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dias de navegacion, sobre las costas de América; que volvió á la Isla Tercera, y que murió toda la tripulacion, á la ida ó á la vuelta, excepto el piloto Alonso Sanchez, que murió en la misma casa de Cristóbal Colon despues de haberle rogado trazase un mapa de la costa que habia descubierto. Mariana refiere un hecho del mismo género con algunas diferencias. Habiendo sido llevada una nave hasta América, volvió á Madera, donde sucumbió el resto de la tripulacion. Cristóbal Colon, que se habia casado por entonces con una portuguesa, se encontró en esta isla. Recibió en su casa al capitan que murió dejándole un diario de su viage.

En 1496, Colon mismo encontró en la costa de Guadalupe una pieza de un buque construido en Europa. Hace mencion de una carta que existe en la Biblioteca de S. Márcos, en Venecia, hecha por Andres Bianco, donde figuran á la estremidad del Atlántico una isla nombrada Isla del Brasil; otra, Isla de la Antilla; y otra Isla de la Man de Satanaxio.

Esta isla Antilla figura tambien en otro mapa de 1492, dirigida tambien por Martin Behaim. Está situada un poco hacia el Norte del Trópico de Cáncer, no lejos de las Azores. Se dice que cuando la España fué invadida por los moros de Africa, esta misma isla estuvo habitada por un arzobispo de Porto y diez obispos, con un número considerable de cristianos.

Franceses. Segun los anales de Baronio, continuados por Odorico Rainaldy, los franceses de la baja Bretaña descubrieron tambien á Terra-Nova y el Canadá un siglo ántes de la navega-` eion de Colon; y los primeros que hicieron este descubrimiento, de retorno á Europa, le comunicaron á Juan 1o de Portugal. Se dice ademas que el piloto que trajo la primera noticia á Colon, fué Alonso Sanchez.

El P. Fournier, en sus memorias de la marina francesa, dice que los Normandos y los Bretones, mucho tiempo ántes que el viage de Américo Vespucio, comerciaban con la costa de América, de donde esportaban palo del Brasil para tintes. Bergeron, Lescarbot y otros escritores aseguran que los buques vascos, normandos y bretones, hacian ya la pesca del bacallao en el banco de Terra-Nova, ántes de 1504.

En 1506, bajo Luis XII, Juan Denis (de Honflor en Normandía) se hizo á la vela para Terra-Nova, y dirijió un mapa de la isla y del golfo y de una parte de la costa del Canadá.

En 1508, Tomás Aubert, piloto de Dieppe, remontó el rio de San Lorenzo, y llevó á Francia un indígena de las orillas de este rio, y le presentó al Rey.

Algunos otros hechos, en los años subsecuentes, prueban que los descubrimientos de los Franceses en América, marcharon casi de frente con los de España á principios del siglo XVI.

Españoles. Los Españoles pretenden tambien descubrîmientos anteriores. Gonzalez Oviedo, fundándose en la autoridad de Stacio y otros autores antiguos pretenden que en el año de 1658 ántes de J. C. el duodécimo rey de España nombrado Hesperus, padre de Atlante, esploró el Cabo-Verde y la isla de SanTomas; que las Indias Occidentales fueron descubiertas en su tiempo y nombradas Hespérides, y que la travesía de Cabo-Verde á estas islas era de cuarenta dias.

Se lee en la Historia de las Indias Occidentales de Cornelio Wytflietet Antonio Magin, el pasaje siguiente, concerniente á las tierras del Labrador y Estotiland: "Esta parte de la tierra indiana fué la primera que se descubrió, porque los pescadores de Freisland llegaron allí casi doscientos años antes que los portugueses y los castellanos navegasen por sus costas, y despues que Nicolas Antoniò Zeni el año de 1395. Es pues á ellos a quienes se debe el honor de estos descubrimientos.

Polacos. Se lee en la misma obra que Juan Scalve, polaco, navegando entre la Noruega, Groenlandia é Islandia en 1476, entró en la mar Septentrional, situada directamente bajo el círculo ártico y arribó á estas tierras de Estotiland. Despues se pasaron muchos años sin navegar por este paraje á causa del sumo rigor del clima. Otro autor, Belleforet, dice en su Historia Universal (1570): "Es preciso ver á quien se debe la gloria del descubrimiento de este pais boreal, que no debe atribuirse al español, ni á los portugueses ni á los franceses, puesto que Juan Scalve, polaco, pasó allí el año de 1475, mucho tiempo ántes que los reyes católicos hubiesen enviado á Colon ó á Vespucio á visitar las tierras estranjeras."

Venecianos. Muchos autores pretenden que la parte Nordeste de la América fué descubierta por los hermanos Nicolas y Antonio Zeni, venecianos, hácia el año de 1390, mas de un siglo ántes del primer viage de Colon.

Arrojados por una tempestad sobre Friesland, punta de Groenlandia, fueron auxiliados por un gefe nombrado Zichmi, que ayudó á uno de estos á hacer una espedicion con trece bajeles; descubrió y conquistó una tierra nombrada Titland, entre Friesland y la Noruega y siete islas vecinas. Al año siguiente fué á Groenlandia. El otro hermano navegó por distinto lado, fué á Ja tierra de Estotiland; segun muchos autores esta debe ser TerraNova ó el Labrador.

Aquí concluyen las investigaciones que han tenido por objeto las comunicaciones del antiguo mundo con el nuevo hasta el principio del siglo XVI. Solo queda decir una palabra sobre la problemática Atlántida, á pesar de que este asunto sea reputado como fabuloso. Pero lo mismo que la continuacion de los siglos y

et progreso de las luces pueden suministrar pruebas de la falsedad de ciertas opiniones antiguas, del mismo modo pueden ofrecer en otros casos la comprobacion de su realidad.

Platon, como se sabe, refiere que un sacerdote de Sais dijo á Solon, que mas allá de las columnas de Hércules existia antiguamente una isla nombrada Atlántida habitada por un pueblo poderoso. Dícese que se pasaba de esta isla á otras mas pequeñas y de estas á un continente que "se estendia al rumbo opuesto." Despues han acontecido terremotos, y "en un solo dia se abismó en las ondas. La mar que la cubre no es navegable: poco á poco se ha formado un barro, proveniente de la isla sumergida."

La narracion de Platon, que agrega que el manuscrito de esta magestuosa historia existia en casa de su abuelo y que lo habia leido desde su infancia, ha sido examinada por los sabios de casi todas las épocas, que la han desechado tal vez lijeramente.

En efecto, existe en las aguas del mar Atlántico entre los 11 y 350 de latitud Norte y'desde él 30 ó 32° de longitud hasta una gran distancia hácia el Oeste, una floresta casi continua de yerbas marinas, de las que hay algunas que tienen de 12 á 18 pulgadas de diámetro. Este hecho, que los geometras actuales omiten en sus mapas, no se habia escapado á los del XIV y XV siglo, sobre todo los navegantes portugueses; esta parte del mar Atlántico habia recibido el nombre de mar de Sargosos en muchos mapas, principalmente en uno de 1700, por Defer. Otro planisferio de 1602 por De l'Isle, ofrece á mas de los Azores, un gran número de islas que se han buscado vanamente en otras cartas modernas. ¿Estas yerbas marinas colosales, estas islas esparcidas, ¿no serian los restos de la grande isla, sumergida al principio á una mediana profundidad, y cuya depresion se habrá aumentado con el transcurso de los siglos?

Tampoco se ha apreciado otro hecho, y es el de las corrientes. Las aguas del Atlántico, entre el ecuador y el trópico de cancer tienen una direccion general de Este á Oeste, que las llevan hácia las costas de la Guayana, de donde penetran hacia el golfo de Méjico para salir por el canal de Bahama, seguir una ruta paralela á los Estados-Unidos, correr al Norte de las Bermudas y bajo el meridiano de Halifax, hácia las Azores, y toma en fin su salida hacia el Sud, para comenzar de nuevo el mismo curso. ¿Considerando esta corriente general no se ve que las aguas hacen una especie de revolucion perpetua como en rededor de una tierra sumergida, que ocupase precisamente el lugar que Platon asignaba á la Atlántida?

Si esta tierra civilizada y poderosa, segun se dice, ha existido entre la Europa y la América, y si ella ha dado reyes á los pueblos que rodean el Mediterráneo ¿sería locura pensar que sus co

municaciones, por el lado del Occidente, con Méjico situado poco mas ó ménos bajo la misma latitud, han podido ser tan frecuentes como por el lado de la Europa? Que la civilizacion mejicana ha podido ser contemporánea de la de los atlántidos, ó nacer de sus restos cuando una súbita catástrofe vino á anonadar su tierra y obligar á los que no perecieron á buscar un refugio en las comarcas vecinas? Y en fin, que aquellos monumentos de Guatemala y de Yucatan que nos admiran hoy y que no tienen iguales en ninguna otra parte del globo, han podido deber su orígen á estos pueblos, cuya existencia es todavía un problema, y á los cuales el Océano ha podido servir de tumba?

(Revue Française et Etrangère.)

MECANICA.

Gran Revolucion que la amenaza,

De la Revista inglesa y Estranjera estractamos el siguiente artículo, que por su interes merece ser reproducido y llamar la atencion de nuestros lectores. Despues de algunas observaciones preliminares é instructivas acerca de las grandes mudanzas próximas á efectuarse en la potencia mecánica, continúa de esta manera: "Podemos designar desde luego una alteracion importante que será el primer paso á la mudanza que esperamos; tal es la aplicacion de la fuerza sin referencia á la localidad. En el dia la mayor parte de nuestras fábricas están situadas en puntos donde abunda y está barato el carbon de piedra; que constituye el medio de proporcionarse la potencia motriz. De esta manera, millares de operarios se aglomeran en calles estrechas ó callejuelas cubiertas de nubes de humo y de mortíferos gases; y es dificil sujetar este conjunto heterogeneo de personas á reglamentos municipales y civilizarlas por una instruccion moral y religiosa, al mismo tiempo que su situacion ofrece mayores facilidades al vicio. Destruida una vez la necesidad de que las fábricas estén localizadas, comienza una nueva era para la industria y para la moral.

Existen en el dia dos métodos que producirán gradualmente e! cámbio; el uno se halla perfeccionado y en uso, y el otro aun que todavía incompleto, está tan adelantado que su éxito puede

considerarse como cierto. Describirémos brevemente aquel, primero en términos generales y despues con mas minuciosidad. Llámase método de transferir la potencia y por él se demuestra que mientras mayor sea la distancia á que esta se transmita, mas perfecta será su accion; y puede subdividirse tan infinitamente como el gas que ilumina nuestras calles. Este agente no es pestífero, ni nocivo, ni le afecta el frio, ni el calor; no quema, ni enmohece, ni corroe; y puede trasportarse desde su mismo orígen ya para forjar el ancla que sugetará á un navío, ya para teger el encaje mas rico y delicado. La marea del Océano, la corriente de un rio, el torrente de una montaña, pueden convertirse en fuerzas motrices que produzcan efectos en exacta proporcion á la velocidad o peso primitivo. Cualquiera fuerza primaria, ya sea fuego, agua ó viento, pueden trasladarse con una certidumbre infalible.

Quizá vivirémos bastante para ver las aguas del Humber moviendo las máquinas de Leeds, Halifax y Bradford, y la fuerza de las aguas del rio Mersey, conducidas hasta el camino de hierro para producir los mismos efectos en Manchester y en los distritos comarcanos. Quizá llegará el dia venturoso que veámos esa muchedumbre de fábricas convertidas en aldeas, donde se establezca el sistema de industria doméstica, donde trabaje el padre en su telar ayudado de sus hijos, sin dejar por eso de estar todo bajo la debida vigilancia y donde se sabrá con exactitud la potencia empleada y por consiguiente el producto del trabajo. En lugar de una atmósfera cargada de humo, vapores y miasmas corrompidos, se verá siempre clara la bóveda del cielo; y en vez de calles y callejuelas siempre sucias y enfermizas, habrá jardines que distraigan y proporcionen recreo intelectual y provechoso al jornalero, despues de las faenas del dia. Pasemos ahora á descubrir con la posible sencillez el modo de operar de este agente. Supongamos un torrente de agua en una montaña casi inaccesible, distante algunas millas de un lugar ventajoso para establecer una fábrica. Si el torrente es á propósito para trabajar, por medio de una rueda de agua, bombas que saquen el aire de un tubo de hierro ú otro metal que retenga el aire bien encerrado y soporte 15 libras de presion esterior en la pulgada cuadrada, es claro que uniendo una estremidad del tubo á la corredera de una máquina, aquella parte del émbolo de la máquina quedaria desahogada del aire. Si se da entrada á este por el lado opuesto, es evidente que siendo completo el vacío, habria allí una presion de 15 libras en la pulgada cuadrada del área del émbolo; mas comó el vacío nunca es completo, hágase el cálculo de los ; esto es 10 libras de presion efectiva, y mudando las correderas de posicion del modo usual, se produciria la accion recíproca, como en una máquina de vapor. Se hace uso del aire en lugar del vapor, estrayendo aquel por me

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