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raciones que tengan por objeto no solo elevar la produccion material de la tierra, como el primero y muy fecundo manantial de la riqueza, sino tambien mejorar la condicion de esta clase de labradores. Nuestras autoridades inmediatas, así en el ramo administrativo y económico, como en el de policia y buen gobierno, han toma do siempre las medidas mas conducentes á fin de llenar tan preferentes miras. La dilatada porcion de esta Isala, la porcion privilegiada con los dones de la naturaleza para producir el mejor tabaco del mundo, cualesquiera que sean los inútiles esfuerzos de los que han creido presentarlo igual en otros paises, está constituida en una Tenencia de gobierno militar y política, dependiente de esta Capitanía general. Hay en efecto en la Vuelta-Abajo una cabeza principal, que administra la justicia, sostiene el órden con prudente rectitud, mas necesaria aun en aquellas poblaciones, en que la instruccion y la moral pública no han echado profundas raices; pero con todo, falta un lazo, un estímulo, que reuniendo los intereses locales, promueva aquellas medidas económicas, aquellas mejoras adaptables y que puedan conducir al aumento de la prosperidad, á la mu'tiplicacion de capitales, ó cuando ménos al esterminio ó disminucion del pauperismo ó la miseria, al fomento de la poblacion, y al reparto y cultivo de esa inmensa multitud de terreno que aun subsiste como el primer dia de la creacion.

Existe casi en el centro de los partidos de la Vuelta-Abajo un hermoso pueblo, residencia de las autoridades locales y de la mayor parte de hacendados ricos ó acomodados: las vegas en ciertos puntos están tan unidas que bien pueden hablarse los vecinos de una á otra. Allí es donde deben fomentarse corporaciones protectoras de la industria y de la enseñanza pública, y promo vedoras de todo cuanto propenda al acrecentamiento de la riqueza, al órden social, á la policia y salubridad; y no sabemos porque no se ha erigido allí un Ayuntamiento, cuando en pueblos de mucho ménos representacion y valía, y que no prometen tanto, cuentan ya muchos años del establecimiento de un Cuerpo municipal. Ciertamente que al gobierno no se le ha participado esta necesidad, ni se le ha dicho, como corresponde, que en la vasta jurisdiccion de Nueva Filipina y sobre todo en el pueblo de Pinal del Rio, hay hombres ilustrados y capitalistas, y que ya sea por efecto del clima, ó por influencias de otro género, hay muy felices disposiciones en una gran porcion de sus naturales y moradores; y así es que á quien dirigimos nuestra indicacion, no es precisamente á la autoridad, que tampoco desoiria nuestra voz si formalizásemos la peticion, sino á los mismos á quienes interesa poner los medios de entablarla para salir de la nulidad. Nosotros no hacemos mas que emitir un voto, puro y sincero, como lo hacemos siempre en favor de todo lo que propenda á la prosperidad comun.

Este Ayuntamiento, sin duda, darią orígen á una Diputacion patriótica que tantos bienes podia producir en la propagacion de la enseñanza primaria y en el fomento de la agricultura. Y he aquí los lazos, los únicos tal vez que necesitan aquellas poblaciones diseminadas; y he aquí los esfuerzos que reclama la moral.

Hay un gérmen funesto de muchos vicios y aun de crímenes entre los vegueros de la Vuelta-Abajo, si bien afortunadamente con honrosas y multiplicadas escepciones: tal es el ocio en que permanecen despues que han recogido sus cosechas, hasta que vuelve la época de establecer de nuevo sus plantíos; y como todas sus necesidades han de satisfacerse del producido de aquellas, es claro hasta la evidencia, que todo queda consumido en los almacenes ó tiendas mistas, que tanto progresan á merced de la apatía y falta de prevision. Este es un mal que no puede cortarse ni aun por las medidas mas coercitivas; ni tampoco es fácil conseguir por viva fuerza que los hombres trabajen en su provecho. Pero como la sociedad tiene un interes en que desaparezca la miseria y el ocio como una de sus fuentes, porque los miembros que hacen tan lamentable profesion no solo gravan al Estado ó á los particulares por la caridad pública ó privada, sino que tambien forman uná masa enorme y temible, que corrompe las costumbres y no pocas veces altera el orden y el sosiego público, esa misma sociedad debe propender á que se corrijan todos los vicios, todas las imperfecciones que den orígen á males de tanta trascendencia. Esta es una máxima tan trivial, aunque importantísima, que la confiesan aun los egoistas mas rígidos y absolutos. Instruir á los pueblos, infundirles buenas costumbres, proporcionarles el trabajo y los medios de ahuyentar la miseria es un deber de la sociedad; y á la sociedad le sobran medios para llenar tan gratas obligaciones, sin hacer otros sacrificios que aquellos que quedan completamente remunerados con la satisfaccion de haber hecho un bien á sus semejantes y con la de merecer el nombre honroso de hombre útil y amante de su pais.

Al superior Gobierno por su parte le corresponde tomar algunas medidas administrativas, en favor de una libertad mas ámplia en el comercio y venta de nuestro tabaco en la Península. Porque si cierto articulista en un periódico de la Corte, quejándose del bajo precio en que se estima el tabaco de las islas Filipinas, ha dicho que el de la Habana era favorecido con el precio enorme de 60 pesos el millar, para nosotros este es un mal y mucho mayor para los consumidores. Esto quiere decir que no se introduce todo el que se necesita en la Península: que al llegar á sus mercados va recargado con altos derechos; porque regularmente el mejor tabaco para giro mercantil, no cuesta mas de veinte pesos á sa salida del taller. Deseariamos mas bien, que aliviado en lo po

sible este renglon, tuviesen los peninsulares nuestro superior taba co por 30 pesos el millar y por 20 el inferior de la Vuelta-Abajo. La esportacion aumentaria entónces considerablemente y por consecuencia la produccion; siendo mucho mayor el beneficio si el que se introduce en rama en los puertos peninsulares se sujetase á muy ínfimos derechos y en libre concurrencia. Este seria un manantial inagotable de materia prima: allá se fomentarian talleres de elabo racion; mil familias obtendrian medios de subsistencia en el desgraciado pais de las oscilaciones políticas; y aunque poco, ó tal vez nada, se perjudicase en la Isla este ramo de industria manufacturera, como lo tenemos probado con hechos en una série de años, (1) la agricultura y la poblacion blanca de aquellos campos recibiria un acrecentamiento prodigioso.

Pueden ser descarriados nuestros deseos, inflamados por el puro patriotismo; pero están apoyados por palabras del mismo Rey Fernando en su Real órden sobre estincion de la Factoría de la Habana. Que mis vasallos, dice, desde el mas rico al mas pobre disfruten de un género tan precioso de nuestro suelo.... y á Mí me resulte la gloria de ver esta selecta planta en el mejor estado de prosperidad.

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APUNTES

PARA LA HISTORIA DE LA ISLA DE CUBA.

Carta que en 12 de diciembre de 1763 escribió un padre Jesuita de la Habana al prefecto Javier Bonilla de Sevilla, dándole cuenta circunstanciada de la toma de esta plaza por los ingleses; cuyo documento copiamos de un antiguo manuscrito tan destrozado por la polilla y la humedad, que en muchos lugares hemos tenido que adivinar el sentido de las palabras para seguir adelante.

La espectacion en que he considerado tener á V. R. el sitio y toma de esta ciudad por los ingleses, deseoso de saber con algu na individualidad los sucesos particulares de esta accion lamentable, me hubiera puesto ántes la pluma en la mano para satisfacer su atencion, si lo crítico de los tiempos pasados, en que la interceptacion de mi carta era el menor daño que podia temer, no me obligase juntamente á diferir el hacerlo para tiempo mas oportuno.

Ya, por la piedad del cielo, ha llegado el dichoso dia en que

[1] Véase nuestro artículo de Balanza mercantil que publicamos en el núme ro anterior.

restituidos á nuestra libertad, tengo toda la que me faltaba para hacer esta relacion sincera y fiel: libertad que no solo reconozco ahora de los peligros que antes se temian, sino tambien del dolor que no sé si me hubiera permitido escribir en un asunto tan sensible. Yo creo que la toma de la Habana lo fué, no solo á la Monarquía española, sino á todo el orbe católico.

Mientras la España, declarada ya por el frances proporcionaba los medios de distintos modos de intimidar con estruendo ruidoso de sus armas á la Gran-Bretaña, que en estos últimos tiempos de la guerra iba consiguiendo sobre los franceses los mas ventajosos adelantamientos en ámbas partes del mundo, y mientras que proyectaba descargar todo el golpe de su brazo sobre Portugal, golpe de quien desde luego habia de sonar el eco en el corazon de de Inglaterra, ésta, con prevencion anticipada procuró ganar la mano, y haciendo salir en 5 de marzo de 62 un poderoso armamento que habia juntado en breve tiempo, enderezó á la Habana su tiro, que ciertamente se dirigia á herir al Rey Católico en las niñas de sus ojos.

No se descuidó la España en precaver su efecto, pues las órdenes que con repetidos avisos enviaba al Comandante General de la Armada en estos mares para que uniéndose con la francesa que estaba en el Guarico saliese á embarazar á los ingleses la introduccion de sus armas en la América, era un medio muy proporcionado para desbaratar sus intentos; pero fué tal la diligencia enemiga, que, con la intercesion de todos los correos y pliegos de S. M., consiguió tener á esta ciudad y á casi toda la América española ignorante de cuanto pasaba allá en la Europa; sin embargo, la toma de la fragata la Ventura, que se conducia á este puerto de los de barlovento, y se sabía por carta de su capitan estar en Jamaica prisioneras algunas presas que hacian los corsarios enemigos, de los barcos que traficaban de este puerto á los de la costa, y diferen tes noticias que el Sr. Gobernador por cartas que se le suministraban y aun verbal deposicion de sugetos que salieron de Jamayca, solo por darle aviso del armamento que se aproximaba para invadir esta plaza. Todo esto digo que contribuia á una moral certeza para que se preparase; pero nada se previno, ántes bien, mostrándose incrédulo, se burlaba de cuanto le decian.

Domingo de la Santísima Trinidad 6 de junio del año de 62, como á las 8 de la mañana se comenzó á descubrir desde el Morro por la parte de Cojimar un crecido número de velas que por instan te se aumentaban hasta doscientas. Todos conocian ya lo que era, y no sin mucho susto por la desprevencion con que estabamos: tocaban ya como sentidos lo que algunos dias antes se habia oido con desprecio; y sin embargo el Sr. Gobernador no confesaba creerlo; hasta que habiendo á la tarde observado desde el Morro, las opera

ciones de la armada, comenzó á dar algunas providencias para resistirlas. Los cañones que habia en el Morro, Punta, Baluartes y fortalezas estaban destituidos de todo lo necesario para poderse disparar, y si los ingleses enderezan la proa á la punta de la boca de este puerto, tanto este dia como en 2 ó 3 de los siguientes, hubieran entrado en lo mas interior de la bahia, sin otra resistencia que la de los navíos de la escuadra que estaba anclada en ella, y hubieran hecho su conquista en ménos tiempo; pero para mayor confusion, nuestro Dios ha permitido en todo que no hubiese tiempo para precaverlo, hasta hacer su consecucion muy imposible.

Para este efecto el Comandante del consejo de guerra que se junto compuesto del Sr. Gobernador D. Juan de Prado, del Comandante general de la escuadra marques del Real Transporte, del Escmo. Sr. conde de Superunda Teniente General, del mariscal de campo D. Diego Tabares, del Teniente de Rey, Sargento Mayor y Capitanes de navíos, dispuso en primer lugar, pasase al Morro en calidad de comandante, el capitan de navío D. Luis Vicente de Velasco, y al castillo de la Punta el de igual clase D. Manuel Briseño. Que se habilitasen estos dos castillos con la mayor prontitud de gente y pertrechos: y que, respecto á que se temia de los enemigos por los puertos de la Chorrera y Cojimar, se reforzasen estas dos pequeñas fortalezas con gente y municiones para embarazarlo: en efecto, puesto desde esta noche Velasco en el Morro, y en tierra toda la infantería de Marina, armadas y acuarteladas las Milicias, que á la voz del rebato que por todas aquellas tardes se continuó tocando en los castillos y conventos, acudieron prontamente, se comenzaron á repartir piquetes milicianos y arreglados para todos los puestos convenientes. El coronel D. Cárlos Caro, cuyo regimiento de caballería de Edimburgo acababa de llegar de Cuba, pasó á comandar las tropas de Cojimar. El coronel del regimiento fjo D. Alejandro Arroyo las de Chorrera y San Lázaro, y asegurados estos desembarcos, se amaneció el lunes fortificando la Cabaña: bien se conoció desde entónces cuanto importaba defender este ventajoso puesto por lo que podia resultar de un desembarco en Cojimar que no se podia embarazar enteramente, y así se continuó en fortalecerla con teson, formando ataques y conduciendo artillería. Entre tanto los ingleses como á las diez del dia dando fondo con algunos de sus barcos en frente de los fuertes de Cojimar y Bacuranao, distantes entre sí una legua, y ambos á barlovento del puerto, á poco rato los hicieron desamparar á ellos y á todos sus contornos de las tropas que habia en aquella playa. Es cierto que estas tropas aunque era lo mas florido de la plaza, eran tambien muy inferiores en número á las que debian resistir. Diez mil fusileros saltaron en tierra en mas de doscientas lanchas, cuando de los nuestros solo se contaban cuatro

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