á los

(1) Zurita, cap. 10 y sig.-V. Documento núm. 4.

(2) A 25 de setiembre de 1506. Mariana, Historia de España, lib. 28, cap. 23.

(3) Giannone, Istoria civile del regno di Napoli, lib. 30, al fin del cap. 5.

españoles y á muchos napolitanos é italianos que siguiendo su partido se distinguieron en la expulsion de los franceses y conquista de aquel reino. De sus resultas Antonio de Leiva, Hernando de Alarcon, Gomez de Solis, Pedro de Paz, Luis de Herrera, Juan Piñeyro, Diego García de Paredes, Francisco de Rojas, D. Pedro de Castro y otros quedaron sin las mercedes que por sus señalados servicios les hizo el Gran Capitan (1); mas no así Pedro Navarro. Habiéndosele perdido el título que del condado de Oliveto, que referimos habérsele despachado en Segovia, estando el Rey Católico en Nápoles, mandó al mismo secretario Miguel Perez de Almazan que habia entendido en el primero que le despachára otro como lo verificó en aquella capital á 25 de mayo de 1507, concediendole de nuevo el condado y quinientos ducados anuales sobre los fuegos y sales del mismo condado (2).

1507.-En Castilla mientras tanto todo era desconcierto en su gobierno. Divididos los Grandes en facciones y atentos generalmente mas á su provecho que al del pueblo, ya se dirigieron al Rey de Romanos Maximiliano, ofreciéndole la regencia del reino como abuelo paterno y tutor del Principe, que despues fué Carlos V, ya al Rey de Portugal D. Manuel, que aunque yerno del Rey Católico, acaso pretendia como sus antecesores convertir en su provecho aquellas alteraciones (3). A los terribles

(1) Mariana, lib. 29, cap. 4.-Zurita, lib. 7, cap. 40.

(2) Existe como el primero en el Archivo del Sr. duque de Sesa, y es casi idéntico al que va en el Documento núm. 3, excepto en añadir.... necnon quingentos ducatos de Carlenis anno quolibet Carlenorum decem ducato quolibet computato in et super juribus foculariorum et salis et per se et suos hæredes et successores etc.

(3) Zurita, lib. 7, cap. 50, y lib. 8, cap. 1.°-Mariana, lib. 29,

cap. 8.

bandos Oñecino y Gamboino, que por siglos habian ensangrentado y perturbado las provincias Vascongadas, comparaba Pedro Mártir, escribiendo al arzobispo de Granada (1) en enero de 1507, las facciones que en la corte de la infeliz Doña Juana separaban á los magnates, capitaneados los unos por el duque de Nájera, y los otros por el Condestable de Castilla. La insolencia y atrevimiento del primero y la de su mas fervoroso partidario D. Juan Manuel, llegaron al extremo de levantar tropas para resistir al Rey Católico, que arreglado lo de Nápoles, emprendió en 4 de junio su vuelta á Castilla, habiéndole precedido de ocho dias el conde Pedro Navarro, con la armada de naos y soldados que confió á su valor y pericia (2).

Llegados uno y otro al Grao de Valencia, pero con mucha anticipacion Navarro, recibió este la órden de adelantarse á Castilla y entrar en ella precisamente por Almazan, pasando por Aragon (3). Siguióle de allí á poco el Rey Católico que á 21 de agosto en Monteagudo, primer lugar de Castilla, tomó posesion formal de su gobierno en presencia de los alcaldes, alguaciles y demás oficiales públicos que le acompañaban; y emprendido su viaje á Tórtoles, entre Aranda y Valladolid, en donde residia Doña Juana, acudian por todo el camino á la hila, dice el grave Mariana, Grandes, Prelados y Señores, si bien, para visitalle y hacelle reverencia, los mas con deseo de recompensar con la presteza los deservicios pasados y con fingida alegría (4). Tambien podemos añadir que

(1) Petri Martyris de Anglería. Epistolar., lib. 20, Epistola 331, XII Kalend. Februarii.

(2) Zurita, lib. 8, cap. 7.-Mariana, lib. 19, cap. 8.

(3) Zurita, lib. 7, cap. 42, 44 y 49.-Mariana, ibi, cap. 9. (4) Mariana, lib. 29, cap. 10.

por respeto al Rey, sostenido por Pedro Navarro y su gente; sometiéndose al fin todos cuando juntándose el Católico con su hija en 28 del mismo mes, le acató respetuosamente aquella triste Señora, á pesar de su perturbacion mental, se echó á sus piés y le entregó la sombra de autoridad que en ella se reconocia (1).

Solo D. Juan Manuel, Señor de Belmonte, y el duque de Nájera quedaban armados y braveaban todavía la autoridad del Rey Católico, en medio del gozo popular con que se la acataba en Castilla (2). Obstinados en que el inconstante y desacreditado Rey de Romanos, que así le llama Zurita (3), fuera quien la gobernase en nombre de D. Carlos tan nieto suyo como del Rey D. Fernando: solo á la fuerza de Navarro cedieron, confiados por ventura en que les vendrian los auxilios de Flandes, que fué á solicitar D. Juan Manuel (4). Entre las muchas mercedes que este alcanzó en el pasajero reinado de D. Felipe el Hermoso, se contaba la alcaidía del castillo de Burgos, tan fuerte por el arte y su situacion, como se puede inferir de que en la guerra de la independencia, defendiéndole los franceses en 1812, no pudieron someterle los ejércitos aliados. Era teniente suyo en aquella fortaleza un jaque de los de aquel tiempo llamado Francisco Tamayo, á quien ni las ofertas ni aun los ruegos que con menoscabo de su

(1) Mariana, lib. 29, cap. 10.

(2) Acerca de los fundamentos que el duque de Nájera y Don Juan Manuel alegaban para su oposicion al Rey Católico puede verse la Historia de la casa de Lara por D. Luis de Salazar en el lib. 8, cap. 6, pág. 126 y siguientes, tratando del segundo duque de Nájera.

(3) Zurita, lib. 8, cap. 16, en donde advierte que hasta el año de 1508 no tomó Maximiliano el titulo de Emperador.

(4) Mariana, ibi.

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