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en este hacinamiento, que impide el influjo del aire y de la luz tan necesario á las plantas de cualquier género que sean. Por otra parte un plantío que exige ser visitado en todas direcciones, con infatigable constancia, desde que se establece hasta que se cosecha, es preciso que deje entre cada planta, sino un espacio libre, porque seria demasiado para el pobre veguero á quien es forzoso aprovechar terreno en lo posible y conveniente, á lo ménos, la separacion necesaria á poder andar siquiera en su eficaz pesquisa sin ofender demasiado, precisamente las hojas que constituyen lo mas pingüe de su cosecha.

Nos parece mas conforme á la naturaleza de la planta y á los intereses de los vegueros aumentar estas distancias. El labrador de la Vuelta-Abajo nos dice en su diálogo que ,,el espacio de una mata á otra debe ser por lo menos de dos tercias, con una vara ó algo mas de camellon ó calle, para impedir que las rompan con facilidad los que las asisten, y dejar ese mayor espacio donde colocar la yerba que con la azada se les quita." Adoptamos decididamente esta disposicion en la siembra.

Por lo demas, si se desea que sea fructuoso el trabajo, es preciso elegir un tiempo en que la tierra no esté empapada: vale mas que esté algo seca si hay oportunidad de riego. De este modo no hay que esperar á la buena sazon y aprovechar los semilleros ántes que las posturas crezcan demasiado: entónces basta que el dia esté entoldado segun espresion vulgar, para verificar una buena siembra, pero necesita de riego. Con todo, una sazon conveniente de pequeños chubascos es preferible á todo cuanto pueda proporcionar el arte.

A los ocho ó diez dias de practicada la siembra ya se conocen las plantas enfermas y las que han muerto. En este caso se reponen con otras del semillero, que si es posible estén del mismo tamaño de las del plantio, para que todas vengan iguales con corta diferencia, aprovechando siempre la buena sazon, que en cierto modo es mas necesaria á la resiembra, para que no queden inferiores á las plantadas anteriormente.

Dice el Sr. Dau, que con buena sazon muere la tercera-parte de las posturas trasplantadas, y que con mala sazon muere lo ménos la mitad; pero que hay hombres tan prácticos que de mil posturas que trasplantan, acaso no morirán diez." Pero sobre lo primero nos parece que hay exageracion. Hemos visto sembrar tabaco en diversos puntos por negros poco inteligentes, aunque en buena sazon, y no aparecer sino un pequeño número de matas muertas. Lo que hay de cierto en este punto es, que mientras mayor sea el cuidado que se ponga así en urrancar y en conducir las posturas del semillero, como en verificar la siembra, tanto menor será a mortandad, supuestas todas las condiciones requeridas.

Concluida la resiembra se echa dentro de los surcos con la azada la tierra de los camellones en cantidad suficiente; cuya operacion se llama tapar, y debe practicarse muy de mañana estando algo húmeda la tierra. Desde este momento comienza la necesidad de inquirir los insectos y aniquilarlos.

OPERACIONES ANEXAS AL CULTIVO.

La primera atencion y la que exige una constancia, paciencia y proligidad inalterable, es la de destruir los enemigos de esta productiva planta.

Cuéntase entre ellos un gusano conocido con el nombre de cachazudo. La planta misma anuncia cuando está siendo objeto de la voracidad de este insecto que se oculta dentro de la tierra. Cuando una mata presenta señales de amortiguamiento, es preciso escavar la tierra á su pie, y requerir con cuidado hasta dar con el enemigo. Este gusano tiene por lo regular dos pulgadas de largo; su color es cenizoso listado de amarillo luciente; la cabeza es negra y dura; provista su boca con dos garras ó dientes. Durante el dia permanece oculto como se ha dicho, y por la noche trabaja en trozar la planta por su pie ó sube á comerse las hojas. Por esto es muy conveniente hacer la pesquisa de noche auxiliados con luz artificial.

El llamado cogollero vulgarmente, por estar casi siempre posado en el cogollo, taladra las hojas y arruina la planta. Es un gusano de pulgada y media de largo, delgado y blanco con vetas negruzcas, la cabeza es dura y armada tambien su boca con dos gar ras ó dientes. La pesquisa se hace por entre las hojas y se estirpan, si hay cuidado de buscarlos surco á surco y con detenimiento; de modo que no se pase á otra planta sin requerir todas las hojas de la anterior. La operacion debe practicarse sin interrupcion, y si se suspende por concluirse el dia, ó para comer o descansar, se dejará una señal para continuar despues.

Hay otros gusanos que llaman de primavera y se estirpan lo mismo que el cogollero. Se conoce otro negro que hace caer las hojas y destruye lo mismo que los otros. Los grillos, las babosas y las vivijaguas, hacen tambien mucho perjuicio, aunque no son tan destructores. Por estos prolijos cuidados, mas que por el material trabajo de preparar la tierra, sembrarla, escardar el campo y cosechar las hojas, es de absoluta necesidad que el labrador no destine á la siembra mas terreno de aquel á que alcancen sus fuerzas. Si un hombre solo establece un plantio demasiado estenso, es claro que se espone á trabajar sin fruto; porque apénas habrá estirpado estos enemigos en la mitad de su campo, cuando la otra mitad habrá perecido, ó por lo ménos, tiene que hacer la pesquisa

con mucha prontitud y violencia, y se le escapan ú ocultan muchos de estos crueles enemigos. Ademas de esto, el labrador no debe perder de vista el principio de que conviene mucho á sus intereses cosechar mas bien una cantidad regular, pero de calidad y estimacion superior, que una porcion desmedida que desmerezca despues en el mercado.

La planta viene creciendo mientras el labrador la revista con cuidado; y cuando tiene ya como una tércia de aito, dicese entónces que está acogollando. En este estádo se aporca; operacion que se hace arrimando tierra con la azada al pie de cada planta, lo que se procura verificar por la mañana ántes que el sol haya calentado la tierra; porque le seria no ivo. En general esta operacion,. supuestas las buenas circunstancias requeridas, es conveniente á las plantas en cualquiera época que sea: porque es uno de los mayores beneficios que debe procurar un labrador, mucho mas el veguero, que por medio de ella puede aniquilar las madrigueras del destructor gusano.

A los dos meses poco mas ó ménos, de trasplantado el tabaco comienza á echar el boton en el cogollo. En este estado se le corta ó quiebra con los dedos, para contener su progreso, y que crezcan libremente las hojas. Quédanle á la planta ocho hojas poró mas ó ménos; y como están unidas al tallo de dos en dos, aunque en sentido opuesto, se llama mancuerna cada par de hojas. No es este número de hojas el que solo contiene la planta: se le dejan diez ó doce; pero las cuatro, ó cuando menos las dos inmediatas á la tierra por lo regular son malas; las estropea la azada: suelen lastimarse con el roce de la tierra y enfermarse por la demasiada humedad.

En esta misma época comienza la planta á echar renuevos en sentido lateral del tallo, los que perjudican al tamaño y calidad de las hojas, en que consiste el principal producto. Se procurará pues quitar todos estos renuevos.

Tan cierto es que las hojas pierden su jugo y por consiguiente mucha parte de su virtud que, segun el Sr. Dau,,,muchos vegueros dejan que los hijos ó renuevos del tabaco crezcan mas de

que se acostumbra, al ménos la última camada; para que las demas hojas den un tabaco pajizo para halagar el capricho de los Norte-americanos que prefieren este color." Sea lo que fuere, creemos que en el cultivo de una planta, cuya cosecha consiste meramente en las hojas, debe procurarse que estas sean de buen tamaño y calidad; y ciertamente esto no se conseguiría dejando crecer la planta al natural. Tenemos en nuestro apoyo a la esperiencia y á la práctica generalmente observada. Esplanadas, aunque suciatamente, las operaciones minuciosas para el establecimiento de las vegas, el cuidado y cultivo de esta, mineral fecundo y esplota

ble aun para el hombre mas desvalido, nos ocuparemos ahora en aquellos puntos relativos á la cosecha del tabaco en sus várias operaciones.

OPERACIONES

relativas à la cosecha del Tabaco.

Despues que la hoja esté perfectamente madura y sazonada, lo que se conoce á la simple vista por el color amarillento que toma, se procede á cortarla y cosecharla, y no ántes; porque quedaria desvirtuada: no adquiriria color, ni fortaleza, ni aroma, ni cualidad alguna apreciable. Se procede á la operacion por medio de una cuchilla corva, cortando las hojas en mancuernas, es decir, de dos en dos, y algunas de tres, pues siempre hay hojas que no tienen compañeras, sobre todo, en la parte superior de la planta; las que se van dejando en el suelo, teniendo cuidado de que no permanezcan allí mas de diez minutos. En este estado se colocan en el campo unos cujes ó varas delgadas como de 4 varas de largo, cuyas estrenidades descansarán sobre dos horquillas clavadas de poco mas de vara de alto. En estas varas se van colgando las mancuernas cuidadosamente y de modo que no queden muy apiñadas, aunque se pongan en contacto. Inmediatamente se cargan estos cujes y se conducen á la casa de tabaco, pues de lo contrario las hojas se tostarian al sol, y no podrian manejarse sin peligro de ser quebradas. (1)

La casa de tabaco está construida por el sistema rústico: maderas redondas, cobija de guano y pencas espesas de la misma palma, aseguradas por varas atadas de firme, es lo que constituye sus paredes: el techo es solo de dos corrientes y á cada costado se forma una puerta de yaguas. Es mucho mas larga que ancha, y sus dimensiones todas son proporcionadas á la importancia de la cosecha. En el interior se afirman unos andamios de maderos que sirven para colocar los cujes de tabaco, bajo de cierta disposicion particular; para que formen diversos órdenes en la colocacion de los cujes; de modo, que las puntas de las hojas no toquen á las cabezas de las que están colocadas inferiormente. Esta casa tiene di- ` visiones en los mismos andamios, á las que llaman aposentos, los que parecen no ser muy necesarios.

Allí se verifican las operaciones generalmente conocidas con los nombres de prensar ó mudurar el tabaco, escogerlo ó separarlo, betumearlo, cabecearlo, manojearlo y enterciarlo; de modo que no sale de esta casa sino para su venta.

(1) Como escribimos una Instruccion nos serà preciso entrar en todos los por menores, por insignificantes que parezcan á los ya instruidos.

La operacion de prensar consiste en colocar los cujes de tabaco en íntimo contacto, para que oprimidas las hojas entre sí sufran la descomposicion química en sus principios constitutivos, y dé orígen á las cualidades de olor, color y sabor con que aparece al fin, á lo que llaman vulgarmente madurar. Esto se hace desde que los cujes llegan del campo, en cuyo estado subsisten tres dias. Al cuarto dia se separan los cujes á tal distancia que haya tres pulgadas de uno á otro. La regia mas segura para proceder á esta operacion es inspeccionar cuando el tabaco comienza á amariHlear en los maduraderos. Para que queden los cujes mas separados se irán colocando los sobrantes en andamios superiores, y en este estado se conservan hasta que acaban de secar. Las hojas cosechadas pueden llevar adheridos algunos gusanos primaveras; es preciso pues examinarlas, porque serian destruidas con el pernicioso trabajo de estos insectos, con tanta seguridad, cuanto que no pueden ser perseguidos despues de guardado el tabaco.

En las primeras aguas de marzo ó abril el tabaco adquiere suma blandura á consecuencia de su poderosa virtud absoluta; y en este estado se procede á la escogedura, y se comienza por empilonar las hojas; lo que consiste en ir haciendo montones de tabaco ya seco, tendiendo las hojas con cuidado, unas sobre otras libres ya de la parte dura con que estaban adheridas á las plantas y que ha servido para formar la mancuerna, lo que se llama despaliilar. Dicese vulgarmente que en este pilon pasa la calentura, toma correa y buen color; pues que efectivamente mas en contacto las hojas adelantan la descomposicion de sus principios constitutivos. Creemos que es preferible á la formación de estes pilones la práctica que se observa en muchas partes de enmatular las hojas; lo que consiste en colocarlas en el mismo órden entre yaguas bien secas, formando un tercio que tenga al descubierto sus cabezas: por este medio no hay evaporacion de principios; no se secan demasiado las hojas, ni se maltratan, y se facilita la conclusion de un lugar á otro para las subsecuentes operaciones.

Despues de veinte dias, poco mas ó ménos, se procede á escoger si hay tiempo húmedo, haciendo separacion de calidades y escluyendo el inutil. Las hojas podridas y las que estab n unidas al suelo, y que se colocaron inadvertidamente en los cujes, deben desechorse; porque estos últimas regularmente tienen tierra y se deshacen al salir del pilon.

Se hacen diferentes clases de tabaco en la escogedura, y se conocen con los nombres de desechito, y no sabemos porque, injuriado bueno, injuriado maloy capaduras. A la libra y al desechito se consideran como tabaco de calidad. Pero el segundo es mejor y mas grande. Las cualidades que los vegueros asignan al buen tabaco consisten, en que sea aromático, granujoso, es decir, áspero y

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