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reforzado con tiempo la guarnicion, cuando por los avisos de aquel comandante debía considerarse próximo el intento que efec-' tuaron los enemigos, pues en lo que toca á no haberlo evacuado, parecen en dictámen del fiscal sólidas las razones por las cuales no se tomó este partido.

CARGO SESTO.

El sesto cargo hecho á D. Juan de Prado consta de 3 partes, la 1a consiste en haber rendido la plaza á pocas horas de fuego sin brecha abierta en el cuerpo de ella, y protestando la falta de pólvora que no había. La 23 eu que ya que segun los dictámenes del ingeniero en gefe y comandante de artillería se juzgase fuera de estado de resistencia, é inevitable su rendicion, se debió évacuar con la mayor parte de la tropa, conservar bajo el dominio del Rey el resto de la Isla. Y la 3a que aun cuando no hizo esto, á lo menos no debió incluir en la capitulacion como guarnicion de la plaza los Dragones, tropas del campo y Milicias de la Isla, quitándole á esta estos auxilios para su defensa.

Esforzó el fiscal lo intempestivo de la rendicion con la con-' tradiccion que se encuentra entre las razones que se alegaron en la junta de 8 de junio para el abandono de la Cabaña, y las que se espusieron en 19 de agosto para la necesidad de capitular; pues en aquello se dispuso que podrian venderse bien caros al eremigo el cuerpo principal, castillos y puestos estramuros, no obstante la superioridad de sus fuerzas; y en esta se describe fuera de estado de defensa. Y suponiendo que perdido el Morro, variase el sistema, que se sentó en aquella primera junta por ser este el prin-' cipal de los castillos estramuros, que se quería vender caro, como dice el Gobernador en su defensa, se reconoce que en 9 de agosto para suspender la estracción, de caudales se presentan (ya rendido el Morro) los ánimos bien dispuestos para la defensa, mediante las diferentes activas providencias de baterías, fortificaciones y todo lo demas que era notorio se estaba ejecutando para resistir las intenciones del enemigo. Que consecuente á esta buena disposicion se desprecia en el 10 la capitulacion, con que este convidaba (que tal vez hubiera sido entonces mas ventajosa) y sin embargo en el 11 á pocas horas de fuego se determina poner bandera para capitular, mostrando una flaqueza muy opuesta al vigor antecedente.

Mas suponiendo que ya en aquel estado fuese la plaza precisada á capitular (pues no puede el fiscal dejar de confesar de buena fé, que con diferencia de dias era preciso llegar ya á este estremo) no tiene duda que esta indefension dimano de los descuidos 'anteriores en fortificar el importante puesto de la Cabaña, y la parte de tierra de la plaza como se espone en los dos primeros

cargos de haber abandonado intempestivamente aquella altura, como se dice en el 4o, y de las faltas que se espresan en el quinto todas estas fueron las causas antecedentes concomitantes, y agravantes de la rendicion, y de qué el cuerpo principal de la plaza por la parte de tierra no se hallase en estado de poder resistir el ataque que intentaba el enemigo. Y asi siempre se verifica, que el haberse visto la plaza reducida á la precision de rendirse (que es el primer objeto, ó punto principal de esta causa) dimana de la falta de anteriores disposiciones.

Pero ya en este estado, viendo inevitable la rendicion, debió, perdido el Morro, tomar el Gobernador todas las medidas mas vigorosas y eficaces para no entregar con ella el resto de la Isla, saliendo con la mayor parte de las tropas á defenderla, que es la mayor parte del cargo.

Gradúa D. Juan de Prado por caso estraordinario y cargo no correspondiente á un Gobernador la evacuacion de su plaza, porque su responsabilidad consiste solo en su defensa hasta los términos regulares y posibles, pero se desentiende de su calidad de Capitan General de la Isla, que es en la que se le reconviene en esta parte,

No se duda que hasta la rendicion del Morro, no se debía pensar en ejecutar esta empresa, pero perdido éste, debió tomar todas las disposiciones convenientes á ejecutarlas, y aun premeditarlas de ante mano, como correspondía á un Capitan General de toda la Isla, que debía preveer los casos que pudiesen aconte.. cer para precaver todas sus partes, pues de contrarias reglas, se seguiria, que rendida la capital de una provincia, debiese considerar rendida, ó abandonarse lo restante de ella.

Para probar D. Juan de Prado todas las dificultades y embarazos que se ofrecieron para la ejecucion de este proyecto: describe primero el estado de la Habana, manifestado en la junta de 19 de agosto por los informes del ingeniero en gefe, y comandante de Artillería y las proporciones que la toma del Morro facilitaba a! enemigo. Detalla despues la escasez de polvora, que desde aquel dia obligó á limitar los tiros: la tropa reglada que era el único recurso, porque segun las cartas de Madariaga, y Caro y la propia esperiencia, ninguna cuenta se podía hacer con la gente del campo y Milicias. La situacion de los enemigos, que inmediatamente pasaron con sus navíos la mas de sus tropas á sotavento, ocupando desde 2 de agosto con sus puestos hasta el pié de la bahía y todas las eminencias de una y otra parte, cor tando en distintos dias los caminos, y teniéndolo todo á la vista de sus campamentos y puestos avanzados; en cuyas circunstancias no era de ningun modo posible el emprender la salida, ni. poder ser tan ocultas en la ciudad las disposiciones que para ella

sé tomasen, que no las penetrasen los enemigos, teniendo dentro de la misma tantos espías que de todo le avisaban; añade que aun cuando se pudiese conseguir el que la ignorasen, faltaban todos los medios y lo mas necesario á la defensa y subsistencia de la tropa que saliese al campo, y era, sino manifiesto, á lo menos muy aparente el sacrificio de todo para la facilidad que de cortar esta y destruirla, tenía el enemigo con tan superiores fuerzas en número y calidad, y por consiguiente inevitable, y á rendirse á discrecion la ciudad y cuanto hubiese en ella, á mas que no habiendo ni noticia ni esperanza positiva de socorros, no se iba á incorporar nuestra gente con ningun ejército, ni á encontrar plaza fuerte ni castillo de que abrigarse; y que en esta total fisica imposibilidad, no cabiendo esperanza de resistirles, le movieron aquellas, y mas otras razones á adherir al dictámen de los vocales de la Junta, de preferir la capitulacion, porque no pudo en un partido que por tantos lados se miró muy espuesto; y hallándose ligado á las resoluciones de aquel cuerpo, hacerse sin escusa, y sin contravenir á la manifiesta voluntad del Rey, particularmente responsable de sus resultas.

Pero aun cuando estas razones, y las que en su apoyo espone el Marques del Real Transporte, y los dos generales en sus respectivas defensas, pudiesen constituir la total evacuacion, en términos de problemática, y descargasen á D. Juan de Prado en su calidad de Gobernador de la plaza, no le pudieron disculpar en la comandancia general de la Isla que había igualmente jurado, porque en esta representacion debía estenderse su atencion á toda ella, y á conservarla bajo el dominio de su lejitimo Soberano. Es constante que la comunicacion nunca estuvo tan interrumpida, que no quedase libre por una ú otra parte. Así como Caro se internó el dia ántes de la rendicion con sus Dragones, y el socorro de Cuba retrocedió, hubiera podido hacerlo igualmente la tropa de la plaza, que uno y otro se hubiese incorporado: de mode, que ya que la evacuacion no hubiese sido total, pudiera haber sido parcial engrosándose uno y otro cuerpo, que despues podian haberse reunido; y cuando para todo esto se hubiesen encontrado embarazos insuperables, á lo menos debió el Gobernador salir por si solo, ó con los oficiales y tropa que se le hubiesen agregado, á ponerse á la frente de la de Caro, del socorro de Cuba y de las Milicias del pais, á esperar los que podrian venir de las distintas partes donde se habian pedido. Y reduciendo así al enemigo á la sola posesion de la ciudad, y á no poder emplear sus tropas en ulteriores conquistas, podía contener sus incursiones, incomodarlo cortándole los víveres que quisiese sacar del interior, y defender las posesiones de los vasallos; y caso que se internase (que facilmente habria intentado en pais contrario y desconocido) con buenas disposi

ciones, se le podía hacer una contínua guerrilla, que junto con las enfermedades que le causaría el clima lo debilitase. Y asi mantenía, no solo el resto de la Isla, sino que se conserva la esperanza de volver sobre la plaza; y de cualquiera suerte era esta uza ventaja considerable para el caso que pudiese llegar de hacerse la paz.

El encargo de capitular podía quedarle al Teniente de Rey, y se hubiera podido ejecutar con corta diferencia en los términos que despues se hizo; y lo peor que podía suceder sería, que la Guarnicion quedase prisionera de guerra, lo que era igual para el Rey, porque esta tropa transportada á España podía serle de muy poca utilidad.

Finalmente, la opinion de la Junta contra la total evacuacion no es disculpa en este punto, porque á mas de no haberse tratado y votado en ella con formalidad, ni constar con la misma los dictámenes de los vocales, es constante que no habiéndole coartado sus facultades la órden de 24 de febrero de 1761, tampoco releva de la peculiar obligacion, que como Capitan General de la Isla, tenía de defenderla y resguardarla cuanto pudiese.

Pero en vez de atender D. Juan de Prado á tan importante punto, inutilizó para la Isla los Dragones, Tropas del campo y Milicias, incluyéndolas en la capitulacion, que es la tercera y ultima parte de este cargo.

Alega en su disculpa que esta fué ley espresa del vencedor, segun lo dice tambien el Sargento Mayor con su respuesta á la pregunta 45; pero ademas que en los capítulos originales que llevó dispuestos por el mismo Gobernador, se incluyeron en el 1o con voz generica, los Dragones y Milicias de la Isla, para lo que no hay escusa, si hubiera salido de antemano como le correspondía, en calidad de Comandante general á cubrirla y defenderla con parte de la guarnicion, ó solo ponerse al frente de aquella Tropa, nada hubieran tenido que pretender los enemigos en este particular. Con que por todo se verifica la culpa que tuvo D. Juan de Prado en la perdida de la plaza de la Habana, y en el abandono al enemigo de lo restante de la Isla, que son dos de los puntos prin. cipales de este proceso.

CARGO SEPTIMO.

El 70 cargo hecho á D. Juan de Prado se reduce á que no debió opinar, ni acceder al dictámen de que la Escuadra siguiese la suerte de la plaza, para que se entregase con ella al enemigo, en aumento de fuerzas marítimas, y de las fatales consecuencias de nuestra pérdida.

Fúndase este cargo en la resuelto en la Junta de 30 de

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julio, que como se manifiesta en el comprobante, es directamente opuesto á lo prevenido en los artículos 36, fol. 76 y 20, ful. 323 de la primera parte de la ordenauza de Marina, que mandan á todo capitan de navío deba inutilizar su bajel, siempre que de otro modo no pueda evitarse que el enemigo se apodere de él; bajo cuyo concepto debió resolverse la inutilizacion de la escuadra para el caso en que debiese rendirse la plaza, y no pudiese ya serle de utilidad á su defensa; y aunque este punto pertenece particularmente al Marques del Real Transporte, se hizo igualmente cargo de él á D. Juan de Prado, como gefe de la Plaza é Isla, y como vocal principal de la Junta que determinó la resolucion.

De todas las razones que para esculpacion de este cargo alega D. Juan de Prado, la sola que contempla el fiscal que pueda servirle de disculpa es, de que no siendo este punto de su profesion, creyó deber acceder al dictámen del gefe y capitanes de la escuadra, como facultativos, y encargados de aquel ramo. Es cierto que en él no tenía peculiar responsabilidad D. Juan de Prado, pero debiendo como gefe en la Plaza é Isla, considerar que el entregar los navíos con ella al enemigo era engrosar sus fuerzas en detrimento de los intereses de su Soberano, aumentará su culpa en no haber procurado en tiempo los medios de la evacuacion, mediante, la cual se evitaban los inconvenientes que ahora espone, para inutilizar á los enemigos en aquellos buques.

VARIEDADES.

Muscardina,--Enfermedad de los gusanos de

Seda.

Hay mucho tiempo que ha llamado la atencion de la Academia una cuestion de economía rural sobre la enfermedad vulgarmente conocida con el nombre de muscardina. Una comision compuesta de los SS. Dumesúl, Sylvestre, Dumas, Brogiard. Bory de Saint Vincent y Dutrochet, fué establecida para informar de todas las comunicaciones dirigidas á la Acadenia; y en una de las sesiones del mes de enero esta comision dió cuenta con un informe que abunda en pormenores históricos muy curiosos. La enfermedad nombrada muscardina, porque da à los gusanos de seda el aspecto de una especie de pastilla polvoreada de azúcar, cuyo uso es general en la Provenza, se designa en Italia con los nombres de

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