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ligeramente arenoso, color de canela encendido y cuerpo, quiere decir, que la hoja esté nutrida y algo gruesa, aunque con venas delgadas. El injuria lo bueno se compone del tabaco de calidad, que por estar agujereado ó roto no puede colocarse en las dos primeras clases, agregándole el tabaco de ménos cuerpo y calidad si son grandes las hojas, y están enteras. A injurialo malo pertenecen todas las hojas demasiado rotas de cualquier clase que sean; y es lo que comunmente se llama tripa. La otra clase denominada capaduras, legitimamente es fruto de una segunda cosecha: de ella hablaremos mas adelante.

En los tiempos ominosos de la Factoría tenian los vegueros otro sistema de separacion y hacian las divisiones siguientes: limpio, basura limpia, desecho limpio, desechito, libra de tendal, quebrado é injuriado; pero como si quisiesen borrar de aquella época fatal hasta los amargos recuerdos de su existencia, se han separado absolutamente de esta práctica. En el dia muchos escogen el ta baco separando solo tres clases: injuria do bueno que comprende el tabaco bueno de las tres primeras clases, injuriado malo ó tripa, y capaduras. Despues de escogido el tabaco se procede à la operacion de betumear.

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El betum ó blandura debe prepararse con las mismas hojas del tabaco puestas en infusion en agua clara, sin agregacion de otra materia ó ingrediente; y cuando tiene el grado de fermentacion competente, lo que es facil conocer por el olfato, se aplica al tabaco suavemente por medio de una esponja, de modo que cudirla quede rociado aquel ligeramente por el agua que ésta arroja. Cada clase se vá betumeando separadamente colocándolas en sus correspondientes casillas ó apartamentos cubiertos con hojas de plátano.

Debe emplearse suma precaucion y la mayor exactitud para la operacion de betumear:,,pide en aquel momento, dice el Labrador de la Vuelta-Abajo, todos los cuidados y conatos de los vegueros; porque si se le ministra el beneficio con tanta abundancia que llega á esceder de lo que precisamente exige el cuerpo y calidad de los tabacos, forzosamente se habrán de pasar y podrir; y en consecuencia, en aquel último momento, verán con dolor perderse el fruto de los afanes y sudores que derramaron para su beneficio y cultivo; pero si por otro estremo se le dá tan desigual ó escaso que no corresponda á su naturaleza y calidad, ellos parecerán siempre nuevos, ásperos y desagradable ai olfato." Sin embargo, es preferible el defecto á el exceso de betum; y conocemos vegueros que absolutamente usan alguno.

Despues de sujetar el tabaco á esta operacion, se procede á aquellas materiales acerca del modo particular con que se colocan estas hojas para ofrecerlas al espendio; y aunque son conocidas de

todos los vegueros, nos parece que debemos manifestarlas cuando escribimos una instruccion en todo lo concerniente á este ramo.

Cabecear el tabaco es unir cierto número de hojas atándolas por la parte que estaba unida al tronco con dos ó tres de ellas; y cuarenta ó cincuenta hojas constituyen una gavilla del injuriado, segun el grueso del tabaco. El tabaco libra siempre consta de veinte y cinco hojis. Para componer lo que se llama un manojo, se unen firmemente por medio de tiras delgadas de m jagua cuatro de dichas gavillas y se colocan en tércios con separacion de clases. Estos tércios se hacen con yaguas que forman una especie de envuelta atada con sogas improvisadas de la mi ma majugua; en cuya operacion es necesario emplear fuerza, destreza y sumo cuidado, así en la colocacion de los manojos, como en el modo de comprimirlos y asegurarlos. El tércio tiene por lo regular dos tércias de ancho y algo inas de tres cuartas de largo, y dos tércias tambien de alto; que varia segun el número de manojos que se colocan. Del injuriado se acomodan por lo regular 80 manojos: de los de libra y desechito sesenta manojos en cada tércio.

CAPADURAS.

Como esta clase de tabaco es distinta de las anteriormente descritas, la que segun hemos dicho corresponde á una segunda cosecha independiente de la primera, aunque producida por el mismo plantío, hemos debido tratar de ella separadamente.

Despues de cortado el tabaco de la cosecha principal vuelve á echar renuevos y por consiguiente hojas. Mas como vienen con alguna abundancia se elige uno de estos tallos y se separan los demas, cuidando de no herir el que ha de quedar. Se limpia el campo, se labra con el azalon, arrimando tierra á los troncos.

Parece inútil advertir que debe continuar el labrador egerciendo siempre la misma vigilancia á fiu de destruir el gusano. Si esta segunda produccion de una vega es asistida con proligidad y esmero, si la tierra es fértil y conveniente, puede ser muy buena y dar un tabaco de regular tamaño y calidad. Sin embargo, siempre se diferencia del cosechado anteriormente por su figura, y aun por su sabor cuando se aplica al uso de fumar. Las hojas de esta segunda cosecha son puntiagudas y mas angostas que las otras, y por lo regular tienen cierto amargor desagradable.

Por lo demas, este sujeto á las mismas operaciones que las de la cosecha principal, asi en lo material de la cosecha misma, como en su preparacian y demas medios de resguardarlo y enterciarlo para su espendio.

Antes de concluir este tratado nos parece conveniente hacer aplicaciones del sistema de abonos al cultivo del tabaco, pues he

mos oido diversas opiniones sobre este punto esencial de la agricultura de todos los paises del mundo.

ABONOS.

Siendo un axioma tan sencillo que la tierra que constantemente se pone en contribucion va perdiendo de dia en dia sus virtudes, es necesario que el arte contribuya á reanimarlas por medio del abono. Hemos oido decir á algunos vegueros que el cultivo del tabaco es una escepcion de tan importante regla; y lo peor es que creen fundar este error con sólidas razones. ,El abono, dicen, dá una calidad á la tierra demasiado fuerte, y destruye el beneficio que producen las arenas de que debe estar provisto tod» terreno para que dé buen tabaco; y este por consiguiente produce hojas de gran tamaño, es verdad, pro con demasiado grueso y venas muy abultadas. La tierra abonada, agregan, es mas susceptible de producir, criar y esconder el gusano, perjuicio que con nada puede compensarse." Este raciocinio puede deslumbrar por desgracia á los que no tienen otro norte que la ciega rutina. Pero precisamente las vegas de tabaco son los terrenos que mas abono necesitan. En una estension reducida, se ve obligado el labrador á establecer anualmente su plantio; para esto es preciso dar repetidas labores á la tierra; y de año en año las aguas arrastran consigo porcion de la capa vegetal, y la que queda viene por su órden á la superficie por medio del arado, á sufrir la accion del sol y aun del agua, y á prestar sus jugos á la planta, en una palabra á empobrecerse hasta dar fin con esa misma capa vegetal, que en casi todos los terrenos de la Vuelta Abajo, apénas tiene algunas pulgadas; y en este sentido es en el que varios agrónomos distinguidos condenau el uso del arado, sobre todo, si es continuado y profundo. Y si el tabaco requiere una tierra suelta y por consiguiente es preciso labrarla regularmente, y útil tambien para estirpar las yerbas con facilidad, con pocos brazos y en corto tiempo, la razon dicta que debe beneficiarse por medio de un abono conveniente, un abono que se preste á ser mezclado con la tierra en la misma operacion de arar.

Los hechos mismos vienen en comprobacion de nuestro aserto. ¿Cuáles son las vegas que cuentan años y años dando una buena cosecha sin perjuicio alguno en la calidad del tabaco? Aquellas que son regadas por rios; que no tienen mucho declive, ó á lo niénos, que pueden apropiarse toda la tierra vegetal que el torrente de las aguas trae consigo. ¿Y la naturaleza no ofrece en esto una prueba en favor de los abonos, así como la dan en contrario sentido aquellas vegas que no disfrutan tales ventajas, pues que gradualmente van decayendo sus cosechas así en cantidad como en calidad? Es verdad que á orilla de algunos rios, en ciertos parages,

presenta el terreno una capa vegetal de tres cuartas de vara poco mas ó ménos, á la que llaman tierra sin término, por ser de buena calidad; y aunque no reciban abono por las crecientes ó avenidas, siempre dan buen producto, y en estas se renuevan las sales por medio del arado ligero con solo variar la superficie, haciéndola siempre nueva; pero estos terrenos son raros y privilegiados; y cuando se dan reglas para hacer fortuna no se habla con los que ya la tienen hecha; si no son dilapid adores ó insensatos, en si mismos encuentran todos los resortes de un verdadero bien, y pueden aprovecharse de los fugitivos dones de aquella esquiva deidad.

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El abono pues, hace ricos á los terrenos mas desvirtuados. ¿Y como las sabanas, pregunta el Sr. Dau, que nada producen á causa de su esterilidad, despues de abonadas, progresan perfectamente ya sean plantas, arbustos, ó árboles de toda especie aun los mas corpulentos?,,La respuesta es muy sencilla, porque se ha hecho buena por aquel beneficio la tierra que antes no servia mas que para el espurtillo. Establecerémos el sistema que consideramos mas apropiado á este cultivo.

Despues de cogida la cosecha de tabaco, quédale tiempo al veguero para otras atenciones indispensables y tambien le sobra para proporcionar del monte inmediato aquella especie de capa vegetal que cubre el terreno, producida por la putrefaccion de las hojas caidas; la que unida á estas mismas hojas, puede conducir en cerones por medio de un caballo ó mas. Irá depositando este humus ó mantillo cerca del campo donde tiene establecida la vega, y un mes ántes de emplear el arado estenderá este abono sobre la tierra, bien que seria mas provechoso dar la primera labor si el campo está enyerbado. Esta capa tiene suficiente virtud con tres ó cuatro pulgadas de espesor. No conviene tampoco cargar la mano, ni echar tan corta cantidad que desaparezca en las primeras aguas. En este estado se labra el terreno en la forma acostumbrada para que se mezcle el abono con la tierra; pero desterrando del todo la práctica de profundizar demasiado el arado cualquiera que se emplee.

Este sistema está á cubierto de todas las objeciones de los que fascinadamente desechan el abono. No hay motivo para creer que por este medio se aumente la familia desoladora de gusanos: aquí no hay putrefaccion; no hay mas que una ligera descomposicion vegetal, producida por las hojas y residuos del bosque; una leve alteracion de las sales reunidas, insuficiente para dar origen á la produccion de insectos, si acaso necesitan de estas circunstancias, los multiplicados gusanos que se notan en tierras limpias y lavadas segun espresion vulgar, donde se queman hasta las maniguas que dejó crecer el veguero en la estacion de su ócio funesto, y algo mas trascendental de lo que se cree.

La tierra por otra parte adquiere una soltura 6 ligereza y una

permeabilidad moderada, que son las circunstancias requeridas pa ra la planta que va á sostener, y logra al mismo tiempo las mas poderosas virtudes que puedan desearse.

Es verdad que no todos los labradores tienen facilidad para conseguir estos principios de fertilidad y vida para sus camposi pero quiere decir que sus recursos entónces serán muy limitados, asi como sus pretensiones: que su vega será de muy corta estension, y que aunque sea por partes puede irla abonando con los despojos de sus cosechas, con las sobras y los estiércoles de sus bueyes y ca ballos; pero de un modo arreglado y metódico. Estos materiales se amontonarán convenientemente y así permanecerán el tiempo suficiente á sufrir la primera descomposicion; de modo que despues no presente mas que un abono menudo y fácil de mezclarse con la tierra en las labores.

Para mas corroborar la opinion, afirmamos por nuestra par te la misma observacion del citado Sr. Dau, de cuyas luces é ideas tanto nos hemos valido en este artículo.,,En todas las vegas, dice, que he visitado se nota que el tabaco mas hermoso y de mejor caJidad es el que está sembrado al rededor de las casas, y esto es porque arrojan allí las basuras y los despojos del tabaco cosechado. Este hecho, conocido de todo observador que visite las vegas, demuestra que no deben quemarse las maniguas, ántes bien proporcionar á la tierra todo el abono que necesita. Estoy seguro que un cuarto de caballería de tierra abonado con inteligencia producirá mas tabaco en una cosecha que otro sia abono en tres; á lo que se agrega la mejor calidad.”

Otro de los medios poderosos de conservar las tierras en estado de buena produccion es la alternativa de cosechas. No hay cultivo que se preste mas á este sistema que el del tabaco, y sin embargo en ninguno se observa ménos. En efecto, puede cogerse una cosecha de arroz ó de maiz, que à mas de dar producto dejan despojos utilísimos para abonar. Despues del boniato ó de las papas, debe venir perfectamente el tabaco. Deben desecharse todas las plantas hortales, sobre todo las leguminosas, aun cuando despues de una sola cosecha de esta clase hayamos visto cosecharse buen tabaco: la continuacion de la alternativa con aquellas plantas es perjudicial. Seria tambien conveniente tener suficiente terreno para que solo cada dos años se sembrase tabaco en una porcion: de manera que donde en este año se siembre esta planta sirva el año entrante para otro cultivo y vice-versa. Así se conservarian siempre fértiles los terrenos.

CONCLUSION.

Este importante renglon de la industra agrícola cubana merece la atencion. de nuestro superior gobierno y todas las conside

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